¿Coral Thompson con una hija?

Narra Damián

— Bien, era todo lo que teníamos para informarles, sigan trabajando, ya casi esto acaba — lo ultimo lo murmuro para mí, en serio muero de ganas de que ya esto acabe, Londres no es para nada lo mío, los días son tan grises que me provocan estar triste aun cuando no tenga razon aparente, y no dudo que sea la causa de mi preocupante estrés.

— Yo tengo que volver al hotel a buscar los documentos que se me quedaron esta mañana — Eduardo, mi amigo y socio de despide de mi con una palmada en el hombro.

— Sí, ve, solo a ti se te olvida algo tan importante — me rio de él para mortificarlo, desde la universidad era muy olvidadizo e irresponsable, aunque tenia excelentes notas y en el trabajo es muy bueno.

— ¡Oye! — me ve ofendido sin detener su caminata.

— Yo iré por un café — le digo bajando juntos el ascensor, no han sido días fáciles. Hemos tenido que venir aquí a Londres a realizar un trabajo que requería de mi atención, no era como si podía decir a cualquiera que viniera a encargarse de un asunto tan importante, y a pesar de que me costó convencer a Selena cuando le dije que tardaría unas semanas, logró entenderlo y aquí estoy a solo 3 días para al fin poder irme, ya casi todo está resuelto y han sido días de reflexión.

Londres verdaderamente es una ciudad muy bonita, y aunque prefiera Miami, Los ángeles y el caribe, tengo que admitir que este lugar es agradable y sorprendente en cierta forma. Caminar por las calles se siente seguro, y el transito no es tan irritante como en casa, tengo que admitir que de momento me gusta, como tambien me gusta el delicioso té que preparan en la cafetería a solo una esquina del edificio donde nos encontramos trabajando. Es un lugar muy agradable, por fuera está forrada de cristales y madera que hace el lugar muy cálido y acorde al clima, tiene bonitas plantas decorando la entrada y dentro huele a calor, a pan y a café, a casa de la abuela.

Cuando entro no hay mucha gente, unos cuantos comensales entretenidos en sus cosas y las dos meseras entregando pedidos, la barra se encuentra vacía, y cuando me voy acercando saludo para llamar la atención de alguna de las chicas y que me atiendan.

— Buenas tardes — saludo viendo en dirección a las dos, hasta que escucho el movimiento de alguien detrás de la barra y pronto una niña pequeña y muy bonita aparece frente a mí, obviamente se ha subido sobre algo para que pueda verla, y con una grande sonrisa de simpatía me dice.

— Buenas tardes señor, benbenido, a Day dear Coffe, ¿Qué usted quiere? — su gesto de niña grande me hace esbozar una sonrisa, y me pregunto si realmente alguien le habrá dejado a cargo, cuando voy a responderle la puerta detrás de ella se abre de la misma forma que lo hacen mis ojos ante la sorpresa, ¿Coral?

— Clarie por Dios, te pedí que no te movieras de ahí — Toma a la niña con firmeza bajándola de la silla, regañándola con tono bajo mientras yo me encuentro completamente aturdido ante la situación, ¿en serio es ella? Se me hace casi imposible creer que 4 años despues esté en frente de mí, luciendo como una persona completamente diferente, como una persona sana aun cuando a estas alturas yo ya la habia imaginado muerta, razon por la que me esforzaba en nisiquiera pensarla inconscientemente.

— Mamita pero si no estaba haciendo nada malo, estaba ayudándote — ¿Mamita? Mi sorpresa se hace cada vez mayor, al igual que la confusión, ¿una hija de Coral? La simple idea desencaja en mi cabeza, no logro imaginarla como tal y me encuentro tan confundido que siento que mi cabeza explotará en cualquier momento.

— Disculpe los inconvenientes señor ¿Qué podemos servirle? — deja de mirar a la niña, para entonces voltear a mi y casi se va de espaldas, tan sorprendida como he quedado yo — Damián — termino de confirmar que es ella cuando menciona mi nombre, y es que no es fácil creer que a una persona que hayas querido tanto, te haya dado tantos dolores de cabeza y haya desaparecido de tu vida sin previo aviso aparezca así, de la nada, como la casualidad mas grande de la vida, o tal vez haya sido el destino.

— Coral — su nombre quema a salir de mis labios, se habia vuelto innombrable desde aquel dia que me enteré de que se habia ido con Francis, detestaba tener que soportar que en mi cabeza fuera un completo masoquista que la pensaba y repensaba aun cuando me habia cambiado por otro, hasta llegué a odiarla, y despues de creer que nunca más tendría que verla la tengo aquí en frente, y agradezco no sentir mas que sorpresa ante ese hecho. — Esto es una verdadera sorpresa, tu... — intento decir algo, y sinceramente agradezco que la niña interrumpa porque tal vez lo que iba a decir estaba fuera de lugar, sigo cuestionándome como sigue viva, ¿Cómo llegó a estar bien despues de haberse convertido en un completo vegetal humano por culpa de las drogas?

— Mami, ¿él es tu amigo? — la niña le pregunta sin dejar de examinarme con curiosidad, y cuando yo pretendo hacer lo mismo con ella Coral la toma del brazo y se aleja.

— A... adiós — apenas se despide, con nerviosismo, dejandome confundido, ¿será el remordimiento por lo que me hizo que la tenia tan nerviosa? Espero que sí, seria una buena prueba de que ha cambiado para bien, pues tener remordimientos y culpas es una gran prueba de humanidad, la que ella nunca tuvo ni conmigo ni con nadie, nisiquiera con ella misma, y esa era la peor parte, ver lo poco que le importaba su propia vida, esa que tanto deseaba cuidar pero no fui suficiente para ello, al parecer alguien si logró serlo, y quisiera en serio saber un poco de que le ha pasado en estos años, espero encontrarla de nuevo antes de irme, solo por simple curiosidad.

Al volver a la oficina no logro concentrarme demasiado, sigo demasiado sorprendido por haberla visto despues de tanto tiempo, pero me obligo a prestar atención a lo que me corresponde, terminando todo lo del dia alrededor de las siete de la noche.

— ¿Qué piensas hacer ahora? — le pregunto a Eduardo mientras caminamos juntos al auto que hemos alquilado en la ciudad para poder movilizarnos, no ha sido necesario tener dos, puesto a que todo el dia estamos juntos, y por las noches cuando él decide irse de antro yo me quedo en cama, aunque no creo que pueda hacerlo hoy.

— ¿Qué crees? A dormir tan temprano no voy, tomaré un baño reparador y me iré de parranda, no es que sean muy divertidos los antros aquí, pero eso es mejor que nada, además ya solo nos quedan tres noches. — este hombre es terrible, conduzco hasta el hotel, donde estaciono en el parqueo subterráneo y juntos subimos al ascensor hasta nuestro piso.

— Creo que iré contigo — decido despues de haberlo pensado por mucho. Desde que me casé habia dejado completamente ese tipo de lugares de no ir en compañía de Selena, aunque no siempre fue asi, los primeros meses solía frecuentar bares con mis amigos, pero me di cuenta de que soy una completa bestia, no soy capaz de serle completamente fiel a mi esposa cuando me encuentro siendo tentado por otras mujeres, y maldita sea todas adoran tentarme.

Fui infiel un par de veces, y me he sentido verdaderamente culpable con eso, Selena habia cambiado demasiado por mi y yo deseaba hacer lo mismo, pero mierda, la monogamia no es algo fácil de llevar, menos para alguien como yo que acostumbraba a salir con docenas de chicas a las vez, aunque sí logré serlo una vez y estaba ciego para todas las mujeres que no eran ella, pero no salió nada bien, no gané mas que inseguridades que nunca habia tenido, tristeza y decepción.

— ¿Lo dices en serio? No puedo creerlo — bajamos del ascensor y el muy escandaloso aplaude como si se tratara de una gran hazaña.

— Voy a tomar un baño — le informo cuando llego a mi puerta y me encierro. Eduardo es un buen hombre, la vida nos juntó por pura casualidad, puesto que somos de mundos muy distintos, él era un joven humilde de un barrio de clase media y estudió en escuela pública, y yo todo lo contrario. Por lo aplicado que era en la escuela y en los muchos concursos de matemáticas y físicas que participó logró hacerse reconocer y entonces consiguió una beca en la universidad que yo, coincidíamos en casi todas las clases y pronto desarrollamos un vinculo amistoso muy cercano, acababa de perder a mi mejor amigo de toda la vida Henry, no se murió ni nada, pero se habia mudado a otra ciudad y yo estaba en duelo, con Eduardo fue fácil de sobrellevar, son muy parecidos en muchísimos aspectos.

Mientras camino por la habitación pretendiendo desnudarme y meterme al baño suena mi celular, y carajo me quedo sorprendido al ver que es justo de quien pensaba entretenido mientras paseaba por el lugar, Henry.

— Que milagro, pensaba que te habías olvidado de mi — me rio deteniendo mi camino para sentarme sobre en el sofá a una esquina.

— Eres un descarado Damián, tu lo has hecho, me enteré de que andas por Europa y a mi que estoy a poquísimas horas de ti no me visitas ni de casualidad — me reclama y me echo a reír, parece una novia peleona.

— Esto es por trabajo, quien te haya contado habia tenido que añadirlo —

— De todos modos, seguro que lo estás disfrutando con el Eduardo ese, cuéntame, ¿Qué tal las inglesas? — habia olvidado añadir que Henry detesta a Eduardo, se conocieron en una navidad que él fue a visitar, y resaltó en más de una ocasión que le parecía un hipócrita, nunca he entendido por qué le tiene tan poca estima.

— Estoy casado Henry — paso la mano derecha por mi cabeza recordando las veces que olvidé completo lo que recién le menciono a mi amigo.

— Sí, sí claro ¿acaso has tomado algo con verdadera seriedad alguna vez en tu vida? — mierda que me siento mal por como lo dice, pero no puedo reclamarle nada porque no puedo mentirme a mi mismo, y él tiene toda la razon. — No, ¿dime en serio como va todo por ahí? —

— Si te cuento a quien me encontré aquí no lo vas a creer — Coral es lo único que me llega a la cabeza, y lo sorprendido que aun estoy por su nueva vida.

— ¿A quién, a Barbara Palvin? — me pregunta burlón, tiene una obsesión poco sana con esa mujer desde un momento de su vida que nisiquiera logro recordar.

— No, a Coral Thompson — se queda en silencio, como si tratara de recordar.

— ¿Coral Thompson? — repite con terrible sorpresa en su tono de voz.

— Sí, tu vecina, bueno, la que era tu vecina — le recuerdo.

— No bromees, la drogadicta que te ilusionó y despues te abandonó por el idiota de Francis, la única chica por la que has dejado de ser un completo mujeriego —añade y asiento, si hubiera repetido eso que ha dicho dos años atrás no iba a poder soportarlo, pero ahora estoy bien, ahora la superé, y agradezco muchísimo por ello.

— La misma, la encontré por aquí, trabajando en una cafetería como una chica normal y pobre — trato de no escucharme muy clasista o arrogante, pero es inevitable preguntarme ¿Qué carajos hace la hija de la pareja de multimillonarios más conocidos en el país, trabajando en una cafetería como una chica común? y sin mencionar que su novio o esposo, o lo que sean tambien es muy rico y no tiene motivos para encontrarse trabajando allí, es una completa locura que no logro entender.

— ¡Sigue viva! No lo puedo creer — pensaba que estaba loco por pensar en eso, pero que mi amigo haya pensado lo mismo con la misma sorpresa es una prueba clara que no exageraba cuando decía que estaba verdaderamente mal.

— Lo está, y parece estar muy bien, además, tiene una hija —

— ¡QUE! No, no, no, ahora si no te creo, ¿Coral Thompson con una hija? — asiento como si pudiera verme, y rápidamente hablo confirmando lo que le decía.

— Una niña muy bonita, por cierto — ¿y como no? Siendo la hija de la chica mas hermosa que habia visto en mi vida es lógico que iba a serlo. Sigo creyendo que es la mas hermosa, pero ya estoy claro que no es para mí, no es lo que yo quiero y menos lo que necesito, a esa ya la tengo, y me ha hecho feliz en estos años que tenemos juntos.

— Es que debes estar bromeando, ¿a quien se parece de los dos? dicen que las niñas se deben parecer mas a los padres — la carita inocente y angelical de la pequeña aparece en mi mente con tanta claridad que me sorprende, no se parece en nada a ella, además que, en los ojos, y a él tampoco, y lo mas notable es que los dos son rubios, y la pequeña tiene una melena negra azabache preciosa.

— A ninguno de los dos ahora que lo pienso —

— ¿Y si no es de él? ¿Si ya no estan juntos? — me niego a la posibilidad de que no sea de él, porque de ser asi me sentiría verdaderamente estúpido al creer que Coral no era tan inocente como yo la veía, y no es específicamente porque haya estado con alguien más, si no por el hecho de que la niña posiblemente tenga tres años, y si hace tres años ella ya estaba con alguien más dispuesta a parirle una hija eso no habla muy bien de ella, pero bueno, cada quien con sus cosas.

— Quien sabe — me encojo de hombros despreocupado.

— ¡Ella sabe! Deberías volver a ese lugar y hablarle, ¿imaginas que sea tuya? — se echa a reír y sinceramente su chiste no me ha hecho nada de gracia.

— No me hace gracia — le dejo claro y pretendo despedirme, de repente me ha dado mucho sueño. — oye, ya me voy a dormir, es tarde aquí, y necesito descansar, ha sido un dia largo — lo lamento por Eduardo a quien le prometí salir con él, pero en serio que ahora solo quiero descansar, la idea de salir y emborracharme no me parece tan buena ahora.

— Adiós idiota, ve y duerme, y si logras hablar con la bruja le das saludos de mi parte, dile que recuerde lo buen cuñado que fui y se arrepienta de haber rechazado eso — ese tipo está loco, no madura para nada, me despido una vez mas y me meto en el baño para relajarme, al salir Eduardo se encuentra tocando en la puerta y con pesar le aviso que me arrepentí y cambié de planes, al final dijo que lo sospechaba y no le afectó demasiado, lo agradecí, y aproveché para tomar una siesta reparadora que tanto he necesitado todo el dia, eso despues de haberle deseado las buenas noches a mi esposa quien debe estar furiosa porque casi no hablamos por llamada hoy y a mi padre con quien sí me mantengo hablando por tener trabajo en común.

A la mañana amanece nublado, como siempre, me visto unos jeans, camisa azul oscura y saco que me ayuda tambien con el frio, y zapatos de oficina, peino con mis dedos mi cabello y salgo de allí con mis cosas y listo a llamar a mi amigo quien como imaginé se encuentra destruido por su salida de anoche, y despues de mucho rato de espera juntos bajamos al restaurante del hotel por desayuno. en la oficina las cosas no estuvieron nada diferente, muchísimo trabajo por hacer y comentarios nostálgicos de parte del grupo de trabajo con quienes ya nos habíamos acostumbrado a trabajar, hacen los deberes menos pesados y la armonía ha sido maravillosa, a pesar de que pensé que pasar tanto tiempo trabajando en un lugar que no fuera al que ya me encontraba acostumbrado iba a ser terrible me equivoqué, ha sido una experiencia muy buena e inolvidable.

A las 5:30 de la tarde como pasa rara vez, acabo con todo en la oficina, y aunque en el hotel no tenga nada que hacer y Eduardo se quedó trabajando hasta tarde por lo que no tendré nada en que entretenerme, me marcho.

Voy por mi auto al estacionamiento subterráneo, y pronto salgo de ahí conduciendo por las calles que a esta hora se encuentran mas transitadas que de costumbre. Agotado me mantengo relajado en el asiento, a esta hora por milagro el sol se encuentra despidiendo el dia, y luce maravilloso, y desde mi lugar, detenido en un semáforo logro apreciarlo con devoción, al igual que el hermoso parque justo en la esquina que se encuentra repleto de pequeños y padres que disfrutan el sol y de las ultimas horas del dia, entre esos un rostro conocido, Coral. Mi sorpresa es inevitable, y de estar apoyado sobre mi asiento despego mi espalda de este y miro fijamente hasta allí esperando afirmar que no me equivoco, y no lo hago, es ella, se encuentra sonriente con su cámara en manos y el lente enfocando a la pequeña que posa para ella de manera adorable, y tambien con una sonrisa inmensa de pura felicidad.

El ruido de los claxons de los autos detrás de mi son los que me hacen reaccionar y ver que el semáforo ha cambiado, mierda me entretuve demasiado, e inevitablemente comienzo a conducir hasta estacionarme justo en esa esquina donde se encuentra ese parque; es normal que sienta curiosidad por ella y lo que ha pasado con su vida, despues de todo éramos amigos.

Me bajo del coche pensando seriamente que decir cuando la tenga de frente, ayer me quedé completamente mudo por largos minutos, aunque bueno estaba sorprendido, eso fue completamente normal. Desde aquí las escucho sonreír, y a Coral pidiéndole a su hija que continúe posando y expresándole una y otra vez lo bien que lo hace. Tengo que admitir que, aunque era algo tan imposible como la posibilidad de que aun existieran dinosaurios para mi el hecho de que Coral fuera madre, le queda de maravilla el papel, y parece que lo disfruta bastante.

Físicamente tengo que admitir que luce muchísimo más hermosa, su cabello ya no es azul, se encuentra de su color natural, un poco mas oscuro, asi como un castaño claro y tengo que admitir que eso le hace ver mucho mas angelical, mas inocente, la masa muscular que tenia hace cuatros años se encuentra duplicada, y no, no está subida de peso, se encuentra en forma y no me imaginé que tendría tantas curvas, aun con ese uniforme de trabajo logro apreciarlo, sus pechos se notan de mayor tamaño y ni mencionar de las piernas que ha desarrollado y las nalgas, mierda Damián, no hagas eso, trato de detenerme, pero no puedo, era obvio que hace cuatro años cuando apenas tenia 16 no habia desarrollado completamente su cuerpo ni mucho menos su mente, y ahora lo está, y me tiene sorprendido.

Sin darme cuenta me encuentro caminando hasta las dos, admirando como Coral le arregla el peinado a la pequeña para seguir fotografiándola, aprovechando los rayos de sol, usándolos a su favor.

— Mami, ¿ese no es tu amigo? — mi concentración se ve interrumpida cuando la mas pequeña nota mi presencia, y me mira con esa cara de curiosa que me hace sonreír y saludarla rápidamente.

— Hola pequeña, que gusto volver a verte — la saludo extendiéndole la mano para que la tome y lo hace despues de haber mirado a su mamá como si esperara aprobación y esta asiente, pareciendo nerviosa con mi presencia, pero la ignoro, sonriendo con fascinación cuando la niña me da la mano y es tan pequeña y delicada que hace que me sienta privilegiado.

— Hola amigo de mami, ¿Cómo te llamas? — no gesticula bien sus palabras, sigue siendo una bebé y es adorable escucharla hablar, se siente cálido tenerla cerca, y mi estomago cosquillea muy raro mientras me ve.

— Damián, se llama Damián — Coral la toma de la mano alejándola de mí, logrando que voltee a verla confundido y pronto la saludo con simpatía.

— Coral, es una sorpresa volver a verte, ¿Cómo estás? — meto mis manos en mis bolsillos.

— Sí, es una sorpresa, ¿te quedas cerca de aquí? ¿o que haces en la ciudad? — me pregunta con curiosidad que trata de disimular y le respondo.

— No, la oficina en la que me encuentro trabajando está muy cerca, solo estoy aquí por trabajo, ya me voy mañana. — le cuento y ella asiente.

— Ah, espero que haya sido buena la estadía — comenta con cortesía y se siente verdaderamente raro escuchar esas palabras proviniendo de ella.

— ¿Y tú? ¿Qué tiempo llevas viviendo aquí en Londres? —

— Casi cinco años, buenos años — añade con una sonrisa y me contagia, hasta que recuerdos del pasado invaden mi mente.

— Me enteré de que te mudaste con tu pareja, pero no imaginé que vendrían tan lejos — desvío la mirada porque a pesar de todo sí me resulta incomodo el tema, aunque ya no me afecte. No me responde, mas bien abre sus ojos grandemente con preocupación cuando voltea a su lado.

— Clarie — la voz le sale en un hilo, y cuando entiendo que busca me doy una vuelta de 360 grados en busca de lo mismo, la pequeña que permanecía a su lado, viendo todo con curiosidad ha desaparecido de nuestro campo de visión, y la angustia en su rostro es demasiado evidente. — Clarie — grita en voz más alta, temblorosa, colándose entre la multitud en busca de su niña que la tiene pálida y tan temblorosa como solo la ponía la falta de drogas en el pasado.

Angustiado tambien comienzo a buscarla, tan preocupado como si conociera a esa niña de toda la vida, como si significara algo en mi vida, las mariposas que sentí hacen un momento mientras sostenía su manita se sienten dolorosas en mi estómago, aletean fuerte y duele.

Coral comienza a preguntar a todos si no la han visto, y yo trato de explicarme donde se metió tan rápido, es pequeña y puede escabullirse entre la gente, pero el lugar no es tan grande como para perderse de esta forma.

— Coral, Coral, ven, tranquilízate, no debe estar lejos, la voy a encontrar, pero tranquilízate, respira, te haces daño — apurado me acerco a ella, se encuentra muy agitada y por como sostiene pecho, justo en el lado de su corazón parece que se piensa que se saldrá de ahí, y por su cara y desesperación comienzo a sentir que asi será.

— No puedo Damián, ¿Cómo carajos me pides eso? Es mi niña, si algo le pasa voy a... si algo le pasa no lo soportaría — sollozante tira de su cabello muerde sus uñas y vuelve a buscar con desespero por todo el parque, tambien vuelvo a hacerlo yo, verla asi era algo que nunca imaginé posible, que se encontrara tan afectada por alguien o por algo en la vida definitivamente no estaba entre mis planes ver, no a la egoísta Coral Thompson, no a ella.

Con la mirada busco desesperado a todos lados, y pronto siento un alivio terrible cuando la descubro del otro lado de la calle, a punto de cruzarla Dios sabe en busca de que.

— Clarie — grito lo mas alto que puedo para que me escucha, pero con el fuerte tránsito, no me escucha, por lo que comienzo a correr hasta allí, tan rápido como si mi vida dependiera de eso, y se siente asi. Cruzo la calle para llegar a la acera en la que ella se encuentra, pero antes de que llegue hasta allí ella se va corriendo por la carretera, ignorando completamente la terrible cantidad de vehículos que pasan apurados para aprovechar el semáforo verde. — Clarie — grito más alto para que me escuche y lo hace, cuando voltea me hace un gesto con su manita para que me espere parece tan ajena al ruido de los coches y a como más de uno le pasa super cerca. No detengo mi carrera, y siento que moriré de un paro cardiaco por como cada coche que venía acelerada logra detenerse tan cerca de ella, hasta que la alcanzo, y como si se tratara de una pluma la cargo envolviéndola entre mis brazos para protegerla, justo en el momento en que un coche frena de golpe contra mí, pegándome en la espalda, y apenas puedo quejarme.

— Eso fue divertido, mi mami ya no puede cargarme — su cara de diversión me alivia en cierto modo, pero sentirme terriblemente angustiado por cómo no percibía el terrible peligro en que se encontraba aun me tiene la sangre fría...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top