XXVI: Deseos
♡⁀➷♡⁀➷Ray♡⁀➷♡⁀➷
He corrido como demente en medio de la nevada, buscando a Johan, esto me preocupa y mucho, él no conoce este lugar y fácil puede perderse. No puedo creer lo que hice, debí decirle antes y escoger mejor mis palabras. «Johan, ¿dónde estás?»
Llego al Parc deus Chaus-Butteaux, amo este precioso lugar, desearía no haber venido en esta condición y poder disfrutar a plenitud de este sitio. Espero encontrarlo aquí.
Ando despacio entre las caminerías, recorro cada parte hasta que diviso su suéter navideño, está parado frente a la laguna. Me acerco a él con cuidado, lo último que deseo es volver a espantarlo.
—Si estamos condenados a estar juntos por una estación —le digo bajo al llegar con él, se gira hacia mí y la expresión en su rostro me quiebra el corazón—, Johan, al menos hagamos que valga. —Permanece llorando en silencio mientras me observa.
Me apodero de su cintura y lo atraigo hasta mí. Acaricio su nariz con la mía, pero en lugar de besarme, se aferra con fuerza; yo hago lo mismo.
—Te amo, Ray —susurra a mi oído y vuelve a apretarme.
—Y yo a ti, niño —contesto en su tono y lo envuelvo con más fuerza—. No quiero separarme de ti.
—Yo tampoco —replica entre sollozos, odio que llore y más cuando soy el culpable—, pero entiendo, Ray. Rex es tu hijo y comprendo que desees estar activo en su crianza.
—Pero Johan, no quiero alejarme de ti, por favor, solo piénsalo.
—Ray, te entiendo. —Me suelta. Lo veo limpiar sus ojos y tomar una profunda bocanada de aire antes de continuar—: Entiéndeme tú a mí. No puedo quedarme, mi vida está allá, en Santa Mónica. Mi familia, amigos, equipo, ¡Demonios! Incluso mi loquero. —Suspira con fuerza—. Ray, mi pasión está allá.
—Piénsalo, ya vas a terminar la escuela, puedes aplicar a una universidad aquí. —Su pecho se infla y desinfla de forma errática—. Johan, sabes que puedo apoyarte en lo que sea.
—¡Pero parece que no en mi decisión! —Camina hacia la laguna—. Te amo demasiado, pero no puedes pedirme que renuncie a mi vida… Apenas comienzo a recuperarla. —Vuelve a quebrarse al decir eso y de nuevo me acerco a abrazarlo.
Permanecemos juntos, sollozando en silencio mientras contemplamos la laguna helada y la nieve caer. Me niego a creer que una vez más lo voy a perder.
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Johan y yo hemos decidido hacer que valga cada minuto de esta última estación, así que este día continuamos compartiendo y paseamos, según el mapa de Rex mientras compramos los últimos detalles para la celebración de año nuevo.
Hoy estamos en el pueblo de la navidad en Fever de la défense, un enorme y fantástico mercado con una gran noria que engalana el lugar, lo hace aún más atractivo. Johan luce sorprendido con todo, Rex lo arrastra a los puestos en los que conseguir mercadería de anime, ¿cuándo no?
—¡Hey! Me gustan esas esferas del dragón —dice Johan emocionado—, creo que las llevaré de recuerdo.
—¡Genial elección, Cullen!
—Par de otakus, deberíamos estar comprando lo de la lista de Clari.
—¡Mira papá, una copa lunar! —exclama Rex entusiasmado al mostrar el objeto y yo no hallo donde meter la cabeza, fijo los ojos en el artículo…
Es… es…
—¡Es tan hermosa! —Se me escapa mientras tomo con cuidado, la delicada pieza dorada de colección entre mis manos.
Mis ojos por un momento viajan hasta Johan, quien me observa asombrado. Su gesto poco a poco muta a uno más burlesco hasta estallar en una fuerte carcajada.
—Bien, te dejo con tu copa —habla entre risas y palmea mi pecho al pasar junto a mí—. Iré a comprar mis esferas, Hércules. ¿Quieres que invoque a Shenglong para que encuentres algo especial de Sailor Moon? —pregunta entre burlas, Rex no para de reír. Tomo un cojín de una mesa y se lo lanzo a Johan quien lo atrapa muerto de risa—. ¡Oh, Luna! Sí, voy a llevarte, seguro Hércules va a apreciarte.
«¡Maldita pena!». Clavo los ojos en Rex que sigue riendo a carcajadas hasta notar mi semblante serio, así que sonríe nervioso, mira en todas las direcciones y huye entre los puestos. Condenado niño venir a exponer mi secreto amor por Sailor Moon y lo peor, delante del burlón de Johan. Niego con la cabeza y una sonrisa se me escapa.
Ya qué, llevaré la hermosa copa y veré que más hay en este lugar antes de ir por lo que Clari pidió.
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Echo al cesto las últimas cosas de la lista y cuando voy a cancelar, noto a Johan acercarse hasta mí, lo veo sacar algo de uno de sus paquetes y colocarlo en su abrigo, al verse descubierto sonríe.
—¿Qué ocultas? —pregunto una vez que está conmigo.
—Nada. Son solo dulces, Hércules. —Vuelve a sonreír—. ¿O debería llamarte Tuxedo Mask, ahora?
Le doy un fuerte empujón que lo hace trastabillar, pero jalo su mano para impedirle caer y me giro hacia el vendedor mientras hace las cuentas, hablo con Johan y lo empujo cada vez que se burla, entonces me percato de que a dos puestos del lugar donde nos encontramos hay un sujeto que parece seguir a Rex. Por un segundo no hago nada, pensando que es otro comprador, pero resulta raro, el tipo está detrás de Rex, a cualquier sitio que él se mueve el hombre lo persigue.
—Johan, por favor, encárgate aquí, iré con Rex —le pido en tono serio y él afirma en silencio. Lo noto algo extrañado, quizás por mi actitud.
Camino veloz hacia el área donde está mi hijo, conforme me acerco, noto que el hombre habla con él acerca de su canal, vídeos y ese tipo de cosas. Rex pone los ojos en mí y lo escucho decirle con claridad:
—Sí, mi transmisión favorita fue sobre el alerta ámbar.
El sujeto ladea la cabeza, entonces me paro detrás de él y palmeo su espalda.
—¿Qué se te perdió, amigo? —inquiero en tono serio, Rex corre y se refugia atrás de mí— ¿Necesitas algo? No creo que mi hijo pueda ayudarte.
Escucho al sujeto reír, por algún motivo me resulta familiar, pero al girarse es que lo reconozco.
—¿Quién diría que me toparía con el gran Raymond Fisher?
«Es el oficial hijo de puta».
—Oficial, perdón, detective.
«Desearía saber ¿qué carajos está haciendo aquí?», es mi único pensamiento al verlo sonreír con insolencia, desgraciado.
—Cuénteme, ¿ahora persigue a niños?
—Tranquilo, Mr. Fisher, soy seguidor de su hijo.
—Sí, eso pude notarlo en su manera de acosarlo, ¿qué carajos quiere?
El tipo vuelve a sonreír de esa manera arrogante y lo veo pasar la mirada más allá de mí, entonces me percato de la presencia de Johan que viene llegando con nosotros.
—¡Ray, listo! Ya tengo las cosas —anuncia al estar junto a mí, pero algo me llama la atención; aunque intenta aparentar tranquilidad, puedo notarlo un poco nervioso, incluso aprieta mi mano en un reflejo luego de estar frente al oficial.
La sonrisa del tipo se amplía por un momento y estoy seguro que se debe a Johan. Aquí pasa algo.
—Mr. Fisher, sigue con esos gustos, bueno se determinó que su víctima…
—No soy ninguna víctima —lo interrumpe Johan en un tono desafiante.
—Exacto, a eso iba, se determinó que es en realidad su pareja. —No aparta los ojos de Johan, su gesto se torna algo amenazante, incluso al sonreír—. Mr. Fisher, cuídese, no se meta en problemas. —Se gira para irse, dice adiós de espalda con la mano y yo aún no entiendo nada.
Johan es el único que puede aclararme esto, ¿cuántos secretos sigues ocultando, niño?
♡⁀➷♡⁀➷Johan♡⁀➷♡⁀➷♡
El chico de mirada huidiza se ha pasado la tarde intentando simular desconocimiento acerca del detective acosador, los nervios lo han traicionado en más de una ocasión y es consciente que en cuestión de tiempo, Ray decidirá confrontarlo y exigirle una explicación. El miedo cala hondo y no sabe cómo podrá zafarse de esta conversación…
Dramaturgo, deja de joder.
Tú debiste contarle desde un principio.
¿Y qué Ray terminara en problemas por matarlo?
Bueno, el sujeto es una escoria, no solo te hizo daño a ti, también lastimó a Rui.
Ni me lo recuerdes, no entiendo qué hace aquí.
¿Qué no entiendes? Está aquí por ti.
Maldita sea, Dramaturgo.
Ray se abstuvo toda la tarde de preguntar o comentar algo sobre el tema, obvio lo hizo porque Rex estaba con nosotros, pero ahora estamos solos en casa, nos preparamos para asistir a la celebración de año nuevo con Clarissa y su familia. Sé que va a bombardearme en cualquier momento.
¡Cuéntale!
Pero Dramaturgo.
¡El sujeto te ha estado siguiendo!
Quizás tienes razón…
—Niño, ¿de dónde conoces al tipo ese? —pregunta sin inmutarse y fijo la vista en Ray, intento idear una manera de evadir esa pregunta—. Me refiero al hombre que estaba con Rex en el mercado, el oficial. —Trato de disimular el nerviosismo que me produce.
—No lo conozco, Ray.
¡Demonios! Sueno nervioso, ni yo me creería.
—Johan, me mientes, ¿por qué?
Trato de evadirlo, voy a la cocina por una cerveza, pero Ray me alcanza y enseguida me quita la lata.
—Esto me lo confirma, ¿qué ocultas?
—Ray, es el detective que llevaba tu caso, Cory y yo nos enfrentamos a él y… —sigo hablando nervioso. Maldita sea.
—¡Deja de mentir! —habla fuerte y golpea la encimera con la lata. El sonido me hace tragar en seco— Johan, apretaste mi mano en cuanto lo viste, es más que solo el detective del caso y quiero la verdad, ahora.
¡Cuéntale de una vez!
—Bien. —Pongo los ojos en él—. Prométeme no enojarte.
—Eso significa que voy a hacerlo más de lo que ya estoy —replica molesto y viro los ojos, Ray permanece serio, expectante—. Por favor, Johan, habla.
Tomo aire y suspiro con fuerza antes de responder:
—Es el detective Ronald Raynolds.
—¿Ronald? He oído ese nombre.
Observo a Ray, atento, desde un nervioso silencio, él sigue pensando. Siento el corazón a punto de escaparse.
—Ronald. —Sus ojos se abren de sorpresa y posa su iracunda mirada en mí—. ¿Ronald? ¡Ronie! —Afirmo con la cabeza, nervioso—. ¿Ese hombre es Ronie?, ¡¿tu ex?!
—Ray, yo…
—¡¿El maldito pedófilo?! —Ray eleva la voz y doy un paso atrás, temeroso, al notar mi reacción se apresura a abrazarme—. Perdón por asustarte, no estoy molesto contigo. —Besa mi frente—. Johan, ¿qué hace ese hombre aquí?
Dile que se la pasa acosándote, cuéntale que casi te secuestra. ¡Varias veces!
—No-no... No lo sé, Ray. Me ha estado siguiendo —confieso nervioso.
—¿Es el tipo peligroso del que habló Moe? —Asiento en silencio—. Johan, tenemos que hacer algo. ¿Lo habías visto antes aquí? —Guardo silencio—. Johan —él insiste y de nuevo afirmo con la cabeza—. ¿Y cuándo pensabas decírmelo?
—Que-quería creer que era mi imaginación, Ray, no creo que él se atreva a…
—Ese hombre estaba con Rex, ¿no te das cuenta? —me interrumpe y llevo mis manos a la boca apenado, no, asustado... mucho en realidad.
Rex. No paro de temblar, no creo que Ronie se atreva a hacerle algo, ¿o sí? Es un niño pequeño. Ray luce muy molesto, camina de un lado a otro, temo cualquier reacción de su parte, porque es capaz de salir ahora y matarlo… eso solo traería problemas para él.
—Cory, dijo que podía encargarse de él… —confieso bajo, Ray me mira sorprendido.
—Cory sabe. ¿Y no confiaste en mí? —Niego con desesperación.
—Ray, le pedí no contarte porque te habrías metido en líos. —Fija sus ojos en mí, como un reclamo—. ¡Dime que no quieres salir ahora mismo y hacer de vengador anónimo!
Por largo rato luce furioso, luego suspira sonoramente y viene a abrazarme, besa mi frente.
—Entonces que Cory se encargue. —Ladeo la cabeza, confundido, y lo veo sacar su celular—. Minion, ¿cómo estás? Johan quiere levantar cargos contra el policía pedófilo. —Guarda silencio mientras Cory le habla y solo lo interrumpe de vez en cuando con respuestas automáticas como «sí» o «ajá», luego sigue escuchándolo—. Agrega delito de acoso, el tipo se la pasa persiguiéndolo, incluso está aquí en París, no sé qué pretende al acercarse a Rex. Perfecto, gracias. ¡Feliz año nuevo! —Guarda el celular y vuelve a apretarme fuerte.
Al estar entre sus brazos, en serio me siento seguro. Su calor calma todos mis nervios y miedos.
—Lamento no haberte dicho —confieso y acaricia mis mejillas, besa mis labios con suavidad.
—Entiendo tu razón, ahora Cory se encargará, recibió el caso muy contento. —Eso me hace reír—. Johan, no más secretos.
—Lo prometo.
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Todo en casa de Clarissa luce precioso. Hay invitados bailando, Rex juega con sus primos y claro, no pierde oportunidad de hacer alguna transmisión en vivo. La cena estuvo fantástica, el banquete fue preparado por las madre y suegra de Clarissa; ella, ahora baila en el salón con su esposo, lucen felices.
Hoy es una noche despejada, libre de nieve, al menos por ahora. El cielo se ilumina en tonos multicolor con cada pirotecnia que hacen estallar.
Ray llega junto a mí en la terraza, trae dos copas de champagne, adoro cómo luce con ese traje color vino, aunque sin duda mi parte favorita de su atuendo, es esa brillante sonrisa que le decora el rostro, aunque de nuevo use su estilo holliwodian.
—¿Disfrutando el paisaje nocturno, niño? —pregunta y sonrío al recibir mi copa.
—Ahora más.
Me giro para apoyarme en la barandilla y seguir contemplando las bengalas, Ray hace lo mismo junto a mí, pero besa mi hombro, eso me hace reír.
El cielo se ilumina cada vez más, conforme se acerca la media noche; de igual modo, la terraza se llena, pues todos los invitados quieren apartar un lugar para ver el espectáculo de luces que resultará cuando el reloj anuncie el nuevo año.
Ray entrelaza su mano con la mía sobre la baranda y giro el rostro hacia él para verlo. Nuestras miradas no se apartan, las explosiones multicolor se reflejan en esos hermosos ojos azules que, hacen a mi corazón latir rápido y lento a la vez.
La cuenta regresiva se oye lejana, poco a poco se vuelve un murmullo apenas audible, toda mi atención está centrada en la preciosa mirada que me acompaña, en esos ojos que me contemplan con mucho amor y deseo al mismo tiempo. Ray posa sus manos en mi cintura y yo lo hago en sus mejillas, así cerramos la distancia que separaba su rostro del mío y juntamos nuestros labios para finalizar un año y comenzar otro.
Las bengalas siguen iluminando el cielo, pero nosotros estamos muy ocupados en nuestra pequeña burbuja de felicidad, en la que no existe nadie más. Mi único deseo de año nuevo, es que este momento sea eterno, nunca quiero volver a alejarme de ti.
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Espero que no me odien🙈
Si no saben de qué va la copa lunar, en el multimedia está 😅
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