XXIV: París

♡⁀➷♡⁀➷Johan♡⁀➷♡⁀➷

El chico de mirada huidiza siente el corazón a punto de correr, el trepidar de su cuerpo no ha disminuido ni un momento durante todo el viaje a París. Los nervios también van en aumento a cada minuto...

¡Ay, Dramaturgo, ya! Por favor, intento calmarme. Me aterra las alturas y primero el helicóptero y ahora esto, juro que solo quiero aterrizar ya.

Bueno, pudiste negarte.

¿Y perder la oportunidad de ver a Ray?

Entonces deja los nervios.

¡Quisiera, pero no puedo!

Miedoso.

No aportas, Dramaturgo.

El capitán anunció que estamos a cinco minutos de aterrizar, pero eso lo dijo hace como una hora, creo, estoy demasiado nervioso.

Demonios, solo quiero pisar tierra y al fin ver a Ray. He intentado mil ejercicios de respiración de Campbell, pero en este preciso momento no me funcionan.

El avión comienza a descender y cierro los ojos para intentar disminuir la sensación de caída libre que experimento, mi corazón late demasiado rápido y siento hiperventilarme, entonces noto que la aeronave, al fin, toca tierra y comienza a detenerse.

Una vez que he conseguido calmarme lo suficiente en el asiento, me atrevo a levantarme e ir hasta la salida. Mis piernas parecen gelatina mientras bajo la escalerilla, pero siento los ojos inundarse al ver a la persona que me espera.

Lleva los brazos entrelazados detrás de la cabeza, su típico corte de cabello alborotado está cubierto por un gorro de lana azul con una estampa de Digimon, el abrigo que porta asemeja al de Aoshi Shinomori. La sonrisa en su rostro se amplía conforme bajo y así mis piernas dejan de ser jalea, logro correr a abrazarlo.

-Cullen, ¿disfrutaste tu viaje privado? -me dice mientras seguimos enganchados. ¡Cuánto había extrañado a este pequeño otaku! No quiero soltarlo-. ¿Lo ves, Cullen? Las promesas del meñique tienen poder -agrega y me separo de él para observarlo, confundido-. Prometieron estar conmigo para el invierno y pues mi reloj dice que hoy, veintiuno de diciembre, es oficial el inicio. -Volvemos a abrazarnos.

-¡Por supuesto! ¿Cómo no se me ocurrió? ¡Tú planeaste esto! -le digo exaltado. Lo veo asentir con una enorme sonrisa al separarnos y acabo emulando su gesto-. ¿Dónde está tu mamá?

-Sígueme, Cullen.

Llegamos con Clarissa y nos saludamos de un fuerte abrazo, pese a eso, sigo sin creer lo que orquestó este mocoso.

-¿Cómo hace tu hijo para planear estas cosas? -susurro en su oído y ella ríe en respuesta.

-¿Qué te digo? Es un pequeño genio perverso. -Volvemos a reír y me separo de ella, aunque mantenemos las manos enlazadas mientras me habla-: Johan, ¿Moe te contó todo, cierto? -Asiento en silencio a su pregunta-. Si estás aquí es porque confías...

-Por supuesto que sí, Clarissa, ¿tú confías en él? -la interrumpo con mi pregunta y ella afirma con una sonrisa-. Yo no tengo nada que temer.

-Él ha trabajado duro, Johan. Así que debes hacerle ver y entender eso.

-Lo sé. -Sonrío-. Ahora llévame con él.

París es precioso, de verdad encantador, cada sitio que transitamos mientras nos dirigimos a casa de Ray parece salido de una postal. Las luces navideñas en calles y avenidas hace ver todo como un sueño, solo espero que no lo sea; supongo que por esto es llamada la ciudad de la luz pluz porque es impresionante todo el brillo. Siento el corazón latir de manera cada vez más errática conforme nos acercamos. Rex hace de guía turístico, me explica un montón de cosas, pero mi mente solo se concentra en el momento del reencuentro.

Espero que no le moleste verme, porque, en serio, mi único deseo es volver a estar cerca de él.

-Entonces, Cullen ya el sonido está preparado para... -Rex me saca de mis pensamientos y lo observo confundido.

-¿Sonido? Rex, ¿qué estás planeando?

Me giro hacia el asiento trasero y el mocoso sonríe ampliamente ante mi confusión.

-Cullen, Rob debió decirte que planeamos algo grande...

-¡¿Y te parece pequeño todo lo que han hecho?! -replico exaltado, él, en cambio, ríe fuerte; básicamente se burla de mi cara de espanto.

«Este niño»

Me hicieron correr en esa motocicleta con Robert, me obligaron a subir a un helicóptero, me montaron a un avión privado donde además Rob dejó instrucciones para hacerme un cambio de look; todo para traerme hasta aquí y este chiquillo dice que, ¿aún falta más para que sea algo grande?

-Cullen, mi papá ha estado todo melancólico, extrañándote.

-Yo también a él, ¿crees que si aparezco en su casa, de sorpresa, no será suficiente?

El mocoso niega con una sonrisa y quiero patearlo.

-Es capaz y piensa que está alucinando. Así que, tienes que aparecer cantando...

-¡¿Qué?! ¿te volviste loco? No, perdón, siempre has sido un niño súper loco. -Clarissa no para de reír al volante luego de escucharme gritar-. Como no morí de un infarto, ¿quieres matarme de pena, ahora?

-Johan, ¡lo que no te mata te hace más fuerte! -exclama ella entre risas, no lo puedo creer, todos conspiran.

-Además, ¡sera baby one more time, Cullen, ya tienes experiencia!

Siento una tomatada apoderarse de mi cara y sonrío nervioso, pero ni eso inmuta al chiquillo.

-Tranquilo, seguro no tendrás que hacer un gran show, porque en cuanto te oiga correrá a buscarte.

«Pero este mocoso, ¿qué se cree?»

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La casa de Ray es un lugar sencillo, pero muy acogedor y encantador; parece una cajita con dos niveles forrada de ladrillos rojizos. Adoro la simpleza del lugar, creo que se parece a él. Rex abre el pequeño portón con cuidado de no hacer ni un ruido, aunque mi corazón late demasiado fuerte, incluso podría delatarnos. Entramos a un jardín marchito por el frío, pero que debe ser muy colorido durante la primavera ya que hay una gran variedad de plantas.

Rex conecta el sonido y enciende la iluminación, todo se ve como un cubo mágico. Son luces navideñas blancas, están ubicadas sobre nosotros y a cada lado del jardín.

-¡Rex, esto luce precioso! ¿Cómo y cuándo hiciste esto?

Sonríe al entregarme el control del aparato y un micrófono, luce demasiado travieso.

-Esa es la mejor parte, Cullen. -Ladeo la cabeza con una sonrisa al escucharlo-. Viene navidad, así que convencí a papá de hacer esto. -Ríe a carcajadas, eso me contagia y luego recuerda que todo es sorpresa, así que me hace señal de silencio-. No sabe que trabajó para nosotros, Cullen. -Palmea mi espalda y se dirige a la salida-. Suerte, Cullen -agrega y sube al auto de su madre, ambos se despiden desde la ventanilla, para luego ponerse en marcha.

Estoy solo en medio de esto, inhalo y exhalo incontables veces hasta conseguir calmarme un poco, entonces presiono el botón de play en el control y de inmediato el ambiente se inunda con el sonido de Baby one more time, mil recuerdos se aglomeran en mi cabeza y ni modo, me dejo llevar.

Sonrío al notar una luz encenderse en el nivel superior y la silueta de un gran hombre se dibuja en la ventana.

-¡Hércules, ¿vas a venir?! -grito con una enorme sonrisa.

Ray se asoma, su rostro perplejo lo dice todo, no sale del asombro, está boquiabierto. No aparto mis ojos de los suyos mientras improviso un baile sexi al ritmo de la melodía.

Su mandíbula casi roza el piso y estoy a nada de reírme, pero intento parecer serio, concentrado en esta locura que hago para él.

-I must confess, that my loneliness is killing me now. Don't you know I still believe, that you will be here and give me a sign. Hit me, baby, one more time.

Noto el pecho de Ray inflarse y desinflarse de forma cada vez más acelerada. Hago un giro que intento sincronizar con el movimiento de mi brazo, para incrementar un poco el volumen de la canción, pero en cambio, no sé qué presiono en el control y la cambio.

Mi corazón se acelera al escuchar al grupo Camila con su tema Coleccionista de canciones.

«Tu coleccionista de canciones, mil emociones son para ti, tú lo que soñé mi vida entera quédate en ella y hazme sentir.»

Me quedo inmóvil, en silencio, solo escucho la canción y contemplo a ese hombre que me mira desde arriba, cuyos ojos se inundan conforme lo hacen los míos.

«Solamente quiero que seas tú, mi locura, mi tranquilidad y mi delirio, mi compás y mi camino...»

Estoy temblando.

No tiemblo por el frío del invierno que comienza, no tiemblo por los nervios o el miedo producto de todo este viaje y este showcito que el mocoso me forzó a hacer. Tiemblo porque esa canción es mi realidad, es lo que siento en este momento, aquí delante del hombre que amo, el otro lado de mí mismo, ese que le aporta locura a mi vida y a la vez tranquilidad cuando mi mundo se vuelve un mar embravecido. Ese, con el que deseo estar para siempre.

Así que sonrío para él, sonrío porque estoy feliz de estar ante él, delante de esos ojos azules que asemejan al cielo despejado de verano, de ese verano en el que entraste a mi vida.

Veo a Ray sonreír también y correr hacia el interior, asumo que escaleras abajo. Vuelvo a tomar el micrófono y solo termino la canción.


♡⁀➷♡⁀➷Ray♡⁀➷♡⁀➷

Hoy cuando desperté, pensé en lo frío que sería este invierno pues así lo anunciaba el gris del cielo. Jamás imaginé que algo así pasaría, corro como loco por las escaleras para darle alcance a ese pequeño pervertido que canta en el jardín.

-Ya no queda más espacio en mi interior. Has llegado a consumir cada rincón, es por ti con el tiempo mi alma siente, diferente...

¡Dios! Estoy llorando con todo esto, creí alucinar cuando lo oí llamarme. Pero al llegar al pórtico, seguía allí, está aquí.

-Niño, estás aquí... -Mantiene los ojos anclados en los míos mientras continúa esa preciosa canción hasta acabar. ¡Dios! Mi corazón late demasiado rápido, podría salirse en cualquier momento.

-Solamente quiero que seas tú, yo pongo en tus manos mi destino, porque vivo, para estar siempre... Contigo, amor.

Johan tiembla, yo sigo sin creer que lo veo aquí, aun más asombrado estoy porque se atrevió a hacer esto sin una gota de licor en su sistema. Camino despacio al jardín, incrédulo, él corre hacia mí hasta fundirnos en un fuerte abrazo, juntamos nuestros labios en un dulce beso que se intensifica poco a poco. Johan no deja de llorar, yo estoy igual...

-Espero que haya sido suficiente tiempo para ti, Hércules -susurra en mis labios, entre gimoteos-, porque yo no podía seguir esperando. -Vuelve a besarme y yo lo envuelvo con más fuerza entre mis brazos.

-Niño... -murmuro y vuelvo a besarlo- Johan, no puedo creer que estás aquí. -Acaricio sus mejillas, brazos, espalda... todo de él con vehemencia; sigue temblando.

-Dímelo a mí, aún estoy aterrado por el viaje.

-Cierto, niño, temes a las alturas.

Johan asiente nervioso, envuelto en lágrimas. Acuno su rostro entre mis manos y vuelvo a besarlo, siento una mezcla de electricidad y fuego recorrerme, ¡cuánto había extrañado esta sensación!

-Aun así, estás aquí, conmigo... Johan.

Lo abrazo con fuerza y él me responde de la misma manera, volvemos a besarnos. ¡Dios! No puedo dejar de besarlo.

-Ray, ya lo sé todo -habla entre gimoteos y lo observo confundido-. Entiendo por qué estás asustado, pero yo confío en ti, Ray. Sé que nunca me lastimarías. -No me atrevo a moverme, el miedo me paraliza, Johan se aferra a mí antes de continuar-: Pongo en tus manos mi destino, porque vivo para estar siempre contigo, amor -susurra en mi oído y vuelve a besarme.

Mis manos se mueven por sí solas, reaccionando a su calor y así vuelvo a abrazarlo fuerte.

Nos dirigimos al interior de la casa sin despegar nuestros labios y cuerpos, apoyo su espalda contra el marco de la puerta y sigo besándolo cada vez con más intensidad, su boca se abre, dejándome acceder. Su aliento se mezcla con el mío, nuestras lenguas se acarician. Adoro tu sabor, ¡cuánto lo he extrañado!

Él mantiene las manos en mi nuca, aferrado muy fuerte, me atrae con deseo, entierra sus dedos entre mis cabellos. El apetito me consume e impulsa a colar una pierna entre las suyas para rozarle la ingle y excitarle. Suelta una risita vaga y vuelve a besarme.

-Ray... -susurra en mis labios.

Sé a qué se refiere, aún no hemos acabado de entrar; así que termino de jalarlo hasta adentro y cierro la puerta.

Lo aprisiono contra la madera y empiezo a desabrochar su abrigo sin liberar su boca, él termina de quitarse la prenda y la deja caer al suelo, me mira con una sonrisa cargada de lujuria al apoderarse del borde de mi suéter y tirar con fuerza hacia arriba, mientras elevo los brazos y le facilito el trabajo. Reparte besos y mordidas por mis pectorales, adoro las sensaciones que me produce.

Remuevo su jersey, nos dejo en igualdad de condiciones.

Mis ojos se deleitan con la hermosa desnudez de su torso. Amo el cuerpo de este chico infernal, muerde su labio inferior ante mi atenta mirada y volvemos a besarnos; estimulo sus pezones y escucho pequeños gemiditos que se le escapan.

Nuestros rostros buscan el ángulo apropiado, mi respiración se mezcla con la suya, su lengua baila al ritmo de la mía. ¡Dios, Johan!

Siento el ambiente calentarse cada vez más...

-¿Son cosas mías o el invierno parece verano? -pregunto en un susurro y él ríe bajo.

-Idiota -contesta en el mismo tono. Juntamos nuestros labios una vez más.

Mis manos viajan hasta su pantalón lo mismo que las suyas al mío, ambos desabrochamos a la par y tiramos con fuerza uno del otro entre risas, como una carrera por ver quién desviste primero al otro. Una vez desnudos, los besos no cesan; sus manos recorren cada parte de mi cuerpo, las mías se apoderan de sus hermosas y firmes nalgas, lo aprisiono fuerte junto a mí. Su cálida erección se frota con la mía.

Poco a poco consigo llevarlo hasta el sofá entre besos, algunos tropezones mezclados con risitas y disculpas expresadas en susurros. «Te adoro, niño, te siento aquí y todavía me cuesta creer que realmente estamos juntos en este momento».

Reparto caricias, mordidas y lamidas por cada una de sus largas y definidas piernas. Adoro cada sonido de placer que escapa a través de sus labios, lo mismo que esa mirada lasciva que aparece en su rostro al introducir su pene entre los míos.

-Ray...

Jadea, gime, incluso gruñe conforme la intensidad del oral incrementa. Cada sonido que emana de él me excita al doble. Amo el sabor de tus fluidos, niño infernal.

Mi boca libera su pene por un momento, mientras mi mano sigue jugando con él, lamo y chupo sus testículos. Johan se retuerce.

Toma mi otra mano entre jadeos y se la lleva a la boca, chupa mis dedos con la misma lujuria y deseo como si de mi miembro se tratara, los empapa de tal manera que la saliva escurre al retirarlos...

-Hazme el amor, Ray... -susurra y todo en mi interior se acelera, siento la piel erizada, un cosquilleo nace en mi vientre y se extiende como corriente por todo mi cuerpo.

Afirmo en silencio mientras voy introduciendo y haciendo girar mis chorreantes dedos en su abertura a la vez que sigo masturbándolo. Su cuerpo no pone mayor resistencia, porque dilata en cuestión de segundos, eso provoca que mi deseo se incremente a la par de sus gemidos.

Sus piernas reposan sobre mis hombros y junto nuestros labios en cuanto comienzo a penetrarlo, despacio, percibo los primeros espasmos provenientes de su interior. Mis ojos se abren de la impresión porque es una sensación completamente nueva. No estamos desnudos solo de ropa, sino también dentro. Paro de presionar y Johan sonríe, asinente con la cabeza entre jadeos e indica que continúe, él también lo ha notado igual.

Su cuerpo se ensancha al recibirme y solo permanecemos fusionados por algunos segundos en los que vuelvo a sellar su boca con la mía. Nos besamos con urgencia, con esa necesidad que debimos aguantarnos durante estos meses sin vernos, sin tocarnos, sin sentirnos.

-Ray, me encanta... -susurra mientras mordisqueo su cuello.

-Te extrañé demasiado, niño.

Nuestros labios no se apartan y el beso se magnifica conforme lo hace el ritmo de las embestidas. La sensación es más intensa que cualquier cosa que hayamos hecho antes. Es más caliente, suave... ¡Dios! Ahora estamos desnudos en cuerpo y alma, sin secretos ni barreras.

Todo el salón se inunda con el sonido de nuestros gemidos que acompañan a la sinfonía de besos repartidos.

-Raaay...

-¿Quieres más, niño? -pregunto en sus labios. No quiero lastimarlo.

-Sí, hazme tuyo, Ray -contesta sonriente y volvemos a besarnos.

Acelero las embestidas a un ritmo cada vez más frenético. Johan jadea de placer, aprieta con fuerza el reposa brazo del sofá, provocando que sus tríceps se remarquen, esa imagen me excita al triple. El aire se hace más denso y cada sonido que escapa de él deleita mis oídos. Jala un cojín y lo muerde para silenciar un grito, su pecho se infla y desinfla de manera errática. Disfruto sus gemidos ahogados, mi pene palpita en su interior, siento su cuerpo tensarse y sé que cualquier movimiento que haga ahora puede mandarnos a la luna.

-Ray, voy a acabar...

-Adoro oír eso.

Realmente disfruto este preciso momento antes del orgasmo. Mis músculos se contraen, nuestras respiraciones van a la par, entrecortadas. Aprieto con fuerza su cintura y apresuro el ritmo.

-Raaay...

La electricidad en mi vientre comienza a incrementar y así soy consciente que el clímax se acerca, Johan cierra los ojos en el instante que su cuerpo estalla hasta que el semen mancha su abdomen, mientras hago una embestida final con la que consigo llegar al fondo. Siento todo mi ser dispararse en infinidad sensaciones, esparciéndose por doquier, me entumecen por lacónicos momentos hasta vaciarme por completo en su interior.

Nuestras respiraciones van entrecortadas, el sudor nos empapa, me dejo caer sobre él, reposo mi frente en la suya, sus manos se entrelazan débilmente en mi nuca y juntos susurramos un "te amo" que nos hace reír por la sincronía de nuestras palabras.

No quiero volver a estar lejos de ti de nuevo y también pongo en tus manos mi destino, porque quiero vivir para siempre contigo.

En este momento reafirmo aquella promesa, esta vez estoy completamente seguro que no te fallaré. Jamás quiero volver a ver el dolor en tu mirada y voy a asegurarme de cubrir las cicatrices de tu corazón, que incluso yo te he provocado.

Te amo demasiado, mi pequeño pervertido.





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Holis ¿Quién se emocionó con el reencuentro? 😁❤️

Hasta aquí escuché sus gritos 😂

¿Les gustó? Debo decir que amé escribir este capítulo ❤️❤️❤️

Hasta la próxima 😘

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