Epílogo
Me siento sumamente agradecida con cada uno de ustedes que ha concluido este viaje conjuntamente conmigo. Espero que nos leamos en las próximas historias. Les quiero.
Abby
Cinco meses después.
Mi madre estaba tarareando una canción de cuna, mientras nos encontrábamos sentadas en las mecedoras que mi suegra nos había regalado, nos mecíamos al son de su melodiosa voz. Tengo tanto que agradecerle a mi madre por estar en cada momento que la he necesitado, sin ella estaría perdida, al principio no sabía absolutamente nada sobre cómo atender a un bebe; además de añadir que son dos, sinceramente me estaba muriendo de tan solo pensar que por mi negligencia le pasara algo a mis bebes.
Pero esos temores han quedado atrás, bueno parte de ellos, aun siento que se me pueden caer o peor podrían sufrir el síndrome de la muerte súbita en lactante, mayormente conocido como muerte de cuna, y de solo pensar en esto la piel se me pone chinita, se me escuecen los ojos, al mismo tiempo que un nudo se apodera de mi estomago y garganta.
Disipo esos pensamientos tan negativos, fijo mi mirada en mi pequeña Liz, es tan preciosa sacó lo mejor de los dos. Acaricio su cabellera rubia tan suave al tacto, me encanta olerlas por su aroma a bebe, además de mi color de cabello tienen el mismo tono de ojos que los míos. De Luc sacaron sus facciones y espero que también su altura, porque si salen a mí, las compadezco delante de tantas personas con semejantes alturas. Escucho el chillido de las niñas y sonrío sabiendo porque están emocionadas, de seguro les llegó el aroma de su padre, puesto que tanto escándalo de su parte solo es dedicado a su persona favorita. Sí, mis hijas son niñas de papi conmigo no se emocionan tanto como con él.
Justamente lo que estaba pensando, Luc entro a la estancia saludando a mi madre quien le paso a Liv para apresuradamente despedirse y salir a buscar a su actual pareja, sonrío agradecida con la diosa luna que le ha brindado una nueva oportunidad de compartir el resto de su vida con un compañero. Hablando de compañeros, el mío se acerca besando la cabecita de Liz para terminar besando mis labios.
— ¿Cómo están mis bellas mujeres?
— Estamos bien ¿Tienes hambre amor? —Hace unos días atrás Luc reinicio sus labores fuera de casa, y sobra decir que cada segundo lo extraño más.
— Mucha, hoy no he podido probar bocado desde el desayuno.
— ¿Mucho trabajo?
— Demasiado. Pero ya pronto sacare el día para nosotros cuatro.
— Mi amor, nosotras entendemos la responsabilidad como alfa, pero sobre todo puedes contar conmigo que para algo soy tu luna. —le guiño un ojo para ponerme en pie y poner a Liz en sus brazos— Iré a preparar la cena. Muy pronto se quedaran dormidas, ahora más rápido porque les encantan tu olor.
— No te preocupes mi amor yo las dormiré. — Lo beso para salir hacia la cocina, me paro antes de cerrar la puerta y mi corazón late desesperado cuando escucho a Luc empezar a contarles como nos conocimos. Ver los tranquilas que se quedan mientras su papi les habla me llena de amor.
Aun con lo errático de mi corazón, decido apresurarme para prepararle la cena a mi esposo, quien ha tenido unos días súper complicados. Al sopesar en esto me pregunto ¿Qué era lo que encontraban de atractivo aquellos que querían el puesto de alfa? Porque todo lo que veía eran responsabilidades, dolores de cabeza, personas obstinadas y caprichosas que esperaban que le dieran la razón. Aunque no todo es malo, pero muchas personas me hacían dudar y querer proteger a mis niñas de este liderazgo, aunque es algo que ellas deben de decidir.
Mientras preparaba pasta sentí unos brazos rodeando la cintura y apretujándome hacia su cuerpo, suspire siguiendo con mi preparación.
— Que rico huele mi amor—beso mi cuello.
— ¿El platillo o yo? — le pregunto con picardía, si seguía oliéndome el cuello y besando el lóbulo de mi oreja en vez de terminar la pasta seria otra cosa lo que terminemos.
— Ambos, aunque tu hueles mejor—susurro en mi oído provocando que mis piernas se volvieran gelatina de la excitación que comenzaba a esparcirse por mi cuerpo deseoso después de tantas privaciones en estos dos meses. Ya teníamos luz verde por lo que no podíamos esperar más.
— Amor, tenemos que cenar y...— mi oración se quedo a mitad cuando me alzo en sus brazos luego de apagar la estufa, ascendió las escaleras con premura.
— No te preocupes que ya vamos a cenar—sello nuestros labios en un beso que parecía más promesa que otra cosa—Pero te aseguro que esta cena es la mejor de todas.
— Amor...
Sus labios poseyeron los míos intentando mitigar cualquier protesta que pudiera ejercer, deje de pensar para sentir. El cuerpo musculoso de mi esposo se sentía tan bien sobre el mío, sus manos tan magistralmente ayudaron en la labor de desaparecer toda la ropa para cumplir con su objetivo de estar desnudos.
Hizo un recorrido con sus dedos desde mis senos hasta mi centro donde le prodigo caricias que revolucionaron todo mi ser, segundos después, unió su lengua al juego mientras me retorcía de placer necesitándolo completamente y enterrado en mi.
—Luc—solo fue necesario clamar su nombre para que entendiera lo que deseaba, se incorporo para posicionarse en mi entrada y suavemente embestirme.
Continúo embistiendo hasta que en un momento nos dio la vuelta para que quedara encima. Pose mis manos en su pecho para poder balancearme debidamente sobre su erguida polla, de arriba abajo con movimientos circulares. Sus manos se aferraron en mi cintura para ayudarme a impulsarme, gemí para acelerar mis caderas de manera que provoque que se sentara para acariciarme mejor.
Sus labios se apoderaron de los míos, mientras su mano se colaba hacia mi capullo haciendo que todo se intensificara a tal magnitud que el orgasmo se comenzó a construir en mi bajo vientre. Nuestras miradas se engancharon pudiendo ver claramente la palabra amor escrita en ellos, como se que en los míos también están grabadas a fuego, con la intensidad de nuestro amor llegamos a la cima del placer.
Nos desplomamos en la cama abrazados, mientras esperábamos que nuestra respiración se calmara, sentía sus manos acariciando mi espalda. Todo se sentía perfecto.
— Te amo mi luna.
— Yo te amo más.
Delinee su rostro con mis dedos antes de devorar sus labios y reactivar la pasión, con cada roce se acrecentaba el panorama, siendo detenido por el llanto de nuestras bebes. Nos alejamos para colocarnos rápidamente la ropa porque ellas exigían nuestra presencia, aunque es extraño porque cuando se duermen lo hacen hasta las cuatro o cinco de la madrugada.
Una vez llegamos donde estaban nuestras princesas, hicieron silencio al sentirnos cerca.
— ¿Qué sucede mis pequeñitas? —susurro para tranquilizarlas, Luc sostiene a Liz, quien comienza a reír ocasionando que Liv también se una.
— Al parecer no quieren dormir solas—me mira con sus ojitos suplicantes.
— No Luc, deben aprender a dormir en su habitación. si continuamos llevándolas a nuestra cama, nunca aprenderán.
— Pero son tan pequeñas que...
— Amor, ya veo que serás un padre apoyador espero no te pese después, cuando ellas empiecen a tener novios y...
— Mis niñas no tendrán citas, por lo que no tendrán novios.
— Esta conversación la dejaremos en veremos. Ahora vamos a cenar para más adelante dormirlas y traerlas de vuelta a su habitación.
— Está bien mi luna. —acepto a regañadientes.
Al final siempre lo convenzo, y es que lo máximo que han dormido en su habitación ha sido una semana. Amo a mis bebes pero quiero hacer las cosas bien, quiero que desde pequeña aprendan a dormir en su habitación y no en la nuestra, aunque un día mas que otro terminen haciéndolo. No sé si estoy siendo injusta en esta situación pero tengo mis propias percepciones y me cuesta ceder respecto a ellas porque quiero lo mejor por su bienestar. Por lo que veo tendré que ser la dura porque tienen a Luc bailando al son de la música que le colocan, y apenas tienen dos meses, que será cuando estén más grandes.
Nos sentamos en la isla para comenzar a comer, mientras nuestras princesas gorgorean felices de estar con nosotros. Suspiro enamorada de mis tres razones de vivir, los mejores regalos que he recibido fuera de navidad.
Lo mejor de todo este viaje, es que he tenido el mejor compañero, quien ha hecho posible que dos dulzuras se nos unan en el trayecto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top