Capítulo 14: Maldito Gael

Ese sábado empezó como cualquier otro, con un culo de gato restregándose por mi cara. Lo aparté medio dormida.

—Ya voy, Mauro. ¿No te das cuenta de que es finde?

El felino llevaba bastante mal que yo no madrugase. Ronroneó con fuerza y trepó por mi pecho hasta mi rostro. Miré el reloj. Eran más de las doce.

—Pues tienes razón, Mauro, y cuando la tienes, hay que dártela. —Me levanté y me puse las zapatillas de andar por casa—. Vamos. ¡Ay! No me pongas la zancadilla.

Especialidad gatuna: estar siempre en medio. Después de tropezar con él y hacer malabarismos para no caerme, llegué a la cocina. Le puse comida y le cambié el agua.

—Fresquita, como a ti te gusta.

Mauro ya me ignoraba, feliz en su comedero. Me di una ducha rápida para quitarme el olor de la fiesta y me llevé la caja de cereales al salón. Encendí la televisión y vi mi cara. Escupí los cereales a medio masticar como si de un campeonato olímpico se tratase, manchando la pantalla. Una voz en off alternaba con distintas imágenes de la noche anterior.

«La fiesta posterior al estreno de "Destinos enfrentados" sigue dando que hablar. Después de la declaración del actor Virgilio de Fer sobre la intromisión de un robot en la fiesta, nos llega la de la actriz Kara Claire hablando sobre la invitada que se ha hecho viral en Internet. Aquí la podemos ver llegar del brazo de Gael Martín, con un impresionante vestido rojo del que desconocemos el diseñador. —Pusieron un vídeo de nuestra entrada. Les gustaría saber que mi vestido era comprado en una gran superficie—. La actriz Kara Claire, que interpreta a la torturada Samantha en la nueva serie del director argentino Paulino, ha asegurado que la implicada en las fotos se llama Lucía y está casada con un robot sin su consentimiento».

—¡Ahhh! —grité en el salón de mi casa como si pudiese frenar lo que pasaba.

«Toda la noche ha sido trending topic el hashtag #MiMaridoesunRobot con miles de personas intentando saber más de Lucía y su posible relación con una máquina. Y más intrigas quedan asociadas a esta mujer. Como hemos podido ver hace unos instantes, Lucía entró del brazo de Gael, ambos muy sonrientes y con apariencia incluso de llevar un romance escondido entre ambos».

—¡¿Qué?! ¡Serás mentirosa! —grité a la televisión.

«El asombro es mayor al ver con quién salió Lucía. Ni más ni menos que con la protagonista de "Destinos enfrentados", Irina Garner. Fíjense bien en las imágenes: van de la mano. Aquí podemos ver el vídeo donde corren juntas hasta un coche en el que se meten con actitud íntima».

—¡¿Actitud íntima?! ¿Creéis que estoy liada con todos o qué?

«La trama se complica cuando esta mañana, a las diez y veintitrés minutos, la conocida influencer de Instagram Jessica ha asegurado conocer a Lucía, identificándola como la fotógrafa de su boda. También ha dicho que conoció a su marido el robot. Leemos. —En la imagen apareció el post de Instagram de la chica—. "Ya sabía yo que al tal Esteban le pasaba algo raro. Habló muy poco y parecía a punto de gruñir en algunos momentos. Era tosco y casi diría que se notaba que era un robot, la cara era demasiado cuadrada y el cuerpo demasiado grande. Aun así, no parecía mal tío del todo"».

—Esteban —musité en la sala.

Apagué la televisión y busqué mi teléfono. Seguía en el bolso que había llevado por la noche, en modo silencio. Estaba inundado de notificaciones. Había llamadas de muchos números que desconocía, de mis padres, de Octavio, de Alma, incluso de Melisa. De Gael y de Irina. Mensajes de compañeros del instituto con los que no hablaba hacía muchos años. E-mails de la prensa. Nada de Esteban.

Justo en ese momento entró una llamada con número oculto. Miré el teléfono como si pudiese aparecer un paparazzi por la pantalla. No me atreví a cogerlo y al poco recibí otro e-mail. El asunto me llamó la atención: «Mejoramos la oferta para venir a "Historias de la vida cotidiana"». Leí el correo con los ojos saliéndoseme de las casillas. Me ofrecían una suma de dinero ridículamente alta por ir esta tarde al programa y hablar de mi marido el robot. Les contesté: «No me interesa». Al instante otra llamada.

—¡Que no me interesa! —descolgué y respondí, a ver si así me dejaban en paz.

—Buenos días. Soy Lucinda Bautista, presentadora de «Historias de la vida cotidiana». Me han comentado que eres algo reticente a venir, y te pido unos minutos de tu tiempo para explicar por qué podría ser una buena idea para todos.

—Hola Lucinda —tartamudeé cohibida por estar hablando con ella—. He visto muchas veces tu programa.

—Genial, ya sabes entonces cómo funciona. Solo es sentarnos tú y yo en el sofá y charlar.

—No quiero hablar del tema.

—La gente necesita de tu testimonio. Eres más importante de lo que piensas.

—No lo creo.

—Con la llegada de los robots mucha gente está inquieta. Podría haber una revuelta en cualquier momento. Hay gente que parece lista a ir a las instalaciones de Robo-People con estacas y llamas como si fueran unos monstruos. Necesitamos que digas lo contrario.

—¿Necesitamos? ¿Quiénes? —Junté las piezas—. Los de Robo-People os han contactado.

—Sí, y nos han explicado el programa del que formas parte, In-love. Es algo muy bello y no podemos permitir que lo conviertan en algo feo.

Me quedé con el teléfono en la mano e hice algo que nunca pensé que haría: colgué el teléfono a Lucinda Bautista. Volví a gritar y leí los mensajes de mi familia. Me preguntaban qué pasaba y por qué la gente creía que Esteban era un robot. Tendría que agradecerle eso a la influencer. Maldito momento en el que acepté ese trabajo y maldito Gael por irse de la lengua en la fiesta. Los mensajes del actor eran todos de disculpas, excepto el último.

Gael: He pasado por tu casa de largo. Hay demasiada prensa y no quiero empeorar la situación. Dime qué quieres que haga.

Lucía: Nada.

Miré por la ventana y, en efecto, había un pequeño tumulto ahí abajo.

—Joder.

Escribí a mi familia para que no viniesen. No quería meterles en el circo que se estaba montando a mi alrededor. Intenté pensar con lógica. Ser racional. Tenía que haber alguna manera de aclarar el malentendido sin poner a Octavio en la palestra. Encendí la televisión de nuevo y me empapé de todo lo que se decía. Incluso me metí en redes sociales y seguí con asombro cómo la gente hablaba de mí.

Si de verdad la tal Lucía esa está casada con un robot, pues ¡olé sus ovarios!!!! #MiMaridoesunRobot

Esta tendencia de #MiMaridoesunRobot me parece absurda. Nadie puede ser tan idiota como para casarse con un robot.

Estoy seguro de que es un fetiche. A mí me gusta masturbarme con zapatos y no pasa nada. Hay que normalizar los fetiches. Por cierto, tengo privados abiertos ;) #MiMaridoesunRobot

Abro encuesta, ¿Vosotros os casaríais con un robot? #MiMaridoesunRobot

Clarooo 7%

Depende 13%

No, es de tarados 64%

Yo me llamo Ralph 16%

Chiques, atentos a este streaming que hizo Alberto en su boda. En el minuto 2:31 aparece Lucía con un hombre, ¿será Esteban? #MiMaridoesunRobot

Después de ese mensaje había un vídeo en el que, en efecto, se nos veía a los dos en la boda. Quise gritar de nuevo. En la televisión todavía no salían sus imágenes, pero era cuestión de tiempo que la intimidad de Esteban se fuera al traste. La gente se dedicaba en cuerpo y alma a investigarnos.

La ansiedad me atrapó y me faltó el aire igual que en la oficina de James Barrington. Me tumbé en el sofá y puse las piernas hacia arriba, aunque eso era para el mareo. La siguiente media hora fue un caos interno. Luché contra mí misma para recuperarme del ataque de ansiedad que me había dado. Cuando por fin pude sentarme, estaba temblando, sudada y agotada.

Un impulso masoca me hizo encender la televisión y seguir buscando canales donde hablasen del tema. También me metí en las redes. Seguro que la mayoría pensaría que no les leería, pero lo estaba haciendo. Hicieron memes. Cogían mis fotos del estreno y me mezclaban con todo tipo de robots famosos: R2D2, Bender, Terminator, Wall-E, distintos Tranformers...

Cuando empezó el programa «Historias de la vida cotidiana» me di cuenta de que no había comido nada desde que me había levantado. Cogí los cereales y con eso me apañé. Tenía el estómago cerrado, pero sabía que tenía que meter algo al cuerpo para no acabar sincopada. La sintonía del programa, que en otras ocasiones había tarareado con alegría, me provocó escalofríos. Peor aún fue cuando vi el plano que salía. Al lado de Lucinda estaba el psicópata pelirrojo de James Barrington.

Estuvieron un buen rato hablando de la seguridad de los robots, de lo buenos que eran y lo útiles que serían. Después hablaron del programa In-love y enseñaron todos los consentimientos firmados por mi hermana.

—El caso de Lucía es especial. Su hermana quiso poder darle lo que necesitaba sin levantar sus barreras.

—Qué bonito —dijo Lucinda.

—Donde muchas personas hubiesen mostrado agradecimiento, Lucía ha hecho lo contrario. Me hubiese gustado que estuviese aquí con nosotros.

—Que conste que la hemos invitado, pero ha declinado la oferta.

—Algo muy importante que tienen que saber todos los clientes y futuros clientes de Robo-People es que, si no están satisfechos, pueden solicitar una reprogramación o una devolución. Ambas opciones han sido ofrecidas a Lucía.

—¿Sí? ¿Desprogramaría al que ha sido su marido todo este tiempo? Quizás Lucía no sea la niña que nos están pintando en otros sitios.

Siguieron hablando y poniéndome verde. Incluso así, no me pude despegar. Mi familia intentó llamarme, pero rechacé sus llamadas. Les escribí un breve: «Necesito estar sola». El mensaje que no pude obviar fue el de Octavio.

Octavio: ¿Lo que están diciendo en la televisión es verdad? ¿Te han ofrecido reprogramarme? ¿Me vas a devolver, Lucía? ¿Y quiénes son Esteban, Gael, Irina? Y lo más importante de todo, ¿dónde está la Lucía de la que me enamoré?

Intenté teclear una respuesta. No me salieron palabras para explicar todolo que sentía en mi interior. Me di cuenta de que a este paso haría historia: conseguiría que algo que habían programado con eficacia, dejase de tener validez. Temí que Octavio dejase de amarme.


✶✶✶✶✶✶

¡Lucía se ha hecho famosa! ¿Qué haríais vosotras y vosotros en su lugar? ¿Saldríais a la calle y os enfrentaríais a la prensa? ¿Os meterías en la cama por el resto de vuestra vida? ¿O llamaríais a alguien para que fuese a haceros compañía?

Como esto es una novelette estamos más cerca del final de lo que parece. Aún estáis a tiempo de cambiar de equipo:

#TeamOctavio

#TeamEsteban

#TeamGael

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