Coral ¿estás celosa?

Narra Damián

— Chicos ¿no creen que es muy tarde ya? Dejen eso y vayan a dormir — Alicia la madre de Henry aparece en la puerta de la habitación y se cruza de brazos.

— Mamá estamos estudiando, ¿no es eso que quieres, que estudie? Tenemos exámenes esta semana — su hijo rápidamente finge estar entretenido con sus libros, cuando se ha pasado toda la noche entretenido con su celular, y riendo como marica cada que le llega un mensaje de Daniela, una nueva novia que tiene que lo trae muy ilusionado, solo espero que no se enamore, porque se le va a arruinar la vida, y no hay destino más cruel que ese, aunque según me ha contradicho él cuando es mutuo no es malo, yo sinceramente detesto toda esa mierda.

— Sí mi bella señora, debemos darlo todo esta semana — la cara de Peter hace que suelte una carcajada, es un completo actor, antes de que entrara la señora estaba fumando un porro que no sé ni donde lo metió, además de que minutos atrás estaba en el baño sacándose fotos de la verga para enviarla a un grupo de trabajo que tiene en el que se encuentra una chica que le gusta, según él pretende enviarla supuestamente equivocada y cuando lo vean todas se volverán locas por él, verdaderamente mis amigos no son muy maduros que digamos.

— Ya nos vamos a dormir Alicia, no se preocupe — cierro mis libros, de los tres yo he sido el único que he estudiado toda la noche, toda la semana y para ser específicos, todo el mes. Me he ahogado en los libros para matar mis penas, no he tenido buenos resultados, pero al menos he salvado el semestre que tenia casi perdido, y papá está muy contento con eso.

— Bueno, espero que sí lo hagan, de nada les vale matarse estudiando para no poder nisiquiera participar en la clase por el agotamiento de una mala noche — nos dice antes de despedirse, yo asiento con seriedad y mis dos amigos luchando por contener sus risas, gracias al cielo no me han dejado solo en este tiempo, de no ser por ello el hoyo de mi depresión seria mas intenso, y aun me encuentro tan sorprendido con mi estado, ¿Quién carajos iba a decir que yo podría llegar a enamorarme de esta manera? Esto sinceramente es una locura.

Nos despedimos y pronto la señora cierra la puerta dejándonos solos una vez mas.

— Mierda, me acaba de citar mañana en su universidad — Henry nos hace sobresaltar cuando salta emocionado sobre la cama leyendo lo que está escrito en su celular.

— No entiendo aun que vio esa mujer en ti, ¡tiene 24! — Peter detiene lo que hace para cuestionarse lo mismo que yo, solo espero que no juegue con mi amigo, él se encuentra muy ilusionado con cada una de las promesas que se han hecho, lo bueno de Henry es que sus emociones suelen ser muy pasajeras, ahora está perdidamente enamorado de esa chica, pero posiblemente despues de obtener lo que quiere, una experiencia con una chica cinco años mayor, se va a olvidar de ella, o tal vez solo reduzca su intensidad, y aunque suene muy malo para ella al fin y al cabo mi amigo es él, solo los sentimientos suyos me importan.

Los dejo discutir solos en la habitación, caminando aun cuando mi cerebro me grita que no lo haga hasta el balcón que da a la casa de al lado, y mi corazón se acelera cuando la veo ahí. He venido cada dia de estas ultimas semanas a esta casa solo para estar cerca, para observarla y cada dia mi corazón se rompe más y más, la he visto pocas veces, pero cuando ha pasado he terminado muy mal.

Quiero bajar y romperle la cara al hijo de puta al que ella se encuentra golpeando, estan discutiendo y a simple vista cualquiera podría decir que es solo una pareja de novios teniendo una pelea de esas comunes en las parejas, y duele como la mierda imaginar que así sea, que ella le haya dado una oportunidad a él, lo que es muy probable pues no se han despegado en todo un mes, y cuanto me ha dolido. Lo que me mantiene aquí, observándola y deseando con ganas desesperantes bajar y ayudarla, es que sé que no está bien, está en el hueso, pálida como no imaginé podría verse un ser humano con vida, y hasta aquí sus ojeras son notables, y mierda que me parte el alma verla asi, saber que ella se lo buscó y que yo no puedo hacer nada para ayudarla.

Me he enfrentado a ese malnacido en mas de una ocasión en el colegio y hasta lo he acosado en su casa, pero no he logrado nada mas que mortificarme cada que me cuenta como la pasan cuando se drogan juntos, y golpes por las muchas peleas que hemos tenido, ya comienzo a sentirme un completo ridículo, tal como me ha dicho ella, porque sigo aquí deseando estar con ella y protegerla cuando ya ella tiene a otro con quien hace las mismas cosas que conmigo.

Los veo seguir forcejeando y con un fuerte empujón el la deja en el suelo y corre a su coche marchándose, mis puños se sostienen muy fuerte, quiero bajar, necesito bajar, cuando pienso en darme la vuelta para correr hasta alcanzar a ese maldito y matarlo a golpes por maltratarla, choco con mis amigos, quienes se encuentran detrás de mí, viéndome con lastima y evitando que me mueva del balcón.

— No lo hagas, son pareja, quedarás mal — detesto que me miren con lastima, detesto sentir lastima de mi mismo. La simple palabra "pareja" para referirse a ellos dos me duele, y mas me duele verla aun en el suelo, arrastrándose por el pavimento, nadando en un mar de vomito que ha salido de su boca y ella nisiquiera se ha inmutado.

— Está mal — sollozo, me duele como si se tratara de mi mismo, está mal, está muy mal, se sigue arrastrando hasta encontrar con que sostenerse y con su brazo sobre su vientre se levanta y llega a su meterse a su casa con paso de tortuga.

— Lo está, ¿y si hablamos con sus papás? — Henry da la idea y niego al instante.

— No les importa, por su culpa ella está asi — es lo que digo antes de volver a la habitación y recoger mis libros. — vamos a dormir, es tarde — apago las luces y me tumbo sobre la cama, en la esquina derecha, es la que siempre me toca cuando dormimos juntos, y esos dos se pelean por cual dormirá en el medio detestan ese lugar, yo tambien lo hago, es la parte mas incomoda.

Por la mañana despierto mas temprano que los dos, para ser exactos nisiquiera he dormido mas de dos horas, ya es común en mi en este tiempo, ¿Cómo dormir tranquilo cuando la chica que amo se encuentra cavando su propia tumba? Es completamente imposible hacerlo sin pensar en ella. Me levanto de la cama yendo a cepillar mis dientes, lavar mi cara y colocarme la ropa que tengo guardada en el armario de Henry, siempre suelo dejar piezas aquí, para los días que me quedo a dormir, tambien él hace lo mismo en mi casa. Me encargo de despertar a los dos cuando son las siete y como zombis se levantan y comienzan a alistarse. Cuando estamos listos bajamos a desayunar, en la armonía de una familia nuclear, Henderson, el mayor despues de Henry tiene 14 y es un completo Emo, he escuchado su voz pocas veces en todos los años que llevo conociendo a esta familia, Hannah, tiene 10 y es una niña verdaderamente adorable, no para de hacernos historias mientras desayunamos a gusto, mientras Alicia mece entre sus brazos al recién nacido Harry, el cual es el único hijo que Alicia comparte con su nuevo esposo, aunque los otros tres también lo quieren como si fuera su propio papá.

Cuando terminamos de desayunar cada uno se va en su respectivo coche hasta el colegio, ese que se ha convertido en mi infierno personal. He perdido el respeto de todos, aunque bueno, la mayoría de las chicas solo se encuentran fastidiadas y cada que me ven no paran de hacer comentarios detestables comparándose con Coral, y detallando las razones por las que debería elegir a cualquier otra menos a la peli azul.

La primera clase se vuelve eterna, solo agradezco que es la única del dia, despues tomaremos la prueba de letras y podremos largarnos. Trato a toda costa de concentrarme, pero no lo logro, menos cuando escucho toces en el pasillo, muchas toces con agonía, y esos pasos suaves que ya conozco, Coral, es la que pasa corriendo apurada en dirección al baño, y yo como un idiota no tardo en salir del salón, sin importarme nada, salgo siguiendo su recorrido, hasta el baño de las chicas. Me meto dentro de este y despues de asegurarme que no hay nadie mas aseguro la puerta, he anhelado unos minutos a solas con ella en todo este mes, ella pasaba de mi, y en presencia de mis amigos no podía seguirla, siempre lo evitaban explicándome que no iba a lograr nada con eso, nada mas que humillarme y perder la poca dignidad que me queda.

Me detengo junto a la puerta del cubículo en que se encuentra, parece que vomitando, una vez más, me pregunto qué coños le estará dando ese maldito para tenerla asi. Siento que pasan horas, horas en las que ella continua tosiendo y vomitando agónica, horas en las que mi corazón no para de latir acelerado, porque la tengo a una puerta de distancia y nisiquiera sé que voy a decirle, para ser claros nisiquiera sé para que la seguí, no quiero que me insulte, no de nuevo, no creo resistir otro desplante de su parte, porque me siento vulnerable, y sé que la mínima cosa que me diga me va a destruir, y lo peor es que estoy casi seguro al cien de que no va a reaccionar bien al verme, y aun asi aquí me encuentro, porque soy un masoquista, porque he sido uno desde el primer instante en que me dejé llevar y me he enamorado de ella.

Los minutos que pasan en los que ella se encuentra ahí dentro se sienten como una eternidad para mí, una eternidad en la que mi corazón no para de sentirse desesperado, mis manos no dejan de sudar y la angustia me mata porque sigue tosiendo y vomitando, hasta que me decido al fin por llamarla, por hacerle saber que estoy aquí, no puedo quedarme todo el rato aquí sin hacer nada.

— Coral — su nombre sale de mis labios y me quema, habia sido la innombrable en todo el mes, aunque en mi cabeza no paraba de mencionarla. De repente las toces cesan y el silencio en todo el espacio se vuelve sepulcral, como si el tiempo acabara de detenerse, y se siente desesperante. Hasta que la escucho moverse ahí dentro y el seguro del cubículo se abre moviendo lentamente la separación, el tiempo se detiene para mi en lo que tarda para aparecer en mi frente, y cuando la tengo ahí, a menos de tres pasos frente a mi siento como si todo mi mundo se resumiera a este momento, como si todo lo que necesitara en mi vida fuera ella, y mierda que duele.

Cierro mis ojos por instinto, esto es demasiado para digerir yo solo.

— ¿Qué... que haces aquí? — su voz apenas se entiende, parece que le cuesta hablar, y como tose despues de formular la oración es prueba de eso. Abro mis ojos, y la veo.

— ¿Qué... que te pasa? — desvío mi mirada a todos lados, antes de verla a ella, por solo unos segundos, me duele hacerlo, porque quiero hacer tantas cosas ahora que la tengo en frente y saber que no puedo nisiquiera acercarme me mata.

— Na... nada — su voz se quiebra, y sus ojos se cristalizan eso si puedo notarlo, y ahora no puedo despegarle la vista.

— Dime, ¿estás enferma? — sé que lo está, tan solo quiero saber si algo mas le pasa, lo cual es casi obvio.

— No — asegura cubriéndose mas y mas con el abrigo que la cubre, y mi mirada se dirige a sus manos que lucha por cubrir, descubro rápidamente los morados en estas.

— Mierda Coral, ¿Qué estás haciéndote? — jadeo lleno de miedo, de dolor de impotencia quitándole el abrigo sin su consentimiento, no tiene fuerzas para evitar que lo haga, y cuando nada cubre sus brazos me doy cuenta que es peor de lo que imaginaba. — ¿Por qué? — sollozo, cubriendo mi cara con mis manos, esto duele.

— No te importa, no finjas que es asi — se cruza de brazos con mucha precaución, como si hasta eso le doliera.

— Sí me importa, me importas maldita sea, me importas mas de lo que yo mismo tolero y detesto haberte dejado entrar a mi vida, porque por tu culpa se ha vuelto una mierda — le obligo a verme, lleno de dolor, de rabia e impotencia. — eres la persona más egoísta que habia conocido, y detesto haberme enamorado de ti, en serio lo hago — descubro dolor en sus ojos por lo que le digo y eso me hace sentir satisfecho, al menos queda algo de humanidad en ella.

— ¿Por qué no me hablabas? — le miro indignado, sin poder digerir lo que acaba de preguntarme, ¿Qué mierda?

— Bromeas ¿verdad? ¿eres capaz de hacerme esa pregunta — poso una de mis manos en mis carderas y con la otra tiro de mi cabello, indignado, irritado.

— No bromeo, dime, porque si según dices me quieres, y dejaste de hablarme — me quedo casi boquiabierto, sus neuronas no estan funcionando bien.

— Me humillaste, me insultaste delante de todo el colegio, y te fuiste con ese hijo de puta despues de restregármelo en la cara, no tienes una idea de lo horrible que la he pasado todo este tiempo, imaginando que carajos haces con ese aprovechado, y me preguntas ¿Por qué no te he hablado? — doy vueltas en círculos frente a ella.

— Solo te ha dolido porque ya no hago cosas contigo, solo me querías para usarme cuando estaba drogada, sexo es lo que buscaste siempre —

— ¿Eso piensas? ¿Qué solo quería cogerte? Mierda Coral — me duele, me duele cada palabra suya, cuando la veo, y si no la quisiera de verdad hace rato me habría largado, nisiquiera la habría seguido.

— Estoy segura de eso — intenta darse la vuelta e irse, pero tiro con cuidado de su brazo y lo evito.

— No tienes idea de nada, porque estás ciega por ese vicio, porque eres egoísta, si quisiera coger cogería con cualquiera en esta maldita escuela, te aseguro que mas de una por ahí tengo disponible, y te aseguro que con mas carne que tú, y mírame aquí, como un maldito idiota como he estado desde que pasamos las primeras palabras, pero no ves nada, y dudo que lo hagas alguna vez en tu vida porque estoy seguro de que te queda muy poco de ella si sigues en ese camino — la obligo una vez más a que me mire, y sus ojos se cristalizan mas y mas, se encoge como si sintiera vergüenza.

— Entonces... entonces ¿Por qué me quieres si nadie mas lo hace? — su labio inferior tiembla al tiempo que lleva sus deditos a sus ojos para retirar las lágrimas.

— No lo sé, simplemente lo hago, y me duele demasiado que tu no puedas comprenderlo, que dudes de algo tan puro como esto — una luz de esperanza se enciende dentro de mí, cuando me mira de esa forma, como si creyera lo que le digo, como si eso le causara emoción, pero antes de que diga alguna cosa cubre su boca con su mano y me empuja hasta quedar junto al lavamanos, donde vuelve a vomitar, y con delicadeza la tomo de los hombros para que no termine golpeándose con la cerámica, sus brazos se ven tan débiles que siento que podrían romperse si se apoya de si misma, y me toca poner mi mente en blanco para no morirme de la angustia por como se sienten los huesos en sus hombros.

— Coral, dime que te pasa, por favor, puedo llevarte a la enfermería, o al hospital si quieres — le pregunto una vez más, intentando verle a la cara cuando acaba.

— No quiero Dam, no necesito enfermeras ni doctores, solo a ti, solo te necesito a ti — se desploma sobre mi, sollozando, y envolviendo sus brazos con mucha fuerza a mi alrededor de mi pecho, y mierda se siente bien sentirla contra mi, aunque me esté doliendo como la mierda su estado.

— ¿Lo... lo dices en serio? — creerme lo que me dice no es un trabajo fácil, no cuando hace poco pensaba que me detestaba, solo asiente contra mi pecho, aferrándose más y más, sintiéndose pequeña entre mis brazos, haciéndome sentir útil y valioso en su vida.

— Quiero estar contigo — lloriquea hundiendo su cara en mi pecho, aferrándome mas fuerte y yo sin poder creérmelo tan solo le correspondo.

— ¿Tienes hambre? — asiente sin dejar de aferrarse.

— Llévame a tu casa — me pide sollozante y no tardo en hacerle caso. Con ella aferrada de mi salimos del baño, afuera unas chicas esperaban para entrar y si llamaron no me di cuenta. Ignoro exitosamente a todos los que nos miran el los pasillos, imagino todos recuerdan aquella pelea que tuvimos, y por eso algunos se ríen. Llegamos a i coche y la ayudo a entrar, voy a mi asiento y comienzo a conducir, silencioso, sintiendo una marea de emociones nadar en mi interior, me siento emocionado, pero sigo encontrándome en la palma de su mano, y no es buena la sensación de agonía que sientes cuando dependes de una personas que no es consciente nisiquiera de su propia vida, que no puede mantenerse a sí misma a salvo.

Llegamos a mi casa, y agradezco en serio que papá no se encuentre, si la ve va a hacer muchas preguntas. Antes de subir a mi habitación le pido a la empleada que prepare algo rico para desayunar, en gran cantidad porque sé que ella lo necesita, yo por mi parte tengo un nudo en la garganta tan atado que no me permitiría digerir nada.

En la habitación ninguno de los dos dice nada, ella parece muy perdida en su mente, y de a ratos la veo cerrar sus ojos y dormirse sentada. Cuando llega el desayuno le pido que lo coma, ella no se hace de rogar, comienza a comer hambrienta, y siento calidez en mi pecho mientras la veo hacerlo, tanto que termino sonriendo fascinado, hasta que ella me mira con cara incrédula.

— ¿Te divierte verme comiendo? — finge estar ofendida, y pronto se ríe conmigo logrando que mi mundo gris de repente se pinte de colores.

— Es que parece que no habías comido desde hace mucho — termino diciendo y ella vuelve la vista al plato casi vacío.

— Lo he hecho, mas seguido que nunca, pero es la primera vez en semanas que no lo vomito todo — me cuenta y frunzo mi ceño confundido.

— Entonces sí estás enferma —

— Llevo mucho tiempo enferma — se ríe con ironía — creo que es... que mi cuerpo rechaza lo que estoy usando ahora — me dice como si nada acabando con su ultimo bocado.

— ¿Por qué no lo dejas entonces? Si sabes que te hace mal — le pregunto con molestia, y me ignora.

— Eso es imposible — asegura levantándose, pero pronto vuelve a su lugar. — quiero... quiero darme un baño — me pide y asiento, señalándole el camino hasta el cuarto de baño, lo sigue a paso lento y pronto se pierde de mi vista por pocos segundos antes de aparecer en la puerta una vez más. — ayúdame — me pide, y despues de dudarlo mucho camino hasta ahí. Apenas entro levanta sus brazos indicándome que le quite la camiseta, su gesto es adorable y me contagia con la sonrisa que me ofrece cuando la retiro, tratando de ignorar todas sus marcas.

— Coral... eso es inhumano — se ha inyectado hasta en los pechos.

— Oye... no digas nada ¿sí? — me pide dándose la vuelta para quitarse el largo pantalón, y me obligo a quedarme, a ignorar que en sus piernas tiene el doble de las marcas que en sus partes superiores. Dejo de verla, caminando hasta encender la regadera, y ajustar la temperatura del agua, no demasiado tibia. La ayudo a meterse debajo de esta, y se queja abrazándose de si misma antes de dejarse sentada en la bañera y dejar que el agua la limpie.

— ¿Me extrañaste? — me pregunta mientras lleva sus piernas a sus pechos y se envuelve a si misma como un ovillo.

— No tienes idea de cuanto — confieso dejandome sentado junto a la bañera, en frente de ella.

— Se me hace muy difícil creer que es cierto — frunce sus labios sin dejar de verme en ningún segundo.

— A mi se me dificulta creer que estás en frente de mí, de verdad — me inclino hasta tomar mi esponja de baño y el gel, comenzando a deslizarlo por su piel. — ¿te ha hecho daño? — termino preguntando, sus marcas no son solo por las inyecciones, tiene rasguños, muchos y marcas de dedos.

— ¿Quién? —

— él, tu nuevo amigo — me lleno de rabia el simple hecho de pensarlo.

— No es mi amigo —

— Tu amante entonces —

— Que asco, no — me mira asqueada, negando con la cabeza.

— Vas a negar que te ha usado, como paga por darte drogas — dejo de limpiarla, viéndole a la cara lleno de ira.

— Yo no me vendo por drogas, ni tampoco dejo que nadie me use — me dice tajante, fulminándome con la mirada. — si piensas que lo hacía contigo por drogas estás equivocado —

— ¿Entonces no lo hiciste con él? — ilusión en mi ser.

— No idiota — me dice, lo mas segura de lo que la habia visto antes, y se siente demasiado bien en mi pecho.

— ¿Conmigo por qué lo hacías entonces? — busco su mirada, con ilusión.

— Nisiquiera lo sé — me confiesa con sinceridad. — tampoco sé por qué en estas ultimas semanas tan solo me he drogado para estar contigo — no me permite verla, y parece muy afligida.

— ¿Eso que significa? — me encuentro muy confundido.

— La heroína me pone a ver muchas cosas — se ríe. — he escuchado que uno alucina cosas que te hacen feliz, y he descubierto muchas cosas últimamente — sonríe y entonces me ve. — Que guapo estás — mierda ¿Por qué me hace esto?

— Tú lo eres siempre — sonrío acariciando su melena mojada.

— No, doy asco, no me ves — niego rápidamente con la cabeza.

— No, solo estás pasando un mal momento —

— Sí, y tu tienes a un montón de chicas mas guapas que yo muriendo por ti — no puedo evitar reír por su tono.

— Coral ¿estás celosa? — le veo sorprendido e indignado.

— No lo sé, nunca he estado celosa — confiesa con inocencia y me echo a reír.

— Pues ahora lo estás, y que quede claro que para mi tu eres la chica mas guapa de todo el universo — le dejo claro acariciando con ternura su rostro angelical.

— Si dices eso en serio entonces estás muy loco, y ciego — me mira seria y se levanta con mucho esfuerzo para terminar el baño. La ayudo a salir y colocarle la toalla, prestándole despues un bóxer que hace tiempo dejaron de servirme y una camiseta que le queda como bata.

— ¿Te sientes mejor? — le pregunto peinando su cabello en frente del espejo del baño.

— Desde que te vi — sonríe mirándome en el reflejo, y siento como mi corazón se acelera, estoy perdido, mucho mas cuando se da la vuelta y me mira a la cara, antes de ponerse de puntillas con mucho esfuerzo y alcanzar mis labios, y el contacto se siente ardiente, fascinante, alucinante, es el contacto que habia anhelado todo el mes y ahora lo estoy adorando. Es el beso mas inocente que habia dado y recibido en mi vida, está cargado de tantos sentimientos que no podría definirlo con palabras, y no tarda demasiado, ella lo acaba, con un ultimo pico en mis labios y mirándome a los ojos me dice. — Eres adorable — me echo a reír con nerviosismo.

— ¿Adorable yo? — me burlo y ella asiente.

— Muchísimo — sonríe — me das de comer, me bañas, me pones la ropa y me peinas como si fuera un bebé frágil, y se siente muy bien, nunca nadie me habia cuidado tanto — confiesa con ojos cristalizados y vuelvo a besarla, no quiero que esté triste, ni nostálgica, la quiero ver bien, siempre.

— Tu me inspiras cuidarte, lo quiero hacer siempre, déjame que lo haga — le pido suplicante y ella sonríe fascinada asintiendo. — Ven, ahora te toca dormir — dejo un ultimo beso en su cabeza guiándola hasta la habitación, juntos nos encamino a la cama. Ella se acomoda de inmediato, y al quitarme los zapatos tambien lo hago, a su lado, hasta que ella me da la espalda y tira de mi brazo para que la rodee, ya me ha dejado claro que adora esta posición. — ¿Estás cómoda? —

— Muchísimo — asiente antes de empujarse mas hasta mi cuerpo, acunando su trasero con mi masculinidad que no pretende despertarse, no es momento para ello. La siento tan relajada que mi corazón se vuelve un puño, me demuestra que confía en mí, que se siente segura conmigo y eso me vuelve loco. — Dam — me llama despues de largos minutos de silencio en los que pensaba que ella dormía.

— ¿Qué pasa pequeña? — se siente frágil entre mis brazos.

— ¿Sabes por qué no te he extrañado? — siento un pinchazo en mi corazón, tenia esperanza de que lo habia hecho y ahora me dice esto.

— ¿Por qué? — trago pesado.

— Porque siempre estás aquí — deja mi mano en su corazón y siento como el mío se acelera. — y aquí — y despues a su cabeza, y la sonrisa que se planta en mi rostro es el reflejo de la alegría que invade mi corazón, tal vez no todo está perdido...

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