Capítulo 2
Ya han pasado varios días desde el juicio, mientras tanto un puto policía tuvo que quedarse conmigo en mi casa ¡EN MI CASA!
Dios, que repugnante, encima cada dos por tres me revisaba para que no pudiera esconder nada en la ropa, odio que me toquen con consentimiento, imagínense si es sin permiso, una mierda.
Cómo sea, estoy actualmente en la puerta de la Prisión Anthonian, escoltado por tres patrulleros, esposado y lo más importante de todo, aburrido. Pero eso no es importante, porque justo ahora están revisando los patrulleros para dejarlos ingresar. Bueno, ya logramos entrar en la prisión y me llevan a un edificio, parece el de bienvenida, encima cuando bajé, en la parte de adentro hay como un cartel que dice que no te metas cosas por el culo, hay que tener ganas de traficar algo si vale la pena metérselo por ahí.
Estoy en la sala de cambio, el policía que me entregó la ropa y demás objetos higiénicos, se veía un poco diferente que los policías convencionales, no hablo de su uniforme, era mucho más imponente. Es alto, de ojos y cabello marrón oscuro y moreno de piel, unos 30 o un poco más de edad, pero esos detalles no son lo que lo hacen imponente porque tiene uno músculos enormes, mejor no meterse con este señor porque de una cachetada con esos brazos te desmaya, pasemos desapercibidos.
– Así que asesino en serie eh... Hay muchos de esos locos aquí pero eres un poco débil para eso ¿No?
– ...
Mierda, lo que temía, quiere sacar conversación, súper, de todas formas no puedo hablar, recordemos que tengo quebrada la tráquea, fue un regalo de mi mamita querida.
Estiré mi cuello y arremangue un poco el cuello de la camiseta para mostrarle el moretón que me quedo a lo largo de él por el tema de la tráquea.
– Ah, bueno, veo que no puedes hablar, por lo menos eso voy a suponer y no que quieres ignorarme... ¿Verdad?
Por el puto amor de Dios, que sonrisa más siniestra que fue la última, quiero irme de esta habitación ahora, aunque técnicamente ya me dió todo lo que me tenía que dar tengo que cambiarme ahí para que verifique que no llevo nada encima.
– ¿Qué esperas? Cámbiate así me puedo ir ya.
Si bien eso fue lo que dijo, sus ojos decían otra cosa, y su sonrisa ligera hacía la combinación perfecta para asustar a alguien.
Comencé a desvestirme como dijo, tenía algunos moretones en el cuerpo, hechos en la misma ocasión que el asunto de mi tráquea, de igual forma dolían mucho menos que mi cuello. El tipo estaba mirando fijamente que no tuviera nada en el cuerpo, pero de golpe tiró una afirmación repugnante combinada con su escalofriante sonrisa.
– Date la vuelta, tengo que ver si no llevas nada "dentro".
Maldito hijo de perra, no digas una cosa así sonriendo, puto pervertido deberían castrarlos.
Al ver que yo no me movía en lo absoluto para acatar su orden, me tomó de un brazo y me puso boca abajo contra la mesa, acto seguido dijo algo asqueroso.
– Dios, pensar que un asesino en serie podría tener esa carita y una cintura tan delgada... Sobre todo no está mal...
Asqueroso, me estaba examinando cada parte de mi cuerpo, simplemente asqueroso, por favor que termine rápido...
Comenzó a "revisar" con sus dedos, dolía mucho, al no encontrar nada luego de unos minutos de buscar dijo:
– Mmm... Que mal, mis dedos no son lo suficientemente grandes para revisar hasta el fondo ¿No crees?
Resumiendo, estoy jodido, muy, muy, muy jodido. Mierda... No puedo gritar.
______________________________________
Ya salí de la sala de introducción y ahora estoy llendo hacia el edificio principal, con lo grande que es el terreno de la prisión se podría contruir un aeropuerto, me están llevando en un patrullero por dentro de la cárcel para que se den una idea. No cualquiera puede decir que lo están escoltando tan atentamente ¿No? Incluso ya me dió la bienvenida el policía del edificio que acabo de salir.
Ya en la puerta del edificio, bajé, me quitaron las esposas y entramos. Caminando por un pasillo que parecía infinito me estaban llevando dos policías hacia las celdas. Cuando el pasillo se terminó nos chocamos con una pared que tenía colgado un cartel que decía:
<Celdas a la izquierda>
<Cafetería a la derecha>
Bueno, por lo menos no me voy a perder si todo está bien señalizado. Doblamos a la izquierda, luego de caminar por el pasillo infinito 2.0, llegamos a las celdas. A diferencia de las películas, las celdas estaban más limpias de lo que esperaba, lo mismo sucedió al ver que no había desorden por un nuevo recluso, en la TV siempre mostraban que los prisioneros provocaban disturbios y problemas cuando llegaba alguien nuevo pero por suerte todo andaba tranquilo.
Caminamos bastante, las celdas parecían no tener fin, me dolían las piernas y me costaba caminar. En la última celda a la izquierda, los policías se detuvieron y abrieron la reja.
– Entra, está es tu celda.
A continuación, sacó un velcro del bolsillo y lo pego en mi ropa, ya tengo el conjunto completo. Un uniforme color beige que indica que soy un prisionero, zapatos gastados, sin ningún adeudo o accesorio permitido y con un número pegado en mi uniforme en la parte derecha de mi pecho, el número es 1044.
Una vez entré el policía cerró la reja abruptamente y los dos se marcharon, estoy analizando el lugar, dos literas, una silla, un retrete y un compañero de celda durmiendo en una de las camas superiores y otro leyendo un libro en la cama de abajo.
El tipo que estaba leyendo el libro, lo cerró y se sentó en la cama diciendo:
– Ah, así que el nuevo eh, hola, mi nombre es Alexánder, gusto en conocerte.
El aspecto del tipo aparentaba unos veintitantos años, de piel clara, ojos y cabello marrón, musculoso y con algo de barba. El se quedó mirándome, creo que espera una respuesta. Estiré mi cuello para que se llegará a ver el moretón a lo largo de mi cuello, le hice algunas señas para indicarle que no podía hablar.
– Ufff, eso parece jodido chico, bueno, parece que no te podrás presentar como se debe, que va a ser, en un rato será la hora de la cena así que te daré un consejo, descansa, con ese cuerpito tan delgado lo vas a necesitar.
Al parecer, ya se percató de que mi situación en ese lugar no era para nada buena, después de todo, recién hoy entré a la cárcel y ya un policía pensó lo mismo y se aprovechó de ello, que va a ser. Me recuerdo en la cama inferior de la otra litera boca arriba, en esta prisión no te dejan ingresar ningún objeto así que será mejor que empiece a buscar algo para matar el tiempo. Pero antes de darme la oportunidad de ponerme a elegir entre mis opciones de entretenimiento, Alexánder habló:
– Será bastante difícil para ti, no se porque estás aquí pero el simple hecho de estar en este lugar es muy malo, y un chico bonito como tú está jodido...
Dime algo que no sepa...
–... Te mostraré la prisión más o menos, un niño como tú me va a dejar intranquilo si no lo ayudo un poco.
Wow, que buen compañero de celda, y no parece tener motivos ocultos, debe estar bastante aburrido y yo soy una novedad interesante, quiero decir, un chico muy joven, con una cara bonita y de figura similar a la de una chica, si yo estuviera en su lugar creo que me daría curiosidad saber el porqué un chico así se encuentra en este pozo de mierda y el que yo no pueda responder sus preguntas porque no puedo hablar lo hace como un juego.
No me desagrada la idea de que yo le parezca algo interesante, eso me daría todos beneficios, empezando por el hecho de que está dispuesto a enseñarme la cárcel. Hay dos opciones, con su aspecto diría que es o un tipo sin amigos que se aburre mucho o es parte de alguna pandilla considerable aquí dentro. Me inclinó un poco más por la primera pero no se puede descartar nada por ahora, la observación me srra muy útil, no puedo perder ni un detalle si quiero sobrevivir en este lugar.
La persona que les mencioné que estaba durmiendo se despierta y se estira por unos segundos, luego baja de la litera superior y dice:
– Hey, Alex ¿Qué hora es? Tengo hambre.
La persona que se levantó de la cama recién mide fácilmente 1,90 de altura, está de espaldas a mi pero puedo ver sus hombros anchos y unos músculos difíciles de ignorar. Cuando lo ves te das cuenta que a este tipo no hay que hacerlo enojar porque me destrozaría.
Se da la vuelta, al parecer ya se dió cuenta que estoy aquí. Al ver su rostro se ven unos ojos azul profundo que me analizan de arriba abajo, una cabellera rubia desordenada y piel clara. Se ve más joven que Alexánder pero es mucho más imponente que él. Rompiendo el silencio dice:
– Ah, ya llegó el nuevo ¿Nombre?
Sonaba distante y malhumorado, no tiene pinta de ser tan amable y simpático que Alexánder. Antes de que pueda llegar a colmar su paciencia estiró mi cuello para mostrarle la tráquea.
– No puede hablar, tiene una herida severa en la garganta.
Alexánder me ayudó a aclarar la situación. El tipo muestra irritado y suelta:
– Me llamo Cristian, pero nadie me llama así, todos me llaman Relish.
Oh mierda, cada tanto mencionaban en la televisión a un traficante de armas con ese apodo, por favor Dios, si existís hacé que esto sea solo una simple coincidencia chistosa y que solo tengan el mismo nombre o sino voy a estar bastante jodido.
Relish me sigue observando mientras yo estoy sentado en mi cama, lo miro y me sostiene la mirada, instintivamente terminé apartándola, es demasiado imponente para un simple cirujano como yo.
– Veo que no puedes hablar, como no puedes presentarte te diré 44, para abreviar tu número.
Que puta mierda de apodo, espero que nunca tenga hijos así no les pone un nombre de mierda a las pobres criaturas.
A pesar de que no me agrada el apodo, asentí con la cabeza, aquí todos están por un motivo en general, mis casos son una excepción, lo normal es que si están aquí son capaces de muchas cosas, así que será mejor que tenga cuidado, en este lugar hasta lo que parece un cordero es un lobo. O me cuido o me preparo para la mierda que se viene.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top