CAPÍTULO 5: EMPIEZA LA SERVIDUMBRE (PARTE 1)

Disfrútenlo muchas gracias!!.

Dipper regresaba a la cafetería con su cabeza agachada, sintiéndose como un verdadero idiota, y maldecía en gran medida el momento en dónde aquella taza con chocolate se vertió en la carísima ropa de Pacífica Northwest. El castaño se metió en un enorme problema.

Su hermana y su tío Stan aún seguían esperándolo dentro de la cafetería del pueblo. Dipper llegó haciendo sonar la campana que la puerta tenía encima suyo haciendo ese tintineo que todos conocemos. En cuanto escuchó la campana, Mabel giró su rostro, y al ver a su hermano acercarse con una expresión de tristeza inmediatamente dedujo que algo no había salido bien.

—¡Dipper!... —dijo ella. Su hermano se sentó a su lado sosteniendo su cabeza con sus manos, sintiéndose abatido—, ¿Cómo te fué con Pacífica?.

—Mal, muy mal, Mabel —respondió—, se suponía que debía arreglar las cosas y evitar una demanda como dijo el tío Stan... —dijo. Stan quién se encontraba comiendo una tarta de moras solo escuchaba a su sobrino—, pero no arreglé nada, al contrario empeoré las cosas y... estoy en graves problemas.

—¿Cuáles problemas? —preguntó Stan.

—Tendré que ser el sirviente... mejor dicho tendré que ser el esclavo personal de Pacífica todo este verano.

—¡¿Qué?! —gritó Mabel sorprendida, llamando la atención de los pocos clientes que se encontraban ahí. Ella agachó un poco su cabeza ante las miradas de los comensales y miró a su hermano—. ¿Cómo que serás el sirviente de Pacífica todo este verano?, ¿Por qué?.

—Porque era la única forma de evitar una demanda, ella amenazó con derribar la cabaña del misterio y dejarnos sin un solo centavo.

—¡¿Qué?! —gritó ahora Stan. Los comensales volvieron a mirar aquella mesa pero Stan solo les dijo—, ¡¿Qué están mirando?! ¿Acaso un anciano no puede gritar en una cafetería? —volvió a mirar a su sobrino—, ¿En serio amenazó con derribar la cabaña?.

—Sí tío Stan, tal vez no ahora pero sí lo hará cuando le plazca. Tendré que ser su sirviente todo este verano a menos que le pague por haber arruinado su ropa, ¿Tío Stan no podrías prestarme mil dólares?.

—¿Te volviste loco?, ¿De dónde voy a sacar mil dólares?, ¿Qué crees que soy millonario? —Stan miró de reojo las mangas de su traje y sonrió al darse cuenta de que ningún billete se asomó en esta ocasión—, genial...

—Rayos estoy perdido —dejo caer su cabeza a la mesa—, pensé que este verano sería genial, pero será un tormento para mí, maldito sea el momento dónde tiré esa taza con el estúpido chocolate ese.

—Oye hijo tal vez no sea tan malo como crees, solo míralo de esta forma, trabajarás como sirviente de esa chica en una lujosa mansión llena de cosas valiosas, podrías aprovechar esa oportunidad para robarte algo y traerse lo a tu tío favorito, ¿Qué dices, he?.

—Eso no ayuda en nada tío Stan —dijo Mabel, molesta, mientras colocaba sus manos encima de los hombros de su gemelo.

—Solo intento ayudar, nada más —Stan guardó silencio y continuó comiendo su tarta de moras.

—Cielos... —dijo muy frustrado—, estoy metido en graves problemas, ni bien empezó este verano y ya lo arruiné por completo, y todo por una estúpida taza con chocolate.

—Lo siento mucho Dipper, yo fuí la que en un principio dijo que quería iniciar este verano de la mejor manera posible, lo lamento —se disculpó la castaña ante la desgracia ocurrida a su hermano, sobrevivieron al ataque de monstruos dimensionales, pero ahora Dipper se iba a enfrentar a algo peor que un triángulo malvado.

Al cambio de escena, se podía ver cómo Dipper estaba ahora con su tío Ford explicándole la situación con Pacífica. Dipper tenía la esperanza de que su tío lo ayude en una situación como esa.

—Y esa es la historia tío Ford, de verdad, no quise humillar a Pacífica de esa forma, pero tampoco podía permitir que insulte a Mabel de esa manera.

—Hum, en qué problema te has metido Dipper —comentó Ford.

—Por eso quiero pedirte ayuda, el tío Stan no quiso prestarme mil dólares para salir de esta situación, y yo... pensé que tal vez tú podrías no sé... invitar alguna máquina que pueda recrear dinero real o al menos que pueda imprimir billetes lo suficientemente auténticos como para engañar a los Northwest, ¿Qué dices podrías hacerlo?.

—De poder crear una impresora lo suficientemente avanzada como para imprimir billetes de cien dólares que puedan engañar a esa familia de millonarios... podría hacerlo.

—¿De verdad? —preguntó Dipper, un rayo de esperanza apareció de repente en medio de todo ese problema.

—Sí, pero no te lo recomiendo —dijo Ford, muy seriamente.

—¿Qué?, ¿Por qué?, ¿No dijiste que podías? —aquel rayo de esperanza que Dipper vió se apagó de repente y para siempre.

—Porque si se llegan a dar cuenta que los billetes no son auténticos, podrían agravar más la demanda. Seguramente pondrán intento de estafa en mayúsculas y eso no sería bueno, además... los billetes cuentan con varias medidas de seguridad que ninguna impresora casera de esta época podría imprimir tal cual lo haría las máquinas de la casa nacional de la moneda y el billete.

—¿Me estás diciendo que no tengo escapatoria? —preguntó el jóven castaño, muy triste.

—No Dipper —Ford colocó su mano encima del hombro de su sobrino, también triste por no poder ayudar—, créeme que me gustaría ayudarte en esta situación, pero si por algún descuido mío no logro imprimir un billete que sea idéntico a uno real estaríamos metidos en graves problemas, lo siento mucho, pero no puedo hacer nada por tí en esta situación.

—Dios no, todo este verano será un tormento para mí —Dipper agachó su cabeza, ahora sí, definitivamente su verano se había arruinado por completo.

Steven2: Jeje... yo no estaría muy seguro de eso.

Esa noche nuestro amigo Dipper no pudo dormir bien al imaginarse todas las cosas que Pacífica le obligaría hacer, seguramente desde escucharla hablar estupideces respecto a qué vestido ponerse solo para andar en su casa, o limpiar dos, tres, cuatro o cinco veces su habitación todos los días y a cada rato, o tener que soportarla decir que ella era "perfecta". Dipper se decía a sí mismo que más temprano que tarde terminaría por enloquecer ante las tonterías que una chica como Pacífica le obligaría hacer.

A la mañana siguiente, Dipper se alistó para ir dónde los Northwest y empezar, aunque dentro de su mente cruzó la idea de irse del pueblo junto con su hermana y que suceda lo que tenga que suceder; sin embargo, otra parte de él le dijo que era mejor ser un hombre y enfrentar la situación, que por un descuido suyo sus tíos, hermana y el resto de su familia no debía pagar las consecuencias.

No tuvo ganas de desayunar, en lo absoluto. Mabel se ofreció a acompañarlo para que su hermano no se sienta solo en esos momentos, pero Dipper dijo que no, si por algún error su hermana llegaba a romper algo de esa mansión no solo ese verano, sino que toda su vida Dipper tendría que quedarse como el sirviente de Pacífica y de solo pensarlo, el castaño sentía que iba a morir.

Al cambio de escena se veía como Dipper caminaba rumbo a la mansión que había visto cuando llegó al pueblo. Esa mansión era de los Northwest. El castaño se paró enfrente del portón que la mansión tenía, en cuyas puertas de acero inoxidable se podía leer "Northwest Family".

—Bien... —él suspiró pesadamente—, aquí vamos, Dipper Pines tú puedes hacerlo, eres todo un hombre.

Cuando iba a dar otro paso para seguir avanzando, una voz lo detuvo...

—Alto ahí, identifíquese —esta voz provino del interfón que estaba instalado a un lado del portón.

—Ahmmm Dipper Pines...

—¿Pines?, ¿Usted viene por lo de la señorita Pacífica, cierto?.

—Este... sí, creo que ella les aviso que yo venía, no sé.

—Sí así es, por favor siga —aquel sujeto del interfón permitió que el castaño ingrese en la mansión. El portón se abrió permitiendo que Dipper ingrese en la mansión.

Cuando estuvo adentro, Dipper vió que el jardín delantero estaba muy bien podado, con arbustos en forma de cubo y otros en forma de un círculo, todo muy bien decorado. Se detuvo en la puerta, tocó el timbre y a los pocos segundos, fué abierta por uno de los mayordomos que la familia Northwest tenía.

—¿Sí? ¿Qué desea jóven? —preguntó el mayordomo con un todo de voz muy formal y educado.

—Yo... este, vengo por lo de Pacífica... creo que les aviso a ustedes, ¿Verdad? —preguntó Dipper un tanto incómodo.

—Ho por supuesto, viene por lo de la servidumbre, discúlpeme mi mala educación, por favor jovencito pase, la señorita Pacífica está esperando su llegada.

El mayordomo dejó que Dipper ingrese en la mansión, y cuando estuvo por fin adentro, vaya que el castaño se llevó una enorme sorpresa cuando vió lo elegante que era solamente una parte de la sala...

—Pacífica en realidad no mintió cuando dijo que habían vuelto a tener los lujos de antes —pensó Dipper, al ver a su alrededor lo bien elegante que era la mansión. Escondió las manos en los bolsillos de su pantalón, un inmenso miedo ingresó se apoderó de él al pensar que podría dañar algún adorno o jarrón antiguo que estuviese por ahí.

—Por aquí sígame jóven, la señorita Pacífica está en sus clases de piano en estos momentos, pero no tardará en finalizarlas, si gusta... puede esperarla.

—Sí, créame que no tengo ningún apuro en que ella me vea —comentó Dipper, angustiado, dirigiendo su mirada a diferentes partes, viendo rincones lujosos que la mansión tenía, como este...

Dipper siguió al mayordomo hasta donde se encontraba Pacífica, y cuando se acercaron, Dipper pudo escuchar el sonido de un piano. Esa era Pacífica. Cuando llegó, efectivamente la rubia estaba tocando dicho instrumento, y cerca suyo estaba un sujeto, al parecer, era su profesor.

Pacífica estaba tan concentrada en sus clases de piano, que no se percató de la presencia de Dipper. La jóven rubia estaba tocando la siguiente melodía...

Dipper quedó asombrado al escuchar la melodía que Pacífica había tocado, la jóven tenía talento debía admitirlo.

—Excelente señorita Pacífica, una bella melodía que transmite muchos sentimientos, ha mejorado bastante debo admitirlo, ¿Qué le parece si probamos con algo un poco más complicado?, Quisiera verla tocando algo con más dificultad.

—Por supuesto —dijo Pacífica. El profesor colocó una nueva partitura la cual era más complicada que la partitura anterior; sin embargo, Pacífica empezó a tocar el piano enseñándole que el talento le sobraba.

—Brillante, simplemente brillante, una melodía que transmite un sentimiento malévolo pero al mismo tiempo sublime —dijo el profesor—. Muy bien señorita Pacífica, con esto terminamos por el día de hoy, prepárese porque la siguiente clase será más complicada que esta.

—No se preocupe, sea lo que sea, estoy preparada —ella sonrió con arrogancia, pero tenía razón en cierto sentido.

—Jaja esa es la actitud —sin más, el profesor se retiró del lugar.

En ese preciso momento, en cuanto él profesor abandonó la sala, Pacífica por fin se percató de la presencia de Dipper, y al tenerlo enfrente, sonrió malévolamente, porque su diversión había comenzado...

Esto será muy divertido —pensó Pacífica, mientras miraba de arriba a abajo a nuestro amigo Dipper.

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