T2-Prólogo

El coche negro casi se podía fundir con la oscuridad del camino salvo por las luces. Una lluvia caía, era un día negro con un poco de viento, de esos que tanto le gustaban a la familia Addams con unos cuantos truenos en la lejanía. El vehículo iba sopesando cada curva y no tardaron mucho en llegar a las puertas de la mansión que se abrieron cediendo el paso. Luego, el coche entró hasta meterse en el garaje donde sería secado y limpiado pues al chofer le gustaba tenerlo siempre limpio e impoluto. También para mantener la imagen de la familia.

—Llegamos—anunció el hombre antes de apagar el vehículo.

Un chico joven salió y mantuvo la puerta abierta para la pelinegra. Allí estaban, Tn y Miércoles, tras terminar los exámenes y despedirse de sus compañeros, tocaba regresar una temporada a la mansión. Aunque podían haberse quedado en Nevermore, casi todos se marchaban, salvo los que no tenían un lugar donde ir al ser huérfanos. Pero Miércoles regresaba por un motivo, su abuela estaba allí y aunque odiaba pedir ayuda, necesitaba de su sabiduría para entrenar sus poderes o al menos, ser capaz de manejarlos.

—Hemos llegado señorita Addams—dijo Tn muy cortés.

—Olvida esos honoríficos—le miró—estás aquí como mi pareja, pero debo admitir que me gusta cuando puedo tener poder sobre ti—le esbozó una leve sonrisa—quizás luego requiera de tus servicios—le acarició la tela de la corbata antes de separarse.

Luego, volteó a ver a Large para ordenar que subiera junto a Tn unas maletas.

Los tres entraron por una de las puertas hasta llegar a donde estaban sus padres, hermano y abuela quien parecía tener mucha más edad de la que realmente tenía.

—Mi pequeño escorpión...te ves tan pálida como siempre. Y Tn, muchacho, que bien hicimos en contratarte—les dio un abrazo que correspondieron y luego lo mismo con la mujer.

—Así que mi pequeña flecha venenosa tiene pareja eh—soltaba una carcajada la mujer mayor—veo que ha infectado un veneno mucho mayor—miró a Tn.

—Si, ya se suele decir...el veneno se combate con veneno—desvió la mirada a su chico—de todas formas, debo hablar contigo abuela. Es sobre mis poderes...tú mejor que nadie sabes cosas.

—Oh, hablaremos tomando un té, pero por hoy descansa—un trueno cayó no muy lejos retumbando en la mansión—debes estar cansada por el largo viaje, y para controlar tu poder, tienes que estar llena de energía...negativa—se volvió a reír.

Ambos fueron al cuarto de Miércoles, era tal y como esperaba, oscura y siniestra pero el mayordomo estaba muy acostumbrado. Él colocó sus cosas en uno de los armarios y luego ordenó la de Miércoles.

—Espero que te guste mi cuarto, sino...poco importa—se fue cambiando y el chico la abrazó por detrás antes de besarle el frío cuello—luego...—susurró ella—ahora, tenemos que bajar a enseñarte los pasillos de la mansión, eres mi mayordomo y deberás orientarte como tal.

—Estoy lista...señorita Addams—le tomó la mano antes de besarla.

—Admito que me gusta cada vez más cuando haces eso—contestó antes de tomarlo de la mano para marcharse del cuarto.

Tn veía cada pasillo, pintura, pequeña escultura o muebles de gran calidad. Cuando fue contratado apenas vio algo del lugar y realmente era increíble la cantidad y variedad de cosas que guardaban allí. Miércoles le enseñó las mazmorras, su parte favorita de la mansión, había un multitud de herramientas y máquinas de torturas con manchas rojas.

—Supongo que no es ketchup—comentó el joven.

—Exacto, mucha gente idiota entra a robar en nuestra casa...y acaba como ves...torturada...ah...añoro los gritos de dolor—se abrazó a sí misma—si tienes suerte podrás ver el espectáculo en el caso de intentar robarnos.

Tn junto a Large se encargarían de la cena, prepararon algo delicioso y el joven se ganó el cariño de la abuela, decía que le recordaba mucho al padre de Miércoles así vestido de negro.

—Solo que menos gordo y más alto—soltó una risa.

—Estoy relleno de odio...¿verdad querida?—le tomó de la mano antes de empezar a besar a su esposa quien sonreía.

—Argh, guardad eso para la cama—comentaba la abuela antes echarse un poco más de vino—supongo que ustedes dos ya lo habrán hecho, ¿cierto?—miró a Tn y su nieta—eso espero, porque sino pierden su juventud...ah...la cantidad de veces que hice sonar los muelles de la cama—otra risa de su parte.

—Abuela, guarde sus comentarios para su grupo de amigas—contestó Miércoles.

—Casi todas están criando malvas—soltó una vez más esa carcajada—quería haberme quedado con sus esqueletos y ponerlos en sus asientos cuando nos juntábamos pero sus familias se negaron.

La mujer miró a Pugsley.

—Y tú espero que encuentres a una buena mujer, y también que hayas usado lo que te di—comentó la anciana.

—Si, lo utilicé—era una navaja—le di su merecido a esos. 

No era una navaja cualquiera, sino que encima estaba electrificada.

—¡Así me gusta muchacho!, este chico me llena de orgullo—dijo la abuela—¿os he contado aquella vez que le corte la oreja a un idiota y le llame Van Gogh?.

—Si, muchas veces—Morticia terminaba su comida.

—Nosotros nos retiramos—dijo la pelinegra antes de levantarse y llevarse a Tn.

—Ah, ya van a darle al tema eh...¡déjalo seco nieta!—escuchó decir mientras se marchaban por el pasillo.

—Tu abuela es...distinta a lo que pensaba—comentó Tn—un poco sombría como tu familia...pero distinta.

—Si, y más cuando bebe vino. Ahora quiero relajarme escuchando la lluvia—dijo ella.

Los dos en la habitación se tumbaron con unas velas iluminando la habitación. Miércoles estaba apoyada en el chico y disfrutaba de estar así. Se tapaba por él, ya que tenía algo de frío. Tn escuchaba a veces ruidos, pero era normal según su pareja.

—Adoro estar de nuevo en casa—dijo ella—tengo todo lo que necesito...ahora falta que algún ladrón entre a intentar robarnos y poder sacar sus ojos—sonreía con esa idea.

Pronto se fueron a dormir pues tenían algo de sueño por todo el viaje hasta allí y con aquel tiempo, enseguida se durmieron.

En la mañana, Tn no estaba en la cama y Miércoles al levantarse lo vio llegar con una bandeja con el desayuno.

—Aquí tiene señorita Addams—dijo colocando la bandeja.

—Gracias, ¿ya has desayunado?

—Así es

—De acuerdo, ahora siéntate a mi lado...me gusta tu compañía.

Él obedeció y disfrutaron de un buen desayuno ya que ella compartió un par de tostadas ante la sonrisa del chico. Le costaba diferenciar el momento de servidumbre y de pareja, pero no le daba mucha importancia. Lo importante, es que estaban juntos.

Continuará...

Bueno gente...se viene 2 temporada...espero que les gusten las ideas que tengo en mente  :D

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