CAPÍTULO 42: UN REGALO ESPECIAL
Disfrútenlo muchas gracias!!.
A la mañana siguiente, Dipper hizo su rutina de siempre, levantarse temprano, realizar su aseo personal, arreglarse y ponerse su traje de sirviente, desayunar algo y salir de la cabaña del misterio en dirección a la mansión Northwest. Todo sería normal de no ser porque el castaño sentía, tenía el presentimiento de que algo no muy agradable iba a suceder el día de hoy. Eso le incomodaba bastante.
Cuando llegó a la mansión Northwest, se identificó con el sujeto del portón, quién seguís insistiendo en que se identifique. Ya llevaba trabajando más de dos meses en ese lugar y todavía seguía pidiéndole que se identifique, en fin, ese ese su trabajo después de todo, ¿Verdad?.
Al ingresar la mansión, esperaba casi de seguro poder encontrarse con el señor Luc, mayordomo de Preston, y volver a tener que soportar esa mirada de desconfianza, algunas preguntas incómodas, y sobre todo soportar esas miradas como si estuviera tratando de descubrirle algo, tal cual un agente de policía haría con un sospechoso que tenga esposado en una silla. Para sorpresa del castaño, Luc no se encontraba por ningún lado, no lo recibió en la puerta de la mansión, no estaba por los jardines, ni en la sala, ni en ninguna parte.
Lejos de tranquilizar al castaño, eso lo incómodo más. ¿A dónde rayos habrá ido?, Se preguntaba Dipper. Cuando llegó al lugar donde se encontraba el piano, esperaba encontrarse a su ama, mejor dicho a su novia practicando un poco, tocando una de las tantas melodías que le encantaba. Mas sin embargo la persona que se encontraba ahí no era su novia, era Sasha, quién estaba limpiando el piano, algo que por lo general hacía Dipper, no ella.
—Buenos días Sasha —saludó el castaño.
—-Hola Dipper, buenos días, llegaste temprano —dijo ella, haciendo hincapié en la hora que llegó el castaño.
—¿Y como así estás limpiando el piano?, Esa es una de mis tareas —dijo Dipper.
—Fué la señorita Pacífica quién me pidió que lo limpie, me sorprendió un poco pero bueno, órdenes son órdenes ¿No lo crees? Jaja —dijo con una agradable sonrisa. Sasha se inclinó un poco hacia adelante para limpiar las teclas del piano, dejando ver su escote. Debido a los grandes atributos delanteros que tenía Sasha, su escote dejaba todo a la maldita imaginación, por lo tanto, a Dipper no le quedó de otra que desviar su mirada a otro lugar que no sea esa línea que separaba cada uno de sus pechos.
—Sí, ya lo creo —dijo Dipper.
—Por cierto Dipper, casi se me olvida, la señorita Pacífica me pidió que te dijera que subas a su habitación en cuanto llegues, creo... qué tiene algo que decirte, no lo sé con exactitud —dijo Sasha, mientras seguía limpiando el piano.
—Gracias, iré enseguida —dijo Dipper. Se despidió de Sasha y se dirigió a la habitación de su ama.
Mientras subía las escaleras para ir a la segunda planta, comenzó a darse unos retoques, peinó su cabello, arregló su traje más de lo que ya estaba, arregló las mangas de su traje y se aseguró que sus zapatos se vean impecables. A su novia le gustaba verlo realmente impecable, por no decir perfecto. Cuando llegó, lo primero que hizo es tocar la puerta llamándola, tampoco iba a entrar así sin más, era su novia pero eso justifica que ingrese sin permiso.
Alcanzó a escuchar que Pacífica le dijo que entre, pero si voz se escuchó reducida, es decir, como si estuviera dentro del baño o dentro del closet. Dipper giró la perilla de la puerta e ingresó. Una vez estando a dentro, Dipper se dió cuenta que Pacífica no estaba en su habitación.
—¿Señorita Pacífica? —preguntó Dipper. A los pocos segundos de estar buscándola con la mirada, Dipper observó cómo la puerta del baño comenzó a abrirse de una manera extrañamente lenta. De su interior emergió la chica de sus sueños, quién nomás al verlo dibujó una inmensa sonrisa.
—Hola Dipper, Buenos días —dijo Pacífica. Lo curioso era que ella todavía seguía detrás de la puerta, solo su cabeza se estaba asomando.
—Buenos días, ¿Todo está bien?, ¿Todavía no te has cambiado? —preguntó Dipper. El castaño intuyó que si su novia seguía cubriéndose con la puerta, era porque todavía no se había terminado de cambiar, o algo así—, si ese es el caso entonces mejor me...
—No, claro que no —dijo ella. De un momento a otro una sonrisa coqueta comenzó a pintarse en su lindo rostro—, no hay necesidad de que te marches, si te estaba esperando —abrió un poco más la puerta y, dejó ver qué su hombro izquierdo estaba desnudo—, ¿Recuerdas la sorpresa que dije que te daría si llegabas temprano?, Pues la tengo justo aquí y ahora —la puerta la abrió un poco más y se podía ver que no tenía nada puesto encima, eso parecía, eso es lo que cualquiera podría pensar con la actitud que tenía.
Dipper se puso rojo como un tomate fresco al ver cómo su novia estaba actuando.
—P–Pacífica... no creo que... sea el momento adecuado.
—Por supuesto que sí, si es el momento adecuado para darte tu sorpresa, te has portado tan bien que mereces una recompensa —esa bendita puerta se abrió un poco más, Pacífica tenía su cabello suelto, unos cuantos mechones de su cabello rubio comenzaron a asomarse.
De un momento a otro, la puerta se abrió del todo. Dipper extrañamente dió un grito algo afeminado y se cubrió los ojos. Cuando escuchó las fuertes risas de su novia volvió a abrirlos lentamente y se dió cuenta de la realidad. Pacífica cargaba un vestido blanco que dejaba los hombros muy al descubierto.
En cuanto se percató de la realidad, Dipper suspiró aliviado, en verdad creyó que su novia no tenía nada puesto encima. Pacífica aún seguís riéndose de la cara que puso su novio.
—Tenía puesto un vestido así, por un momento creí de verdad que estaba como vino al mundo —dijo Dipper ahora sí más aliviado. Pacífica se acercó a el y lo tomó de los hombros.
—Jaja hubieras visto tú cara, cariño, ¿De verdad creíste que estaba desnuda?, Claro que no cielo, todavía no mi pequeño pervertido es muy pronto para esas cosas.
—Creo que cualquier chico pensaría eso con la actitud que tenías —dijo Dipper. Pacífica volvió a reírse y después le tomó de las mejillas y acercó su rostro al de su novio, dándole un largo beso. Cuando ambos se separaron, Dipper le abrazó por la cintura, manteniéndola cerca de él.
—¿Y qué tal?, ¿Cómo me veo? —preguntó Pacífica.
—Te ves muy linda —respondió Dipper—. ¿Pero de dónde sacaste este vestido?, No recuerdo haber comprado uno así cuando fuimos a Portland.
—Lo compré en uno de los almacenes, pero lo guardé yo misma y me había olvidado que lo tenía, así que decidí usarlo el día de hoy —respondió Pacífica—. Y bien, esta solo es una parte de la sorpresa del día de hoy.
Pacífica se separó de Dipper y caminó hasta su closet. Cuando lo abrió estuvo buscando algo por unos momentos, cuando volvió dónde estaba su novio le entregó una bolsa, en su interior parecía tener ropa casual o un traje de sirviente, se podía notar gracias a que la bolsa era meramente transparente.
—Aquí tienes —dijo ella.
—¿Qué es esto? —preguntó Dipper. Observó mejor la bolsa y se dió cuenta de lo que era—. ¿Un traje nuevo de sirviente?
—Anda al baño y lo sobras, quiero ver cómo te queda —respondió Pacífica—. Puedes usar mi baño, no quiero que los demás se enteren de esto, anda, pruébatelo.
Un tanto confundido Dipper aceptó. Ingresó en el baño de la habitación de Pacífica mientras esta última se sentó en el borde de su cama. Pasaron unos cuantos minutos cuando la puerta del baño se abrió y de su interior salió Dipper, lo curioso es que ahora estaba vestido con un traje como este...
Pacífica se sonrojó considerablemente cuando observó a su novio vestido con el traje que le dió. Casi se le cae la mandíbula al suelo. Se veía bien, Dipper tenía futuro como modelo si esa idea llega a cruzar por su mente alguna vez. Pacífica casi que corriendo se acercó a él y lo tomó de la cintura.
—¡Dipper te ves muy apuesto! —dijo, mirando a su novio a los ojos. No sería algo descabellado decir que Pacífica tenía corazoncitos en sus ojos cuando miraba a su novio.
Sin embargo, algo no estaba del todo bien. Lejos de tener una expresión de alegría, de sorpresa o algo parecido, Dipper dibujaba en su rostro una expresión de incomodidad, tener algo como ese traje puesto, era mucho para él. Dipper suspiró pesadamente y le dijo a su novia.
—Pacífica, ni siquiera voy a preguntar cuánto cuesta un traje como este porque soy capaz de pedirte unos guantes para sacarme lo.
—¿Eh?, ¿A qué te refieres?, ¿No te gustó? —preguntó ella.
—Pacífica, cariño, no quiero ser grosero pero este traje es demasiado, si de por sí el traje de sirviente es mucho para mí, algo como esto está más allá de lo que puedo tolerar. No quiero hacerte sentir mal, pero hacer un traje como este es un gasto innecesario.
—Pero es un regalo, de mi parte, este traje te lo estoy regalando Dipper Pines —dijo Pacífica, quién poco a poco comenzó a cambiar su expresión por una más seria.
—Pero Pacífica...
—A ver Dipper, este traje te lo mandé a hacer a la medida, le pedí a los sastres de esta familia que lo hagan a la perfección, que cuiden cada detalle para que se vea más que excelentísimo, y lo más importante... lo mandé a hacer con mucho cariño, porque te amo, y quiero que te veas y te sientas bien, eres el novio de Pacífica Northwest, ¡Mi novio!, Y no puedo permitir que ¡Mi novio! Se vista con trapos viejos o ropa de segunda.
—Pero...
—Sin peros, déjate de tonterías Dipper, es un regalo, y ya te lo eh dicho el costo no importa.
—Pacífica... yo...
—¿Qué?, ¿No lo quieres?, Perfecto, no hay problema, sácate ese traje y desaparece de mi vista, eres un grosero Dipper Pines —dijo ella, bastante seria. Dipper olvidó completamente que su novia también tenía un carácter bastante fuerte.
—No es que no me guste —dijo Dipper, desviando su mirada.
—¿Entonces?, ¿Acaso es el color?, No te preocupes puedo decirle a los sastres que te hagan otro con un color que tú quieras, si lo quieres más claro o más oscuro, o si lo sientes incómodo entonces dime dónde y les diré que corrijan esa parte.
—No es eso, se siente muy cómodo debo admitirlo, y el color es muy bonito, y si... es un regalo y lo acepto, eres mi novia y acepto este regalo, pero —él la tomó de las manos con delicadeza—, Pacífica, no quiero que pienses que estoy detrás de tú dinero porque no es cierto.
—¿Es por eso que no quieres aceptarlo? —preguntó Pacífica.
—Sí, lo último que deseo es que pienses que en vez de amarte a tí amo tú dinero, y eso no es cierto, no quiero que pienses que soy un interesado o alguien que soy un chico aprovechado. Discúlpame si te ofendí, no fué mi intención, pero es que en realidad estoy muy enamorado de tí y no quiero que cosas banales cómo el dinero nos haga tener problemas y nos separe. No deseo eso, jamás.
Pacífica suspiró un poco y volvió a abrazar a su novio, colocando su cabeza en el pecho de su novio.
—No te preocupes, sé que en realidad no estás detrás del dinero de mi familia, me enamoré de tí porque eres un gran chico, me gustas mucho, y yo... me dejé llevar por mis sentimientos y te mandé a hacer este traje, sin tener en cuenta lo que tú pensarías al respecto.
—Siendo sincero la tela es muy buena, este traje es muy suave —dijo Dipper, con una sutil sonrisa, todo para que su novia no vuelva a enojarse y terminen teniendo una pelea.
—¿Verdad que sí?.
—Entonces, acepto este regalo, tal vez lo uso para alguna ocasión especial —dijo Dipper, mirando ese traje por todas partes.
—Y esa ocasión especial es hoy —dijo Pacífica.
—¿Por qué? —preguntó el castaño.
—Iremos de compras a Portland —dijo ella, con una amplia sonrisa de oreja a oreja. Dipper abrió sus ojos como dos platos grandes, de nuevo, a malgastar el dinero de forma innecesaria comprando cosas que Pacífica solo usará un par de veces y luego las dejará a un lado.
—¿De compras otra vez? —preguntó Dipper.
—Sí, vamos, ya le indiqué al chófer que...
Pacífica fué interrumpida cuando alguien tocó la puerta de su habitación desde afuera, en el pasillo. Esa persona era Sasha, quién venía a informarles algo importante.
—Señorita Pacífica, su padre el señor Preston acaba de llegar.
Continuará...
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