FINAL (PARTE 3)
Y FUERON PILLADOS (61)
Luego de que nuestra querida amiga Natty le llamara a Pacífica y le notificara la fecha exacta de la fiesta, la jóven rubia y millonaria aceptó ir, claro, porque no quería que cierta foto ande circulando y haciendo que todos piensen mal.
Natty era una experta en hacer creer a otros lo que no era verdad, un talento único. Esa noche Pacífica no se la pasó muy bien, estaba molesta, cansada de toda esta ridícula situación en la que destino, el universo —o quizá el guión Todopoderoso— la puso a ella y a su novio.
A la mañana siguiente, el castaño de nuevo llegó temprano a la mansión Northwest. ¿Es curioso, saben?, Anteriormente cuando Dipper no era nada para Pacífica le costaba un mundo levantarse temprano todos los días e ir con ella, y ahora, ¡Pum!, Antes de las ocho ya estaba en su mansión, ¿Cómo cambia las cosas el amor, cierto?.
Cuando llegó con su novia, y la saludó entrando en su habitación, se dió cuenta que ella no se encontraba de buen humor que digamos, y eso se pudo notar en su expresión. El castaño se olvidó de cerrar la puerta, solo la dejó entreabierta nada más.
Se acercó a su novia y le preguntó que le ocurría, Pacífica lo invitó a sentarse en el borde de la cama porque debía decirle lo de la dichosa fiesta esa. Pacífica le contó al castaño que Natty le había llamado, y que ya le había confirmado la fecha, la hora exacta. La fiesta comenzaba a partir de las 19:00 horas, en su casa, en Portland, por lo tanto, Dipper y ella tendrían que salir para allá a las 14:00 horas y así llegarían a tiempo.
La jóven rubia le contó todo eso a su novio, ella estaba molesta, ni siquiera pudo dormir bien pensando en las cosas que le haría a Natty a penas la viera, y también en las cosas que le diría a Ethan cuando lo vea, le iba a dejar en claro lo que pensaba de él, y que de una vez deje de estar haciéndose a la idea de que tenía una oportunidad de ser su pareja. Ella ya tenía a un novio a quien amaba de verdad, quién la quería porque lo que ella era, no por un prestigio que recuperaron u otra cosa.
Era tal ese cariño de Dipper que la abrazó por la cintura para que ella pueda calmarse, y suavizar ese semblante tan serio que cargaba. Venga, ella era hermosa, incluso estando seria, pero se veía mejor con una sonrisa. Poco a poco el castaño se puso más y más cariñoso con ella —¿Si me entienden, verdad?— hasta que sus labios buscaron a los de su novia, la tomó de la mejilla y le volteó un poco su rostro, para después besarla, con suavidad y ternura, al mismo tiempo que con su mano derecha le acariciaba la mejilla.
Ella se dejó llevar lentamente, como un trozo de papel que viaja muy lejos con la brisa veraniega, y su enojo prontamente disminuyó al sentir las caricias de su novio en sus mejillas. Entre besos y caricias la chispa se encendió, y lo que al principio fué un lindo y tierno beso de un par de enamorados, se transformó en uno apasionado. Los labios del castaño de pronto comenzaron a trazar una ruta por el cuello de ella, y sin haberlo deseo —al menos, por ahora— un suave quejido se le escapó, uno sutil, pero como que fué como leña para encender la fogata.
Fué ella quien recostó al chico en la cama, y le besaba, y le acariciaba sus cabellos, se estaban dejando llevar demasiado pronto. Ella retiró unos botones dejando parte del cuello y pecho del castaño libres, al ver lo que estaba haciendo sus mejillas ardieron, y un calor exquisito bajó por su vientre, como una fugaz sensación que se apodera repentinamente de tí. Él posó sus manos sobre las caderas de ella y les dió un suave apretón, de no ser por la ropa que cargaba puesta sentiría su suave piel, y eh ahí el detalle, el castaño le retiró un pequeño botón que tenía cerca del cuello de ella y dejó ver más piel, lugar que aprovechó para darle besos y deslizar la punta de su lengua. Un "te amo" se le salió a ella mientras le besaba el pecho al castaño, y sus manos continuaban con el acto de retirarle los botones.
Sin embargo, lo que más odian las parejas en situaciones como estás ocurrió. De pronto y sin previo aviso siquiera la puerta de la habitación se abrió de repente dejando ver cómo una de las sirvientas, Sasha, ingresó.
"Señorita Pacífica, la señora Priscila la nece..." fué lo que alcanzó a pronunciar antes de que su voz fuera disminuyendo hasta desaparecer y solo contemplar la particular escena, sorprendida, y casi que la mandíbula se le caía al suelo. Tanto el castaño como la rubia dieron un salto, y Pacífica de pronto pasó de estar entrando casi al éxtasis, a estar de nuevo enojada, le interrumpieron el momento.
"¡¿Sasha acaso no te enseñaron a tocar la puerta?!" Gritó Pacífica, enojada, y completamente roja. Dipper también reaccionó a la situación y se acomodó los botones de su traje, siendo que casi se cae al suelo por la impresión.
—L-Lo siento mucho, señorita Pacífica, yo me retiro —dijo Sasha, un poco avergonzada de lo que vió. Cuando estuvo a punto de retirarse de la habitación y cerrar la puerta fué detenida por su ama.
—¡Sasha aguarda un momento!.
—Señorita Pacífica, le juro que yo no ví nada —decía observando el suelo, como mascota regañada por su dueño, Sasha intentó irse pero fué detenida nuevamente.
—Te dije que aguardes, vamos entra y cierra la puerta —le ordenó Pacífica, pero Sasha aún tenía las intenciones de salir de la habitación.
—S-Señorita Pacífica, le juro que yo... —Sasha intentó escapar, quería evitar meterse en problemas a toda costa, de ser posible mentir diciendo que no vió nada y seguir con lo suyo.
—¡Sasha entra ahora o te juro que...! —Pacífica le levantó la voz con mayor seriedad y la obligó a que se quede adentro de la habitación. Sasha, sintiéndose regañada y posiblemente metida en un gran problema, no tuvo más remedio que hacer caso y quedarse.
Sasha cerró la puerta y se dirigió hacia donde estaba su ama, mientras Dipper se terminaba de arreglar el traje de sirviente. Pacífica le preguntó muy seria, ¿Qué fué lo que viste?, A lo que Sasha le respondió, con nervios, que nada, no vio nada.
Pacífica se molestó con Sasha, si algo le ah enseñado es que, sin importar la situación en la que esté, siempre debe decirle la verdad, y jamás mentirle. Le volvió a preguntar, mucha más seria, ¿Qué fué lo que viste?, Sasha casi que con miedo, y con una voz temblorosa le dije que los vió besándose a los dos, que eso fué lo que vió. Pacífica le dejó muy en claro que no vaya a decirle a nadie sobre lo que vió, y que tampoco piense cosas que no son, y al final de todo terminó por decirle que ella y el castaño eran novios. Sasha se sorprendió de lo que dijo su ama, pero aún tenía algo de miedo no quería que la echen de la mansión. Ella se disculpó con su ama y le suplicó que le perdone, a lo que Pacífica le decía que siempre debe tocar la puerta antes de entrar, siempre debe tocar la puerta, no importa que esté entreabierta, que vea luz adentro o que incluso, escuche ruidos raros, siempre debe tocar la puerta. De nuevo le suplicó que le perdone, sus jamás volvería a pasar y que fué un error suyo, lo que si era curioso era la forma en que suplicaba, cosa que evidentemente llamó la atención del castaño.
Pacífica intentó calmarse y al final la perdonó, después de todo Sasha era su mano derecha y la persona en la más confía. Volvió a recalcarle que eran novios, y que no vaya a pensar cosas que no son. Sasha lo entendió, se volvió a disculpar y se retiró, no sin antes decirle que Priscila estaba llamando a Pacífica.
La sirvienta se retiró dejándolos solos nuevamente. Dipper sintió curiosidad por la forma en la que Sasha suplicó que no le echen. Volvió a lo suyo con su novia.
ELLA ES UNA CHICA INCREÍBLE (62)
Esa misma noche, luego de que la cena esté lista y que Pacífica y su madre terminen de cenar, el castaño se encargó de recoger los platos y las copas y de llevarlas a la cocina. Luego de limpiar la mesa donde se sirvieron su novia y su madre, se consiguió con Sasha en los pasillos de la mansión. Dipper la llamó para hablar con ella en privado, Sasha aceptó y fueron al jardín a hablar porque lo que tenía que preguntarle el castaño era algo que debía hablarse en privado.
Ya en el jardín, ambos se sentaron en unos escalones que conducían a los jardines. Dipper primero se disculpó con ella porque su novia le levantó la voz y su reaccionó fué algo exagerada, después de todo Pacífica tenía un carácter fuerte en situaciones como esas. Sasha le dijo que no había necesidad de disculparse, después de todo fué su culpa por no tocar la puerta antes de entrar, y agradeció con una sutil sonrisa de que no vió algo más... candente, ¿Me entienden?. Dipper entendió lo dijo y le volvió a decir que él y Pacífica realmente eran novios, que aunque parezca sorprendente lo eran. Sasha estaba sorprendida, incluso si Dipper no la llamaba tarde o temprano lo haría ella para hablar sobre eso.
El castaño le explicó que se enamoró de ella y que todavía no se lo habían dicho a Preston y a Priscila, que lo harían cuando el hombre millonario regrese. Al final Dipper fué al grano, y le preguntó el por qué suplicó de esa forma, puesto que, Sasha rogó porque no la echen, protegiendo a capa y espada su puesto como sirvienta. Pero ahí el detalle, ¿Por qué?, ¿Realmente era importante ese trabajo?.
Sasha agachó un poco su cabeza, y dió un gran suspiró. Mirando las estrellas en el firmamento le dijo que sí, que su trabajo era muy importante, y que por nada del mundo debía perderlo. Dipper de nuevo le preguntó, ¿Por qué?, Sasha se rió y le dijo que era un chico muy curioso. Ya después le dijo la verdadera razón, y su respuesta dejó impactado al castaño. Le dijo: "Con este trabajo ayudo a mi abuela", seguido de un silencio que ella misma rompió diciéndole qué mensualmente manda gran parte de su sueldo a su abuela, misma que la usa para medicamentos para, aunque suene un poco triste, retener la vida que lentamente se le escapaba de las manos, como arena entre los dedos. Estaba enferma y con los medicamentos prolongaba un poco más su vida, y así evitaba el trágico final que a todos nosotros nos aguarda.
Ella le comentó al castaño que había perdido a sus padres desde muy pequeña, incluso antes de tener cinco años ya se había quedado sin padres, sin el calor de una madre y la protección de un padre.
Le dijo que desde que tenía memoria, ella ya trabajaba, ayudando a su abuela limpiando casas, barriendo, repartiendo periódicos, vendiendo galletas puerta a puerta, y cualquier otro producto que pueda venderse, etc. Ella y su abuela salieron adelante solas, sin la ayuda de nadie, y su abuela se hizo cargo de ella desde muy pequeña.
Sin embargo, con el pasar de los años, su salud se fué deteriorando y así, cayó enferma, postrada en la cama, y sin poder moverse mucho. A la edad de trece años Sasha ya debía trabajar sola, y cuidar de la persona que la cuidó desde pequeña. Incluso viajando a otras ciudades con tal de conseguir empleo. El dinero que mandaba lo recogía una persona cercana a ellas, así era la única forma de que el dinero llegue a su abuela.
Dipper le comentó que le parecía increíble todo lo que le estaba diciendo. Sasha le respondió lo siguiente, que no todos tenemos el privilegio de nacer en una cuna de oro, como Pacífica, y que el resto debía trabajar duro mientras los que no, se la pasan gastando dinero y alimentando su ego.
De todos los trabajos que que tuvo en el pasado, ninguno se comparaba con el que tenía ahora, y que aquí ganaba mucho más dinero, y así podía ayudar a su último familiar a que siga con vida, aunque ahora ya no la veía tan seguido, solo hablaban por llamada.
"Es por eso que no puedo perder este trabajo" le comentaba, mientras también le decía que lo iba a proteger con todo su corazón, porque bien sabía que si lo perdía, le iba a costar un mundo entero volver a encontrar otro donde gane lo mismo que aquí.
Dipper le preguntó que cómo se enteró de este trabajo. Ella le dijo que vió un anuncio en el periódico, que estaban necesitando a alguien para el puesto en Gravity falls, por lo que viajó desde su ciudad de origen hasta Oregon, y que aquí encontró el puesto de sirvienta. Pronto se ganó la confianza de los Northwest, pero sobre todo, la de Pacífica, llamandola como su mano derecha.
En este mundo existen dos tipos de personas, las que como Pacífica que nacen con todos los lujos, dinero, prestigio y no tienen que preocuparse por nada porque con tan solo deslizar un pedazo de plástico lo consiguen todo, y las que como Sasha que tienen que trabajar muy duro desde pequeñas porque la vida no es color de rosa, nubes de algodón de azúcar y arcoiris en todas partes.
Bajo ese cielo estrellado este par de amigos conversaron durante un buen rato, contando cosas de sus vidas, aprovechando la situación. Dipper se llevó una buena visión de Sasha, ella era una chica increíble, incluso siendo tan jóven valía mucho como persona, y como amiga.
¿QUÉ TAN SINVERGÜENZA PUEDE SER? (63)
Preston, un hombre de palabra, un hombre que como persona, como esposo, y como padre, valía mucho, un hombre que jamás mentiría, jamás engañaría a nadie, y un ejemplo a seguir para todos nosotros.
Ese hombre se revolcaba en la cama con su amante, diciéndole al oído cosas como: "te amo solo a tí" "eres única" y demás cosas. Mientras embestía a aquella mujer, le decía al oído que dejaría a su esposa y a su hija por estar con ella, que se divorciaría y estaría solo con ella por el resto de la vida.
Puras mentiras que el éxtasis le hacía decir. Preston Northwest complació a su amante en lo que más pudo, comprándole cosas costosas, ropa cara, llevándola a cenar en restaurantes caros, etc. Ya en la noche, todo se daba en esa cama, misma que no dejaba de sonar, y que era fiel testigo de la infidelidad, del horrendo pecado.
Que pena que pronto todo ese placer se iría por el caño.
Y NOS VAMOS RUMBO A LA FIESTA (64)
Los días pasaron como un abrir y cerrar de ojos, y finalmente, el tan "esperado" y "ansiado" día de la fiesta llegó. Dipper se presentó temprano por la mañana en la mansión Northwest, saludó a su novia como normalmente lo hace, con un beso, y procedió a realizar una que otra tarea, puesto que los dos iban a viajar para allá pasado el medio día.
Pacífica estuvo seria toda la mañana, llamó a Natty para que le confirme si nada había cambiado y que todo seguía con su rumbo. Natty le confirmó que todo seguía normal, y que la hora de que comience la fiesta no había cambiado.
Con un tono burlón, la pelirroja le dijo que se presente con su novio a tiempo, que no se olvide de llevarlo, y Pacífica le recordó que ella también debía cumplir con su promesa de borrar la foto de ese celular.
La foto de ese celular, eh ahí el detalle de todo esto...
Natty le dijo que no preocupe, que cumplirá con su promesa, si ella también cumplía con la suya. Dicho y hecho, todo quedó listo. Por su lado, Natty se la pasó toda la bendita mañana buscando en centros comerciales, la ropa que se iba a poner para la fiesta, visitó varias tiendas de venta de ropa, Gucci, Dior, Prada, Chanel, etc, coqueteó con algunos chicos, coqueteó con algunas chicas que estaban en las cajas registradoras, se probó diferentes prendas, hasta encontrar la que creía, sería la ideal para esa noche.
Melissa también se alistó para asistir a esa dichosa fiesta con la que su supuesta amiga Natty, tanto fastidió. Ethan por su parte también dejó todo listo, claro, con el permiso de su padre quién estaba enterado de todo esto.
Incluso su hermano, Mike, se preparó con tiempo, no le caería nada mal conquistar a cualquier chica en esa fiesta, y quién sabe, llevarla a su habitación cuando ya todos estén por las nubes. Cosas de ricos.
Pasado el medio día, ya Dipper y Pacífica estaban listos para viajar a Portland. Por petición de su novia, el castaño se puso el traje que ella le había regalado hace varios días atrás, uno bastante elegante y que caía perfecto para la ocasión.
Obvio, para Dipper todo esto era demasiado, jamás se iba a acostumbrar a todos esos lujos y cosas carísimas. Pacífica le dijo a su madre que asistirá a ese fiesta, solo tuvo que inventarse algo como: Los Northwest no podemos decir que no, nuestro prestigio está en juego y siempre debemos quedar bien ante todo mundo.
Dicho y hecho, eso fué suficiente para que le dieran el permiso necesario para que pueda asistir a esa fiesta. El chófer estaba listo con el vehículo y ya en la puerta de la mansión, y así, todo quedó preparado para partir a esa dichosa fiesta, misma en dónde pasarán varias cosas interesantes, que seguramente a todos les gustará saber.
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