Capítulo 12
—¡¿Karma?! —gritaba desesperada la pelirroja por toda la vivienda. Había llegado hace poco y en ese tiempo estuvo buscando a su hijo por toda la casa.
El sonido de una lampara rompiéndose resonó por todo el lugar. Destrozaba todo a su paso, estaba tan furiosa.
—Estúpido Karma —maldijo haciendo sonar sus dientes de la rabia.
Era demasiado tarde para ir en busca del pelirrojo y estaba bastante cansada. Solo se fue a dormir, aunque el saber que Karma huyó, no la dejaba descansar del todo tranquila.
•••
—Chicos, veo que están algo agotados —opinó Saori acercándose a ambos, quienes estaban recostados en el sofá de ella—. ¿Por qué no van a dormir?
Ambos asintieron, se levantaron del sofá, pero Hiromi detuvo a Karma tocando su hombro.
—A-Ah, Karma —el chico se giró—, yo dormiré con Nagisa. Aún no me siento lista para que ambos duerman juntos —Karma sonrió.
—No se preocupe, no hay ningún problema —dicho aquello, se retiró para continuar con lo que haría.
•••
Habían pasado dos semanas desde la huida del pelirrojo. Tami buscó por donde pudo —incluyendo la vivienda de Nagisa, a la fuerza—. Pero simplemente no halló nada.
Irritada, jaló de sus cabellos con fuerza. Estaba tan furiosa y desesperada.
Tomó su teléfono, pediría consejos a su amiga la psicóloga y también algunas sugerencias de los posibles lugares donde Karma estaría.
—¿Bueno? —contestó Saori al otro lado de la línea.
—Saori, no te lo he dicho, pero Karma se escapó. ¿Podrías ayudarme a encontrarlo?
—¿Es en serio, Tami? Me hiciste sentir terrible como me trataste la última vez y solo me buscas por necesidad —su voz demostraba molestia—. No, no pienso ayudarte. Probablemente Karma esté en un mejor lugar que contigo.
Tami suspiró, no quería darle una mala respuesta a la psicóloga.
—Está bien, gracias por tu ayuda —trató de no sonar enojada, pero no se sabía cuál era su estado de ánimo al forzar aquello.
—Adiós —colgó.
Estrujó su celular entre su mano. No sabía si arrepentirse de haberla tratado mal o no. Además Saori fue un impulso para que Karma no renunciara a sus ideas.
Ya no sabía que hacer, ni donde buscar. ¿Sería lo correcto pedir ayuda a la policía? No, posiblemente se llevarían a Karma de su lado ya que este podría decir que no se siente cómodo viviendo con ella.
•••
—Karma, Karma, Karma —llamaba Saori entrando a la que ahora era la habitación del pelirrojo.
—¿Qué pasa?
—Tu mamá me llamó hace poco —se sentó sobre una silla que estaba en el lugar—. Quería que la ayudara a encontrarte.
—¿Te negaste?
—¡Sí! —gritó orgullosa con emoción. Karma rió por la actitud de la mayor.
—Gracias, Saori.
—No es nada. Yo solo quiero lo mejor para ti y que seas muy feliz. Estaré dándote la felicidad que tu madre no —soltó una pequeña risita.
—Ojalá tú fueras mi mamá —la observó mejor—. Pero no quiero ser una carga para ti y no puedo quedarme aquí por siempre.
—No, no, no eres una carga.
Yo podría hacerme cargo de ti cuando metan a Tami a la cárcel —rió por la pequeña broma que acababa de inventar. El pelirrojo de igual forma, rió.
—Eso no va a pasar.
—Pero está bien, tomaré el lugar de mamá por el momento. Así que confía en mí como si fuera tu nueva madre —se levantó.
—Sí, lo estoy haciendo y seguiré así. Gracias de nuevo, Saori.
—No es nada. Ahora tengo que hacer algo, así que hablaremos después —salió de la habitación dejándolo solo, con una sonrisa en su rostro.
Por primera vez, encontró a alguien en quien confiar y se sentía feliz por recibir una comprensión tan buena.
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