CAPÍTULO 29: ¿ROBO? (PARTE 1)

Disfrútenlo muchas gracias!!.

A la mañana siguiente, Dipper se dirigía hacia la mansión Northwest, nuevamente, a cumplir otro día más de servidumbre. Algo dentro de sí le decía que este día no sería fácil, sobre todo con cierto rubio quién se encontraba en dicha mansión. Llegó al portón, Dipper se identificó y le dieron acceso a la mansión. A este punto al castaño le parecía algo innecesario tener que identificarse cada vez que llegaba a la mansión, ya había transcurrido casi un mes desde que comenzó a trabajar para Pacífica.

Cruzó el jardín, extrañamente el jardinero el señor Jason no se encontraba, era algo raro, normalmente a esa hora de la mañana ya se encontraba dándole arreglo a los arbustos, y que ninguna letra —ya que los arbustos tenían forma de letra y decían: "Northwest Family"— pierda su forma.

Cuando ingresó en la mansión, el increíble y sublime sonido del piano siendo tocado por las delicadas manos de su dueña le guiaron hasta dónde ella se encontraba. Aunque no le tocaban clases el día de hoy, la forma en la que tocaba el piano era incomparable.

Y ahí estaba, el castaño por unos momentos pudo ver cómo su ama tocaba el piano de manera muy fluida, más que concentrada, disfrutaba de lo que estaba haciendo. Ese piano y ella se habían vuelto un solo ser, que emitían melodías dignas de ser escuchadas por las deidades. Pero no solo eso resaltaba, sino también la belleza de ella, y es que, con el nuevo peinado que tenía, su belleza se había disparado hasta lo más alto del cielo y no había nadie quién pudiese decir lo contrario.

—Buenos días señorita Pacífica —saludó Dipper, con ese tono de voz formal y educado que a Pacífica le gustaba.

—Buenos días Dipper —respondió la jóven millonaria.

—Usted no tiene clases de piano el día de hoy, ¿Cómo así está tocando su instrumento favorito tan de mañana? —preguntó Dipper, puesto que le extrañaba un poco que su ama toque el piano tan de mañana.

—Tuve ganas de hacerlo, no necesariamente necesito estar en clases para tocar las melodías que más me gustan —respondió Pacífica.

—Claro, ese es un buen punto —comentó Dipper.

—Y por cierto... —Pacífica comenzó a tocar su cabello y a jugar sutilmente con el, enfrente del castaño—, ¿No notas algo diferente, Dipper?.

—Por supuesto que sí, desde que ingresé en su casa y la ví tocando el piano lo noté, se ha hecho un nuevo peinado.

—Sí jeje, Natty anoche nos estuvo molestando a Melissa y a mí con hacernos nuevos peinados, solo le dió retoques al mío pero, creo que se ve bien, ¿Tú qué dices dices, Dipper?, ¿Me veo bien?.

—¿Verse bien?, Siendo sincero señorita Pacífica, verse bien es algo que le queda muy corto a usted, si desea mi opinión, usted se ve muy hermosa, incluso más que antes —respondió Dipper. Su rostro pintaba una pequeña sonrisa cuando le respondió a Pacífica su pregunta.

Pacífica no pudo evitar sonrojarse ante las palabras del castaño...

—Vamos jaja, ¿No crees que estás exagerando? —preguntó ella. Pacífica trataba de ocultar su sonrojo, aunque le era casi imposible. Solo faltaba un solo halago más y se ponía roja como un tomate.

—Usted pidió mí opinión y se la dí —respondió Dipper.

—De acuerdo —dijo Pacífica—. Puedes retirarte, me gustaría que vayas a limpiar la piscina, creo que anoche el viento sopló muy fuerte y de seguro algunas hojas y demás cosas cayeron a la piscina.

—Sí, con su permiso, me retiro —dijo Dipper. Agachó un poco su rostro, se dió la media vuelta y comenzó a alejarse de su ama.

Pacífica quedó sola dónde estaba, ese sonrojo posado en sus mejillas no desaparecía en lo absoluto. A su mente regresaron las palabras que su amiga Natty le había dicho anoche.

"Listo, tienes el apoyo de Melissa y el mío, ahora sí, tú y Dipper pueden ser novios sin ningún problema. Dipper es un buen partido, no tengas miedo de enamorarte de él".

—Es un buen partido Dipper, ¿Pero qué dirán mis padres al respecto? —se preguntó ella misma.

Dipper se dirigía a la piscina de la mansión Northwest, a cumplir con la tarea que su ama le había encomendado. Cuando llegó, lo primero que vió por desgracia no fué le increíble piscina que esta famila de millonarios poseía, sino a cierto rubio arrogante haciendo ejercicios muy cerca del borde de la piscina.

Ethan se encontraba realizando flexiones de pecho, según él, por dos motivos, para mantener su físico en buena forma —ya que Ethan tenía los abdominales, brazos, piernas y pecho tonificados— y la segunda era para impresionar sobre todo a Pacífica, porque según él, a las chicas les gustaba ver cómo él realizaba ejercicios.

—78, 79, 80, 81... —respiraba algo cansado, pero debía continuar con lo suyo—, 82, 83, 84...

Aunque no quería, Dipper tenía que saludarlo.

—Jóven Ethan, buenos días —trató de sonar lo más formal y educado posible.

Ethan paró por unos instantes, el solo hecho de haber escuchado a Dipper ya lo puso de mal humor. Levantó ligeramente la cabeza hacia adelante.

—¿Tan temprano y ya me amargas con tú presencia, Dipper? —preguntó fastidiado el rubio—. Cuando te marchaste de esta casa pensé que ya no ibas a volver, imaginé que habías seguido mí consejo de no volver a servirles a esta familia, pero veo que me eh equivocado, no eres muy listo que digamos.

—Lo lamento, pero mi contrato dice que no puedo renunciar solo porque algún conocido de esta familia me lo ordena —dijo Dipper, con cierta sonrisa burlona en su rostro.

—Eh ahí el detalle —Ethan se puso de pie, dejando a un lado su rutina de ejercicios para hablar con el castaño—. Dentro de poco ya no seré solo un conocido de esta familia, sino parte, porque Pacífica y yo seremos pareja, no te puedo decir exactamente cuando caerá rendida a mis pies, pero lo hará, y cuando eso suceda... —se acercó al castaño, hasta prácticamente enfrente de él, muy cerca—. Seremos una sola familia, y yo personalmente te echaré a la calle como lo que eres, un simple e ignorante pueblerino más.

Dipper apretaba sus puños muy fuertemente, escuchar tanta mierda salir de un solo tipo era en verdad frustrante, fastidioso. Ethan sonrió cuando notó el enfado del castaño, y decidió seguir molestando.

—¿Por qué te molestas?, Ni que fueras alguien importante para esta familia, o para Pacífica siquiera, ella tranquilamente podría reemplazarte por otro sirviente más, tú para esta familia no vales nada, Dipper.

—Jóven Ethan, la señorita Pacífica me dió la tarea de limpiar la piscina, sino lo hago, ella se va a molestar —comentó el castaño.

—Seguro, seguro, anda y limpia la piscina, y hazlo bien porque más tarde pienso nadar un rato —dijo Ethan. El rubio comenzó a alejarse del castaño, aunque no la completó, su rutina de ejercicios ya había terminado—. Disfruta de tus días de servidumbre, Dipper, porque yo personalmente me encargaré de que se acaben pronto.

Entre risas Ethan se alejó del lugar, dejando solo a Dipper quién no paraba de mirar al tipo con odio.

—Si tan solo ese idiota fuera el único que use la piscina en todo el día, reemplazaría el agua por ácido sulfúrico —dijo Dipper, muy pero muy enojado con Ethan—. No sé porque le dí la razón anoche, ninguna chica será felíz estando a lado de alguien tan arrogante y presumido como él.

Dipper no tardó mucho en cumplir la tarea que Pacífica le había encomendado. Vaya forma de comenzar el día tuvo el castaño. Dipper dejó muy limpia la piscina de la mansión, vacío toda el agua y la limpió como era debido, tras eso, volvió a llenarla dejándola lista para que su ama y sus amigos puedan usarla sin ningún problema.

Luego de eso, a Dipper le dieron como tarea limpiar el garaje junto con el señor Luc, y revisar que todos los lujosos autos de Preston se encuentren bien. Dipper le comentó a Luc que era algo absurdo tener tanto coches caros y no usarlos, solo tenerlos como colección. Luego de eso, al castaño le estuvieron dando más tareas que realizar.

Dipper durante todo el día intentó mantenerse lo más alejado posible de Ethan, no quería perder los estribos y terminar por golpear al rubio, peor enfrente de su ama. Sin embargo, cuando llegó la noche, algo muy malo iba ocurrirle al castaño, enfrente de todos los presentes en el comedor de la mansión.

Pacífica y sus amigos se encontraban todos reunidos en el comedor de la mansión, ya habían terminado su cena y estaban charlando como era costumbre entre ellos.

—Venga tíos aquí la comida es maravillosa —comentaba Natty—. Siento que cada día que pasa la comida la hacen más buena, a tus cocineros debe gustarle mucho trabajar aquí, Pacífica.

—Es verdad, aquí la comida es deliciosa, ¿Pacífica no te molestaría prestarme a tus cocineros unos días?, En mi casa los cocineros que tenemos son bastante mediocres, creo que no les gusta su trabajo y no sé por qué, si la paga es muy buena —comentó Melissa, deslizando su dedo índice por el borde del plato y retirando lo que quedaba de una salsa.

—Pagarle solo doscientos dólares mensuales, a eso no lo llamaría una paga muy buena —comentó Ethan—. Y no vayas a salir con eso de la economía porque no estamos en Latinoamérica.

—Yo no soy la que les paga, es mi padre —respondió Melissa—. Aunque tal vez doscientos dólares al menos no es tan malo, ¿Cuánto ganan tus cocineros Pacífica?.

—Eso es secreto de familia, y ten mucho cuidado Melissa, no vaya a hacer que tus cocineros se harten y los dejen sin comida jaja.

—Si eso llega a pasar, vendré a comer a tú casa todos los días —respondió Melissa con una sutil sonrisa en su rostro.

—Eso mola muchísimo, deberíamos venir a tú casa más seguido, Pas, me gusta mucho estar aquí y también ver a tú... excelente servidumbre —dijo Natty, refiriéndose sobre todo a Dipper, como siempre, sin pensar primero en las cosas que dice.

—¿Y tocando ese tema, qué dijo Dipper sobre tú nuevo peinado, Pacífica? —preguntó Melissa.

—Bueno, le gustó mi nuevo peinado —dijo Pacífica, con un sutil sonrojo en sus mejillas—. Me halagó bastante es lo único que les puedo decir.

Ethan comenzó a sentirse molesto.

—Pero Pacífica, ya te dije que tú peinado me gusta también, creo que con mi opinión debería bastar, ¿No lo crees?, No hay necesidad de preguntarle a la servidumbre sobre tales cosas.

—Ethan no seas aguafiestas, el objetivo era que le guste a Dipper, ¿Acaso no te has dado cuenta que Pacífica y Dipper se gustan?, Un poco más y ambos se hacen novios jaja.

—¡¿QUÉ?! —gritó Ethan—. ¿De qué está hablando Natty?.

—Oye Ethan no grites —dijo Pacífica—. Lo que está diciendo Natty no es verdad, solo está diciendo otro de sus chistes malos.

—¡Oye!, Mis chistes son graciosos, y no estoy diciendo chistes, estoy diciendo la verdad. Me extraña Ethan que no te hayas dado cuenta, es más que obvio que esos dos se gustan, tal vez... y solo tal vez... Pacífica y Dipper se comen a besos cuando no los vemos jaja.

Ethan casi estalla en ira al escuchar las palabras de Natty. ¿Cómo era posible que una chica millonaria y de buena familia prefiera más a un chico común y corriente que alguien de gran fortuna, elegancia, buen aspecto, y de excelente familia?.

—¡Natty!, Deja de decir tonterías, yo jamás me atrevería a hacer esas cosas, y menos con alguno de mis sirvientes —dijo Pacífica.

—Hum, ¿No puedes o no quieres?, Jaja, ya Pacífica, no sigas ocultando tus sentimientos, ya te lo dije, no tengas miedo de enamorarte de Dipper —Natty sonreía como si nada. Al parecer, no tenía idea de que sus palabras solo hacían enfurecer más a Ethan.

Para hacer peor las cosas, Dipper ingresó al comedor, con el único objetivo de recoger los platos. Por su parte, Ethan lo observaba directamente.

—¿Cómo hago para que lo corran de aquí? —Ethan se rompía la cabeza pensando algún plan para que Pacífica corra a Dipper de la mansión Northwest. Por unos momentos bajó su mirada hacia su muñeca derecha, dónde un lujoso reloj (que le había regalado su padre) bañado en oro, y que era muy costoso. Ethan sonrió maliciosamente—. Ya sé lo voy a hacer, Dipper... esta noche te echarán de esta casa a patadas.

Continuará...

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