Veintisiete

Hermione

A donde sea que iba siempre existía algo que lograba que recuerde a Draco Malfoy, tras regresar a cursar el cuarto ciclo su mirada directa, me hacía dudar de mi temple, empezaba a cuestionarme si los latidos acelerados de mi corazón se debían a una arritmia o era la ansiedad al estar escapando de él apenas terminaban las clases, o ese extraño sentimiento romántico que no quería aceptar, mas fuese como fuese con suerte estaba por finalizar el semestre con éxito.

— Eh, dejaste tu teléfono en la mesa — Hope se acercó a paso veloz. — No te quedaste a escuchar lo que iba a decir el profesor Potter.

— Ya, estoy ocupada. Debo correr a la empresa de mi padre, hay una reunión de accionistas a la que no puedo faltar por ser la heredera — Me justifiqué mientras recibía mi teléfono — ¿Qué fue lo que dijo?

— Entiendo. La universidad hará un baile para recaudar dinero para los damnificados de Filipinas — Suspiró de manera dramática, ella era muy sensible con ese tema. —Será ambientado en los años 1700... vestidos pomposos y elegantes, será como fingir que eres una princesa. Por suerte tu cabello ha crecido y lucirás hermosa. ¿Vendrás?

— ¿Cuándo es? — No tenía intenciones de asistir, mas tenía claro que mi padre me obligaría a hacerlo ya que nosotros estamos enviando una fuerte suma de dinero a Filipinas debido a que casi la mitad de la ciudad fue destruida por el tifón y hasta el momento había más de 2000 fallecidos.

— En una semana, el sábado que viene. Hasta los profesores deberán vestirse como los caballeros de esa época. La profesora Pansy seguro que vendrá, dicen que este segundo embarazo no la deja ni respirar, pero por una fiesta así es seguro que viene.

Asentí, durante la semana traté de contactarme con Sam para que me acompañase a la fiesta, pero resultó que junto a Neville fueron llamados por una urgencia de la UKSA (United Kingdom Space Agency), que vendría a ser el equivalente de la NASA y no los vería hasta navidad y para eso faltaba unas seis semanas.

Ir sola a una fiesta no mata a nadie, mas mi padre no lo tomó así, se deshizo de mi SUV y compró un Rolls Royce 2014 en color negro que obviamente estaba blindado, claro que era el modelo que saldría en enero, para mi padre no era imposible conseguir nada y más cuando mi seguridad estaba en riesgo. Desde lo ocurrido con Cormac empecé a entrenar kickboxing, solo para no tener que depender de un salvador que tal vez la siguiente vez no podría estar.

Así que llegado el día tuve que manejar usando risible vestido antiguo hasta la universidad, era en color rosa claro, largo hasta los tobillos, me puse guantes blancos y una capa negra al estilo de caperucita roja para evitar que se me viera la espalda y tuve que colocarme un par de extensiones en el cabello para que no parecer Edna Moda.

Claro que la universidad Hogwarts de Ingeniería y Medicina era un castillo, entonces con esta clase de atuendos no parecía desentonar, de hecho, me hacía creer que podría ser una dama de sociedad. Suspiré mientras recorría los pasillos que me conducirían al gran salón donde se celebraría la fiesta y al parecer llegué demasiado pronto. Mamá tenía que enseñarme que debía llegar media hora antes a donde fuera, me hubiera gustado que ella asistiera conmigo a esta fiesta, sin duda estaría feliz y buscándome pareja entre la multitud de guapos hombres de la universidad... Para luego escabullirse por un trago de Whisky.

Oye mamá, deberías ayudarme con mi paz mental, en estos meses realmente me he sentido fatal. Ya te dije que no quiero un reluciente caballero, pero un poco de ayuda me vendría bien.

— ¡Señorita Granger! — Era la voz de Draco Malfoy. — Espera un momento por favor...

¡Mamá! Mejor no ayudes, me basto solita.

Demonios debí haber corrido y evadirlo, o incluso ignorarlo, pero giré sobre mis tobillos e hice una reverencia como si saludara a la reina Isabel II.

Entonces la suave melodía de La Valse de L'Amour empezó a sonar, chelos, violines, flautas y clarinetes, claro que, la música de una orquesta sinfónica siempre me llevaba a un mundo de un cuento de hadas, como el baile de alguna princesa de Disney. Casi me sentía como si fuera Cenicienta o la bella durmiente y tal vez fuera la segunda por el color de mi vestido.

— Lo siento, aquel día debí correr a tu casa a pedirte perdón — Fue lo que dijo al acercarse a mí lo suficiente como para que pudiera escucharlo.

— No era necesario, en aquel momento solo deseaba huir y no verle la cara, profesor— Lo observé, sí que parecía un caballero de esos de 1700, estaba tan guapo con aquel atuendo que me hacía soñar con Mr. Darcy. — No me gusta enfrentar las situaciones del tipo romántico, son tediosas porque lastiman y yo ya tuve suficiente con la pérdida de mi madre.

— Lo imaginaba y a decir verdad estos meses han servido para pensar acerca de nosotros. — Me tendió la mano — Tenemos que hablar en privado.

Acepté ir de su brazo, por suerte decidí usar zapatos planos así nadie oiría mis pasos. Al ingresar a un aula vacía me vi acorralada contra la puerta y al observar el techo no había ninguna cámara que pudiese registrar lo que estaba ocurriendo.

Me besó y tras varios segundos me dejé llevar al país de nunca jamás, donde las sanciones reinaban y donde el físico exigía conceder el perdón para poder continuar con estas espléndidas atenciones hasta el final de mis días.

— Se nota que me has extrañado — Susurró en mi oído al separarnos.

— Creí que era un caballero que no se dejaba guiar por sus impulsos. — Respondí mordaz y complacida.

— Después de verte una infinidad de veces besar al señor Corlett, no pude evitar sentir celos. — Su mirada intensa me hacía temblar, no dejaba de acorralarme contra la maldita puerta.

— ¿Celos? Eso es absurdo, apenas salimos un par de meses y no oficializamos nada — Yo no había sentido eso en lo absoluto cuando lo vi con la señora Lovegood, tal vez una minúscula molestia que terminé olvidando en cuanto dejé de verlos. — Profesor, si es todo lo que dirá yo me...

— A diferencia de ti, yo soy celoso cuando alguien me atrae. — Volvió a besarme, pero esta vez solo fue un rápido roce — Nunca me ha interesado cortejar a nadie y sabes que no soy tan estúpido para arruinarlo...

— Sí lo sé, aun así, prefiero mantener mi distancia... — Toqué su pecho y su corazón latía de manera apresurada, igual que el mío — No es que no perdone, solo debo salvaguardar mi corazón y emociones. Yo vine a estudiar no a ser la novia o pareja de alguien.

— Lo mismo digo, yo vine a enseñar no a enamorarme de una niña — Presionó su frente contra la mía, yo dejé de tocarlo — Pero los sentimientos me han traicionado por primera vez... y aquí estoy frente a la niña más esquiva y difícil del universo. Es seguro que mi padre estaría feliz porque al fin he encontrado a una mujer que no se rinde ante mí y no teme decir que soy un acosador en mi cara.

Mis mejillas empezaban a arder y la ansiedad estaba haciendo que mis manos transpiraran y por ende mis guantes blancos empezaran a molestarme. — Sin duda es usted un acosador y yo lo suficiente directa, mas en estos asuntos del corazón no sé por dónde empezar... prefiero abstenerme del aprendizaje romántico.

— No digas eso, solo déjame llevarte, será como si estuviéramos bailando un vals — me condujo al centro del salón para bailar y me dejé llevar por él mientras sostenía mi cintura — Será tan fácil como bailar...

— Si accedo otra vez, ¿promete que esta vez su cortejo será exclusivo y tomará las medidas necesarias para no pasar del lugar de acosador al acosado? — mordí mi labio inferior.

Me acercó más a él — Por supuesto, y tú deberás prometer que no tendrás un novio falso...

— ¿Novio falso? Sam es bisexual y le gusto de la misma manera en que Neville le gusta, pero ahora ellos dos pasan demasiado tiempo juntos — Fue inevitable suspirar al darme cuenta de que fui relegada por mis amigos, lo que me parecía bien porque ver sus besos candentes me dejaba perpleja — Sam tiene claro que me gusta otra persona...

— Sigue siendo un novio falso — Me hizo girar para abrazarme contra su pecho — Yo no quiero ser uno falso...— Sus labios estaban tan cerca de mi oído que no podía concentrarme — A lo mejor me gustes lo suficiente para renunciar a la vida de soltero.

— Hace un momento dijiste que estabas enamorado ¿y ahora solo te gusto, Draco? — Volví a llamarle por su nombre y creo que le gustó, sentí sus labios sobre mi mejilla.

— Estoy probando si prestas atención... — Su suave risa me estaba seduciendo. — Hermione, siempre escuchas lo que digo y lo interpretas a tu favor... Quiero bailar toda la noche contigo si así consigo que me perdones por ser tan hermoso y ser acosado por las mujeres de este planeta.

— Ya, solo eres un rubio con suerte. — Deseaba provocarlo.

— Mi suerte no estará completa sin ti, Hermione.

Deshice el abrazo — Es mejor ser invencible e inalcanzable, así me perseguirás y no verás a otra mujer que no sea yo.

—  si esa ha sido tu estrategia para mantener mi interés en estos meses, tienes que saber que te ha resultado de maravilla. Sé que eres una doncella y no mujer — Otra vez metiéndose con mi pureza y sonriendo de manera tan arrogante.

— Sigue molestando con eso y no te la daré jamás. — Me tomó de la mano para que volviéramos a bailar al compás de un vals imaginario.

— ¿Acabas de admitir que deseabas que yo fuera...

— Lo has dicho, deseaba... — Mordí mi labio — Ahora estoy insegura...

Sus besos me hicieron olvidar mis dudas, si tan solo él no fuera un caballero... si tan solo me llevara hasta su departamento para consolidar esto que estaba sintiendo en mi pecho y que de ninguna manera deseaba darle nombre.

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