FINAL ALTERNATIVO

HASTA EL PRÓXIMO VERANO (75)

Los días pasaron luego de esa noche y madrugada en la mansión Northwest. Todo salió a la luz, Priscila se enteró de todo lo que su esposo estuvo haciendo cada vez que abandonaba su hogar, a su esposa, a su hija, y se iba supuestamente por motivos laborales. Priscila echó a Preston de la casa, cosa rara porque Preston fué el que la construyó o mejor dicho contrató a una compañía para que construyan su nueva mansión.

Por su parte, Dipper no tuvo el valor suficiente para ir con su novia —oh al menos, aún creía que era su novia porque seguramente Pacífica no quería verlo ni en pintura—y tratar de explicarle lo que hizo, tratar de explicarle que lo que hizo no fué con malas intenciones, ni por querer verle la cara de tonta, ni mucho menos por querer burlarse del enorme problema que se vendría más adelante.

Dipper le ocultó la verdad a su novia fué para cuidarla, porque no quería que sufra, pero todo se fué a la mierda y le salieron las cosas al revés, y nada le salió como quería. Aunque lo deseemos con todas nuestras fuerzas, aunque lo planeemos todo, no siempre las cosas salen como queremos que salgan, y es triste eso pero así es la vida.

La vida sigue, incluso hasta para Dipper.

El final del verano fué inevitable. Otro verano lo pasaron los gemelos Pines en ese dichoso pueblo, aunque para nuestro querido castaño las cosas no terminaron como hubiera querido.

Mabel terminó de empacar sus cosas, en una maleta que es curioso esto, al principio del verano llegó con una maleta más pequeña, pero ahora se iba con una maleta más grande, más rellena, y que claramente no era la misma maleta con la que llegó. ¿Dónde la habrá sacado?, Nunca lo sabremos.

La habitación quedó vacía, y Mabel ya estaba lista para irse. Su cumpleaños no lo iban a celebrar ahí, regresarían a casa y lo iban a celebrar con sus padres. Dipper también estuvo listo, pero antes de abandonar la cabaña del misterio tomó su celular, tal vez, y solo tal vez algún mensaje de ella, algún emoticón, alguna letra, algo, pero nada, no había respondido sus mensajes, ni siquiera los leyó, Pacífica debió ignorar cualquier mensaje que su novio o mejor dicho, su ex novio, le mando.

—¿Hemano ya estás listo? —preguntó Mabel.

—Sí —dijo, de manera decaída.

Mabel se sintió triste por la actitud de su hermano, desde esa noche en la mansión Northwest a estado comportándose de esa manera, decaída, triste, sin ánimos de querer hacer algo o de disfrutar los últimos días que le quedaban del verano.

—Es una pena que Pacífica no quiera saber nada de tí —dijo Mabel mientras le colocaba su mano encima del hombro de su hermano gemelo, para consolarlo. El castaño necesitaba a su hermana más que nunca—. ¿Y no ha respondido tus mensajes?.

—No, ninguno, Pacífica no ha respondido ninguno de los mensajes que le escribí, incluso le escribí que hoy día ya nos íbamos del pueblo temprano, pero solo me ignoró —respondió con mucha tristeza. Le dolía enserio, era muy triste para él irse de Gravity falls sin siquiera despedirse de la chica que al principio detestaba por su forma de ser, pero ahora, a esa misma chica la amaba con todo el amor que este mundo pueda ofrecerle a nosotros los mortales—. Cómo quisiera... por lo menos despedirme de ella, aunque no me perdone, pero por lo menos decirle adiós.

Mabel se sentó al lado de su hermano y le miró a los ojos...

—No soy una experta en estas cosas del amor, ¿Pero sabes algo, Dipper?, Hay que continuar, si Pacífica no quiere saber nada de tí es mejor dejar las cosas como están, ya no deberías seguir intentando solucionar algo que no se puede solucionar.

—Sí se puede, de algún modo...

—¿Cómo?, ¿No me digas borrarle la memoria a todos y fingir que nada de eso pasó? —preguntó Mabel.

—No, por supuesto que no —dijo. Dipper se llevó las manos a su rostro y dió un suspiro—. Tal vez cuando regresemos el próximo verano, las cosas irán mejor.

—Así será Dipper, bueno —se levantó de la cama y agarró su maleta—, ya es hora, debemos tomar ese autobús.

Dipper asintió con su cabeza y también agarró sus cosas. Una vez estando todo listo, los hermanos Pines ya iban a marcharse del pueblo. Todos sus amigos fueron a despedir a Dipper y Mabel en aquella parada de autobús como lo fué la primera vez hace tres años.

Las amigas de Mabel, Candy y Grenda se despidieron de forma muy sentimental, otra vez iban a despedirse de su mejor amigos y no la volverían a ver hasta el próximo verano, o tal vez hasta después de largo tiempo. El autobús no tardaría en llegar, y el castaño lo sabía, y en el fondo de su corazón rogaba, aunque sea por un instante, un efímero instante verla así sea en la distancia y despedirse.

Stan como el mejor tío del mundo se acercó a su sobrino quien tenía ese semblante triste todavía...

—Oye hijo, cambia esa cara ¿Quieres?, No debes ponerte triste por una relación que fracasó con una chica, no será la última vez que te dejen por algún problema que sucedió. En este mundo hay muchas chicas que gustarían estar contigo, y así funciona el amor, te enamoras, llorarás, pero eventualmente volverás a enamorarte, créeme te lo dice alguien con mucha experiencia con mujeres —dijo Stan.

Ford escuchó las palabras que Stan le decía a Dipper e intervino ante tal situación...

—¿Pero qué estás diciendo, Stan? —preguntó Ford—. Ni siquiera tú te crees eso de que tienes mucha experiencia con mujeres —Ford se acercó a su sobrino y le dijo—, no escuches las palabras Stan, él ni siquiera ah tenido pareja alguna que le dure mucho tiempo.

—Lo sé, recuerdo que intentó darme consejos sobre chicas cuando fuimos a arruinar otras atracciones —dijo Dipper, y en rostro apareció una sutil sonrisa porque recordó las cosas que vivió en esos días que fué de viaje con su tío, hermanas, y demás.

—Dipper pero si realmente te sientes mal porque lo que pasó con tú novia, recuerda que tengo la pistola borra memoria, tranquilo es totalmente segura y no causará daños en el cerebro ni a corto ni a largo plazo —dijo Ford, quién le estaba prestando a su sobrino la ayuda necesaria para arreglar el problema que ocurrió días atrás.

—Gracias tío pero no, quiero que ella me perdone o que al menos me dé la oportunidad de corregir mis actos, de alguna manera. Borrarle la memoria sería una solución desesperada y a grandes problemas medidas desesperadas; sin embargo, no lo haré.

—De acuerdo, pero si llegas a cambiar de idea, recuerda que el arma estará siempre lista —dijo Ford.

Su sobrino se lo agradeció pero volvió a repetirle que no lo haría. Pocos minutos después el autobús finalmente llegó, el mismo autobús que llevaría a Dipper y a Mabel hasta California, su hogar.

Las puertas del vehículo se abrieron, y el chófer del vehículo les indicó que podían subir. Los gemelos se embarcaron en el autobús mientras se despedian de su familia y amigos. No obstante, el chófer del autobús convenientemente recordó que no había hecho la revisión que se supone que debería hacer antes de salir de su estación. Se disculpó con los pocos pasajeros que estaban embarcados  y le dijo que saldrían en unos momentos. Se retiró el cinturón de seguridad y bajó del vehículo, primero debía revisar las llantas, una revisión rápida para que después no digan que no hizo bien su trabajo.

Por su parte, los gemelos se acomodaron en sus respectivos lugares esperando poder marcharse de Gravity falls y regresar a su hogar. Dipper observaba a través de la ventana el paisaje del pueblo, aún un tanto triste, suspiró y cerró sus ojos. Sin embargo, para su sorpresa algo llamó su atención, una pequeña vibración en su pantalón, mejor dicho en el bolsillo de su pantalón. Era su celular, era una llamada.

Tomó su celular y cuando leyó el nombre sus ojos se abrieron como dos grandes platos, y se cristalizaron de inmediato, un nudo en su garganta apareció y su corazón se detuvo por unos milisegundos...

—Pacífica... —pronunció el nombre de su amada apenas abrió la llamada. Aquel nudo en su garganta casi le impide hablar. Su hermana gemela también se sorprendió de que la novia de su hermano lo haya llamado por fin.

—¿Sabes?, Es de muy mala educación irse de un lugar sin despedirse primero, creo yo que te enseñé modales.

—Pacífica por favor no me cuelgues —dijo suplicante el castaño a quien de nuevo le regresaron las ganas de llorar, como sino fuera suficiente todas las lágrimas que derramó antes—, por favor, escúchame... lo siento, enserio lo siento.

—Que bueno que alcancé a llegar a tiempo, pensé que cuando llegaría el autobús ya se habría ido.

—¿Pero dónde estás? —preguntó el castaño quién se asomó por la ventana y observó todo a su alrededor, pero no la veía, ni en la parada de autobús, ni en la calle, ni en ningún otro lugar.

—Sería triste no despedirse primero.

—Pacífica... escúchame, enserio lo siento, créeme no quise hacerte daño, o hacerte sentir mal, no te dije nada de lo que descubrí porque no quería que sufrieras por los errores de tú padre, no pienses que no te dije nada porque quería verte la cara de tonta, o porque me hubiera gustado ver a tus padres pelear y separarse, sé muy bien que amas a tus padres y que no deseas que ellos se separen, por eso tomé la decisión de no decirte nada, y pensé que tal vez y solo tal vez las cosas acabarían de una buena forma, pero ahora que lo pienso mejor el no decirte nada fué una idea estúpida de mí parte.

—Realmente muy estúpida... —dijo Pacífica a través del celular.

—Lo sé y lo admito, me equivoqué, me equivoqué en todo —sin poder aguantar más sus lágrimas comenzaron a caer lentamente por sus mejillas—, perdóname, no pude ser el novio perfecto que tú querías que yo fuera.

—Yo no quiero un novio perfecto, solo quiero un novio que confíe en mí, eso es todo, ¿Tanto trabajo te costaba confiar en mí? —le comentó la jóven rubia.

—No, no debí tomar una decisión yo solo.

—Dipper, ¿No te has puesto a pensar que si me hubieras dicho lo que descubriste, si hubieras confiado en mí y me lo hubieras dicho de frente cuando estemos solos las cosas se hubieran resuelto de una mejor manera?, Si hubiera sabido lo que mi padre hacía hubiera buscado la manera más adecuada de resolver esa situación sin que mis padres lleguen a discutir y se separen, como lo están ahora. El divorcio es irremediable ahora y eso me duele mucho.

—Lo siento, es lo único que puedo decir, ya no hay marcha atrás y lo que pasó no se puede reparar —dijo—, pero... al menos es bueno que pueda despedirme de tí en este momento...

El chófer del autobús terminó su revisión y regresó a su lugar, mejor dicho regresó a su siento.

—Lo sé, ya ví que chófer entró al autobús.

—¿Dónde estás?, No te veo —volvió a preguntar el castaño mientras observaba de nuevo todo el paisaje, pero no la veía, no veía a Pacífica por ninguna parte.

—¿Regresarás el próximo verano? —preguntó Pacífica.

—No lo sé, tal vez.

—De acuerdo, y recuerda Dipper, no porque estás lejos de mí harás lo que se te dé la gana, como mi padre.

El semblante del castaño cambió radicalmente, esas palabras de Pacífica fueron esperanzadoras para él.

—¿Eso significa que me perdonas?.

—Más despacio velocista. No eh dicho que te eh perdonado, al menos no por ahora, si bien entiendo que tus motivos fueron buenos, es triste que no hayas confiado en mí primeramente.

—Bien, pero al menos dame una oportunidad, te prometo que no volveré a cometer el mismo error, porque enserio no quiero perderte —dijo Dipper.

—Ni yo tampoco...

El chófer se acomodó el cinturón de seguridad, revisó los espejos y pronto dió marcha al vehículo.

—¿Tú y tú madre estarán bien ahora que Preston no está?.

—No te preocupes por eso, ya buscaremos la forma de salir adelante sin mi padre, aunque bueno, a mi mamá se le va a ocurrir algo, la conozco bien —su tono de voz fué algo gracioso, pero en el fondo también se podía percibir tristeza.

Sin más, el autobús comenzó con su marcha hasta llegar a California.

—Ya nos vamos... —comentó Dipper.

—Sí, ya ví que el autobús se está moviendo...

Dipper la buscó con la mirada, observó todo el lugar luchando por poder encontrarla. No fué hasta que el vehículo avanzó un par de metros más adelante que el castaño logró verla. Pacífica estaba arrimada a un árbol, mismo que Dipper desde un principio no podía ver. Vió pasar el autobús y a su novio asomado por la ventana, y con la mano le hizo el gesto de despedida. Al verla, el castaño sonrió, su semblante cambió por completo, verla una vez más antes de irse del pueblo era lo que le faltaba para poder estar en paz, y ahora más sabiendo que ella si bien no lo perdonó del todo, al menos lo haría con el tiempo. Solo eso le faltaba, tiempo.

—Adiós... cuídate mucho —dijo la jóven rubia a través del celular

—Adiós, tú también cuídate mucho... te amo —dijo Dipper. Pacífica pudo observar que el semblante de su novio ahora era más tranquilo, más alegre.

—Yo igual —dijo Pacífica.

—Te llamaré cuando llegue a casa, ¿De acuerdo?.

—Por favor hazlo, no estaré tranquila hasta entonces.

Finalmente el autobús aumentó su velocidad llevándose consigo a los hermanos Pines. Pacífica salió a la carretera y observó el autobús irse hasta alejarse lo suficiente en la carretera. Ella guardó su celular y respiró aliviada, al menos alcanzó a despedirse de su novio.

—Hasta el próximo verano, Dipper —dijo Pacífica.

Ahora se podía ver cómo Pacífica regresaba a su hogar, en tanto que el autobús se alejaba en la carretera, en el horizonte, llevándose consigo al amor de su vida. Sería difícil ahora que sus padres estaban separados, sería difícil, muy difícil, pero no imposible, y cómo dijo su madre ya encontraría la forma de salir adelante, creía en eso aunque no le quedaba de otra, pero ya se sentía un poco más aliviada, sabiendo que al menos contaría com el apoyo y el cariño de su novio, a la distancia.

FIN DE LA HISTORIA

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