Capitulo 16 Mini Maraton 1/2
EUNOIA
—¿A donde nos dirigimos exactamente?—pregunta Aries a mi lado.
Si, apenas estamos saliendo del centro lo que quiere decir que estoy muy lejos de mi pent-house.
Miro a el pelirrojo que esta de piloto de mi auto mientras que Flip esta en la parte trasera durmiendo.
—A las afueras de la ciudad, vamos a un lugar llamado Naimer—le voy indicando—es como…una casa grande, solo conduce hasta llegar a las afueras y tomaremos otro camino para subir a las montañas nos llevaran a Naimer.
—¿Montañas?—duda haciendo una mueca.
—¿Algun problema con las montañas?—pregunto empezando a molestarme.
—No tenia idea de que fuera tan lejos.
—Es un lugar ubicado para alejar a la empresa y a los enemigos—respondo—me e criado ahí y es magnifico ¿no crees? Crecer con dinero y naturaleza es maravilloso.
Termino de decir, el semblante de Aries cambia a uno divertido, suelta una pequeña sonrisa e intenta mirar para otro lado.
¿Que a pasado? ¿Se burla de de mi?
Estoy a punto de refutar cuando habla.
—Antes de que se moleste y que posiblemente me mande a callar—me interrumpe y abro la boca indignada—debo decirle que me alegra que este feliz de volver a su casa.
Dice regalándome una sonrisa.
Trato de mostrar un rostro neutro, no debo expresar emociones y no con él, pero es que esa sonrisa…
¡Eh no! ¡E dicho que nada de emociones!
Es verdad, debo controlarme pero…¿me a dicho que pude haberlo mandado a callar? ¡Antes de molestarme!
Evito su mirada y fijo la mía en el camino.
—Soy obligada a ir para allá—le respondo sin despegar la vista de la carretera—no es mi decisión es la de ellos.
—Pero si usted accedió es porque así lo quiere—contesta.
Aprieto la mandíbula negando mentalmente, lo diré, lo odio y si odio que tenga razón y no razón, no quería ir y menos después de este "accidente", pero mi cuerpo me pedía un descanso pero no me refería a un descanso con la familia.
No mentiré, quiero a mis padres de eso no tengo duda, no tengo nada que reclamarles ni siquiera a mi padre.
Él me dio a elegir supongo que de todos modos mi camino era seguir a la mafia, hubiese sido obligada si no me encantará tanto lo que hago.
Obvio nunca me forzaron a nada porque fue mi decisión seguir el camino de la mafia y no me arrepiento ni un segundo esas no fueron horas mal gastadas en ningún momento.
Pensándolo en estos momentos, no se como seria mi vida sin las armas, la sangre, la adrenalina y los negocios.
Seguramente estaría tomando fotografías o pintando algo, publicando algún libro o seria una de las mejores bailarinas en el mundo de eso estoy segura.
—Señorita Fénix—me llama el pelirrojo sacándole de mis pensamientos.
—¿Hmmm?
—¿Puedo hacerle una pregunta sin que se moleste o se incomode?—pregunta tomándome por sorpresa.
Ojala no sea nada de la noche en el Infierno De Hades porque si es así juro que salgo del coche yo misma y me largo, no estoy preparada para responder tales preguntas, no estoy preparada para decirle el por qué lo hice, o contarle el por qué de todo ese odio que profese aquella noche resulto siendo un beso.
No, espero que no sea eso.
—Adelante—le cedo estando atenta de cada palabra.
—¿Usted tuvo elección al elegir ser lo que es ahora?—pregunta y suelto un suspiro pero decido contestar.
—Por supuesto, esto es lo que siempre quise ser desde pequeña mi amor por la mafia es mas grande que cualquier cosa en el mundo—digo la verdad, porque es así, sin lo que tengo ahora probablemente no estaría donde estoy.
—¿Solo por el dinero?
—Dijiste que era solo una pregunta—lo corto tanjante.
Él suelta una risa por lo bajo y niega con la cabeza y asiente.
Cada día me aseguro mas de que mi jefe de seguridad me impresiona con cada cosa, cada gesto cada…
Basta, ya basta.
Meneo la cabeza desechando esos pensamientos, a la mierda el amor no estoy para eso.
—Tiene razón—me cede y yo sonrió internamente—entonces permitame hacerle algunas preguntas.
—¿Y se supone que tengo que acceder por…?—dejo la palabra en el aire con ironía
—Hagamos esto, yo le pregunto a usted y después usted a mi—negocia y de hecho no suena tan mal—¿hacemos ese trato?.
No me caería mal saber mas información de él, después de todo sigue siendo un desconocido para mi, aunque ya llevemos un tiempo juntos todavía hay algo…no lo se hay algo que me grita que esta mal, que no es lo que estoy viendo pero no se que es.
Lo observo cautelosa como una serpiente a su presa, esperando, analizando, viendo el momento justo para atacar sin ser vista.
—De acuerdo—acepto sabiendo que puede que me este metiendo en un lío.
¿Pero que seria mi vida sin riesgos?
Aries se acomoda en su asiento y mira al frente como si meditara sus preguntas y bien que hace, esta oportunidad que tiene conmigo muy pocos la tienen y la verdad no me importa con tal de salir de sus preguntas y que yo haga las mías estaré orgullosa.
Como si fuera difícil para mi.
—¿Cuantas personas a asesinado a sangre fría?—y cuando pensé que las preguntas serían simples llega él con esto
¿Por que quiere saber eso? ¿No podría preguntar algo mas coherente?.
—Cientos—respondo
—¿Cual es su misión en la mafia?—pregunta cuestionandome.
—Quiero tener el poder absoluto de todo, si no es así, por lo menos aspiro a llegar a dominar al lado de los mejores, lucho por llegar a la cima y no me detendré—contesto algo extrañada por esas preguntas—y te aseguro que no me importara quien este ahí en medio de mi camino no dudaré en eliminarlo.
Asiente y vuelve a esa pose de concentración que suele tener, si lo e observado por mucho tiempo y e aprendido algo de su lenguaje corporal.
—Si usted tuviera hijos, ¿los obligaría a entrar a su negocio? ¿Al mundo de la mafia?—su pregunta me atraviesa todo, definitivamente esto no es normal.
Nunca llegamos al tema de hablar de niños o de algún futuro y con solo esas palabras el recuerdo de esa pequeña…de nuestra pequeña llega a mi mente y no lo permito, bloqueo ese recuerdo
—No, todos tenemos derecho a elegir que camino seguir y en que persona nos queremos convertir—contesto severamente—si fuera tal caso si mis hijos quisieran seguir el camino de la mafia lo vería excelente pero si deciden ir por otras metas no seré yo y tampoco nadie quien los detenga—respondo a su pregunta con firmeza y verdad en mis palabras—para un niño que nazca en la vida de la mafia es muy difícil, por eso como te e dicho antes, la idea de traer herederos al mundo, a mi mundo, esta muy alejado de la realidad.
Con voz firme trato que mis palabras se escuchen fuertes y contundentes, se que puede que me equivoque ahora pero es lo que necesito, no necesito cuidar de alguien mas, no podría vivir sabiendo que todos los días estaría en peligro y no podría defenderse. Seria ser cruel y egoísta.
—Comprendo señorita Fénix —me responde mientras llega a la entrada de las montañas lugar que nos da aviso de estar cerca de Naimer—admiro que aunque no existan, usted proteja esa moral y este firme ante su decisión.
—Te queda solo una pregunta—le recuerdo.
Como si fueran las últimas palabras del pelirrojo lo piensa con calma y confieso que tengo la necesidad de que lo diga ya, pronto será mi turno y estoy lista.
—¿Se a enamorado alguna vez?—suelta la pregunta que menos me esperaba.
Dejo de sonreír porque si, sonreía ante el hecho de que seria mi turno pero ahora….
—El amor solo crea problemas, crea debilidad, produce daño, farsa y mentira—respondo seria con mi mirada fija en él—y yo no puedo permitirme ninguna de esas cosas, así que no, nunca me e enamorado y no pienso hacerlo, no pienso perder.
Termino de decir con decisión en mis palabras, crudas y crueles pero verdaderas. Se lo que el amor causa lo que te arriesgas a ganar pero también a perder, mis padres son ese ejemplo:
Todos se negaron a que mi mamá amará a un monstruo, a el mafioso mas despiadado y orgulloso del mundo, temían a que le hiciera daño a mi madre, lucharon por su amor, no les importo nada ni nadie, se perdieron vidas, amigos y familia pero nada importa en este mundo cuando solo te importa una cosa y solo una cosa y ningún Fénix descansa hasta conseguir lo que se propone.
Así que si, lo resumiré en pocas palabras: Nunca te enamores de un Fénix, no permitas que un Fénix se enamore de ti porque te convertirás en su obsesión, en su blanco en su único centro del mundo, serás la persona a que admire y solo mire.
¿Suena fantástico no? Pero detrás de eso hay un precio que pagar y es lidiar con lo que sobrelleva la mafia y el peligro.
Me enderezó en el asiento haciendo caso omiso al repetido aceleramiento de mi corazón, de mi estupido corazón.
Bueno ya e cumplido yo ¿no?
A llegado la hora de que me divierta.
¿Y que mejor manera que hacerlo con Black? Desde un principio el a sido mi objetivo y siempre lo será.
—¿Por que decidiste ir a las pruebas para convertirte en mi jefe de seguridad?—pregunto directamente sin rodeos mientras mantengo mi mirada fija en su mano que sostiene la palanca de cambios.
Esas manos…esas venas que le brotan…estoy segura de que debe hacer mucho ejercicio y entrenamiento...
Sacudo la cabeza.
¿Que demonios me pasa?
—Siempre tan rápida y eficaz señorita Fénix—dice mientras sonríe por lo bajo y niega lentamente.
Le gusta mucho sonreír, que estupidez, yo muy pocas veces sonrió y muy difícil que sean sonrisas verdaderas. Vivimos en un mundo donde no sabemos si la sonrisa es de tristeza, felicidad o enojo, esta generación, mi generación cada vez es mas bipolar.
—Necesitaba dinero, y servirle a usted es un verdadero honor—responde.
—Sabias que podías morir en las pruebas y aun así lo hiciste—voy diciendo—¿que te hizo estar seguro de que pasarías la prueba?.
Necesito saberlo, nadie nunca es tan optimista.
—Confio en mis habilidades y en mi, soy bueno en todo lo que hago y no tengo duda de ello—responde con palabras cortas de nuevo.
—¿Como conseguiste ser tan habilidoso? Hablo sobre combate, armas y todo lo demás.
—Fui a varios campamentos militares—empieza a contar—uno de los capitanes vio en mi lo que no muchos tienen: resistencia y capacidad, se ofrecía a entrenarme sin convertirme en soldado, tiempo después e seguido con varios instructores, e trabajado para mas personas importantes y supongo que soy bueno en lo que hago.
Ummm, interesante…un pasado con un presente asegurado, alguien que lo rescató, suena bonito pero no completo.
—¿Como te ves en el futuro?—suelto mi otra pregunta asintiendo a su respuesta anterior.
Él lo piensa por unos momentos y es estúpido, una persona adulta sabe lo que quiere y lo que busca, a lo que va, siempre buscamos la manera de alcanzar ese objetivo de la felicidad y él o no lo sabe o no lo tiene claro.
—Vivo, con salud, dinero y una vida libre y feliz—responde con seguridad en sus palabras.
Empiezo a molestarme, no es lo que quería escuchar, no era la respuesta de hecho esa no es una respuesta contundente.
—¿Y quien te a dicho que serás libre? ¿O que dejaras de trabajar para mi?—digo con la ira picandome y mi pequeño demonio interior gritando que acabe con él—¿acaso te e despedido?.
Su rostro empieza a tornarse igual que su cabello y es cuando noto que se a sonrojado, que estupidez, no puede ni siquiera ser serio en estos momentos.
Habla la que se sonrojó por estar cerca de él…no tienes moral
No estoy para ti conciencia.
—No e dicho eso…—intenta decir pero lo interrumpo haciendo un gesto para que cierre la boca.
—No te e dicho que te vayas, cuando te lo diga te iras, hasta entonces—me acomodo de nuevo en mi asiento pasando me una mano por mi cabello—trabajarás para mi hasta tu último aliento.
Su boca se abre de la sorpresa y trato de ignorarlo, si ¡eh tenido una ataque repentino receloso! ¡Y es ridículo!.
—Si así lo quiere…
—Ya vamos a llegar—le aviso cuando noto las rejas de Naimer cerca—última pregunta.
—Adelante.
Se que no debería decírselo, se que no debería recordárselo, pero necesito saber…necesito que me lo diga para respirar en paz.
—¿Que recuerdas de la noche en el que fuimos al Infierno De Hades?—pregunto directamente, sin pelos en la lengua, no quiero perderme nada de esto por lo cual lo miro fijamente.
Su expresión cambia a una que no sabría como describirla y eso me confunde y me pone ansiosa.
—Fuimos con la señorita Luna y usted, llegamos y mando a traer a los stripers para que bailaran para nosotros e hicieran lo que fuera—va contando y me preocupo de que tenga recuerdos tan claros de cada cosa que paso esa noche—luego…recuerdo tener una chica encima de mi y…
Por favor que no lo diga, que no lo recuerde, no se como respondería eso, no fui criada para responder preguntas del jefe de seguridad que besé enfrente de mi personal o de mi amiga.
—Y no recuerdo mas nada, solo unos labios…—mi corazón bombea del miedo y mi pecho se comprime pero no apartó la mirada, nunca lo hago—no, discúlpeme se que alguien me beso, seguramente la chica—asegura el pelirrojo y siento como ese peso que e cargado encima se a esfumado—y lo siguiente que recuerdo es estar con usted en su casa mientras buscábamos a los ladrones.
Okey, un recuerdo borroso, vale, al parecer mis palabras tienen efecto cuando estoy tomada…debería usarlo mas seguido.
—Hemos llegado—doy como respuesta cuando estaciona enfrente de Naimer.
Bajamos del auto sin decir ninguna sola palabra, me encargo de Flip y él de mis maletas. No supe que decirle y no pienso hacerlo, no quiero que forze ese recuerdo y vea con mas claridad que esa persona que besó no era esa chica idiota, que era yo.
Él llega a mi lado y es como si fuera una escena de película:
Los árboles de pinos altos llenan el alrededor, como el bosque que es, con sus caminos y vías, y lo más importante, dos personas enfrente de unas grandes rejas.
Después de tanto tiempo e vuelto, e vuelto a donde pertenezco a casa.
Mi padre aparece caminando con su traje elegante y cabello arreglado, con su móvil en mano hace una ceña con sus brazos para que las rejas ante nosotros se abran.
Ellas hacen un sonido particular y ambos entramos, y es que estoy volviendo a pisar la misma tierra que pise cuando era niña y de alguna manera eso trae recuerdos a mi memoria.
Aries esta a mi lado y mi padre al frente de mi, todos a un metro de distancia.
—Bienvenidos a Naimer—dice mi padre sin mostrar ninguna emoción típico de él.
Ya lo sabemos, nosotros los Fénix tenemos la maldición de tener cambios de humor fuertes nos acoplamos a la manera que nos tratan o se acoplan a la manera que los tratamos, así somos todos y no creo que eso cambie jamás.
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