22-Amor de Miércoles
Habían transcurrido ya algunos días desde lo sucedido. Miércoles y Enid, ya sin preocupación alguna por el caso de Marina, regresaron a clases. Realmente no pensaba que alguna vez lo diría pero la pelinegra se alegraba de estar en las aulas. Ese aburrimiento significaba una cosa, que no tenía que preocuparse por nada. Incluso su mente ahora estaba mucho más despejada y no tenía esas molestias en la cabeza por saber si Tn se encontraba bien.
Tras terminar las clases, ambas regresaron al dormitorio donde encontraron a Tn planchando su ropa y con un buen montón a su lado.
—¿Se puede saber qué estás haciendo?—preguntó ella acercándose con la mirada fría—deberías estar descansando.
—Ya estoy algo mejor y estaba hasta aburrido de estar tumbado—ella vio como hacia las cosas y se percató que por mucho que desease, iba lento.
—No hagas eso—le quitó la plancha—ahora ve a tumbarte, necesitas reposo.
—Pero...
—Nada de peros, la loba lo hará—dijo enfadada.
—¿Y por qué yo?—preguntó ella sorprendida.
—Tn lo ha hecho por ti un montón de veces y limpiado la ropa. Ahora es tu turno de devolver el favor—contestó—así de paso aprendes.
Enid se puso manos a la obra y enseguida le pilló el truco. Lo hizo mientras tenía los cascos puestos. El chico estaba tumbado siendo revisado por la pelinegra quien de vez en cuando lo miraba de reojo.
—Te he echado de menos—al decirlo, el corazón de Miércoles dio un vuelco—gracias por salvarme la vida.
—No ha sido nada—volteó a mirar a otro lado pues estuvo algo sonrojada—te recuperas bien, puedes volver a ponerte la camisa.
El chico obedeció y luego se tomó unas pastillas para aliviar el dolor. Miércoles también le dio de comer pues había pasado esos días mucha hambre. Aún así no se rindió y permaneció fiel a su chica fría y sin sentimientos.
En cierto punto era hasta tierno ver a la chica preocuparse por Tn quien estaba siendo cuidado y Enid tras terminar dijo que era algo agotador. Ahora valoraría mucho más el trabajo de Tn. Y se despidió pues debía ir a Jerichó con Yoko para unas cosas de una fiesta que se iba a celebrar en Nevermore tras terminar los primeros exámenes. Pero también se llevaría a Cosa con ella para protegerla, aunque solamente fuera una mano, resultaba muy fuerte y sabía manejar el cuchillo.
—Por fin un poco paz—ella se tumbó a su lado con un libro.
—Si, siempre tan llena de energía—dijo en referencia a la loba—pronto será su cumpleaños y deseo regalarle algo.
Ella lo miró con el ceño fruncido.
—Arriesgó su vida por mí—él se sentía mal—quiero en parte devolverle ese favor.
—Ya veo, tienes un punto
—¿Estás celosa Miércoles?
—Claro que no.
Él le tomó el libro, lo cerró antes de dejarlo a un lado y se colocó encima de ella.
—¿Se puede saber qué haces?, ve a descansar—en ese segundo fue besada dulcemente—no...no hagas eso.
—¿Hacer el qué?
—Pues besar...—él puso un poco de pasión está vez.
Ella lo rodeó con los brazos por su espalda, los besos empezaban a caer por sus labios, cuello, mejillas...él sabía donde atacar. Pronto, Miércoles se dejaría llevar y continuaron así un buen rato hasta que se vieron desprovistos de su ropa.
—Admito que he echado de menos esto—comentó mientras tenía al chico con la cabeza entre sus piernas—si...demasiado—movía sus piernas y hacia fuerza pues el placer era demasiado grande para describirlo.
Al cabo de un rato, Tn estaba muy cansado, dormía plácidamente a su lado. Ella se cubría con la sábana mientras miraba el espejo que tenía cerca de la pared. Estaba con el pelo desordenado, con marcas en su cuello y aunque quisiera evitarlo, una sonrisa en su rostro, pero no daba nada de miedo, sino era de felicidad.
Miró a su chico y se acercó para darle un pequeño beso en la mejilla.
—No sabes lo mucho que me haces falta—susurraba ella sonriente—te quiero—dijo en un tono tan bajo que apenas se escuchaba.
Luego, colocándose atrás suyo, lo abrazó por la espalda antes de soltar un ligero bostezo y cerrar los ojos. Pronto el sueño le llegó quedándose completamente dormida.
Fue el ruido de la puerta el que la despertó, Enid al verlos así se tapó la boca mientras esbozaba una sonrisa.
—Ni una palabra—dijo amenazadora mientras Cosa salía de la mochila de la loba.
—Tranquila—le guiñó el ojo—¿cómo se encuentra?.
—Bien, agotado por el esfuerzo
—Oh, ¿ha sido muy apasionado?
—Sí, él ha sido...¡Enid!—dijo enfadada—¡no me preguntes por mi vida privada!.
—Casi consigo unas declaraciones interesantes—dijo ella divertida.
Tn despertaría al cabo de un buen rato, se dio una ducha y en está ocasión Miércoles le ayudó pues para algunas cosas tenía dolores. Los movimientos no podían ser demasiado bruscos.
—Para otras cosas no te duele el cuerpo—dijo ella limpiando bajo los brazos.
—Lo siento—dijo algo avergonzado.
—No te preocupes, ahora date la vuelta.
Al salir ya vestidos, Tn no llevaba el traje, tenía ropa más cómoda e informal.
En la noche, los tres se metieron en una de las camas a ver una película en la nueva pantalla comprada por Tn por encargo. La loba decía que ahora podría ver sus fotos en alta calidad y no solamente en la pantalla del portátil.
—Genial, ver a una loba colorida más grande—decía la pelinegra.
—Eh, también podemos ver fotos de asesinatos y sangre—comentó el mayordomo haciendo que ella asintiera más feliz.
—Ugh, no quiero ver eso—Enid se asqueó.
Los días pasaron y Tn ya recuperado hacia sus obligaciones. Incluso se puso a hacer gimnasia y comía arreglo a ello. Se estaba poniendo más fuerte.
Al estar a veces sin camisa, Miércoles no le quitaba ojo al igual que Enid. La loba le susurraba cosas sobre él que ella pensaba, pero que nunca diría.
—Pasado mañana los exámenes...que rollo—Enid colocó su cabeza en el escritorio.
—Puedo ayudarla si lo desea
—Si saco buenas notas, pero me da pereza estudiar
—Eso se llama ser una vaga
—¡Oye!—dijo molesta—¡no seas malo conmigo!.
—No ha dicho nada que no sea cierto, si le dedicases el mismo tiempo que a los chismes serías una de las mentes más brillantes
—Yo ya soy brillante con mis colores—dijo con una sonrisa.
—Si, y es hasta molesto.
Al decir esa broma Tn, Miércoles esbozó una sonrisa, le había enseñado bien.
Desde su silla, miraba a Enid tratando de golpear a Tn como dos niños pequeños. En cierto modo, esa escena le agradó. Había podido proteger las cosas que le importaban.
Continuará...
Espero que les haya gustado.
Un saludo :D
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