Disfrútenlo muchas gracias!!.
Un nuevo día comenzaba en Gravity falls. Tras una noche alegre entre los gemelos Pines y sus tíos Stan y Ford, Dipper estaba totalmente convencido de que ese verano iba a ser interesante, sin Bill —o cualquier otro villano— siendo una amenaza, el castaño podía pasar los días ya sea investigando ciertas cosas desconocidas del pueblo que aún faltaron por investigar, o divertirse como lo que era, un adolescente de dieciséis años.
Stan se encontraba bajando las escaleras vestido con su bata de dormir de color negro con adornos de color rojo, se había despertado recientemente y tenía una cara que espantaría a cualquiera, como dijo él una vez, ser temido por todos no tiene precio; sin embargo, Stan se llevaría una sorpresa cuando, al llegar a la cocina, sus sobrinos lo estaban esperando, no tan alegres al parecer.
—Hola chicos, buenos días, ¿Qué hacen despiertos tan temprano? —preguntó el anciano.
—¿Tan temprano?, Son casi las nueve de la mañana tío Stan —comentó Mabel, un poco molesta—, eso no es tan temprano.
—Créeme cuando tengas mi edad, las nueve de la mañana serán las seis de la mañana —dijo Stan, seguido de una sutil sonrisa—. Pero bueno, ¿Por qué están molestos?, ¿No me digan que no pudieron dormir bien anoche?.
—No es eso tío Stan, no hemos podido desayunar porque no hay nada en el refrigerador, literalmente no hay nada para comer en este lugar —dijo Dipper. Acto seguido, procedió a abrir el refrigerador, el cual estaba vacío, la alacena, cajones, etc, y como dijo él, no había absolutamente nada para comer.
—Ho sí jeje perdón por eso, no he tenido tiempo de ir al minimarket y hacer las compras.
—Tío Stan tenemos hambre —dijo Mabel, escuchando claramente como su estómago hacia ruidos, ruidos que pedían comida a gritos—. Se suponía que íbamos a empezar este verano de forma grandiosa, no aguantando hambre porque no hay nada para comer.
—Tampoco pude encontrar dinero para ir a desayunar a la cafetería del pueblo, eres bueno escondiendo cosas —dijo Dipper.
—De acuerdo, de acuerdo, no vayan a empezar un numerito, basta con los "relatos divertidos" que Soos me cuenta cada vez que termina de hablar con su novia —dijo Stan—, vayan a cambiarse, los llevaré a desayunar a la cafetería, aprovecharé para comprarle algo de comer a Ford porque sino le llevo nada, él no sale a comer fácilmente.
—Muchas gracias tío —dijeron los gemelos al mismo tiempo, acto seguido se dirigieron a su habitación para alistarse e ir al pueblo para poder desayunar algo.
Por su lado, Stan observó a todas partes asegurándose de que no había nadie observando lo que hacía, cuando abrió la alacena, y metió la mano en un escondite secreto que él tenía, y de ahí extrajo una cajita medio vacía, con lo que parecía ser preservativos de color rojo.
—Uuff, menos mal nadie se dió cuenta de esto —acto seguido, Stan se guardó muy bien esa cajita haciéndose la promesa de no volver a esconderlos en otro lugar que no sea su habitación.
Al cambio de escena, se veía como Dipper, Mabel y el viejo Stan iban caminando en dirección a la cafetería, mientras que, en el pueblo, todo parecía ser normal, bueno, normal para los estándares de Gravity falls. Mabel levantó sutilmente su cabeza, percibiendo el aroma de los panqueques que la llamaban.
—Puedo oler el rico aroma de los panqueques, y también creo que puedo escucharlos, me dicen que nos apresuremos —comentó Mabel, impaciente por llegar y desayunar.
—Oigan chicos, recuerden que no tengo mucho dinero, lo poco que tengo debo repartirlo sabiamente y usarlo como el adulto responsable que soy.
—¿Ayer estafaste turistas y ganaste quinientos dólares y estás diciendo que no tienes mucho dinero? —preguntó Dipper.
—Recuerda que aún puedo dejarte sin comer —comentó el anciano. Dipper inmediatamente guardó silencio ante la amenaza de su tío abuelo.
—Bueno basta, no debemos discutir en este maravilloso primer día de verano, tío Stan por favor no vayas a actuar como un anciano tacaño, y tú Dipper, por favor no vayas a arruinar este día, quiero empezar de la mejor manera posible, después de desayunar, quiero reunirme con las chicas y hacer una pijamada... nada podrá arruinar este día, nada.
Los tres llegaron a la cafetería, y todo se veía como siempre, empezando por el varonil Dan ganando le nuevamente al "medidor de hombría", los oficiales Dorlan y Blord desayunando lo que parecía ser huevos revueltos, sentados muy juntos, Tanto Extraño... desayunando pan y café como la única puta persona normal del pueblo, y linda Susan sirviendo café a un anciano que no paraba de mirar una revista para adultos en un lugar como ese.
—Este es un país libre —dijo el tipo al ver cómo linda Susan lo miró de mala forma.
—Bueno, llegamos, tenías razón Mabel, el aroma de esos panqueques me hicieron caminar más rápido, y también me abrieron el apetito.
—Ya, vamos a desayunar, no me quiero quedar sin panqueques —dijo Mabel.
Al avanzar por la cafetería y buscar con la mirada algún lugar desocupado dónde puedan comer en paz, a Dipper le llamó poderosamente la atención una persona en específico.
De entre tantos un individuos tan particulares, a Dipper le extrañó ver a una chica que cargaba lentes de sol, y vestía de manera algo elegante, en comparación con el resto de los individuos, pero que al parecer, intentaba no llamar la atención de nadie, puesto que comía su desayuno tratando de que nadie la viera fijamente, es decir, mantenía su cabeza baja para no hacer contacto visual con nadie.
El jóven castaño se separó de su hermana y tío, y se acercó dónde estaba dicha chica, sin que esta se diera cuenta de su presencia.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Dipper por fin pudo reconocerla, y se llevó una enorme sorpresa, y también una gran confusión.
—¿Pacífica? —preguntó el castaño.
Cuando escuchó su nombre, aquella chica rubia se encogió rápidamente de hombros y miró a todas partes, con el objetivo de saber quién la había reconocido. Pacífica, al igual que Dipper, se llevó una sorpresa.
—¿Dipper Pines? —preguntó Pacífica.
—¿Qué haces aquí? —preguntó confundido Dipper.
—Solo los idiotas responden una pregunta con otra pregunta —comentó la jóven rubia—, pero es obvio, que se puede esperar de un proletario ignorante como tú.
—Enserio... ¿Qué rayos haces aquí?, Esa ropa parece costosa, al igual que esos lentes, ¿Pero cómo?, N-No entiendo, ¿Cómo tú?...
—Oye, no actúes como si hubieras visto un milagro o como si hubieras visto a un famoso revivir, soy Pacífica Northwest, siempre me visto de esta forma —dijo la jóven rubia, quién también tenía dieciséis años como el chico que estaba enfrente suyo. Pacífica ya no cargaba su característico peinado, ahora se veía diferente, su cabellos era largo y lacio, muy bien cepillado, también su cuerpo había cambiado, siendo una chica bastante atractiva; aún así, lo que no había cambiado, era su egocentrismo y el hecho de que era alguien arrogante.
El pobre Dipper no creía lo que sus ojos veían, él tenía entendido que los Northwest habían quedado en bancarrota, que eran un fraude, que les iba tocar vivir como toda una persona común y corriente lo haría, y ahora, verla a ella, vestida con ropa costosa, y comiendo el desayuno más costoso de la cafetería.
—Pero tú familia es una farsa, un enorme y estúpido fraude, además tenía entendido que ustedes se quedaron en bancarrota y sin dónde caerse muertos... ¿Entonces que ocurrió?, ¿A quién secuestraron y cuánto pidieron de rescate?.
—No hicimos nada de eso, idiota, y baja la voz, no quiero que me reconozcan, y mucho menos quiero salir en alguna foto para los periódicos de este estúpido pueblo.
—Pero es que no entiendo... ¿Qué ocurrió? —siguió insistiendo el castaño.
—Escucha, puede que tal vez mi familia no sea lo que todos creían, y que nos hayamos quedado sin casi toda nuestra fortuna, pero no olvides que soy hija de Preston y Priscila Northwest, unos genios de los negocios y con muchos contactos e influencia.
—Eso no es cierto, quedaron mal públicamente, cualquier persona con un mínimo de sentido común y con la inteligencia del nivel de una hormiga se negaría a hacer negocios con unos mentirosos como ustedes —dijo Dipper, eso provocó el enojo de la jóven rubia.
—¡Oye idiota no te atrevas a hablar así de mi familia, será mejor que te largues de aquí y me dejes en paz! —dijo Pacífica, quién se puso de pie muy enojada por las verdaderas palabras del castaño—. De lo contrario, voy a demandar te, a tí y a tú absurda familia.
—¿Vas a demandarme por decirte la verdad en tú cara? —preguntó Dipper, un tanto molesto por la actitud de la rubia—, tranquila, no tienes que hacer eso, no tengo tiempo de escuchar a una chica tan arrogante y mentirosa como tú, adiós.
Dipper se había dando la media vuelta con la intención de irse hacia la mesa dónde estaba su hermana y su tío, tenía mejores cosas que hacer que seguir escuchando a una chica como Pacífica Northwest; sin embargo, Dipper se molestaría mucho cuando escuchó a esa chica rubia insultar a su hermana.
—Al menos yo no soy una retrasada mental como tú hermana, y también tengo mucho dinero —dijo Pacífica, con un tono de voz lleno de arrogancia e egocentrismo.
—¿A quién llamaste retrasada...? —Dipper se volvió a dar la media vuelta muy rápido para encarar a Pacífica, pero, no se había dado cuenta que, accidentalmente le dió un empujón a la mesa con su brazo derecho y gracias a eso, el chocolate que estaba bebiendo Pacífica terminó por ser derramado en su ropa, manchando incluso sus zapatos costosos.
—¡¿PERO QUÉ HICISTE, IDIOTA?! —gritó la jóven rubia millonaria, sintiendo como el chocolate le había manchado su ropa y sus zapatos, viéndose muy gracioso.
—L-Lo siento... no quise... —fué interrumpido el pobre castaño.
—¡Miren eso jajajaja! —gritó uno de los comensales que había escuchado el grito de Pacífica.
Lo que no quería Pacífica sucedió, todas las personas —incluyendo a Mabel y el viejo Stan— miraron la escena y empezaron a reírse de lo ocurrido, incluso el pobre de Tanto Extraño le dió risa eso, y es que en realidad la ropa de Pacífica tenía una enorme mancha.
Las risas provocaron que Pacífica sintiera una ENORME vergüenza —y quién no sentiría vergüenza en semejante situación— dado que la gran mayoría la señalaban y hacían comentarios, menos mal que nadie la reconoció, solo se reían de lo que sucedió con su ropa. Sin poder aguantar más, Pacífica tuvo que salir corriendo de ese lugar porque no podía soportar la vergüenza, y mucho menos el hecho de ser humillada, aunque poco sirvió porque en la calle también escuchó una que otra risa.
Por su lado, Dipper no supo que hacer, se quedó casi petrificado. Esa mirada de odio que Pacífica le dió provocó que su corazón se detuviera y volviera a latir a mil por hora. Sin más, caminó a paso lento hasta dónde estaba su hermana y su tío.
—¿Dipper qué pasó—preguntó Mabel—, ¿Qué te dije que no hicieras este día?.
—Arruinar este día —respondió Dipper.
—¿Y qué rayos hiciste? —volvió a preguntar Mabel.
—Arruine este día, esa chica que salió corriendo era Pacífica, la humillé frente a todos.
—¿Pacífica?, ¿Pacífica no es la hija mimada del idiota de Preston Northwest?.
—Sí tío Stan, era ella —respondió el castaño.
—Ho es una pena...
—Así es, es una pena, yo no quería hacerlo eso, fué un accidente y —Dipper fué interrumpido por su tío abuelo.
—No, es una pena que no haya tenido una cámara para grabar el espectáculo, hubiera usado esa grabación para un gran chantaje jajaja —dijo Stan, con una amplia sonrisa en su rostro—, si es que no me demandaban primero, claro está.
—Dipper lo único que te pedí fué iniciar este verano de la mejor manera posible, y tú vas y humillas a Pacífica enfrente de todos, ¿Te volviste loco?, ¿Y qué rayos hacia Pacífica comiendo en este lugar?.
—Eso mismo me pregunté, Pacífica dijo que sus padres tienen contactos con los que hicieron negocios, y que volvieron a tener mucho dinero y no sé que más, ¿Eso es cierto tío Stan?.
—Así es chico, escuché por ahí que los Northwest invirtieron el poco dinero que les quedaba en un negocio o algo así, como sea, no me interesa la vida de ellos, lo que sí me interesa es que vayas a disculparte con esa chica, los adolescentes millonarios son todos unos idiotas que podrían demandar te solo porque los miraste mal.
—El tío Stan tiene razón, hermano.
—Ve a arreglar las cosas con esa chica, Dipper, no quiero recibir otra demanda, porque si es así, tendré que verme en la necesidad de volver a usar a Becky, y no quiero usar a mi linda Becky de nuevo —eso último que dijo Stan lo dijo con cierto tono de voz siniestro.
—¿Q-Quíen es Becky, tío Stan? —preguntó Dipper, nervioso por las palabras de su tío.
—Créeme, no quieres saber quién es Becky —dijo Stan, manteniendo ese mismo tono siniestro de voz—, ve a disculparte ahora.
Sin más, Dipper salió lo más rápido que pudo de la cafetería para ir a buscar a Pacífica y disculparse por haberla humillado accidentalmente frente a todos, aunque siendo sincero, se lo merecía por todo lo que había hecho y dicho, pero Stan Pines no quería aguantar otra demanda. Así, Dipper fué tras la jóven rubia millonaria, sin tener la más mínima idea de lo que eso significaría para su verano.
Continuará...
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