XXII: Había una vez un lienzo nuevo
♡⁀➷♡⁀➷Johan♡⁀➷♡⁀➷♡
El chico de mirada huidiza siente el corazón en la garganta, el miedo cala en cada fibra de su ser, viajar con el argentino equivale a sufrir un preinfarto, pero es la incertidumbre la que lo desespera.
Dramaturgo, estoy bastante nervioso sin tu participación. Robert no me ha dicho nada sobre este plan, solo me ordenó buscar mi pasaporte, así que en eso ando cuando mamá ingresa a la habitación.
—Johan… —me llama y paro de buscar un momento, giro hacia ella—. Cariño, lo siento, no quise ocultarte…
No la dejo terminar, corro hacia ella hasta fundirnos en un abrazo, beso sus mejillas repetidas veces.
—Perdón, mamá, estaba muy alterado por todo. —Beso su frente—. Perdón por irme como lo hice, lamento haber desaparecido mucho tiempo —le suplico y me aprieta fuerte.
—Cariño, Rui me pidió prometerle que no te diría.
—Ya. Está bien, mamá, no te preocupes, yo lamento mucho mi actitud. —Beso su mejilla y me separo de ella para correr a mi armario a seguir en la búsqueda—. ¡Ma, ¿tienes idea de dónde está mi pasaporte?!
—¿Hablas de este?
Observo a mi madre mientras me enseña el documento, así que sonrío y voy con ella.
—¿Tú estás metida en todo esto, verdad? —Asiente con una sonrisa—. ¿No me contarás, cierto? —Niega con el mismo gesto—. Ni modo, no sé qué demonios hacen, pero esto. —Muestro mi pasaporte—. Dice que me enviarán a Francia. —Reímos juntos.
—Suerte, cariño. —Besa mi mejilla y corro ante el insistente claxon de Robert, ese chico es en serio impaciente.
Salimos a toda velocidad de la casa, a este paso, no creo que llegue a la segunda fase de su plan. Es todo un demente, cierro los ojos la mayor parte del trayecto, ¡esto es horrible! Estoy al borde de un infarto.
—¡Robert, vas a matarme!
—Rescatate, ya estamos llegando a Renacer —dice eso mientras la enorme edificación de corte contemporáneo, repleta de cristales grises y transparentes se va alzando ante nosotros.
—¡¿Renacer?! —pregunto alterado, aún más confundido con toda esta locura.
Aparcamos en la entrada de la galería y me toma de la mano para hacerme correr hacia el interior, hasta la oficina de Cory. Pero ¡qué mierda! Robert abre la puerta de golpe, sin tocar y nos encontramos a ¿Cacius? Vaya, no tenía idea de su regreso, pero él y Cory están en una posición bastante comprometedora. El enano sentado sobre el escritorio con el grandulón parado entre sus piernas y podría jurar que muy acaramelados «¡rayos! Estos dos se traen algo». Cory se gira hacia la puerta y nos lanza una mirada cargada de odio y malos deseos.
—¡Pudiste tocar!, ¡maldito argentino cachondo!
—¿Y perderme tu putería? No, gracias; acá está el pibe. Es tu turno. —Cacius se aparta del hobbit para acercarse a mí con lo que parece una pequeña sonrisa.
—¡Cacius! —Lo llama Cory cuando estamos a punto de salir, el mencionado se gira hacia él y el enano intenta disimular una sonrisita coqueta mientras prosigue—: Haz que llegue rápido al aeropuerto, pero no te atrevas a abordar ese avión. —El grandulón asiente con un pequeño guiño. ¡Rayos! En serio se traen algo—. Johan… —me habla y pongo los ojos en él—. Dale a Fisher las gracias de mi parte. —Ladeo la cabeza confundido—. Él entenderá, ahora... ¡Lárgate, maldito puberto!
Los tres nos dirigimos hacia el ascensor, Cacius coloca una llave y marca un botón ubicado en la parte superior del panel, señalado con una “H”. ¡Demonios! Tengo el corazón a punto de salirse, Rob aprieta con fuerza mi mano —asumo notó mi expresión de pánico—, giro la cabeza hacia él y lo veo sonreír con esa brillante mirada de niño. Es Rui, es Rui quien me acompaña ahora, es la misma mirada que me inyectó confianza, aquel día en la azotea de su edificio.
¡Oh, demonios! Ahora sí estoy temblando, un helicóptero. Cacius habla con un tipo que le entrega no sé qué cosa, luego le hace señas a Rui quien me obliga a andar hasta ese aparato.
—¡Rui, no puedo! —le grito por encima del sonido del helicóptero y temblando, antes de subir.
—¡Claro que puedes, baby, todo estará bien! —contesta en mi tono.
Subo al aparato, inhalo y exhalo con vehemencia, estoy aterrado. Cacius me ayuda a abrochar el arnés y luego de hablar y hacer lo que quiera que sea que haya hecho, el helicóptero comienza a elevarse. ¡Oh, mierda!
—¡Mierda, mierda, mierda, mierda! —grito aterrado y Cacius ríe mientras habla supongo que con la gente del aeropuerto o qué sé yo qué mierda.
Solo espero que toda esta locura salga bien.
Estoy aterrado por este viajecito, pero aún más por lo que pueda pasar en Francia.
Te extraño demasiado y no quiero perderte, Ray…
♡⁀➷♡⁀➷Rui-Rob♡⁀➷♡⁀➷
Estamos en el helipuerto de Renacer, vemos elevarse al helicóptero champagne de Cory que, llevará al rulo hasta el aeropuerto. Buena suerte, pibe.
Espero que todo salga bien, Johan merece ser feliz.
¿Y vos?, ¿acaso vos no lo mereces? El pibe va rumbo a la tercera fase del plan ¿y vos?, ¿vos cuándo harás tu locura de amor?
¿De qué hablas? Johan tiene a su novio y por eso es importante que haga esto y resuelvan sus cosas.
Y vos tenés a tu piba bonita.
Robert, ella y yo no somos pareja.
Porque no querés, ponete pila y hace algo ya. ¿Cuándo vas a admitir lo que sentís por ella?
Robert, ya te dije.
Rui, a mí no me dejás acercarme a ella, lo mismo hacías hace años con el pibe. Rui, quiero escucharte decir que la querés.
Eso no cambia nada, Kelly y yo nunca fuimos pareja, somos amigos y solo pasábamos el rato juntos.
¡Ja! Rui, lo que importa es lo que sentís y es re obvio que la piba también siente cositas por vos.
¿Qué propones?
¿En serio harás algo?, ¿a posta querés que yo escoja la locura?
Estoy seguro que me insistes porque ya tienes un plan.
¡Sos una masa! Bueno, te adelanto que necesitamos la ayuda de los Backstreet Boys.
Asumo que hablas de Kay, Leo y Mike.
¿A posta querés a los reales? El presupuesto no es así de alto.
No me hagas reír, parezco loco en este elevador, riendo solo; la gente me mira raro.
No hagás caso a eso, vos andate a la moto y busca a los Backstreet Boys.
Lo que digas.
Subo a la motocicleta y me pongo en marcha, conecto el casco al bluetooth y llamo a Alondra en el camino, necesito averiguar en dónde conseguir a los chicos.
—Hola, Alondra soy Robert, ¿cómo estás?
—¡Aaaaaaaaaaah! —¡Maldición! Casi quedo sordo con ese grito—. ¡No lo puedo creer, Robert Ferro está llamándome! Voy a morir…
Tiene buen gusto la piba listilla.
Cállate, está hiperventilando.
—Alondra, por favor, no podés morir. —Sigue hiperventilando, pero a la vez creo que ríe—. Piba, necesito la ayuda de vos…
—¡Aaaaaaaaaaaah! Robert Ferro quiere mi ayuda…
Empiezo a pensar que esto es mala idea.
Rescatate pancho, la piba es nuestra fan. Apresurate a preguntar antes que se muera.
Idiota.
—Alondra, ¿dónde puedo conseguir a Kay, Leo y Mike? —pregunto con calma y le oigo respirar de forma entrecortada, pero parece calmarse lentamente.
—¡Ah, era eso! Deben estar en el parque del árbol —habla nerviosa, bastante acelerada—, suelen reunirse allí en modo artistas ambulantes. ¿Necesitas algo más?
—Sí, necesito que mantengás a la roja en casa, ¿podés? —Vuelve a asentir entre gritos.
Maldición, me toca cortar la llamada, esa chica romperá mis oídos con los gritos.
¿Qué puedo hacer? Estoy de moda.
Cierra la boca, fanfarrón.
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Llego al parque del árbol y muchos recuerdos vuelven a mí al pisar este lugar, han pasado años desde la última vez que estuve aquí. ¡Vaya! No puedo creerlo, la vieja casita aún existe sobre el gigantesco baobab. ¡Cuántas veces fue mi refugio ese sitio!
Ni qué decir del dibujito en nuestro brazo.
Me hiciste recordar el grito de hiena de Johan. Espero que todo le salga bien.
Así será, boludo; vos busca a los pibes, ¡rápido!
¡Cierto! Deben estar en la redoma, es el área más transitada.
Corro hacia el lugar y los consigo cantando I want it that way de los Backstreet Boys, por supuesto, cómo si no.
No son tan malos los tres chiflados, andá con ellos.
—Tell me why
Ain’t nothin’ but a heartache
Tell me why
Ain’t nothin’ but a mistake
Tell me why
‘Cause I never wanna hear you say
I want it that way…
—¡Bravísimo! —Aplaudo con fuerza a los chicos mientras me acerco y todos se emocionan—. Boludos, necesito su ayuda.
—¡Robert Ferro quiere nuestra ayuda! —gritan al unísono.
¡Qué buena fama!
Cállate, empiezo a arrepentirme.
—¿Para qué somos buenos?, ¿quieres que grabemos para tu canal?, ¿o haremos algo para tik tok?, ¿o acaso…? —Es Kay quien da un paso al frente, habla por todos.
Este pelotudo quiere colgarse de nuestra fama.
Cállate.
—Al retrete el teatro, chicos, soy Rui. —Me observan confundidos luego de la confesión—. Necesito que me ayuden con la roja.
—Hermano, con eso no se juega —replica Kay, se cruza de brazos en actitud molesta. Veo a los otros chicos y también están igual.
—Chicos, no miento, pero ahora no tengo tiempo para explicar, por favor…
—Si eso es verdad. —Kay me interrumpe—. Dime algo que solo Rui sabría.
—Tú lo pediste. —Sonrío con burla, gesto que no le pasa desapercibido y ladea la cabeza—. Borracho, me confesaste que no vienes de Escocia y te retrasaste en realidad… —Abre los ojos en sorpresa y salta sobre mí para cubrirme la boca.
—¡Ruuui! Hermano, ¿cómo estás vivo? —Leo y Mike se miran uno al otro extrañados ante la actitud de Kay quien no deja de portarse nervioso al hablar—: No hace falta decir nada más, claro que eres tú. —Eso me hace reír. El gigante Leo camina hacia mí con los brazos sobre el pecho y aire amenazante; Kay se quita del medio y me deja solo ante esa gran muralla.
¿Le tenés miedo a tu amigo?
No exactamente, pero no parece feliz de verme.
—¿Eres el culpable de la tristeza de Kelly? —inquiere con esa gutural voz y trago en seco.
—¿En serio está triste? —pregunto sorprendido. Su gesto se torna aún más molesto y mueve los brazos, creo que va a golpearme; cierro los ojos y me encojo a la espera del puño.
¡Sos boxeador, pelotudo! Levantá la guardia o dejame a mí.
Escucha, si lo hace por ella, creo que lo merezco.
¡A mí no me jodás con eso!
¡Te puedes ir, si quieres!
—¿En qué quieres nuestra ayuda? —Escucho la voz de Leo y me atrevo a abrir un ojo para ver. Lleva los brazos en jarra sin apartar su mirada de mí.
—¿No me golpearás? —pregunto aterrado y él sacude la cabeza en negación, siento que mi cuerpo se relaja.
—Practico la no violencia.
«Maldición, pero qué forma de amenazar»
—Tu reacción es más que suficiente. Espero que tengas algo bueno en mente para ella.
Asiento con una sonrisa y los cuatro juntamos nuestras cabezas para contarles el plan.
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Llegamos a casa de Kelly y tomo bastante aire, me preparo para lo que viene. Bajo de la camioneta de Kay y entro en el jardín, enciendo el reproductor y lo sostengo sobre la cabeza mientras comienza a sonar Un siglo sin ti de Chayanne.
—¡Keeeelly! —grito repetidas veces.
La puerta principal se abre y es la señora Kim —madre de Kelly— quien se asoma. Hace señas para indicarme que ella no está, lo que no sabe es que tengo un infiltrado dentro, o más bien infiltrada.
—¡Kelly, sé que estás aquí con Alondra!
Noto la cortina de su alcoba moverse así que empiezo a cantar a todo pulmón para ella.
—Mil y una historia me he inventado, para estar aquí, aquí a tu lado. Qué no te das cuenta que, yo no encuentro ya qué hacer. —Siento el corazón como un zumbido—. Sé que piensas que no he sido sincero, sé que piensas que ya no tengo remedio, pero quién iba decir qué difícil es vivir y ahora que no estás aquí, me doy cuenta cuanta falta me haces.
Cuanta realidad en la letra de esta canción.
¿Y por qué creés que la escogí?
Los chicos empiezan a salir de la camioneta, estiran un gran banner donde se lee «Perdóname, un día es un siglo sin ti». Está decorado con decenas de dibujos que he hecho de ella y momentos compartidos juntos.
No creí que te atreverías a mostrarle los dibujos.
No hay de otra, pero tú, cállate.
—Si te he fallado te pido perdón, de la única forma que sé. —Los chicos cantan el coro y ondean el banner.
Alondra y Kelly, al fin se asoman, la primera da brinquitos y aplausos e intenta motivar a la segunda quien me mira con reproche.
Alondra y la señora Kim sonríen emocionadas ante el, no sé si romántico o loco gesto, la cuestión es que Kelly mantiene una expresión seria en el rostro en todo momento. Maldición, creo que no fue buena idea.
A posta, esos pelotudos acaban de romper el banner.
¿Qué más puede salir mal?
Sigo cantando en alto con la vista fija en los hermosos ojos celestes de Kelly.
—¡Rui, ya para con esto! —Kelly interrumpe molesta.
«¿Ahora qué?»
—¡¿Rui?! —preguntan exaltadas Alondra y la señora Kim.
Bajo el reproductor, aún se escucha la canción de fondo en esta extraña escena en la que todos ponen sus ojos en mí.
Yo sonrío y saludo con la mano, nervioso, mientras Kelly asiente con tedio.
—¿En serio sí es Rui? —inquieren los tres chicos sorprendidos.
—Repetiste el jardín de infantes, por eso te retrasaste, Kay. —Está boquiabierto y los otros se ríen y burlan de él—. Lo siento, hermano —le digo entre risas, me cubro la boca. Vuelvo a posar la atención en Kelly quien parece enojada.
—¿Crees que porque apareces con este intento de Backstreet Boys, automáticamente voy a correr hacia ti o qué?
¿Habla en serio?
¡Uf! La piba bonita es ruda.
Eso ya lo había dejado claro.
No me lo recordés que me duelen las pelotas.
—Kelly, te pido una oportunidad, sé que lo estropié… —confieso y hace ademanes con las manos para interrumpirme.
—Rui, tú y yo no hemos sido ni somos pareja, así que... ¡está de más todo esto!
Realmente me exaspera.
¡Ja! Yo estoy disfrutando de lo lindo.
Idiota.
—¡Ugh! —Gruño con fuerza, molesto por esta situación—. Kelly, ¡¿Por qué tienes que hacer todo dificil?!
¡Rescatate, pancho!
¡Me vuelve loco!
—¡¿Qué?! —Baja la escalinata de entrada a su casa y se acerca enojada en mi dirección, yo también doy algunos pasos en la suya, molesto—. Pues, perdón por no ser una fácil como otros. —Me señala con el mentón en la última frase.
—¡Disculpa! ¿eso qué significa?
—¡Sales y coqueteas con todo el mundo!
¡Voy a deshacerme de tus colecciones!
¡¿Qué?! A mí no me metás.
¡Todo es tu culpa!
—¡Claro, porque yo imaginé a Connor y Fred! —replico en alto, sarcástico.
—¡Uuuy! Sí que te dolió verme con ellos —contesta en mi tono, sonriente—. Y sabes qué, el resto de la noche me la pasé super, hiper, mega bien con Connor.
Mi pecho se infla y desinfla de manera errática. Creo que quiero matar a Connor.
¡Y tú deja de reírte!
¿Y cómo querés que haga eso? Cada poro de tu cuerpo emana celos.
¡Despídete también de tu canal chino!
¡Rescatate!
¡Idiota!
—¡Genial! La barba de cabra de ese tipo, debe ser fantástica para el romance —grito furioso y ella también hiperventila de la rabia.
—¡Ve a llevarle la serenata a Kary, Micaela, Cinthya o mejor a Johan!
—¡¿Qué?! ¿Sabes qué hice por Johan? —Sacude la cabeza con violencia—. ¡Acabo de mandarlo a Francia con Ray! —Muevo el brazo derecho con rabia, tratando de enfatizar el vuelo, pero lanzo el reproductor contra un árbol en el proceso. «¡Maldición! ¿Qué hice?», me pregunto.
Kelly luce sorprendida, no sé si por lo de Johan, el parlante destrozado o los gritos de dolor de Kay, arrodillado ante los restos de su aparato.
—¡Noooo, mi radio! —Llora Kay sin control—. ¡Raaaadiooooo!
—Hermano, lo siento. —Me disculpo, giro hacia él—. Te compro uno nuevo, lo prometo.
—Bueno, ha sido un interesante desastre —dice Kelly y vuelvo a centrar la atención en ella. Suspiro con fuerza—. Tengo mejores cosas que…
—¡Ugh! —Gruño exasperado una vez más interrumpiéndola—. ¡¿Qué no lo entiendes?! ¡Decidí hacer esto para ti! —La señalo con ambas manos—. ¡Porque me gustas! Pero no, ¡tú prefieres una noche con el “barba de cabra”! —Kelly masajea sus sienes, vuelve a mirarme aún más enojada.
—¡¿Y cuándo te pedí que…?!
—¡¡Ya cásense!! —gritan todos al unísono, incluso Robert y damos un salto del susto.
Kelly y yo nos miramos apenados, ella está muy roja, justo como yo me siento, desviamos la vista uno del otro cada vez que nuestros ojos se cruzan y en ese ciclo seguimos por un buen rato hasta que por fin reúno el valor para expresarle lo que siento.
—Kelly, te quiero.
¡Al fin!
Cállate.
Ella fija la mirada en mí, siento que esos ojos celestes me absorben, aprisionan y nunca van a liberarme; la verdad, tampoco quiero que eso pase.
—Te prometo que desde hoy no habrá nadie más y todo aquello tiene una explicación.
Kelly sacude la cabeza en negación, mis hombros decaen por ese gesto.
—Solo me importa este inicio. —Sus palabras son como un soplo de aire fresco.
Dejá de ver la rosa de Guadalupe.
¡Cállate imbécil!
Mi corazón va como un zumbido. Ella tuerce sus labios de un lado a otro e intenta disimular una sonrisa.
Permanecemos en silencio, mirándonos, me encanta esta chica exasperante.
¡Rui, espabilá! Los dos se gustan, hacé algo de una vez.
Aprieto a Kelly entre mis brazos y junto nuestros labios. Por un momento sigue en plan de lucha, pero luego sube las manos por mis pectorales, descontrola el revoloteo en mi interior; se aferra fuerte a mi cuello. Así acabamos perdidos en ese beso que, en serio había necesitado y extrañado.
Realmente adoro la esencia de manzanas que exhala su piel y la suavidad de esos labios que no quiero volver a alejar de mí.
En este lienzo nuevo, plasmaré una historia apenas naciente; una donde tu corazón y el mío serán los protagonistas y cada latido una pincelada de distinto color, no sé cuándo acabe esta obra abstracta, pero no me molestaría que fuese eterna.
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¿Quién va ganando la apuesta?😆
¿Qué tal las locuras de amor?❤️😘
Esto no tocaba hoy, pero mi propia versión de Robert me obligó a esto😅 espero que lo hayan disfrutado, pero no habrá otro hasta el lunes.
Nos vemos 👋
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