Semanas habían transcurrido. Una madre paranoica y ya no del todo en sus sentidos estaba siendo llevada al doctor. Había entrado a un estado de locura tal, que llevaba siempre una manta roja simulando que aun llevaba en brazos a aquel desaparecido bebe.

Los niños no lo comprendían, viéndolo tan normal que su madre actuara asi que nunca comentaron algo extraño.
La extraña familia Crayon volvía a hacer destacar, Pushti no pudo permitir que eso siguiera desde su ultima visita, donde por fin alguien pareció percatarse del problema, de la desaparición, de una casa que si no era salvada, estaría condenada.

Ya tenia un pequeño bebe tambien, Stave era tan delicado que apenas y trataba de no estar llorando todo el tiempo, del miedo, de ver a desconocidos. Muy a duras penas soporta ver a Blard, con toda la pena del mundo, debía negarse a una posibilidad de poder cuidar a los dos nenes.

No obstante, Comyet sabiendo la alegría que le brindaria a Zephyr si le decía que tendria mas hermanos, mantiene a ambos niños Crayon en su hogar, hoy era el primer dia en su nueva casa  temporal. En la que esperarían la recuperación de una madre transtornada e fuera de sus cabales.  

-BIENVENIDOS -Zephyr tan feliz como era habitual, abrazo a Fresh, y saludo con un movimiento de mano a Error-

-muchos colores -Error gruño, odiaba tantos colores tan vivos-

-ahora las sirvo la comida niños, tengo que hacer una llamada -aunque mientras hablaba ya lo estaba haciendo, mientras se dirigia a su zona de privacidad, su habitación. Evitando asi que los niños se enteraran de algo-

-te enseñare mi cuarto de juegos Fresh, ven Error, tu tambien puedes venir

- ire luego -susurro, ya que sabia que esos dos se adelantarían sin siquiera el pronunciar algo-

Después de la ausencia de pasos, Error se dirigió a una estantería, vio muchos libros, la mayoría infantiles en la parte de abajo, seguramente para que Zephyr no leyera ningún libro adelantado a su edad. Pero el, considerandos un adulto ya, al haber superado rapidamente la perdida de su hermano bebe, se subio al sillon mas cercano, para tomar un libro de la zona más alta.
Parecia que habia tomado un libro adulto, pero solo se trataba de un diccionario, que el, inocente habia comenzado a leer sobre la alfombra, frunciendo el ceño constantemente al no comprender del todo. 

Es decir, si sabia leer, lo justo para un niño de su edad, pero no entendia la continuidad, no entendia que cosa tenia que ver con otra. Comenzó a frustrarse tan rapido que avento el diccionario, e busco uno más interesante.

Y entre tanta búsqueda, libros regados como si fueran el nuevo decorado para la alfombra, escucho un balbuceo, cercano, que resonó por sus oídos, como si los recuerdos de su hermano bebe vinieran a el como un deja vu. Tan joven se estaba volviendo loco? a pesar de que trataba de centrarse en el libro de animales que tenia en sus manos, el balbuceo seguia ahi, atormentándole, recordandole el incentivo de la locura de su madre, lo que desencadeno su separación.

Los balbuceos que daban a entender una felicidad bastante marcada, juguetona pero que solicitaba atencion.

Justo como su hermano bebe.

No lo soporto más, y aunque la perdida del bebe no le había dolido tanto como a los demas miembros de la familia, no significaba que no deseaba ni un poco volver a ver a su hermanito. Así que guiado por aquellos balbuceos, acabo en un cuarto, unico e colorido.

Un cuarto, lleno de peluches, lleno de lienzos, e con una gran cuna, donde el causante de su desespero jugaba con los peces que estaban lejos de su alcance, colgados en lo alto de la cuna. 

Ese no era Geno