35. Mi Más Alejado Deseo
Mi Más Alejado Deseo
Capítulo 35
Azael Stone
La vi con aquella pancita de embarazada, una niña que lleva mi sangre y que pronto vendrá al mundo a estar con nosotros y por mis millones de estupideces no puedo vivir a su lado, perdí el derecho de formar una familia con Alana y ahora me arrepiento hasta los huesos de todo lo que hice.
—¿Es tuyo? —pregunta Jul al notar que estoy perdido entre mis pensamientos más profundos.
—Si, es una niña. Amaya, así se llamará.
—Que bonito nombre, me gusta y no es común.
—Eso mismo comento ella, aunque dijo que el nombre lo sugirió Fernando. Él se está robando a mi familia.
—Él no te está robando nada, tu los abandonaste, tu los perdiste, tu la engañaste ¿Creíste que ella estaría siempre sola? —Por primera vez tiene la razón, yo fui quien desmoronó cada bloque que construimos.
—Tal vez ellos estén juntos y creo que debo aceptar que él terminó ganando el cariño que ellos tengan hacia él.
— Después de tantas lágrimas y dolor que ella sintió y soltó es bueno saber que tiene algo maravilloso de recompensa. Él la ama, yo te lo dije, solo que creíste que siempre permanecería a tu lado.
—Creo que debo aceptar lo que está sucediendo y dejar que ella sea feliz.
—Es lo mejor que puedes hacer, ella se merece volver a ser feliz, te lo aseguro.
—Lo sé, solo que creí poder recuperarla pero no me ama, fue capaz de decírmelo mirándome fijamente a los ojos, no mintió.
—No tiene porqué mentir, no ganaría nada diciendo sentir algo por ti, tal vez Fernando ya se ganó una parte especial en ella.
—¿Querrá estar con él? No sé, no pensé que llegaría a verla junto a alguien que no o fuese yo por tal vez mucho tiempo.
—Yo creo que esa línea está casi por cruzarse y creo que tú le ayudaste a darse cuenta de lo que comenzaba a sentir por él y allí ya tu no peleas. Eres parte de su pasado, aún cuando tendrán una hija.
—Una hija, me hace tan feliz saber que voy a ser papá, debo comprarle regalos antes de irme a México otra vez.
Los días siguieron y no me paso siquiera por la mente que ella estaría embarazada, solo se fue sin decirme nada y nadie de su familia me fue capaz de decírmelo ¿Que les costaba decir sobre el bebé? Es mío después de todo también tenía derecho a saberlo.
—Es mejor que hables bien con ella sin reclamos, ya no eres quién para hacer rabietas de hombre celoso, ese puesto lo perdiste. Si quieres hablar con ella debes hacerlo bien, no le hagas fácil mandarte a volar.
—Tienes razón debo hablar bien y saber que sucederá con mi hija, de su nacimiento, si podré estar con mi hija cada que pueda.
—Ahora cuídate mucho y gracias por traerme al aeropuerto, te espero pronto.
—Por que siento que ahora estás más dosil.
—¿Porque soy tu amiga y no tu novia?
—Podria ser posible esa la razón.
Ella camino con su maleta hacia dentro y yo quedé en el auto mirando por largo, mientras tenía pensado hablar con ella.
Es el momento de hablar y decirnos todo lo que no pudimos entonces, si es posible recibir un golpe por idiota si pudiese hacerlo.
Marque su número pero no contestaba, tal vez se encontraba ocupada o está con él, no tengo idea. Decidí volver a insistir y en la tercera pitada escuché su voz.
—Sabia que llamarías ¿Que sucede?
—Necesito que hablemos —conteste lo más dosil posible.
—Ya hablamos ayer, aunque quiero saber cuándo puedo traer a Jadhiel conmigo de visita.
—Cuando quieras puedes hacerlo, por eso no te preocupes.
—Perfecto, entonces cuando lo tengas me dices para enviar por el.
—Espera Alana, de verdad quiero hablar contigo, por favor permíteme hacerlo mejor que anoche.
—Lo que haces ya no me afecta y si quieres vena mi departamento no puedo salir.
—Ok, dame la dirección y llego allá tan pronto como pueda.
Ella colgó no dejo que dijera una sola palabra de más, recibí el mensaje con la dirección y solo fui a toda velocidad tratando de encontrar su departamento, quiero verla y sentir a mi hija dentro de ella.
Según el mapa estoy pronto a llegar y solo quiero estar allí ya, quiero abrazarla y sentirla tal vez por última vez con el abrazo que nos hará ser unidos por el bienestar de nuestra hija. Llegué, estoy justo en la puerta y en ese instante llega Fernando con una bolsa de compras, no parece agradarle verme aquí parado pero no puede echarme y aunque lo haga no me iré.
—¿Que haces aquí? —su voz no se escucha tan amigable a decir verdad.
—Vengo a verla.
—Eso lo sé, ella me lo dijo. ¿Quiero saber que buscas? ¿Que más quieres? No te basto todo lo que le dijiste ayer y como la hiciste sentir todos estos meses para que quieras venir hacerte el inocente y que no fue lo que quisiste hacer pero que aún así lo hiciste.
—Se que me odias, pero esto es entre ella y yo, nadie más tiene porqué meterse entre nosotros.
—No también me incluyes a mi, ella es mi novia y no quiero que la andes acechando cada que tú quieras en la puerta de su casa, ahora dame permiso para abrir la puerta.
El saca unas llaves de su bolsillo y aquella puerta se abre, logro verla a ella caminando con una bolsa de papas fritas, se logra ver las muecas de felicidad al comer de esa manera.
—Nena, encontré a alguien en la puerta.
—Esta bien, déjalo pasar.
Camine a pasos lentos mirando todo a su alrededor, se ve tan bien, todo organizado y con algunas bolsas de compras de las que puedo notar son cosas de bebés.
—Fer, allí llegaron los paquetes que pediste para la cuna de Amaya ¿Puedes llevarla a su habitación?
—Si ya lo hago —él se acerca a ella y le deja un corto beso en su frente — ya regreso y si necesitas algo solo llámame.
—Esta bien, no te preocupes.
Ella se me queda viendo por unos pocos minutos relajando poco a poco su mirada y respirando profundamente para comenzar a tener esta conversación.
—¿Que querías hablar? — soltó aquella pregunta sin siquiera titubear un poco.
—Sobre la niña.
—Ya te dije que no te quitaré el derecho como padre puedes venir a visitarla, estar al pendiente de ella, y dar para lo que necesite.
—No piensas mudarte para estar más cerca.
—No, no me mudare ¿Para que lo haría? No tengo nada en México solo mi madre y ella vendrá cuando lo necesite. Todo está resuelto, no necesito volver para seguir con mi vida.
—¿Y como haré para verla?
—Tienes dinero, un buen empleo, puedes viajar para venir a verla, no veo el problema de hacerlo.
—Queria estar cerca de ella, verla cada día y estar siempre presente.
—Puedes hacerlo, por llamadas.
—Esta bien, no discutiré nada de eso.
—Me parece perfecto. ¿Algo más que quieras hablar?
—¿Ustedes son pareja? —Ella voltea a verme y sus ojos grises me impactan con un brillo que yo lograba hacerle a ella.
—Algo así, estuvimos hablando y nos daremos la oportunidad de estar juntos.
—Espero que te haga feliz.
—Claro que la haré muy feliz, la amo y no tengo ojos para nadie más porque es lo más importante que tengo, ella y Amaya son ahora mi familia.
Fernando interrumpe saliendo de la habitación que está al final justo al lado de la que creo que es la de ella.
—Ya lo que ocurra en mi vida no te debe importar, es mi vida y no te preocupes por ella —dice sobando el vientre refiriéndose hacia nuestra hija —ella estará bien y no haré nada de lo que pueda hacerle daño.
—De eso estoy muy seguro.
—Perfecto. Ahora sí no tienes nada más que decir podrías retirarte, tengo cosas que hacer.
—Si claro, ya me voy.
—No te olvides decirme cuando traer a Jadhiel y gracias por entender todo y lamento que lo de ustedes no haya funcionado.
—No te preocupes.
Fernando se adelantó hacia la puerta, y fue un buen momento para volver a mirar hacia dentro, ella está bien y lo está haciendo bien sin mi. No me necesita.
—Gracias por estar con ella durante todo este tiempo.
—Me enamoré de ella desde que la conocí y no sería capaz de dejarla sola después de que supe lo que sucedió.
—Lo sé pero has estado cuidando de mi hija aún sabiendo que no es tuya, y que no lleva tu sangre.
—Yo siento que es mi hija, y la quiero como una sé que es tuya pero la amo y la cuidare como si fuese mía.
—Gracias por todo y sigue cuidando de ellas, y amala tanto como yo no pude hacerlo, y quédate a su lado, hazla feliz.
—Eso hago cada día, la hago feliz y seguiré haciéndolo aún mas ahora que me dió la oportunidad de ser algo más que su amigo.
—Te mereces esa oportunidad, no lo discuto en absoluto.
—A veces es mejor empezar de nuevo a querer reparar algo que ya se encuentra roto.
—Tienes toda la razón Fernando.
Salí de aquella casa y vi como cerraban la puerta frente a mi ojos, y como todo lo que en su momento era mío se convirtió en un sueño eternamente alejado, su deseo de tener una familia se hará, pero a la misma vez el mío se derrumbó por completo.
Ahora todo se convirtió en mi más alejado deseo, todo se convirtió en el capítulo de un libro al que no hago parte del final feliz por querer jugar con Alana cuando podia ser yo quien estaría el resto de la vida con ella.
Pero no, no puedo ser quien la acompañe en los días del futuro porque perdí la oportunidad de tenerla a mi lado y ahora es alguien más quien la hace feliz y estoy agradecido por qué sea alguien que la ama con todo su corazón y que la cuidara durante todos sus días.
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