CAPÍTULO 22: AMARGOS RECUERDOS (PARTE 1)
Disfrútenlo muchas gracias!!
—¿Ya terminó jóven Dipper?.
Al castaño se le salió el corazón, disparado a una velocidad vertiginosa, tan rápido como alma que lleva el diablo. Se puso blanco como una hoja, pálido en tan solo unos momentos, lo que hace unos segundos fué una sensación placentera, ahora era la sensación más horrible que haya sentido en toda su vida.
—¿Q-Quíen es? —logró preguntar a duras penas, con una voz temblorosa. Ese tono de voz le provocó risas a Natty.
—¿Qué harás ahora, Dippy? —preguntó entre risas, al parecer la reacción del castaño le había dado gracia.
—¿Jóven Dipper?, ¿Todo bien? —preguntó nuevamente esta persona—. Soy yo, Luc.
—Ah, s-señor Luc, ¿Qué sucede? —preguntó Dipper, aún con miedo, mirando la puerta y también a la pelirroja que estaba enfrente suyo.
—Pasaba por aquí y tuve la impresión de escuchar murmullos, luego alcancé a escuchar su voz, ¿Todo está bien ahí adentro?.
—A-Ah s-sí, sí señor Luc todo está bien, y-yo solo estaba limpiando este lugar, eso es todo —respondió el castaño, sumamente nervioso, mirando la perilla de la puerta y mirando de vez en cuando a Natty.
—¿Necesita ayuda? —preguntó Luc, girando la perilla de la puerta tenía la intención de entrar; sin embargo, gracias al seguro que Natty le había colocado previamente, no pudo ingresar y mucho menos ver la particular escena que ocurría en esos momentos—. ¿Acaso tiene puesto el seguro?.
—Sí... —respondió secamente.
—Jajaja no puede entrar por el seguro de la puerta, ostia que inteligente soy —comentó Natty, mirando con gracia la puerta.
—¿Está con alguien ahí adentro, jóven Dipper? —preguntó el señor Luc, quién por fuera acercó más su oído a la puerta de madera de Caoba alcanza a escuchar con dificultad que al parecer, alguien más había ahí adentro.
—No, estoy solo, e-es el sonido de mi celular ¡SI! eso es —dijo, manteniendo ese tono de voz nervioso—. Es que, me daba algo de temor estar solo en un baño tan grande y bueno, decidí poner algo de música jeje, ¿Buena idea verdad?.
—Jajaja venga tío qué excusa tan mala por Dios —dijo Natty, riéndose a carcajadas de la respuesta del castaño.
—¡¿Podría guardar silencio por favor?! —dijo un tanto molesto Dipper, sentía ahora una enorme necesidad de golpearla para que deje de estar jodiendo.
—¿Seguro que no hay nadie más con usted?, Podría jurar que escuché la voz de alguien más horita, ¿O acaso está en una llamada importante? —siguió insistiendo Luc.
—No, no es ninguna llamada, no se preocupe por mí, en un momento salgo, solo me falta limpiar la... Ahmmmm la, la... —miró a todas partes, luego miró el inodoro y se le ocurrió otra mala excusa—, la parte de abajo del inodoro, ¡Si!, Eso, la señorita Pacífica siempre me ha dicho que nunca se ha limpiado correctamente ahí y, bueno, hay que hacer un buen trabajo ¿Verdad?, No queremos que la señorita Pacífica se moleste.
—Bueno esa excusa tiene sentido —susurró Natty.
—¿Necesita ayuda?, Entre dos podemos terminar eso más rápido, ¿Qué dice? —preguntó el mayordomo. Luc pensaba que dos personas limpiando ese dichoso baño lo terminarían en un abrir y cerrar de ojos.
—¡No! —alzó la voz, luego tosió un poco, se aclaró la voz para no sonar alterado—, es decir, no es necesario, d-de todas formas ya estoy a punto de terminar con esto dentro de poco, y volveré con la señorita Pacífica, no... es necesario que me ayude —explicó Dipper.
A Natty le parecía sumamente gracioso ver las caras que Dipper hacia cada vez que el mayordomo y mano derecha de Preston, el señor Luc, insistía en ingresar al baño.
—¿Entonces está seguro que no necesita ayuda? —siguió insistiendo el mayordomo.
—Totalmente —respondió Dipper, luchando por sonar lo más relajado y normalmente posible.
—Bueno, en ese caso me retiro, sino necesita de mi ayuda lo dejaré solo, después de todo tengo que ir a hacer la revisión diaria de los carros del señor Preston, nos vemos luego jóven Dipper —dijo. Luc se apartó de la puerta dando unos cuantos pasos hacia atrás. Sin embargo, él podría jurar que le pareció escuchar la voz de una persona, mejor dicho, de una mujer ahí adentro.
Sin más, Luc se retiró sin seguir insistiendo...
—N-Nos vemos luego, señor Luc —se despidió Dipper, sintiendo un inmenso alivio al saber que el mayordomo y mano derecha de Preston Northwest se había retirado del lugar a hacer otras cosas.
Dipper dió un largo respiro, tratando de calmar los nervios, esa sensación tan horrenda que corrió momentáneamente todo su cuerpo, desde el cabello más delgado hasta la punta de sus pies. No volvería a experimentar esa sensación tan desagradable ni aunque le paguen. Natty por su lado, se reía, en voz baja, ya que de nuevo no quería llamar la atención.
—Jajaja, pero que divertido, aunque no mola para nada que nos hayan interrumpido, ¿Seguimos dónde lo dejamos? —dijo ella. Su mano la llevó hasta la entrepierna del castaño, pero Dipper se negó rotundamente.
—¡Por supuesto que no! —se comportó como un hombre—, ya le dí lo que deseaba, ahora cumpla su promesa y déjeme tranquilo, no me vuelva a molestar.
—Oh Dipper, venga no seas aguafiestas, si aún me quedaban unos minutos para...
—¡Por favor váyase! —señaló la puerta con su dedo índice derecho—, ya le dí lo que deseaba, entonces, ya no tiene nada que hacer aquí. Fuera.
Natty suspiró pesadamente, no tuvo más opción que retirarse del lugar, aunque consiguió lo que quería en realidad ella esperaba llegar aún más lejos con el castaño, su plan era excitarlo lo suficiente como para no poder negarse a tener algo de acción con ella. Pero por desgracia fué interrumpida. Natty abrió la puerta, se asomó un poco y miró a ambas lados del pasillo, asegurando se de qué no había nadie por los alrededores. Salió no sin antes darle al castaño una sonrisa un tanto pícara. Cerró la puerta tras eso.
Dipper se arrimó a la pared, luego se dejó caer terminando sentado. Su mente intentaba procesar correctamente todo lo que había pasado hace tan solo unos instantes. ¡Hum!, Qué curioso, al principio una sensación tan placentera y agradable recorrió todo su cuerpo y, dentro de poco, la sensación más horrenda lo invadió por completo. Pasó de sentir placer, a sentir miedo. ¿Qué curioso, no?.
Por su lado, Natty regresó dónde se encontraban sus amigas. Volvió a la piscina, se sentó en su silla reclinable sin mencionar palabra alguna. Pacífica observó a su amiga y le preguntó...
—Te tardaste un poco.
—¿Tú crees?, Creo que no demoré mucho —dijo Natty. Pacífica observó el rostro de su amiga y se percató que en su mejilla izquierda tenía una pequeña mancha blanca.
—¿Qué tienes en la mejilla? —preguntó Pacífica.
—¿Uh? —Natty pasó su mano por su mejilla, retirando de su rostro la supuesta mancha que tenía. Se miró la mano y se percató de lo que en realidad era esa mancha—, al parecer me ha salpicado un poco de jabón, por si no lo sabías a mí me gusta mucho lavarme bien las manos después de ir al baño.
—Bueno, como digas... —sin darle más importancia a eso, Pacífica volvió a mirar hacia arriba y después cerró los ojos.
Natty miró de reojo a Pacífica, asegurando se de qué no la estaba observando, se lamió la mano rápidamente volviendo a saborear aquello que ella había dicho era jabón. Ni loca Natty iba a desperdiciar ese pequeño remanente de lo que el castaño dejó salir dentro de su boca hace solo unos minutos en el baño de la servidumbre. Al parecer, esa noche Natty iba a tener una pequeña charla con Manuela cuando se encuentre a solas en su habitación.
Después de eso, el resto del día transcurrió por decirlo así, sin mayor novedad, ya que Pacífica le dió algunas cuantas órdenes a su sirviente con el objetivo de mantenerlo alejado de sus amigos y evitar así algún problema que podría hacerse mayor.
En la noche...
La escena cambia y ahora estamos de noche, aproximadamente las 20:15, tanto Pacífica como sus amigos y también haciendo presencia en la mesa, acompañando a los jóven, se encontraba Priscila. Todos se encontraban cenando, cada uno comiendo sus platillos favoritos preparados por los nuevos cocineros que ahora Preston y Priscila habían contratado.
—Y entonces, eso pasó, realmente creí que esos panes en realidad eran panes pequeños, y cuando me los entregaron me llevé una gran sorpresa, eran más grandes que mi propia mano, y lo peor de todo es que había pedido como diez de ellos —contaba Melissa, recordando una anécdota que vivió hace un tiempo atrás, dicha anécdota era que una vez había ingresado en una nueva cafetería que yacía cerca de la mansión de sus padres y había pedido unos nuevos panes que ella no conocía, y al final de todo, terminó pagando más dinero de lo planeado—. Solo comí la mitad de uno, y ahí estaba yo, llevando conmigo nueve panes y medio y todo por no preguntar primero jaja.
—Jajaja pero que gilipollez, enserio, venga Melissa cualquier persona con un mínimo de sentido común preguntaría primero por algo que no conoce —dijo Natty, comiendo una frittata italiana, acompañada de un poco de agua.
—Por esta vez le daré la razón a Natty, cualquiera pregunta primero —dijo Pacífica, tomando un trozo de su tournedo rossini con trufas blancas. El "tournedo rossini" era el plato más caro que yacía en esa mesa, aunque para la familia Northwest el precio de ese plato equivaldría al precio que una persona común pagaría por una cena en un restaurante común y corriente.
—Lo sé, pero es que quería verme cool pidiendo algo con ese nombre tan raro, pero terminé quedando en ridículo —explicó Melissa, usando un tenedor y un cuchillo cortó y tomó un trozo de su salmón braseado y se lo llevó a la boca.
—Jaja mira tú solita te humillaste, que tonta eres —comentó Ethan, tomando un pequeño bocado de su emissé de res.
—Bueno chicos, yo les conté está anécdota para que la cena no sea aburrida, no para que vengan a decirme tonterías.
—¿Acaso se nos ofendió la hijita de mami?, Jajajaja ya pareces a esos idiotas de la llamada "generación de cristal" esos cojonudos no aguantan nada —dijo Natty, riéndose fuertemente. Natty era la que más carencia de modales reflejaba en la mesa.
—Tiene razón lo que dice —dijo Ethan, volviendo a tomar un trozo de su cena.
Mientras los amigos de Pacífica seguían conversando, Pacífica por unos instantes observó a su mamá, la cual estaba ida, osea, físicamente estaba presente pero su mente yacía volando por otros lugares. Pacífica se acercó a su madre para verificar que le ocurría.
—¿Estás bien mamá? —preguntó la jóven rubia—, casi no has tocado tu cena, ¿Te sientes bien?.
Priscila salió de sus pensamientos al escuchar la voz de su hija dirigirle la palabra...
—¿Eh? —observó a su hija—, Ah, s-sí, estoy bien cariño, es solo... que tengo la mente en otro lugar —explicó Priscila—, perdón por no prestar atención a lo que estaban conversando, no estaba atenta.
—¿Estás bien?, ¿Te sucede algo?.
—Es... —Priscila suspiró con frustración—, es por tú padre.
—¿Por papá?.
—Sí, él prometió que todo este verano estaría aquí en casa con nosotras, que pasaría realizando sus trabajos en su oficina y que íbamos a pasar más tiempo juntos, como una familia, pero al parecer el trabajo y los negocios son más importantes que nosotras —volvió a suspirar—, a veces pienso que las palabras que me dijo esa noche no son verdaderas, creo que en realidad no le importamos mucho, ni siquiera ha llamado y no sé si estará bien o no.
Pacífica también dibujó un semblante triste en su rostro...
—Sé que papá es un hombre muy ocupado, siento que más aún cuando dejamos esa... vida de miserias, pero no creo que papá se olvide de nosotras, de su familia.
—Me gustaría creer eso, pero no es tan fácil, a veces tengo miedo de que encuentre a otra mujer y...
—Eso no va a pasar, papá no es esa clase de hombre.
—Eso espero, últimamente siento que nuestro matrimonio ya no es como antes, cuando nos conocimos —dijo Priscila. Acto seguido, se levantó de la mesa con un semblante triste, el minúsculo apetito que tenía lo perdió de repente.
—¿Ya te retiras?, Pero no has acabado tu cena, mamá.
—No tengo apetito, si me necesitas estaré en mí habitación, que descanses hija, me despides de tus amigos —dijo Priscila, quién miraba a su hija y después a sus amigos quiénes, estaban conversando sobre cosas de la secundaria sin prestarle mayor atención a lo que sucedía a sus alrededores.
Sin más, Priscila salió del comedor dejando sola a su hija con sus amigos. Priscila se dirigía a su habitación, subió las escaleras y una vez estando en el segundo piso se dirigió a su cuarto, mismo que compartía con su esposo. Cuando llegó, abrió la puerta y la cerró tras de sí; sin embargo, un sonido familiar llamó su atención.
Era el sonido de su celular, estaba recibiendo una llamada. Lo buscó por todas partes, no recordaba dónde lo hacía dejado. El celular volvió a sonar, ahora dió con su paradero, debajo de las sábanas. Cuando lo tomó, se percató que la llamada provenía de su esposo...
Por unos instantes el semblante triste que tenía se esfumó, y una sutil sonrisa apareció. Ella tomó la llamada.
—Hola... —dijo Priscila, tomando la llamada.
—Hola cariño, ¿Qué pasó?, Estuve llamando desde hace media hora y nunca contestaste, pensé que algo había ocurrido en casa —dijo Preston a través del celular.
—No te preocupes, no pasó nada, estábamos cenando y lo dejé en nuestra habitación —explicó Priscila, mientras se sentaba en la cama manteniendo esa misma sonrisa.
—Bueno, me alegro que no haya pasado nada malo —dijo Preston—. Perdón por no haber llamado antes cariño, les prometí que en cuanto llegue acá las llamaría pero surgió un gran inconveniente.
—¿Inconveniente? ¿Qué clase de inconveniente?, ¿El negocio no es bueno o las inversiones son de dudosa procedencia?.
—No nada de eso, todo es legal en este negocio, lo que sucedió fué que uno de los supuestos inversionistas de la empresa se retiró sin dar mayores explicaciones, al parecer, por lo que pude escuchar por ahí fué que su hijo, Ángel creo que se llamaba, sufrió un accidente de tránsito, se estrelló contra un poste de luz y... falleció en el hospital, no escuché mucho, pero creo que el chico había perdido a su novia y quiso suicidarse o algo así, sabes que los rumores siempre cambian la veracidad de la historia.
—¿Enserio?, Vaya que tragedia, que lastima por ese señor —comentó Priscila.
—Sí, es una lastima, al parecer eso lo dejó muy mal y ya no quería saber nada de negocios o inversiones.
—¿Pero el negocio sigue en pie o ya no?.
—Por supuesto que sigue en pie, esa es la razón por la que no pude llamarlas, estuvimos toda la tarde buscando desesperadamente quien pueda cubrir su lugar porque todos ya habíamos dicho lo que íbamos a invertir, y que alguien de repente se retire es algo perjudicial, pero no te preocupes, ya todo está solucionado, ahora sí... desde mañana empezamos con esto, estaré aquí unos cuantos días y después regresaré a Gravity falls.
—Por favor Preston, regresa lo más pronto posible, dijiste que ibas a pasar el verano aquí, en casa, junto a tú familia, pero al parecer los negocios son más importantes, ¿Verdad? —preguntó Priscila, ahora su semblante cambió a uno más serio.
—No, por supuesto que no, ustedes son mucho más importantes, si ustedes no fueran importantes para mí, no hubiera hecho... eso... frente a mis amigos. ¿O acaso ya olvidaste lo que nos pasó cuando perdimos nuestra fortuna?.
Priscila se acostó en la cama, con el celular cerca de su oído... aquellos amargos recuerdos de nuevo volvieron a su mente, lo que ocurrió hace tres años, cuando perdieron todo.
—No, jamás olvidaré esos días...
Continuará...
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