La débil y patética Coral


Narra Coral

Apenas despierto y lo único que puedo sentir es enojo, rabia, decepción, dolor y ganas de golpear algo con tanta fuerza que el dolor sea lo único que pueda sentir, mi vida es un completa mierda.

Me levanto de la cama con fruncido ceño y puños bien apretados a mis costados, hasta siento calor, aun cuando el aire acondicionado está encendido y todo aquí dentro parece estar congelado, como mi corazón, como la sangre que corre por mis venas.

Doy vueltas en la habitación con ansiedad, me siento temblar y la rabia me agobia tanto que arde, quema dentro de mi y cada segundo que pasa quema mas y más, ¿por qué mierda la vida me tuvo que hacer nacer aquí, con estos padres miserables a los que odio con todas las fuerzas de mi corazón? Debieron adoptarme, si sabían que yo seria demasiado responsabilidad debieron hacerlo, no hacerme vivir asi, no darme esta vida tan miserable y vacía, tan triste, una en la que he descubierto en carne propia que los lujos y el dinero no hacen mas que servir de adorno, no compran la paz, no compran la tranquilidad, no compran el amor, lo único bueno que hace el dinero es comprar la droga mas cara eficiente que me hace volar por los aires y olvidarme por pocas horas mi realidad, mi cruel realidad, pero luego, todo vuelve, y es como un maldito bucle que me mata y que me lastima, aun cuando la mayor parte del tiempo intento fingir y hacerme creer a mi misma que no me duele, que no me afecta, pero lo hace, lo hace muchísimo.

Mi reflejo en el espejo enmarcado en la madera mas fina me provoca nauseas, mi vida, mi rostro, mi cuerpo, mi piel me provoca un asco y una decepción tremenda. Grito con verdadero dolor, con verdadera rabia golpeando mi reflejo con mi puño cerrado y el espejo se desmorona, pero no me siento satisfecha, lo hago una y otra vez, lo golpeo con rabia, con molestia, con dolor, sin que nadie aparezca para impedir que siga lastimándome, porque a nadie le importo, porque no hay nadie aquí para impedir que acabe con mi vida, porque estoy tan sola y vacía que si me muero justo aquí y ahora nadie se daría cuenta en días, hasta que mis malditos progenitores les de por volver a casa y descubran mi cuerpo hediondo, verde y a punto de explotar en gusanos, ni siquiera les va a doler, ¿Cómo les va a doler la vida de alguien que ni siquiera conocen?

No lloro, ni una lagrima sale de mis ojos porque dentro de mi no existe tal cosa, dejo de golpear el espejo cuando no queda nada de él, cuando mi puño se encuentra tan lastimado que no puedo ni moverlo, y comienzo a sentir dolor.

La alarma suena en mi celular, son las 7:30, debería ir al colegio, a pesar de todo a veces me entretienen algunas clases. Camino al baño por una ducha corta, ignorando el dolor tremendo de mi mano y como mi cuerpo empieza a tiritar del frio, ignoro todo eso, salgo cuando ya acabo, y pronto envuelvo mi mano en las gasas que siempre guardo en el baño, arde, duele, pero no me importa, camino a mi armario cuando ya la sangre no chorrea y me visto un vestido holgado de ramos azules, con una camiseta blanca debajo, lo acompaño de una chaqueta negra de jean, calcetas blancas y botas al tobillo, dejo mi cabello suelto, y apena lo peino con mis dedos, tomo mi bolso del colegio, mi celular y las llaves de mi coche y salgo de allí sin siquiera preocuparme por comer nada, no tengo nada de hambre hoy.

Si me preguntan la razon de mi molestia es muy clara, se suponía mis padres llegarían ayer por la noche a la casa, y aunque lo negara eternamente, tengo que admitir que quería que volvieran, la soledad no me gusta tanto como siempre suelo hacerme creer, además a pesar de todo los pocos intentos de mi mamá por simpatizarme, de alguna manera me hacen sentir un poco satisfecha, y me siento terriblemente ridícula con eso, pero tengo que admitirlo. Sinceramente lo que mas me mortifica y me hace sentir de esta forma es que cada dia, cada segundo que pasa me siento mas sola en el mundo, más triste, más vacía, y sentir que mi vida y mi muerte no le importaría a nadie realmente no es bonito ni agradable.

Al llegar, estaciono mi coche en el lugar de siempre y ahí permanezco por largos minutos, mi mano no deja de arder y pienso y repienso si bajar o irme a alguna otra parte, termino bajando y enfrentando mi realidad. Tomo mis cosas con mi mano buena y camino por el estacionamiento con rumbo a los pasillos aglomerados, hoy la multitud está mas insoportable que nunca, se meten en mi camino y no se apartan hasta que los obligo a hacerlo, hay muchas miradas sobre mi, lo que no es para nada usual tomando en cuenta que soy totalmente ajena a cada una de estas personas, no hablo con nadie y no hago nada para llamar la atención de ninguno, pero hoy, ahora no parece ser asi. Confundida escaneo mi vestuario, tal vez algo en mi hoy es diferente y por eso me miran con tanto entretenimiento y voltean a comentar con caras de curiosidad, burla, y muchas mas de desprecio. Mi atuendo no es para nada fuera de lo común, entiendo que me veo desalineada y que mi vestido es bastante vintage, pero pensaba que en este tiempo la gente no se fijaba en eso, o mas bien, no veía nada raro en eso, tal vez esa no sea la razón de sus miradas, pero no entiendo. Miro mi mano lastimada para averiguar si tal vez la sangre llama su atención, pero no, estoy limpia, a pesar de que me duele muchísimo y la siento mojada y caliente, supongo que todas las capas la mantienen fuera de las vistas de los demás.

Indignada, confundida, aturdida y molesta camino más rápido hasta llegar a mi salón, de ciencias, apenas entro camino apurada a la ultima silla de la fila junto a la pared que da con la puerta, como siempre suelo hacer, saco de mi bolsa mis auriculares para ignorar completamente las voces y mi banda de rock favorita es la que me saca de esta estúpida realidad por pocos minutos, hasta que vuelvo a ser consciente de las miradas de todos, y como al parecer comentan de mi y en serio que no entiendo nada, ¿Qué podrían estar diciendo de mí? Además de que soy un grosera, cosa que ya todos saben y por eso ni se acercan a mi.

Agradezco por primera vez en la vida cuando llega el maestro, saluda a todos, se sienta en su respectiva silla de escritorio, saca sus cosas del maletín y se levanta con ánimos de comenzar la clase, me pregunto si no estará cansado de esto, si habrá decidido ser maestro porque verdaderamente esto quería o porque no se veía potencial a si mismo para algo mejor que esto, nunca tendré respuesta exacta, pero estoy segura de que posiblemente la última es la respuesta verdadera, ¿Quién en su sano juicio querría dedicarse a esto para siempre? Es una profesión deplorable.

Comienza con el tema de hoy, y yo me quito los auriculares para poder prestar atención, solo pensar que todavía me queda otro año para salir al fin y para siempre de este lugar me produce ansiedad. Me pregunto de repente que será de mi vida en 5 años, posiblemente esté muerta por alguna sobredosis, o suicidio, asesinato, o tal vez un accidente en auto, he tenido muchos, que lamentablemente no han acabado tan mal, solo sé que no espero nada de mí, de hecho, me preocupa vivir un año más.

— Oye, peli azul — una chica con la que obviamente nunca habia tenido contacto, y que ni siquiera sabia de su existencia, toca mi hombro llamando mi atención, ¿Qué mierdas querrá?

— ¿Qué pasó? — volteo sin ánimos para escuchar lo que tiene para decirme, tal vez sea algo referente a todas las miradas fastidiosas sobre mí.

— Hey, chicas, presten atención a la clase por Dios, y si no les interesa salgan ahora por favor, interrumpen mi clase — ese profesor es un idiota, ni siquiera me he volteado bien cuando ya anda de fastidioso, quisiera matarlo justo ahora, odio que me llamen a la atención, y bese lujo no suelo permitírselo a nadie.

— ¿No puedo ni siquiera acomodarme en este estúpido e incómodo asiento? — me da rabia como me mira, y mas rabia me da que haya prestado atención a esta dirección cuando mas de uno habla en el salón.

— Controle su vocabulario señorita — me riñe con indignación.

— No me da la gana — le digo sin más, el vejete malhumorado abre su boca para decir algo y termina cerrándola para entonces volver a lo suyo ignorándome completamente, eso le conviene mas, no me costaría nada de trabajo lograr que lo despidan de aquí.

— La edad lo tiene asi de pesado — escucho murmurar a la chica que intentaba decirme algo, y pronto vuelvo a sentir su toque en mi hombro, volteo a verla con mala cara y me mira intimidada preguntando sin mas.

— ¿De verdad estás saliendo con Damián? — no me mira a los ojos, mi cara se contrae con su pregunta, no me habia enterado que salía con alguien.

— ¿Damián, quien es Damián? — frunzo mi ceño verdaderamente confundida, buscando en mi memoria a alguien con ese nombre, y no lo encuentro.

— Ay no te hagas la tonta, no te niegues que ya toda la escuela lo sabe, todo el mundo sabe que andas con el papasito de Damián, y que son mas que un polvo, Damián nunca está con alguien para algo mas que un polvo — me dice cada cosa con cierto dolor en su voz, y mi ceño se va frunciendo más y más, sintiéndome confundida, y asqueada con tan solo imaginarme salir con alguien, mucho mas si ese alguien es como ella lo describe.

Sinceramente en mis 16 años de edad nunca me he imaginado en una relación amorosa, bueno, en ningún tipo de relación, esas cosas no estan en mi cabeza ni creo que las estén, de hecho, de un tiempo para acá por comentario de una de las personas mas cercanas a mi me he estado considerando un tanto asexual, nunca me ha gustado nadie, o no que yo recuerde, tengo pocos recuerdos de mi vida antes de las drogas, comienzan a quemarme el cerebro, y no me quejo, ni me preocupo por eso, no hay nada de mi vida que haya sido bueno como para recordar.

— No sé quien es ese fulano, y te aseguro que si me entero y encuentro a quien anda esparciendo esos rumores por ahí va a acabar mal, detesto estar en boca de la gente básica — me mira indignada y me importa una mierda ofenderla en su cara, ¿Qué mierdas hace metiéndose en la vida de los demás? De yo estar saliendo con un tal Damián no debe ser problema de ella ni de nadie mas.

Apenas se acaba la clase salgo de ahí caminando sin ánimos hasta alejarme de la multitud que me mira por la razon que ya conozco, en serio me gustaría saber de quien se trata, quien difundió el rumor y saber si realmente me miran solo por pensarme novia de ese tal tipo o por algo mas, esto es fastidioso. Huyo de las miradas refugiándome bajo las gradas, suelo venir aquí muy a menudo, mientras la mayoría de las chicas se sientan arriba, luchando por ser vistas por los que juegan en la cancha yo me escondo debajo, para que no noten mi presencia, debo admitir que tambien para fumarme un buen porro, cosa que ahora no logro hacer pues no hay demasiada gente arriba, y las que hay encontraría rápidamente de donde proviene el olor.

El dolor intenso en mi mano llama mi atención, la sangre comienza a manchar la venda y el dolor es insoportable. Iría a la enfermería en busca de gasas para cambiar estas, pero sé que si ven esto intentaran curarme, y llamaran a mis padres, eso es lo último que quiero, lo que sí quiero es algo que me haga olvidar de mi estúpida mano y de las miradas de todos. Me decido por ir al baño, camino apurada hasta allí, escondiendo mi mano de la multitud que me mira con curiosidad, y al estar en el baño al fin me siento a salvo. Me meto en un cubículo y de mi bolso, dentro de uno de mis cuadernos saco la hierba que me dieron mis amigos el dia que estuvimos en el cementerio, ya casi no me queda nada, de hecho, escatimo que esta solo alcanzara para dos días más, o menos. Preparo un porro, antes que nada, lo enciendo y le doy una calada fascinada por como comienzo a revivir lentamente, por como disminuye los temblores de mi brazo por el dolor.

— ¿Qué mierdas es ese olor? — alguien más entra al baño y maldigo una y mil veces cuando por los nervios termino dejando caer al retrete lo que me quedaba de hierva y es imposible rescatarlo.

— Mierda, mierda, mierda, mierda — ronroneo para mi misma, tirando de mi cabello con mi mano buena, puta mierda. Tomo mis cosas saliendo de ahí rabiosa, y apenas pongo un pie afuera tengo los ojos de tres chicas sobre mí, no sabría decir si estaban en mi clase o tal vez son de ultimo año, en serio todos me resultan tan ajenos a mí, tan inferiores que no les tomo atención.

— Mira a quien tenemos aquí, quien iba a decir que esta desalineada muchachita iba a terminar saliendo con mi Damián — ¿Qué mierda? De nuevo con eso, intento ignorarlas y salir de ese lugar, pero se atraviesan en mi camino y evitan que pase.

— Cuéntanos pajarita, coméntanos como lograste llamar su atención cuando te ves asi — respiro profundo, tratando en serio de mantener la calma e ignorar sus comentarios.

— No sé de que mierdas me hablan — apenas murmuro intentando quitarlas de mi camino, con las ganas que traigo desde que me desperté de golpear alguna cosa, que estas tipas se estén metiendo en mi camino no les conviene para nada.

— Ahora vas a hacerte la estúpida, la rubia teñida parece ser en serio la mas afectada por la situación, y me mira con tanta rabia que me da a entender que lo que está es celosa.

— ¿Estúpida me llamaste? — dejo de intentar huir, y camino sigilosa hasta enfrentar a la alta y voluminosa teñida que me mira como si en serio se sintiera superior, quiero escupirla, golpearla y descargar toda mi ira con ella.

— Sí, estuchaste bien, mocosa, pero te diré una cosa, y espero que te quede bien claro, Damián es mio, y nunca en su vida se fijaría con alguien como tú para algo serio, seguro tiene fetiches contigo porque te ve asi, tan retraída y asocial que seguro hasta pena te tomó, que te quede claro que solo fue un chapuzón, no significas nada para el, no eres nadie, no eres nada mas que un simple polvo, uno de tantos, no te creas la gran cosa por haberlo tenido tan de cerca — en serio no puedo creer lo que oigo, siento pena, asco, y rabia porque se esté atreviendo a llamarme así, a hablarme de esa manera.

— Escúchame maldita perra, fíjate muy bien de la manera en la que te diriges a mí, es mas sabes que, mejor no te atrevas a volver a hacerlo, porque yo no tolero la cercanía de perras como tú, y te puede ir muy mal — cuando intenta alejarse tiro de su cabello horroroso, tan fuerte como para arrancarlo todo, me cuesta creer todo lo que me acaba de decir, me cuesta creerme que estoy envuelta en un lio de estos por quien sabe que mierda de la que no tengo una puta idea.

— Mocosa del demonio, suéltame — me grita intentando sacarse de mi agarre, pero no lo permito, la suelto apenas para golpear su cabeza contra la puerta de uno de los cubículos y pronto intenta defenderse lanzándose sobre mi, y mientras pasa no me lo puedo creer, no me puedo creer que yo esté envuelta en una pelea, menos por algo de lo que no tengo idea, caemos al suelo, y golpeo su cara furiosa mientras permanece arriba mio, pronto me encuentro yo en esas posición, y siento un jalón de pelo que no me permite seguir defendiéndome, entonces una de las dos interviene, y tengo menos posibilidades de defenderme cuando son dos malditas las que tengo sobre mi, tiran de mi cabello y me golpean hasta que tomo un palo de escoba que es lo primero que encuentro y con fuerza las golpeo a las dos haciéndolas quejarse.

— Conmigo no se vuelvan a meter — las escupo con verdadero asco antes de salir de ahí rabiosa, agitada, molesta, y con ganas de volver y sacarle los ojos a las dos, pero en serio que mi mano no me permite hacer demasiado.

— Maldita bruja — escucho que me gritan corriendo para intentar alcanzarme, pero de entre la multitud que permanecía fuera del baño tirándose el espectáculo, aparece este chico agitado y con cierta cara de verdadera preocupación y se interviene en mi camino.

— Coral, cariño, ¿Qué pasó? ¿estás bien? — En serio este tipo es la última persona a quien quiero cerca, pero en mi estado, ese que estoy tratando de disimular a toda costa puesta ahora sí que todas las miradas me ven sin pestañar, me toca permitir que me ayude a caminar con fingida normalidad, aun cuando en mi cabeza solo tengo una cosa, ¿Por qué mierdas me llama cariño? Le miro asqueada y confundida viendo como todos nos miran sonrientes y algunos nos hacen porras como si fuera algo que alagar, en serio y yo en serio que me siento aturdida.

— Damián hermano, nos vemos esta tarde en tu casa, Coral cuñadita preciosa, adiós, nos vemos en casa de este loco por la tarde, la pasaremos muy bien, como siempre la pasamos — Mi ceño se frunce más y más, estoy petrificada por el descaro de ese que junto con quien me sujeta se metieron en mi casa ayer por la tarde y me hicieron pasar un rato verdaderamente desagradable. Pero algo que me deja más rabiosa es enterarme de que este quien me saca de entre la gente es el mentado Damián por quien he tenido tantos problemas esta mañana.

— ¿Por qué mientes eh? Asi decías que ni lo conocías — esa chica de la clase de biología que me preguntaba por mi supuesto novio ahora me mira indignada, y tan solo la ignoro sujetando la mano que parece tener vida propia, palpita y arde.

En el parqueo al fin nos detenemos y volteo rabiosa a este estúpido cabeza hueca que tan solo se cruza en mi camino para fastidiar, y no puedo creer que haya sido tan asqueroso y repugnante como para inventar el rumor de que anda conmigo y peor, que somos novios.

— Esa tipa se volvió loca, lamento que haya pasado esto por mí, que conste que no he sido yo quien difundió el video, de hecho, ni siquiera sabía que existía hasta esta mañana, Henry se pasó, pero... no está tan mal que pienses que eres mi novia, asi se espantan algunas fans desesperadas — respiro profundo tratando de entender lo que me dice, pero ni el dolor de mi mano ni el de mi cuerpo me permiten digerir con rapidez la información.

— No entiendo ni una mierda de que significa esto, y solo espero que mañana dejen de hablar de mi y dejen de relacionarme con un cabeza hueca como tu, grandísimo idiota — no tengo fuerzas para entender ahora, menos para pelear, me alejo de él apurada hasta llegar a mi coche, necesito ir ahora con Bastián, él sabrá que darme para anestesiar este dolor y la terrible ansiedad que comienza a embargarme. Ojala me encontrara allí tambien a mis amigos, esos que a pesar de que no hablamos demasiado comparten conmigo buenos momentos, y buenas sustancias que me elevan tan alto.

Llego al clandestino lugar en cuestión de pocos minutos, la sangre de mi mano comienza a chorrear, y la ignoro, por ahora tan solo la ignoro, camino por el callejón húmedo y angosto tocando esa puerta una y otra vez, no me abre, nadie me responde.

— Bastián, Bas, Bastián — grito con fuerzas pero no me responde, nadie me responde, aun asi no me rindo, no me podría ir a casa sin nada que me ayude con esto, no soportaría la soledad en completa sobriedad. — Bastián, abre por favor — grito casi suplicando, temblorosa y sin saber que hacer, no conozco la dirección de los demás, y hasta donde sabían pasaban todo el tiempo aquí, además todos compran aquí, no creo que puedan ofrecerme nada.

— Cállate muchachita, no hay nadie ahí, ayer la policía vino y se llevó a cinco personas de ahí, entre esos el Bastián — una mujer malhumorada me grita desde el segundo nivel y lo que me dice me deja con taquicardia, ¿Qué mierdas voy a hacer? No, eso no puede ser posible, permanezco ahí, sin moverme por largos minutos más, llamando sin descanso hasta que entiendo lo que me ha dicho la mujer y me toca salir de ahí resignada. Me voy a volver loca, estoy segura de que me voy a volver loca, ¿Dónde podría conseguir drogas? Desde que consumo siempre Bastián ha estado para mi, como mi salvador, y nunca me preocupé en averiguar donde mas podría conseguir eso que tanto me gusta, y ahora me arrepiento de no haber preguntado, ¿Cómo mierdas voy a sobrevivir? Voy a morir si no consumo hoy mismo, no voy a poder aguantarlo.

Tiro de mi cabello, me abrazo a mi misma y vuelvo a mi coche golpeándome contra el volante una y otra vez, ¿Qué voy a hacer?

— ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? — me pregunto una y otra vez comenzando a sentir mi frente perlada por el sudor, esto no puede ser posible.

Conduzco por la calle sin rumbo, grito fastidiada con cada carro que se me mete en frente, arruino mas de uno y emprendo la huida sin respetar semáforos, avenidas y vías, solo conduzco como quien no tiene razon de vivir, y no las tengo, solo soy una niñita de 16, sola, sin nadie que vele por mí, y sobre todo, sin ganas de vivir, segura de que me depara un futuro horrible de seguir viva para los 20, cosa que repito una vez más, dudo demasiado.

Cuando comienzo a quedarme sin combustible decido ir a casa, tal vez si me duermo no pienso, la ansiedad tal vez no pueda sentirla, o eso es lo que creo, porque al estar en mi casa, en mi habitación, descubro que ni siquiera soy capaz de pegar un ojo. Camino con desespero por toda la zona, ignorando los vidrios del espejo que destruí, ignorando las gotas de sangre seca de las que está llena la habitación, cualquiera creería que he matado a alguien.

Salgo de mi habitación cuando una idea llega a mi mente, hay personas que en vez de ahogar sus penas y sus vidas miserables con las drogas, las ahogan con alcohol, tal vez a mi me funcione. Camino apurada al despacho de mi papá, allí tiene un completo bar del cual tomo una botella de tekila, una vez probé y resultó ser terriblemente ardiente y con un sabor desagradable, pero ahora me sabe a agua, y lo bebo sin reparo directo de la botella, lo bebo como si se tratara de agua y como quema en mi garganta me resulta demasiado placentero, no me detengo, continuo bebiendo de la botella y de a poco voy sintiéndome relajada, voy olvidando el dolor de mi mano, voy olvidando este dia terrible, voy olvidándome de mi propia existencia, esa que ha olvidado las únicas personas a las que se suponía yo debía importarles en la vida. Y por un momento en el dia vuelvo a ignorar mi existencia patética, vuelvo a sentirme viva y sin penas, vuelvo a dejar de ser patética y débil, la débil y patética Coral...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top