IV: Vamos Dibujando

Hemos sido traídos a este pintoresco sitio. Miento, el lugar es lo más tétrico y deprimente. Cerca perimetral electrificada, añade una dosis de muros grises con torrecillas de vigilancia y tendrás el efecto carcelero que estás buscando.

Tengo miedo.

¡Ah, ya decidiste acompañarme!

¿Dónde estamos?

De momento, parece que una apestosa cárcel.

¿Qué?

Lo que vos oíste, Rui. No sé qué lugar es este, pero fuimos rapados y uniformados mientras dormíamos. ¡Dejá de tocarte la cabeza, Rui! Tenemos mayores problemas.

¿Y qué puedo hacer? Estoy de verdad aterrado.

Rescatate y dejame a mí, yo te protejo.

¿Cómo me pides confiar en ti? Aún no sé qué pasó esos cuatro días.

¿Seguís con eso? Rui, tenemos problemas peores. Por ejemplo, ese calvo con crucifijo que nos mira raro.

Tienes razón.

No mostrés debilidad, acordate lo que pasa cuando estás en el bote.

¡Ya déjame!

-¿Cómo te sientes? Tu padre te trajo inconsciente -indaga el tipo al notar que despertamos.

Restriego mis ojos con una mano, mientras me siento en el catre este, que hace de cama. El lugar es una habitación enorme con varias filas de catres iguales.

Si antes creí estar enloqueciendo, estoy seguro que en este sitio gris y monótono así acabaré.

Viene a mi mente un flashback de la escena en casa mientras perdía el conocimiento, el ensangrentado rostro inerte de mi madre, reposando en el suelo. Siento palidecer ante ese recuerdo «solo espero que esté bien», es mi único pensamiento.

-La verdad adolorido y confundido. ¿Qué lugar es este? -Me atrevo a contestar, dubitativo.

-Estás en el centro correctivo para varones San Antonio de Padua. -Lo observo confundido-. Fuiste traído aquí para corregir tu rumbo.

-¿Qué?

-Debido a tus preferencias.

Ladeo la cabeza sin comprender.

¿Qué no entendés? La bestia te envió acá por ser gay.

¡No soy gay!

Eso decile a la bestia o al pibe de rulos y no me hagás hablar del dibujito en nuestro brazo.

Cállate. ¡Maldición, Johan! No había pensado en él. ¿Crees que esté bien?

Estoy acá con vos. ¡Yo que voy a saber! Por ahora hay que preocuparnos por nosotros y buscar la forma de salir.

Sé que tienes razón, pero quiero saber cómo está.

Entonces haceme caso, debemos salir de este apestoso sitio. Confiá en mí, yo te protegeré.

Cómo digas.

-Mi nombre es Morgan, ¿cuál es el tuyo?

-Rui.

-Bien, Rui, si ya te sientes mejor sígueme. -Me levanto del catre, aún adolorido y camino despacio tras él-. Yo seré tu guía y superior en este lugar, cualquier problema o necesidad que se te presente, házmelo saber -dice con una amable sonrisa.

Parece confiable.

No te dejés seducir por sonrisas bonitas, acá solo podés confiar en mí

Bien, bien.

Salimos de la enorme habitación y empieza a mostrarme las instalaciones. En este sitio no conocen los colores. ¡Es horrible! En definitiva, voy a enloquecer.

Cada lugar es gris y aburrido. Los jóvenes lucen tristes mientras comen en silencio en el inmenso comedor. Todos tienen la mirada gacha, puesta en lo que sea que estén comiendo.

Cabezas rapadas y uniformes grises se mueven en sincronía al probar cada bocado, parecen robots. Esto me asusta, «¿yo también seré así?».

Lo más probable, por eso debemos rajarnos de acá cuánto antes, Rui.

Lo sé, pero no tengo ninguna idea de cómo.

Dejamelo a mí, ya se me ocurrirá algo.

Bien, lo que sea.

-¿Por qué el silencio? -pregunto a Morgan, es que de verdad es tétrico esto.

-Es la norma, la hora de la comida debe ser un momento para la reflexión e introspección.

Afirmo con la cabeza y seguimos recorriendo el lugar. Siento deprimirme a cada paso, de verdad es como una prisión.

¿No me creíste?

¿Ya se te ocurrió algo?

Por supuesto que no, seguile el jueguito al pelotudo, que te lleve a todas partes mientras medito.

Bien, cómo digas.

-Rui, esto es una escuela correctora. -Pongo la atención en Morgan-. Por tal motivo, si haces todo bien, no habrá necesidad de aplicar un correctivo.

-¿Correctivo? -Lo observo confundido.

-Castigo -responde sonriente y un escalofrío me recorre con ese gesto-, pero tú serás un buen joven y seguirás las normas, ¿no es así?

¿Te sigue pareciendo confiable?

No me hables hasta que tengas un plan, por favor.

Asiento en silencio a la pregunta de Morgan, intentando disimular el miedo que su actitud y este lugar me producen.

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He pasado tres meses en este sitio. Cada día me siento más deprimido y desconcertado, aún no me he ganado algún "correctivo", pero estoy asustado y nervioso.

El tiempo que tengo aquí, varios chicos se han hecho merecedores de un castigo, algunos incluso en más de una ocasión, pero no tengo idea de qué va; solo sé que debe ser terrible porque los chicos regresan sumamente cambiados.

Algunos se han suicidado y la reacción del grupo ante eso es de mucha naturalidad, así que parece ser algo habitual en este lugar.

Rescatate, todo va a estar bien, te lo prometo.

¿Cómo puedes estar seguro? Ni siquiera sé qué hicieron esos chicos para ser castigados.

Rui, vos seguí como hasta ahora, simulando que no sos gay.

¡No lo soy!

Meriendo en el patio, sentado frente a una cancha de baloncesto. No sé ni con qué fin la tienen si está prohibido utilizarla ya que "el contacto cuerpo a cuerpo, puede producir comportamiento libidinoso indeseado". Lo que sea que eso signifique.

Me siento muy solo en este lugar, aquí nadie habla con nadie, supongo que por miedo a quebrar alguna regla.

Termino el emparedado y hago bola la servilleta que lo envolvía. Me gana el aburrimiento, así que me pongo en modo narrador:

-Ultimo cuarto de este emocionante partido de campeonato. Rui Robinson es el encargado de la jugada final, ha sorteado a cada defensa, así que son solo él y el aro. -Bueno, la papelera-. Se acomoda en su posición y hace el lanzamiento. -Tiro el papel en el cesto-. ¡Y el público enloquece!

Los chicos que están cerca de mí no paran de reír, así que hago lo mismo e improviso un baile de la victoria.

¡Rui, pará!, ¡detenete!

¿Por qué? Quiero jugar un rato, estoy aburrido.

¡Rui! La concha de la lora...

Los chicos dejan de reír y vuelven a adoptar su actitud seria y distante cuando escucho la voz de Morgan detrás de mí:

-Joven Robinson, venga conmigo.

¡Maldición! Un escalofrío me recorre y veo a los chicos tragar en seco.

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Estoy de pie en el despacho de Morgan, cuatro vigilantes se ubican atrás y a mis costados, no sé cuál será el castigo solo por jugar.

Te dije que pararas, pero no, ¡vos tenías que seguir! Rui, acordate que estás en el bote.

Lo sé, lo sé, pero estoy a punto de volverme loco.

¡Rui, tu aburrimiento es lo de menos, ahora nos ganamos quién sabe qué correctivo!

Dijiste que pensarías un plan y ya tenemos tres meses aquí.

Sí, pero ahora gracias a vos estamos en líos.

¡Cállate y piensa algo pronto!

-Rui -me habla Morgan y fijo la vista en él-, ¿qué pasó? Venías muy bien, creí que serías mi estudiante ejemplar.

-¿Y se puede saber qué hice? No cometí ningún contacto con nadie, ni siquiera he cruzado palabra con alguien desde qué llegué aquí, tampoco irrespeté la hora de la comida, solo...

-Solo reías y alardeabas para los otros chicos, te exhibías para ellos, ¿por qué buscas provocar conductas lujuriosas en tus compañeros con esa actitud?

Sus palabras me obligan a observarlo pasmado.

-¿Qué? -Sacudo la cabeza en negación-. ¡No hacía eso! Solo jugaba con mi servilleta.

-Rui, tus compañeros están aquí, rehabilitándose, igual que tú y con ese satánico comportamiento, los desvías del camino de la luz.

-¡¿Qué?!

-Es mi deber devolverte al sendero correcto, igual que el buen pastor guía a su rebaño. -Trago en seco ante el perturbador tono que está utilizando-. ¡Sujétenlo!

Intento luchar, pero son muchos contra mí...

Rui, dejame a mí, vos estás nervioso y asustado, rajate de acá.

-Ahora qué, buen pastor. -Observamos al tipejo este de forma amenazante, mientras somos sujetados con fuerza por dos guardias.

-Es una lástima, Rui, tenía altas expectativas contigo.

-Déjese de boludeces, pastorcito.

-Átenlo. -Ordena a los tipos y somos arrastrados hasta un cuartucho contiguo.

Este agujero infernal es todavía más tétrico, deprimente y apestoso que el resto. Y yo creí que con todo lo demás ya tenía el estilo carcelero.

¿Y ahora qué?

Rescatate, Rui, yo me encargo; vos mejor rajate de acá porque esto se pondrá feo, haceme caso.

-Así que este es tu cuarto de juegos, pastorcito -espetamos desafiantes.

Somos atados a una silla con grilletes metálicos en piernas y brazos. El maldito pastor conecta algún tipo de generador, mediante pinzas hacia los grilletes.

-¡Oh, San Antonio de Padua! Permite que retome la paz y encuentre el rumbo que ha perdido; que, si está en manos del demonio yo pueda guiarlo para recuperarlo, pues como patrono de las causas perdidas intervendrás en el auxilio de este joven. -Luego de la extraña oración lo enciende.

La corriente recorre nuestro cuerpo, solo podemos gritar y retorcernos mientras el hijo de puta va rezando quién sabe qué mierda.

-Te pido que todo aquel que en este momento sienta la perdida de la Fe, la esperanza, el amor, la salud o el camino sagrado impuesto por nuestro creador; la recobre y le concedas la tranquilidad de esperar a que, Dios obre por medio de ti, ese milagro anhelado. -Morgan, sigue con sus oraciones entre toque y toque.

El dolor es horrible y lo único que puedo hacer es llorar y suplicarle detenerse.

-¡Por favor!

-Agradezco cada vez que vengo a pedirte ayuda, porque nunca me dejas de responder a través de la concesión de la Bendición que te imploro.

Un nuevo toque.

-¡La puta madre!

El hijo de puta ha incrementado el voltaje, juro que este maldito nos la va a pagar.

¡Yaaaaa!

-¡Basta yaaaaaaa! Por favor -Estoy temblando. Lloro sin parar.

-Oro ante ti desde mi corazón por este joven que se ha desviado en el camino. Ayúdame con sabiduría a abrir sus ojos para encaminarlo.

Morgan incrementa la potencia, ora y vuelve a darme otro toque, esto es... ¡horrible!

¡Hijo de puta!

-¡Vos disfrutás esto, sádico de mierda! -gritamos, jadeantes y temblando.

-Te lo pedimos en el nombre de Dios, Amén.

Luego de culminar su oración a la divina mierda, el hijo de puta vuelve a encender el aparato con más potencia y sigue así hasta que todo se desvanece.

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Cinco meses más en este infierno, desde que me busqué el primer castigo todo se ha vuelto peor, prácticamente quieren corregirme hasta por caminar; más suicidios han ocurrido y en cualquier momento temo ser el siguiente que tome esa medida, es que ya no soporto esto.

Rescatate, vos y yo estamos juntos en esto. Tengo un plan para largarnos de acá y no volver a verles la cara nunca más.

¿Seguro? Hace tiempo dices lo mismo, ya no soporto esto.

Confiá en mí y si eso no es suficiente, pensá en tu pibe de rulos y la cursi promesa que le hiciste.

¡Maldición, Johan! ¿Por qué tenías que nombrarlo?, ¿sabes lo que son estos ocho meses sin tener una idea de él?

Entonces, dejá de pensar en posibles suicidios y acordate de tu promesa, tenés que salir de acá para cumplirla.

Tienes razón, esta maldita tormenta pasará pronto y podré volver a ver a mi arcoíris.

Dejá las cursilerías para cuando estés con tu pibe de rulos, me das náuseas.

Idiota.

Yo sé que me ha tomado más tiempo del debido, pero confiá en mí, hoy nos vamos de esta pocilga.

¿Cuál es tu plan?

Ya lo verás, Rui, cuando llegue el momento lo sabrás.

Confío en ti.

No tengo ganas de seguir en inanición en el patio, así que opto por volver al dormitorio a continuar con el mismo plan.

En este lugar, los únicos libros que hay además de los escolares, son unos religiosos muy raros con los que intentan lavarnos el cerebro o yo que sé.

Paso frente al despacho de Morgan y siento escalofríos, he sido traído aquí demasiadas veces, me produce pavor solo la puerta.

Se escuchan unos ruidos raros en el interior, quizás a quién estén corrigiendo ahora. Sin embargo, algo llama mi atención, la puerta entreabierta resulta raro porque siempre que imparte disciplina, permanece cerrada y bloqueada por dos guardias.

«¿Y si está vacío el lugar?», pienso, pero descarto esa idea ya que se escucharon ruidos raros.

Rui, entrá con cuidado, quizás así no sea necesario mi descabellado plan.

¿Cómo que descabellado?

Vos entrá y averiguá con cuidado.

Pues, cómo digas.

Empujo la puerta y me quedo petrificado ante la escena.

¡La concha de la lora, Rui! Te dije con cuidado.

¡Eso hice! ¿Ahora qué?

¡Volá! Andate que nos agarran. Pastorcito de mierda. ¡Escondete rápido, Rui!

Ya voy, ya voy, corro lo más rápido que puedo.

-¡No lo dejen escapar! -Escucho los gritos de Morgan mientras ordena a sus guardias que vienen detrás de mí.

¡Maldición! Todo esto es una puta mierda, cargada de hipocresía. Necesito salir de este lugar lo más pronto posible.

De preferencia, antes que nos cojan.

¿Y cuál es tu descabellado plan?

Perdoná, Rui.

¿Qué?

I like pizza, only pizza, do you like pizza? And I like pizza.

¿Qué haces?, ¿por qué cantas? Me desconcentras, cállate.

I like pizza, only pizza...

¡Para ya!

Acá no tenés al pibe para calmarte, así que I like pizza only pizza, do you like pizza?

-¡Detente yaaaaa! -Me cubro los oídos, aunque sé que es inútil, el escándalo suena dentro de mi cabeza. Me siento mareado.

I like pizza, only pizza...

Te estás desesperando, Rui...

-¡Es tu culpa, detente yaaaaa! -Siento palpitaciones, me cuesta respirar...

I like pizza, only pizza, do you like pizza?

-¡Pa-ra!

Tranquilo, Rui, vamos dibujando la salida a nuestra libertad.




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Se me fue la mano con los adelantos😅 espero que los disfruten y ahora sí es en serio, nos vemos en 2021😆

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