Capitulo 15

EUNOIA

Él se queda allí conmigo, un rato después viene mi madre junto al doctor que me indica que me puedo ir, pero debo salir en sillas de ruedas y lo odio, trato de no mirar a Aries y menos a los guardias nunca e sentido tanta humillación en mi vida.

—Vamos te ayudo—dice mamá que me ofrece su mano.

La tomo y al levantarme me duele como el demonio, no se porque me afectó tanto las piernas pero de por si camino y me suelto de ella, no porque no la quiera.

Si no porque ya e pasado suficiente con que me vieran en sillas de ruedas para regalarles un espectáculo de como mi madre me ayuda A MI la mafiosa mas temida, mas respetada, no puedo permitirme eso.

Así que con toda mi fuerza de voluntad pongo mi espalda recta y camino derecho como si cada pisada no me doliera.

—Eunoia ¿puedes dejar el orgullo y dejarte ayudar?—dice mi padre con molestia

—Nunca—respondo tanjante mientras abro la puerta del auto de mi padre.

No se a donde me llevaran, pero estoy cansada y solo fue un simple desmayo o un "ataque de pánico" pero coño, como me a jodido.

—Puedes llevarme a casa y dejarme allí—le digo a mi padre pero queda en silencio.

—No—contesta seco

—¿No que?—pregunto sabiendo por donde va y me molesto.

—No te llevaré—responde.

Aprieto los puños en el asiento y la lengua me pica insitandome a armar una discusión.

—No te pregunté—reprocho con un tono amenazante.

—Yo tampoco—responde sin rodeos.

Mamá se voltea desde el asiento de copiloto para mirarme preocupada porque ya sabe lo que va a pasar.

—Hija…

—Sabes que si no me llevas yo iré sola—sigo interrumpiendo a mi madre.

Mi padre aprieta las manos en el volante y eso me alegra, si, el lado rústico y malo de mi padre es algo esencial en mi vida, es como pelear con esa persona de toda una vida, se siente bien.

Pero las relaja y veo como niega con la cabeza ¿porque no esta enojado?.

Mi mamá lo mira, lo observa con esa mirada que refleja amor puro, sincero y fiel, una cosa de muy pocos, ella aprieta su hombro y le regala una pequeña sonrisa.

—¿Que pasa contigo?—pregunto a el mafioso que resulta ser mi padre.

—Nada—contesta seco—esto es lo que va a pasar, iras a tu departamento, buscarás tus cosas y al cachorro e iras directamente a casa—me ordena.

—Esa es mi casa—les recuerdo

—No vas a querer que sea yo el que entre a tu departamento y solo saque ropa que crea necesaria—amenaza—y para asegurarme de que lo cumplas, tu jefe de seguridad te esta esperando allá.

—¿como dices?—pregunto sorprendida, aun sigo asimilando aquella visión y de solo ver a Aries se me remueve el estómago.

—Como escuchaste—bufa mientras estaciona enfrente de mi edificio y por la ventanilla veo a Black afuera—al final querías que él estuviera el fin de semana con nosotros ¿no?, bueno ahora lo hará, ve.

Sin ganas de protestar y de armar otra disputa, bajo del auto botando humo por la cabeza.

Cierro de un portazo y vuelve a mi mente la idea de estabilizarme, siento unos pequeño calambres en las piernas que me incomodan al caminar pero estoy bien.

El auto de mis padres arranca y eso es suficiente para darme a entender que estoy amenazada.

Aries esta parado justo en la entrada, evita mirarme y bien que hace, no estoy de humor para que lo haga y me provoque rebobinar ese…sueño, es increíble como la mente puede crear fantasías e ilusiones.

—Vamos arriba—demando mientras paso por su lado para entrar a mi edificio.

Él no refuta y se adelanta para ir a llamar al elevador mientras llego a él.

Nos quedamos en silencio, uno que solo él y yo podemos formar.

El silencio cómodamente incómodo. Si, tal vez no exista tal cosa pero eso nos define.

El elevador se abre y para mi suerte o desgracia, esta solo.

Ambos embarcamos y vemos como las puertas se cierran, estoy cansada así que decido recostarme contra la pared mientras cierro los ojos y respiro profundo.

—Vendras conmigo—le digo por fin.

No veo que expresión hace y no me importa lo mejor en estos momentos es que mantenga mis párpados cerrados.

—Disculpe que pregunte, ¿a donde?—pregunta sin comprender.

—Veras Black—empiezo—en mi vida me e tenido que criar con la idea de saber que siempre estaré en peligro y mi familia también, todo esto gracias a los negocios que los Fénix llevamos, después de lo que paso con el consejo empeze a desconfiar de todo el mundo.

El elevador se detiene en mi piso, las puertas se abren y yo salgo primero, me detengo enfrente de mi puerta y me giro a él para seguir hablando.

—Lo que quiero decir es, que no confió en la seguridad de mi padre ahora y creeme—suelto una sonrisa de burla—aprecio mucho mi vida para que dependa de otra persona, lo que hicieron conmigo se lo pueden hacer a él.

Giro para darle la espalda e introduzco la llave y abro, los ladridos no se hacen esperar cuando doy un paso adelante y Flip sale corriendo a mi.

—¿Entonces quiere que vaya a protegerla?—pregunta mientras entra y cierra la puerta detrás de mi.

—No te lo pregunte, te estoy dando una orden—confieso—poco me interesa si te gusta o no, para eso te pago.

Lo freno en seco con mis palabras, él solo asiente y se queda allí parado como si no existiera y eso me molesta ¿por que no intenta algo? ¿Por que no dice nada?

No puede hacerlo porque así yo lo quiero, dejo a Flip y le indico al pelirrojo que me siga a mi habitación y si, por primera vez en mi vida estoy invitando a un hombre a mi habitación y no es precisamente para lo que me gusta…¿hace cuanto no tengo sexo?

Creo que desde que mate a Lion…pobre una lastima él era demasiado bueno para morir, como lo dije antes él era un demonio sexual.

Pero volviendo a la actualidad, Aries queda en la puerta de mi habitación mientras que yo entro a buscar una maleta.

—¿Estaremos muchos días?—pregunta por fin rompiendo el silencio a su manera.

Podría mandarlo a la mierda y que se calle…

—Solo es un fin de semana no es separa tanto—respondo mientras escojo mis atuendos y vestidos, joyas y tacones y otros artículos personales—el lunes o el martes viajaremos a Francia.

Le informo, si, lo pensé un poco y de verdad lo necesito y es que literalmente esta obligado a estar conmigo siempre ya que mi vida depende de él, además Clément Pier tiene algo entre manos.

—¿Francia?

—Asi es, Clément Pier es un socio de Francia al cual yo…—lo medito para decir las palabras correctas—es un comprador de grandes cantidades de mis otros negocios, se ofreció a buscar conmigo personas para el consejo y no suena nada mal.

Termino de decir al mismo tiempo que cierro la maleta y la dejo en el piso mientras busco un bolso para tener las cosas de mi cachorro.

—Este señor…—inicia él—Pier ¿es seguro? ¿Deberia investigarlo?.

—No—niego mientras busco las cosas y voy guardando—no confió en él pero tampoco es seguro solo son negocios Black, y hay un precio que pagar.

—¿y cual es el suyo?—se atreve a preguntar.

Me detengo en lo que hago mientras lo miro de arriba a abajo analizando de nuevo, por que él me atrae de una manera extraña, por que ese pelirrojo me hace sentir cosas que no quiero que existan, al ver a mi jefe de seguridad veo al hombre de mis problemas de humor y trato, me esta convirtiendo y me niego a cambiar por alguien.

—Aun no lo se—confieso—bien ayudame con esto.

Intento levantar la maleta que sea como sea pesa bastante, suelto un quejido de esfuerzo y mi espalda choca contra algo o mejor dicho con alguien.

Mil veces mierda

Me quedo inmovilizada cuando noto la respiración de Aries cerca de mi cuello, trago grueso esperando algún movimiento, se que estamos a milímetros, mi espalda roza su pecho y el calor que enmana es abrumador.
No se que…

—Permítame llevar eso por usted—me interrumpe y podría jurar que su voz se tornó mas grave.

Por algún razón no me muevo, como la idiota que soy siento como sus brazos se rozan con los mios.

Mandándome descargas eléctricas en todo el cuerpo como si el fuera una anguila eléctrica que solo al tocar te electrocutase. Espero a que me tome, que gire mi mentón y me bese y…

¡Que no! No no…no, esto no puede estar pasando, yo no puedo estar pensando en eso y ¿por que estoy malinterpretado todo?.

Me alejo y le doy las maletas y salgo corriendo de la habitación dejándolo solo, necesito aire, necesito respirar y con ese pelirrojo en mi espacio no me lo permite.

Llego al baño y abro la puerta y la cierro con seguro.

Mis manos reposan en el mármol del lava manos, levanto mi mirada y ¿¡Que coño!?

Mis mejillas están levemente sonrojadas pero se nota y bastante, esto debe ser una maldita broma.

Las manos me tiemblan un poco y mi respiración poco a poco vuelve a la normalidad.

—Eso, respira, no a sido nada—me digo a mi misma.

Lavo mis manos y mi cara evidentemente esperando que el agua baje el sonrojo que me hace ver como una adolescente con las hormonas disparadas y no como la mafiosa que soy.

Salgo del baño y escaneo el área.

—¿Black?—lo llamo mientras atravieso la sala.

—Aquí mi señorita Fenix—contesta y lo ubico en la entrada con mis maletas y con Flip con su correa en mano.

—¿Como has encontrado la correa y…?

—A sido sencillo espero no le moleste.

Niego con la cabeza y decido ignorar los latidos de mi corazón.

—Vamonos ya, deben estar esperándo— digo mientras ambos atravesamos las puertas y yo cierro con llave.

—Si no es mucha molestia—dice mientras abarcamos el elevador a PB—me gustaría pasar por mi departamento a buscar mi ropa ¿podriamos?

Trato de ignorar la idea de que, si fuera en otra circunstancia, con otra persona y no habláramos de un viaje, aseguro que esto es para pensarlo de otra manera una invitación a…

—Si es necesario…—cedo.

Llegamos al departamento de Aries y lo esperó en el auto él baja con un bolso sencillo y emprendemos el caminos mi casa…a mi verdadero hogar.

Pero esto es diferente, ya no voy sola, y muchas cosas pueden pasar cuando cuando se supone que es un fin de semana tranquilo ¿verdad?.

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