CAPÍTULO 49: ¿CÓMO CONSIGUIERON SU FORTUNA? (PARTE 1)

Disfrútenlo muchas gracias!!.

El auto de la familia Northwest comenzó a abandonar el pueblo llevándose consigo a Pacífica y a nuestro querido Dipper. El castaño se volteó un tanto observando el pueblo y a lo lejos la mansión Northwest, y nuevamente esa duda de querer saber lo que ocurrió con la familia de su novia.

—Compraré un precioso vestido rojo, ví uno en una revista y espero encontrarlo en el centro comercial donde vamos ahora, aunque son cinco horas de viaje y debo planear correctamente lo que voy a comprar, y también deseo comprarte algo a tí también Dipper —dijo Pacífica imaginando lo que iba a comprar y de paso, también comprarle cosas que seguramente a su novio le iba a gustar—. ¿No te gustaría que te compre ropa de marca, Dipper?.

El castaño estaba distraído, y no escuchó la pregunta de su novia. Pacífica se percató que estaba distraído el castaño y le tomó de la mano. Dipper sintió como su novia le tomó la mano entrelazando sus dedos y la miró a los ojos.

—Disculpa, ¿Dijiste algo?, No te escuché bien.

—¿Sucede algo, Dipper?, Te noto muy distraído, ¿Sucede algo malo?.

—No, por supuesto que no, solo estaba pensando en... cosas, y no te estaba prestando atención.

—¿Ah sí?, ¿Y en qué cosas estabas pensando, eh mí pequeño? —preguntó Pacífica mientras pasaba su dedo por los labios del castaño, con cierto tono lujurioso en su voz. Solo quería hacer sonrojar al castaño, y lo consiguió.

—No pienses eso, no me refiero a ese tipo de cosas.

—¿Entonces? —preguntó ella con una sutil sonrisa.

—¿Pacífica puedo preguntarte algo sin que te llegues a enojar? —preguntó Dipper, mirándola a los ojos.

—Eso depende de qué quieres saber —respondió ella.

—Es que tengo una enorme duda, mejor dicho una gran curiosidad por saber muchas cosas de tí, osea, hay tantas cosas que quiero preguntarte y de las cuales me gustaría saber, pero no te eh preguntado nada porque no quiero que te vayas a enojar o a incomodar, no quiero eso.

—Bueno pues, pregúntame lo que quieras saber, prometo no enojarme aunque jamás me enojaría si me preguntas algo que deseas saber. Adelante, pregúntame —dijo Pacífica mientras volvía a tomar la mano de su novio.

—Bien, lo primero que me gustaría saber es, ¿Cómo ustedes volvieron a tener toda esa fortuna? —finalmente preguntó el castaño, algo que todos realmente desean saber—. Me refiero a que cuando Mabel y yo nos marchamos ustedes quedaron sin nada, perdieron su mansión, su dinero, su prestigio, todo.

Pacífica suspiró pesadamente, ella no quería volver a recordar esos días, pero tenía que hacerlo por su novio.

—Discúlpame si te incomodé con mi pregunta.

—No te preocupes, sabía que tarde o temprano me ibas a preguntar algo sobre eso, y mí respuesta hubiera sido que eso no es algo que te importa, pero las cosas han cambiado entre tu y yo y ahora somos novios. Hay que despejar cualquier inquietud que tengas.

—Adelante, cuéntame.

—Cuando tú y Mabel se fueron del pueblo, mi familia quedó en la ruina, aparte gasté el poquísimo dinero que nos quedaba en los regalos que le dí, ¿Te acuerdas?.

—Sí, si me acuerdo —respondió Dipper.

—Mis padres se molestaron por eso, y la pasamos muy mal, los primeros días anduvimos deambulando por las calles de este pueblo, sin nada que comer, nadie nos quiso extender la mano y no los culpo, ahora, nosotros los tratamos al principio, es normal que no quieran ayudarnos.

—¿Entonces vivieron en las calles? —preguntó Dipper.

—Por muy poco tiempo, afortunadamente papá logró encontrar un trabajo en un restaurante que queda al otro extremo del pueblo, el dueño, un señor llamado Julián nos extendió la mano, le dió empleo a mi papá y...

—¿Y? —preguntó Dipper.

—Y nos dió un lugar donde quedarnos, compartió con nosostros su casa, no era una gran casa pero peor era nada. Durante varios meses estuvimos viviendo con el señor Julián, mientras papá trabajaba en el restaurante, mamá intentó buscar un empleo pero fracasó rotundamente, y yo... solo ayudaba con cualquier cosa.

—¿Y Preston trabajando en ese restaurante logró conseguir de nuevo toda su fortuna? -preguntó Dipper, eso era lo que quería saber.

—¿Crees que ganando solo diez dólares diarios, trabajando solo seis días a la semana durante varios meses se puede tener una fortuna como la que tuvimos alguna vez? —preguntó Pacífica.

—Pues, creo que no —respondió Dipper.

—Exacto, a duras penas eso nos alcanzaba para poder sobrevivir; sin embargo, una noche mientras estábamos cenando todos, a mi papá le llegó una llamada, muy importante.

Flashback tiempo atrás...

Era de noche, en el hogar del viejo que contrató a Preston, el señor Julián, se podía ver cómo este último estaba cenando junto a la familia Northwest, mismos con los que se acostumbró a compartir la cena desde que llegaron a su hogar. Ya habían terminado de cenar, Priscila no era una gran experta en la cocina, pero al menos podía preparar algo para comer.

—Entonces le dije a ese muchacho, ¿Qué vas a ordenar?, Por cuarta vez, y ese chico me volvió a preguntar por cuarta vez que es lo que había para comer —comentó Preston.

—Jajaja buena esa, hay clientes que realmente se pasan de payasos —dijo el señor Julián, mientras se terminaba una taza con té.

—Es desesperante, pero hay que tener paciencia —dijo Preston quién a lo largo de varios meses trabajando en ese restaurante, logró adoptar una actitud más relajada y menos impulsiva.

—Es impresionante ver cómo has cambiado Preston, antes eras muy impulsivo y ahora, luego de unos meses, ya eres alguien más calmado.

—No tuve más opción que cambiar mi actitud.

—Y es que de eso se trata, muchacho —comentó el anciano.

Pronto el momento se vió interrumpido por una jovencita Pacífica quién llegó corriendo al lugar, con un celular bastante, ¿Ordinario?, ¿Obsoleto?, No era un celular inteligente, sino uno muy simple y económico. Ese era el teléfono de Preston, su antiguo y costoso teléfono, tuvo que venderlo para poder sobrevivir, solo conservó el chip, y consiguió ese celular viejo.

—Papá, tienes una llamada —dijo Pacífica pasándole el teléfono a su padre.

—¿Quién es? —preguntó Preston.

—Es... uno de tus amigos —respondió Pacífica, hay que hacer un pequeño enfasis en esa palabra, amigos. Preston entrecerró sus ojos, ¿Uno de sus supuestos "amigos" lo estaba llamada ahora?, Luego de varios meses han pasado desde que perdieron su fortuna y lo llaman ahora. Preston contestó la llamada.

—¿Aló?.

En una oficina, cierto hombre gordo, alto, y casi calvo estaba sentado con una botella de ron y un vaso de cristal a su lado. Ese hombre, Walter, uno de los antiguos socios de Preston, —y el que apareció en los primos capitulos de esta mediocre historia— lo estaba llamando por motivos personales.

—Preston, Preston, mi queridísimo amigo Preston, ¿Qué tal?, ¿Cómo te va?, ¿Oye por qué te has desaparecido todo este tiempo, eh?, Los demás y yo estuvimos muy preocupados por tí mi grandioso amigo.

—Hola, Walter —saludó Preston, con cierto tono de voz molesto. Preston los llamó a sus amigos cuando más los necesitaba, pero ninguno de ellos lo quiso ayudar ni siquiera con algo de dinero.

—Ay pero siento aires de hostilidad por aquí —dijo el tipo, claramente burlándose de Preston.

—¿Qué quieres? —preguntó Preston, molesto.

—Saber como estás, como está tu familia, tú esposa, tu hija, saber si ya comieron, si ya... descansaron jaja. Preston, entiende que nosotros no podíamos estar contigo cuando ocurrió lo de tu familia, osea, te caes solo no te lleves a nadie más contigo, tenemos nuestra reputación e imágen, debemos cuidarla, nunca lo olvides.

—¿Acaso me has llamado para burlarte de mí?.

—No claro que no amigo, ¿Cómo crees?, Jamás me burlaría de un... gran amigo como tú, solo te llamaba para saber cómo estás, y para avisarte de que tengo algo que podría interesarte.

—¿Qué cosa?.

—Un pequeño negocio, ¿Dime te interesa? —preguntó Walter.

—¿Negocio? —preguntó Preston, algo no le estaba gustando de eso, llamó a sus amigos para que lo ayuden, y ellos lo ignoraron por completo; mas sin embargo ahora ellos lo llaman a él por un negocio.

—Exacto, necesitamos algo de capital y a alguien como tú Preston, un hombre con una gran inteligencia y perspicacia para este tipo de cosas, es algo de bienes raíces y te necesitamos Preston, ¿Te interesa? —preguntó Walter.

—¿Esto es enserio? —preguntó Preston.

—Muy enserio, Preston, tan serio que mañana mismo mando a mi chófer para que te recoja en ese pueblo en el que vives y vengas para acá, ¿Y por qué no?, Traigas a tu familia también, deseo saludar a tu esposa e hija, deseo ver cómo están ustedes —dijo Walter, claramente sus intenciones tenían otro propósito aparte del de querer "ayudar" a Preston.

—Pero Walter, no yo no tengo dine...

—Sin peros, Preston, sin peros, nos vemos mañana amigo, que pases buena noche —dijo Walter, acto seguido colgó la llamada.

Por su parte, Presron quedó sorprendido y, extraño, no entendió muy bien lo que acababa de pasar.

—¿Papá qué pasó?.

—Creo... que voy a hacer un negocio, sin tener dinero —respondió Preston, aún sumamente confundido.

Continuará...

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