Capitulo 11
Tipo de narrador: Omnisente
Suspiros y respiraciones profundas se escuchan alrededor de la habitación del pent-house de Eunoia, ella duerme tranquila, o bueno, a lo que se refiere tranquilidad cuando hablamos de los Fénix.
A unos cuantos pasos mas de distancia se encuentra Aries, estaría dormido si simplemente fuese su jefe de seguridad, pero no, él sabe lo que tiene que hacer y es lo correcto.
¿O quizás no?
Pensó él pero volvió a negar con la cabeza, Black quiere terminar con esta misión lo mas rápido posible, así que antes de las 5:00am se levanta mientras frota sus ojos con sueño.
Duda
Con su traje puesto y su mente despierta, se adentra a explorar la casa de su jefa, si, el enemigo esta cerca, pero es la única oportunidad que tiene al estar en su propia casa, en la cueva del León.
Camina alrededor de la cocina pero no hay nada, sigue buscando pero no puede entrar al cuarto de ella, si no, la despertaría y él no quiere enfrentar a su mafiosa enfadada.
Temor
¿Espera, su mafiosa?
Si, así pensaba él pero volvió a negar diciendo mentalmente.
»Debo estar loco es solo el sueño solamente eso«
Negación
Abre las primeras puertas que ve y queda boquiabierto, lo a engañado ¡se la volvió a jugar!.
Él aprieta con fuerza el cerrojo de la habitación de invitados que abrió y cierra de nuevo evitando dar un portaso.
»A vuelto a jugar conmigo, me mintió ¡a mi! se cree que soy su juguete ¡me hizo dormir en el sofá! Aunque la verdad estaba muy comodo…¡pero eso no le quita lo loca!«
Engaño y farsa.
Gritaba él en su propia mente y era cierto ella lo engaño, pero todo con un fin en especifico, que se quedara él porque ella sabia que al dormir en otro lugar él se iría al menos que ella ordenara lo contrario.
»Oh si soy estúpido ¡Voy a su oficina!«
Se reprimió en sus pensamientos de nuevo.
Camina y da cada paso en silencio, como se lo enseñaron desde pequeño, una clave en el equipo de infiltración siempre es pasar sin ser notado, por eso cada zancada era una nota de silencio.
Recuerdos
Sus manos van directo a las grandes puertas de madera y las abre, pero retrocede al percibir aquel olor putrefacto, los cadáveres, las personas que ella mató, él pelirrojo no se acordaba de aquella sorpresa nocturna, después de su…
»No« se regaña.
No podía pensar en eso, porque cada vez que caía en el recuerdo de esa misma noche, de hace unas horas, cuando creyó que era imposible, pasó, se besaron y no había marcha atrás después de eso.
Ignorando los cadáveres Aries presiona una mano en la punta de su nariz para evitar el olor, olor a sangre derramada y dañada.
Asco.
Camina por su escritorio e intenta abrir las gavetas pero no, todo esta con llave.
»Vaya mierda«
Se devuelve e intenta buscar por encima, dentro de libros, toca las paredes para ver si detecta algo mas que semento, pero nada, no hay nada.
»¿Donde esconderás todo Fénix?«
Resignado revisa la hora y se apresura a volver, ya casi se despierta así que de vuelta a su papel, se enfoca en la puerta de esa habitación y sin querer su lado erótico empieza a maquinar.
»Seria muy interesante entrar y verla dormir»
»Aquel pijama que trae puesto me pide a gritos que lo arranque«
»¿Como seria estar con Eunoia?«
No, eso es lo que quiere decir, pero su subconciente lo traiciona y hace que imagine cosas…que no deberia.
La alarma suena con un pitido incomodo Eunoia se mueve entre las sabanas negándose a despertar, Flip oh el pequeño Flip la víctima de anoche sufrió mucho, el susto que se llevo al notar que los que entraban por la puerta no era su dueña.
Ella no quiere despertar, pero el insistente sonido de la alarma hace que la ira se apodere de su mente y quiere arrojarla hasta que estalle en pedazos y sólo queden fragmentos.
Impotencia.
Abre los ojos poco a poco, estira el brazo para apagar la »maldita cosa« y se levanta.
»¿Que tengo que hacer hoy?« pregunta mentalmente.
Ella podría llamar a Pol, otra vez, le gustaba molestarlo siempre, aunque de todos formas le recompensaba de alguna forma el que la soportara tanto, Eunoia apreciaba a su asistente, si, por muy raro que suene ella le tenia cariño, aunque jamas se lo diría ni en su lecho de muerte.
Se ducha rápido y sale a buscar su ropa ideal para hoy, venga lo venga, tenga lo que tenga puesto siempre se vería bien, esa era una de las maldiciones de los Fénix, el poder ser atractivos y perfectos en todo el sentido de la palabra y únicos porque como ellos ninguno.
Sin muchas ganas escoge un vestido negro, sin tiras, solo de hombros los cuales se abomban de tela oscura transparentes que terminan en sus muñechas, tiene muy bonitos diseños de pliegues en la parte superior y su falda es liza con algunos dobleces, es jueves, por lo cual esto suele ser lo habitual, por ultimo toma unas botas de tacón y una correa en su muslo derecho debajo de su falda para ocultar sus armas.
Ella se mira en el reflejo de su espejo y le gusta lo que ve, decide llevar el cabello suelto en ondas, un pintalabios cereza con brillo, se rocía colonia y se dirige a la puerta.
Al abrirla se sobresalta al ver a una figura masculina, ya le hubiera disparado de no haber sabido que se trata de él, de Aries.
Si…el tema con Aries es un poco complicado, ella no puede parar de pensar en la manera que actuó anoche en El Infierno de Hades, donde perdió el control porque eso fue, perdida de control.
Él se levanta y la luz refleja al pelirrojo con su traje, el mismo de anoche.
—Buenos días señorita Fénix—saluda él haciendo juego de una pequeña reverencia.
»lo odio« piensa de inmediato, no responde solo le mira y asiente mientras camina con sus cosas en mano.
Él no puede evitar mirarla, mirar su ropa, su cuerpo, pero trata de evitarlo él sabe que no puede hacerlo.
Eunoia deja comida a su cachorro y no inmuta palabra alguna, en su mente solo esta presente lo que tendrá que hacer hoy y sobre todo, planea la idea o mejor dicho, la forma de como decirle a su jefe de seguridad que pase con ella y su familia todo un fin de semana con ellos y que eventualmente sera la casa de los mafiosos mas respetados y temerosos.
Un poco complicado la verdad.
—Ya sabes a quien llamar para que saque los cuerpos—es la primera vez que ella habla—encargate de eso mas tarde, él vendrá y sabrá que hacer no te preocupes.
Aries la toma por sorpresa, pensó que él podría quedarse a "supervisar" y con ello explorar mas con calma.
Al parecer no, Fénix no esta en condiciones o tal vez no tiene la suficiente confianza.
—Vamos—sentencia Eunoia mientras ambos se dirigen a la puerta.
El ambiente es tenso y un poco incomodo, pero ambos mantienen sus expresiones en alto, sin mostrar ningún tipo de sentimiento, pero mas lo hace notar es su jefa, la cual siempre tiene su rostro frío y mirada en alto.
Ambos salen juntos y Eunoia lo invita a desayunar, pues tampoco quiere que se muera de hambre por su culpa y aunque al principio él se niega, una amenaza por parte de ella lo hace recapacitar.
Después de comer y no intercambiar muchas palabras al menos que fuera lo laboral, llegan por fin a la empresa.
Aries queda en recepción con su equipo mientras la mafiosa sube a su oficina con la esperanza en encontrar a Pol allí.
Y en efecto su asistente la espera con una sonrisa ladeante.
—Buenos días señorita Fénix—saluda él al mismo tiempo que se levanta a seguirla a su oficina—luce maravillosa como siempre, hoy tiene una agenda un poco ocupada.
—¿Que sabes de Astrid Luna?—pregunta ella directamente pensando en que dejó a su amiga tirada.
—Supe que un hombre de su confianza del cual desconozco, la fue a buscar y recide en un hotel, ella en simple palabras esta bien—le cuenta y ella suelta un respiro mas no completo por lo que a dicho sobre un hombre.
¿Quien sera? ¿Por que no le dijo que tenia a alguien?.
—Que mas tienes para mi.
—Oh aquí esta la enmarcacion de ayer—dice él buscando aquel dibujo que esta envuelto en un papel—vi el resultado y me gusto mucho, hoy tiene que reunirse con Clement Pier—murmura al francés que es un comprador de ella—viene a buscar mercansia dentro de poco.
—Bien, avisame cuando sea la hora—le dice ella y él asiente—puedes retirarte.
Pol se va y ella queda sola, sola en esa oficina grande, la cual le a costado sangre y sudor mantener pero mas que eso es uno de sus mayores logros.
Se sienta en su escritorio y empieza su rutina de siempre, ordenar papeles, revisar los códigos, llamar a unos posibles socios.
Llaman a la puerta y es Pol quien entra para avisar que ya es hora del encuentro.
Eunoia asiente y le dice que haga lo haga pasar.
Clement Pier, aquel de los muy pocos compradores de ella que vienen de Francia, solamente por su producto, ya que para exportar hasta tierras Francesas se complica un poco mas no es imposible.
El hombre que entra carece de cabello negro oscuro, su piel es de tez oscura, es delgado, ojos miel y con sus identificables atuendos.
—Fénix —la saluda con una reverencia que es algo que muchos hacen con ella—un gusto volver a verla reina exportadora.
Ella ríe en su interior mas no lo demuestra, no puede mostrar simpatía con otros…
—Pier—cede ella indicándole que se puede sentar—hace un par de años que no nos vemos ¿Unos tres años tal vez?
—Cuatro años mi reina—contesta corrigiéndola
—Eso, ¿a que se debe tu visita a la gran ciudad?—pregunta ella directamente.
Él le regala una sonrisa por lo bajo y se endereza en la silla.
—Mas que todo negocios, ya sabe usted como es esto—responde y suena como si estuviera dando rodeo en el asunto y a la mafiosa no le agrada—se exparcio un rumor que llego a mis tierras por lo cual también e venido.
¿Rumor?
—Habla ya—sentencia ella con duda.
—Se dice que mató a sus socios y a su consejo ¿eso es cierto?.
Eunoia aprieta los labios en una solo linea y lo fulmina con la mirada mas eso no le extraña al francés.
—Es verdad, escondían secretos, una conspiración contra mi—confiesa ella—¿por eso has venido? ¿Por mi versión y única de la historia?
—No claro que no—se levanta él con una mano en el pecho y se planta de rodillas ante ella—mil disculpas si pensó que lo decía por información o chisme no fue mi intención perdoneme mi reina.
Su cara de arrepentido se refleja, él sabe que no puede tratarla de otra forma, sabe de lo que son capaces y en estos momentos no quiere formar una guerra entre mafiosos que seguramente ella terminaría ganando en un parpadeo.
La mafiosa suelta una sonrisa perspicaz y de disgusto.
No le gusta que nadie venga a quitarle su valioso tiempo y menos si es por habladurías.
Clement se levanta del suelo y sacude su pantalón mientras baja la cabeza, le debe respeto a ella y a su familia el Francés sirve a los Fénix como todos sus socios, en la familia Fénix esta su juego sucio de "yo te doy pero tú me sirves" así funcionan las cosas, todo esta basado en quien tiene mas poder del uno del otro.
—Al punto Pier, no tengo todo el día—pide ella y mas que eso es una orden.
Clément la mira a los ojos y desvía la vista de inmediato, esos ojos…los ojos de los Fénix son únicos solo tres personas los tienen entre muy pocas y son ellos, su abuela, su padre y ella.
—Quiero ayudarla, a buscar personas para su nuevo consejo—responde—quiero ser su servidor en este viaje, que los dos busquemos a las personas, tengo buenos socios en Francia que estan interesados de trabajar a la mano con usted—termina de decir él rezando toda la biblia para que ella acepte.
Clément Pier hace un tiempo atrás tuvo un enamoramiento fugaz con Eunoia Fénix, algo normal debido a su atisbe de belleza sobrenatural o el pecado mortal.
Pero él ya sabia que sus sentimientos no serian correspondidos, hasta la fecha ya no le gusta pero siempre provoca algo en él que lo obliga a estar atado a ella.
Ella lo piensa, no le vendría mal una ayuda y mas si viene por parte del Francés que a estado con ella todo este tiempo, persona de que a mostrado lealtad, y ahora mismo necesita a un consejo y socios pronto vendrá la reunión mas grande del mundo donde van todo tipo de mafiosos y ella necesita dejar todo al margen.
—¿Donde, quienes y cuando?—pregunta ella dándole a entender a él de que es un si.
Clément salta de alegría mentalmente por la decisión que la dama a tomado.
—Si quiere ahora mismo podemos ir, es en Francia no tardaremos mas de una semana mi reina—responde él y ella niega
—No puedo en estos tres días Pier, partiremos el martes en la noche mientras en ese tiempo puedes residir aquí en mi ciudad—le informa recordando que tiene que ir a la casa de sus padres si no quiere que la odien—quiero informes completos
sobre las personas que tienes en mente los veré cuando estemos viajando, hasta entonces—se levanta ella y él lo hace igual—puedes retirarte.
—A sido un placer, nos vemos hasta entonces, lo estaré esperando con ancias mi reina—se despide al igual que cuando entró con una reverencia.
Cierra la puerta y la mafiosa queda sola de nuevo, maquinando si esto es o no un buen plan y otra pregunta viene a su mente
¿Que quiere ganar Clement Pier con esto?.
No todo el mundo quiere servir de este modo y eso es los que averiguará.
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