XXIII: Soledad
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Quartier de la Mouzaïa. No creí volver aquí.
Estoy frente a la fachada de ladrillo y lo que solía ser el jardín vistoso ahora luce bastante marchito, quizás se deba al otoño o tal vez es una representación del dolor inmenso que siento. Aún no me atrevo a atravesar siquiera el portón, soy consciente que dentro solo aguarda por mí la soledad.
Al cruzar el umbral, noto que todavía es acogedora como siempre, aunque muy vacía. No debí venir aquí, no sé qué esperaba encontrar. Me acerco al retrato de mi padre que reposa sobre una mesilla lateral, me arrodillo ante él y por largo rato lo contemplo, siento mis ojos mojarse.
-De estar aquí, lo más probable es que me apalearas por ser un idiota -susurro. No puedo dejar de llorar.
Padre, creo que no estoy hecho para una relación seria, lo arruiné con Clarissa de la peor manera que pude hacerlo; cuando creí que tendría una nueva oportunidad con Johan, todo se va al carajo.
Saco el celular y el hermoso fondo de pantalla me golpea con fuerza, se siente como un puñal que me atraviesa. Rex tomó esta fotografía de nosotros tres y aunque mi pequeño pervertido se rehusaba a reír para la foto, su mirada luce feliz y hermosa; nada que ver con el recuerdo que ahora me atormenta. Mientras contemplo la imagen, una notificación aparece, dudo un rato abrirla pues se trata de Jo.
Jo: Ray, Johan está mal.
Ray: Perdón Jo no puedo volver
Jo: No lo entiendes, está mal en verdad. No solo por ti, sino por todo lo que ha pasado luego.
Ray: Jo por favor no me hables de él por ahora, necesitamos tiempo.
Jo: no me vengas con eso, esto es importante. Ray, Johan se fue de casa tras enterarse que Rob es en realidad Rui.
¿Qué? ¿Rui? Su ex de la adolescencia, ¿el chico muerto? ¡Es imposible! Siento una fuerte sacudida en el pecho; Dios, imagino que no es sencillo para él, enterarse de algo así y más, luego de todo lo que pasó con nosotros. Sin embargo, no puedo volver. Me cuesta dormir desde aquel día en el estudio.
Ray: Jo eso no puede ser! Sacamos a ese chico de Argentina.
Jo: ¿Y crees que no lo sé? Ray, Joha no está bien y nadie sabe a dónde se fue.
Apago y guardo el teléfono, no quiero recibir más mensajes de Jo. Aunque es una increíble revelación y explicaría la confusión de Johan, yo no puedo regresar; no quiero hacerle daño. Cierro los ojos y su carita aterrada aparece de nuevo ante mí, mientras mi puño impacta a milímetros de él.
-¡Dios! ¿Cómo pude tratarlo así? -Siento un dolor que quema y amenaza con consumir todo dentro de mí.
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Ha pasado un mes desde que regresé a este lugar, me ha tentado volver sobre todo por la desaparición de Johan, pero no puedo hacerlo. Me duele lo que pasa con él, pero necesito estar lejos, así que trato de concentrarme en el trabajo. Por ese lado, Clarissa está encantada de mi retorno al estudio. Aunque no deja de aconsejarme en cada oportunidad para que enmiende las cosas con Johan antes de que sea tarde, me rehúso a regresar y lastimarlo.
Tocan la puerta, así que desvío la atención desde el ordenador y doy la entrada a la persona que me busca. Sus orbes cafés me contemplan desde el umbral «Se me hacen familiares», es mi único pensamiento, aunque todavía no registro bien quién es la castaña que me sonríe.
-¡Mr. Fisher! -Saluda con efusividad-. O bueno, Raymond, ¿cómo estás? -Sigo un poco perdido, pero sé que su tono lo he escuchado antes también-. No lo creo, ya te olvidaste de mí.
-Lo siento, sé que debo conocerte, pero se me cruzaron los cables y de verdad no logro recordarte. -Sonrío algo apenado y ella ríe bajo, intenta cubrirse la sonrisa con una mano y por alguna razón ese gesto, me provoca una sacudida en el cerebro «definitivamente la conozco».
-¿Te suena el nombre Chloe Petit? -Río bajo, nervioso y me cubro el rostro apenado ante la revelación.
¡Por supuesto que la conozco!
Dios, han pasado años desde la última vez que nos vimos, así que me levanto a saludarla con un fuerte abrazo. Chloe Petit fue mi novia en la secundaria.
-Espero que no lo tomes a mal, pero ¡vaya! Los años te han asentado de maravilla -le digo con una sonrisa y ella me devuelve el gesto acompañado de un pequeño puño contra mi pecho, me atrevo a tomar su mano para conducirla al sillón y así platicar con ella-. Lo digo en serio, te ves hermosa. ¿Qué te trae por aquí? -Compartimos una sonrisa.
-La razón de mi visita es meramente laboral, fui enviada como representante de Bleu; ya sabes, para contratar los servicios profesionales de tu estudio, pero soy muy osada y espero ser atendida por el propio Mr. Fisher -se expresa y sonríe algo coqueta, me hace sentir un poco cohibido.
Platicamos sobre el proyecto que trae e intento concentrarme ahora en esta inesperada visita.
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Otro día de otoño, mi mejor amigo no ha conseguido aplacar la soledad, al contrario, creo que puntear Perfect en el ukulele me pone peor. Espero la hora de buscar a Rex en la escuela; lo único bueno que he sacado de toda esta situación, es compartir más tiempo con él, pero al caer la noche la tristeza se mezcla con el dolor y la culpa.
Suelto el instrumento y me dirijo al baño a prepararme para salir, hoy iremos a comprar luces y decoración navideña ya que Rex está emocionado con la idea de una navidad feliz, así que me hizo prometerle arreglar el jardín hasta hacerlo lucir mágico. «Este niño y sus cosas».
Intento poner mucho ánimo cuando estamos juntos, no me gusta que se preocupe por mí, es un niño, se supone que yo debo preocuparme por sus cosas y que él sea feliz. Enciendo el reproductor mientras me ducho, espero que la música me motive un poco para salir con una sonrisa a buscarlo, pero lo que emana por la bocina es una canción que me parte a pedazos.
«Y ahora me muero de amor si no estas, me muero y no puedo esperar necesito tenerte aquí, junto a mí, sin tu amor no puedo seguir».
Lágrimas vuelven a brotar y mi cuerpo se desploma sobre el encharcado suelo mientras el agua me empapa.
-Johan... Dime que esto es una pesadilla y despertaré junto a ti... ¡Dios!
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Llego en la bicicleta a buscar a Rex, al verme, de inmediato sonríe y corre hacia la suya para ponernos en marcha. Adoro su sonrisa, cuando estamos juntos logra aplacar por momentos los malos recuerdos y llenar el vacío.
-¡Papi, mira esto! -Coloca un mapa o algo así, en el manubrio de mi bici y lo observo confundido, él sonríe-. Este es nuestro plan para esta tarde. -Río al escucharlo-. No te rías, es en serio. Estamos aquí. -Señala un punto en el mapa-. La última parada es esta. -Apunta con su dedo el dibujo de una casita con una carita triste. Pongo los ojos en él y sonríe-. Debemos lograr que esa carita se torne feliz y para eso, hoy iremos a todos estos puntos.
-Pues como digas, Theodore, empecemos el recorrido.
En la primera parada del tren de la felicidad llegamos con Papá Noel y nos sacamos fotografías, Rex obliga al santa a hacer un stream para su canal y le pide como obsequio, ver a su papá sonreír de felicidad otra vez, santa le prometió que así sería. Como si fuese fácil, sonrío por eso y seguimos adelante.
Segunda parada: cantar villancicos junto a la coral que se ha congregado frente al gran árbol navideño. Admito que me río con las ocurrencias de este niño.
Tercera parada: descanso en el café "Navidad" para comer galletas de jengibre y chocolate caliente, otro Papá Noel aparece y Rex le hace prometer hacerme feliz, otra vez.
Cuarta parada: "Villa Navidad", este lugar parece una casa de jengibre y tiene iluminación de colores por todas partes, mi pequeño luce emocionado, es imposible no reír. Compramos las luces que el escogió para decorar el jardín, los adornos y todas las cosas navideñas que se le ocurrieron, incluído un montón de muérdago.
-Rex, ¿por qué todo este muérdago? -pregunto confundido y él ríe a carcajadas.
-Para colgarlo por toda la casa, eso es obvio, papi. -Sonríe.
Quinta parada: alimentar renos; mientras repartimos zanahorias a los ciervos, otro Papá Noel aparece, Rex corre emocionado a buscarlo y por supuesto luego de un nuevo stream obligatorio, le hace prometer que volveré a ser feliz para navidad.
-Rex, ¿por qué sigues con eso?
Lo veo sonreír emocionado al tomar una zanahoria del balde para otro reno y solo después de eso es que contesta:
-Porque es santa y puede traer cualquier obsequio. -Eso me hace reír y lo abrazo fuerte.
-Tú me haces feliz hijo.
-Lo sé y me aseguraré de hacerte aún más feliz para navidad. Eso te lo prometo. -Levanta el meñique y enlazamos nuestros dedos, no puedo siquiera imaginar qué locura habrá planeado.
Última parada: la casita triste. Rex decidió pasar el fin de semana aquí para asegurarse de conseguir un ambiente navideño feliz, no he parado de reír con sus locuras. Me hizo colgar el muérdago en cada entrada, incluso en la puerta del baño, de hecho, en casi cada centímetro del techo también. Luces por el tejado y ventanas y ni hablar del "escenario mágico" en el jardín; debo admitir que todo se ve hermoso, pero lo que en realidad me emociona de todo esto es compartir esta clase de momentos junto a él que por muchos años me he perdido.
Hijo, me das demasiada felicidad. Creo que no todo es malo, cuando tú estás conmigo me llenas de alegría y risas, espantas toda la soledad instaurada en mí.
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Invierno. El gris del cielo anuncia que será muy frío, aunque podría ser verano y aun así me sentiría igual que ahora. Desde hace meses mi única compañía en esta casa vacía es la soledad, el recuerdo de tu aterrada mirada se repite y solo puedo extrañar tu sonrisa.
Te metiste bajo mi piel y aunque juré sacarte, siento que cada día se hace imposible. Niño a veces siento que la melancolía acaba conmigo, te sueño por las noches y despierto anhelando tu presencia, he llegado a imaginarte en la cama junto a mí, pero al abrir los ojos, no estás aquí.
Hace días sentí un poco de tranquilidad cuando Moe me avisó que Johan apareció, aunque no hubiese querido que fuese de esa manera, ¡Dios! No quiero que esté deprimido y vuelva a perderse como antes, creo que eso me mataría.
Estoy parado en el pequeño balcón trasero, contemplo atento la pantalla de mi celular, solo así puedo ver tu preciosa sonrisa aplacar por segundos el recuerdo del terror que produje en tus ojos.
¡Dios! ¿Cómo pude hacer eso? Rompí mi promesa. Paso imágenes hasta llegar a esa noche juntos sobre la barra, sonrío al pensar en ese día; me esforcé mucho por hacerte reír y desde ese momento tu sonrisa se clavó en mí.
Reproduzco el video y de inmediato empiezo a reír, me gusta ver la manera en que se atrevió a subir a la barra y hacer ese disparate conmigo, la forma en que comenzó siguiendo mis pasos -súper apenado- y luego se soltó con esos movimientos sexis, para seducirme igual que aquella vez en el club, cuando el alcohol lo llevó a hacer locuras. Baby one more time siempre será nuestra canción, de eso no hay duda y ese beso al final, jamás se borrará de mi cabeza.
Guardo el teléfono y pongo los ojos en el cielo gris, triste como yo me siento. Niño, ¡cuánto desearía por lo menos escucharte...!
«Oh baby, baby, how was I supposed to know, That something wasn't right here? Oh baby, baby, I shouldn't have let you go»
-¿Baby one more time? Pero ¿Qué carajos? -me pregunto en bajo.
«Show me how want it to be. Tell me, baby, 'cause I need to know now, oh because»
El sonido viene desde el frente de la casa, así que camino despacio hacia allí, confundido. Mis ojos no creen lo que ven, el escenario mágico está encendido y el brillo de las luces hace resaltar esa preciosa mirada que me contempla con una sonrisa gigante.
Esto debe ser algún tipo de alucinación...
-¡Hércules, ¿vas a venir?!
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¿Ya saben quiénes son todos los implicados?😆
¡Holis! Espero que lo hayan disfrutado 🤗
Se suponía que esto saldría el lunes, pero qué carajos! 😂
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