CAPÍTULO 4: UNA DISCULPA NO RESOLVERÁ NADA

Disfrútenlo muchas gracias!!.

Tras haber humillado a Pacífica Northwest enfrente de todos —aunque no sabían que era ella— en la cafetería del pueblo, y de que ella saliera lo más rápido del lugar puesto que no soportó la vergüenza que el castaño le provocó, Dipper fué tras ella para disculparse por lo sucedido y evitar —para el anciano Stan—  que lo demande a él y al resto de su familia.

Dipper salió tras Pacífica para disculparse sobre lo ocurrido en la cafetería, aunque la disculpa no era del todo sincera porque Pacífica en cierto sentido se lo merecía por haber actuado maleducadamente y también ser una persona arrogante.

La buscó por las calles del pueblo, sin embargo, por más que buscó y buscó a toda prisa, no pudo encontrarla. Dipper preguntó por ella cuando vió como una señorita se acercaba a él cargando una bolsas del minimarket.

—¿Disculpe no ha visto pasar por aquí a una chica con una... mancha de chocolate en la ropa?.

—¿Te refieres a una chica rubia? —preguntó está jóven mujer.

—Sí, ella misma, ¿No vió para dónde fué? —preguntó Dipper.

—La ví pasar por aquí hace unos minutos, me pareció ver qué se dirigió al bosque y a decir verdad estaba muy molesta, balbuceaba algo sobre una demanda o algo así —respondió ella. Dipper tragó saliva cuando escuchó la palabra demanda, agradeció la ayuda de aquella mujer y se retiró dirigiéndose al bosque.

Dipper entró en el espeso bosque que rodeaba al pueblo de Gravity falls, un lugar perfecto para esconderse de las demás personas y sin que nadie se entere de lo sucedido ahí, es decir, fácilmente se podría llevar a cabo un asesinato y nadie se daría cuenta hasta pasado un tiempo. Dipper ando buscando por los alrededores, tenía la esperanza de encontrar a Pacífica arrimada a algún árbol y sentada en algún tronco viejo esperando poder limpiar aquella enorme mancha de chocolate de su ropa.

El jóven Pines buscó a lo largo y ancho del bosque, algún rastro que lo lleve hasta dónde estaba Pacífica, pero no encontró nada, ni siquiera alguna pista. Prontamente se resignó, si no pudo encontrarla ahí, no le quedaría más remedio que armarse de valor e ir a verla a esa mansión que había visto cuando llegó al pueblo el día anterior.

No obstante, el sonido de un quejido seguido de un insulto llamó poderosamente su atención. Siguió el sonido de esos murmullos hasta que la encontró. Pacífica estaba limpiando su ropa, mejor dicho intentaba quitar lo más posible aquella mancha con hojas, pero cada vez que lo intentaba la mancha seguía creciendo y creciendo más. Pacífica insultó a diestra y siniestra al ver cómo quedaba su ropa, aquellos insultos sorprendieron al castaño porque, supuestamente, ella era una chica con clase y "modales refinados". Dipper se acercó a ella

—Pacífica...

La jóven rubia giró su cabeza cuando escuchó la voz del castaño pronunciar su nombre, ella estaba muy enojada, y vaya que enserio estaba enojada.

—¿Me seguiste? ¡¿Qué rayos haces aquí, he?!, ¡¿Acaso quieres seguir burlandote de mí?! —preguntó Pacífica, jóven chica que echaba fuego por sus ojos, y pintaba una expresión en su rostro de: "voy a matarte de las peores formas posibles".

—No, no he vendido a eso, yo solo... —Dipper fué interrumpido por ella.

—¿Entonces a qué viniste?, ¿Acaso vas a tomarme una foto y publicarla para dejarme en ridículo frente a todos? —ella se puso de pie tan rápido como pudo y se acercó al castaño.

—Oye no voy a hacer eso —dijo Dipper—, aunque en realidad te lo mereces —pensó fugazmente esas palabras—, lo del chocolate fué un accidente, ¿Vale?, No fué mi intención... mejor dicho no quería que los demás se rieran de tí.

—Ho seguro, lo del chocolate fué un accidente, entonces también será un "accidente" que te rompa los dientes yo misma —Pacífica en realidad estaba muy enojada, no mostraba signos de querer calmarse—. ¿Sabes?, Deberías dar gracias que nadie en la cafetería pudo reconocerme, ¿Sabes por qué? ¡Porque si lo hubieran hecho soy capaz de matarte aquí mismo grandísimo imbécil! —ella extendió sus manos, aparentando querer ahorcarlo.

—Oye yo no tuve la culpa, tú empezaste al insultar a mi hermana en primer lugar —dijo Dipper también empezando se a enojar con la rubia.

—Decirle retrasada mental a tú hermana es decir la verdad, idiota —respondió ella—, así que acéptalo, pero ese no es el problema, el problema es que vas a tener que pagar por lo que me hiciste.

—¿Perdón?.

—¿Sabes cuánto dinero costó esta ropa? —preguntó.

—No lo sé —dijo Dipper.

—Pero claro, es imposible que pobre e ignorante como sepa cuánto costó esto —dijo ella de manera muy arrogante—, esta ropa fué un regalo de mi madre, y costó más de lo que el inútil de tú tío ganaría consiguiendo un trabajo de verdad, y no estafando gente en esa mugrosa cabaña.

—¿Qué?, Unas prendas de ropa no pueden costar tanto —dijo Dipper.

—Esta ropa costó más de mil dólares, idiota —respondió ella.

—¡¿Mil dólares?! Eso es mentira, no me creería semejante estupidez ni aunque me paguen.

—¿Semejante estupidez, he?, Perfecto —ella sonrió malévolamente—. Entonces, voy a demandarlos a todos ustedes, voy a demandar te a tí, a el estúpido de tú tío, a la inútil tú hermana, al regordete retrasado mental de tú empleado, a tus padres, a todos tus conocidos por lo que me hiciste en la cafetería, te voy a meter una fuerte demanda por agresión física y verbal, por haberme humillado públicamente enfrente de todos esos imbéciles, voy a encargarme de que derriben esa miserable y maloliente cabaña que tienen, pared por pared, les voy a quitar todo lo que tienen y los dejaré en la calle como lo que son, unos pobre e inútiles ignorantes, ¿Me entendiste?.

Dipper sintió un enorme escalofrío recorrer toda su espalda cuando escuchó cada palabra de la jóven rubia que tenía enfrente.

—¿Tienes miedo, verdad? —preguntó Pacífica, con una sonrisa malévola—, ¿Te gustaría que haga todo eso?, Créeme Dipper que un solo día arruinaría toda tú vida y la de tú familia.

—Yo... —no sabía que decir el castaño.

—¿Tú qué?, ¿Vas a disculparte?, Una disculpa no resolverá nada, Dipper —ella se acercó, se puso enfrente de él tomando una postura de absoluto control sobre la situación—. ¿Qué harás ahora?, ¿Suplicarme para que no haga eso?.

Dipper no sabía que decirle, ninguna palabra podía salir de su boca en ese momento. Pacífica disfrutó verlo aterrado, pero se le ocurrió una forma en la que Dipper podría pagarle.

—¿Sabes?, Hay una forma en la que podrías pagarme, Dipper —dijo Pacífica—. Evidentemente no te voy a exigir que me pagues ahora mismo mil dólares porque ni siquiera tienes un solo centavo en tú bolsillo, así que, tendrás que pagarme de otra forma.

—¿Cu-Cúal forma? —a duras penas logró preguntar el castaño.

—Siendo mi sirviente personal todo el verano —respondió ella.

—¿Qué?.

—Tal como lo escuchaste, últimamente mis padres no han contratado sirvientes competentes para que puedan atendernos adecuadamente, y estoy necesitando uno. Busco a una persona que sea lo suficientemente capaz de servirme este verano, y al parecer, ya lo encontré.

—Pero yo no quiero ser...

—De acuerdo Dipper, no hay ningún problema, hago una llamada, y tú mundo se viene abajo, ¿Qué dices?, ¿Realmente quieres eso?.

—Pacífica eres una...

—¿Soy qué?, Dilo, sé hombre y dilo, pero te digo una cosa, cualquier insulto que me digas, solo agravará más la demanda, claro que será muy divertido para mí, pero haré de tú vida un infierno si logro escucharte decirme un insulto.

Dipper no tuvo más remedio que guardar silencio y agachar la cabeza.

—Muy bien, así me gusta —dijo ella—. Cómo sé que eres alguien meramente inteligente, estoy segura que elegirás ser mi sirviente todo este verano, así que te espero mañana temprano en mi casa, mientras más temprano, mucho mejor porque firmarás el contrato y serás mío, ¿Entendiste?.

—Sí —respondió Dipper, manteniendo su cabeza agachada.

—Listo... —ella se acercó y le habló al oído unas últimas palabras—, prepárate Dipper Pines, prepárate muy bien... ho, y será mejor que no intentes escapar, ¿Ok?.

Sin nada más que poder decir o hacer, Dipper solamente asintió con la cabeza en tanto que Pacífica le sonreía malévolamente. Sin duda nuestro amigo Dipper no la iba a pasar tan bién este verano.

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