CAPÍTULO 18: VISITAS INESPERADAS (PARTE 1)

Disfrútenlo muchas gracias!!.

Los días transcurrieron sin mayor novedad. Gracias a que Dipper confrontó valientemente a los gnomos, estos últimos no volvieron a aparecerse por los alrededores de la mansión Northwest, temerosos de que el castaño los descubra y les dé una paliza, como prometió.

Por ese lado no pasó nada más. La relación de Dipper y Pacífica mejoró considerablemente, Pacífica ya no lo trataba como un idiota, un inútil, o un pueblerino ignorante, tampoco volvió a hacer comentarios ofensivos y burlescos sobre la familia de Dipper.

Ahora lo trataba mejor, como él se merecía —como toda persona merece ser tratada, con respeto—, llegando incluso a empatizar mucho, no al punto de decir que eran super amigos, pero sí se llevaban mejor.

Dipper también cambió un poco su manera de ver a Pacífica, si bien aún seguía pensando que era una chica mimada y egocéntrica gracias a la crianza que Preston y Priscila Northwest le dieron, ahora Pacífica demostraba tener una mejor forma de tratar al castaño, y todo gracias a que él la rescató.

El traje de sirviente que Dipper tenía quedó hecho un desastre, no servía para más, por lo tanto tuvieron que hacerle uno nuevo, y tal como el grupo de sastres lo demostraron, le hicieron un nuevo traje a Dipper en tan solo un día.

El castaño ahora poseía un nuevo traje de sirviente, uno mejor que el anterior, y por ende, más caro por supuesto...

Fueron días de servidumbre tranquilos, sin problemas, hasta pacíficos se podría decir; sin embargo, esos días estaban a punto de acabarse de una manera abrupta y sin ninguna clase de aviso previo.

Un auto muy lujoso —un Porsche— y de color negro se acercó hacia el portón de la mansión Northwest. Se detuvo justo enfrente, para después hacer sonar la bocina, era tan genial el auto que hasta la bocina sonaba estupendo.

—Alto, identifíquese —dijo el sujeto, hablando por el intercomunicador, observando por la cámara como dicho auto se estacionó justo enfrente del portón.

Una ventana —justamente la ventana del lado del copiloto— empezó a bajar poco a poco. El sujeto se llevó una enorme sorpresa al ver de quién se trataba.

—¿J-Jóven Ethan? —preguntó el sujeto.

Un muchacho de rubios cabellos, ojos color verde aperlado, de mirada tranquila que conquistaría sin demora el corazón de las féminas, muy bien parecido y sobre todo de buena presencia, se asomó por la ventana, sonrió un poco y le respondió al sujeto.

—Es bueno ver qué aún reconoces a viejos amigos de la familia jaja —dió una sonrisa, una sonrisa que flecharía a cualquier persona.

—P-Pero que sorpresa, jóven Ethan, la señorita Pacífica no me informó que usted...

—Es que no lo sabe, Pas no tiene idea de veníamos de visita, ¿Mola mucho, no? — la ventana trasera se abrió rápidamente, emergiendo del interior una jóven chica de cabellos rojos, largos, ojos color avellana, y muy atractiva.

—¿Podrías dejar tu absurdo acento español, Natty? —preguntó Ethan, algo fastidiado con su amiga.

—Venga no seáis aguafiestas, Ethan, ya sabéis que mi amor por España es enorme.

—¿Señorita Natty también usted?, ¿Y con ese acento?.

—Una larga historia amigo, pero no solo somos nosotros, Melissa también vino con nosotros, solo que no desea asomarse y saludar —dijo Ethan. El jóven se volteó a hacia el interior del auto, y miró a cierta chica pelinegra, ojos azulados, alta, —la más alta del grupo— con bellas piernas que podían verse claramente por la falda un tanto corta que cargaba. Andaba en su celular, ni siquiera levantó su mirada cuando Ethan le observó...

—¿Podrías abrirnos? —preguntó Ethan, muy educadamente.

—Por supuesto, ya les abro enseguida.

Acto seguido, el portón de la mansión Northwest comenzó a abrirse poco a poco. Una vez que sus puertas se habían abierto por completo, el auto ingresó en el interior sin mayor demora. El Porsche se estacionó justo enfrente de la mansión. Las puertas se abrieron, y los tres jóvenes, amigos de Pacífica, salieron del vehículo. El chófer personal de Ethan bajó la ventana del vehículo para confirmar algo.

—¿Está seguro señorito Ethan que no desea que lo acompañe? —preguntó el chófer, una hombre de aproximadamente 30 años de edad.

—No Greg, para nada, estaremos bien, ya hablé con mi padre al respecto, regresa a Portland y vuelve dentro de tres días.

—En ese caso, voy a abrir el maletero para sacar sus maletas —dijo Greg, el chófer de la familia de Ethan, Los Southwest.

Cuando el maletero se abrió, el chófer bajo del vehículo y se dirigió rápidamente hacia la parte trasera del vehículo. Sacó las maletas de Ethan, Natty y Melissa.
Se las entregó, todas las maletas parecían ser muy costosas. Cosas de ricos. El chófer volvió a ingresar al auto, lo encendió, se despidió de los tres jóvenes, y empezó a retroceder, todo para dar la vuelta y retirarse de la mansión Northwest, dejando solo a sus pasajeros los cuales, se quedarían tres días con Pacífica.

—El jardín no ha cambiado mucho —comentó Ethan, mirando a los alrededores—, recuerdo que la última vez que vine se veía exactamente igual, salvo por ese signo de dólar que está allá cerca de la fuente.

—Venga chicos, no quiero quedarme aquí parada, ¿Vale? —dijo Natty—, ¿Qué pensáis vosotros?.

—A mí me da igual —dijo Melissa, sin apartarle la mirada a su celular. ¡Por el amor de Dios esta chica si que era alta y con unas hermosísimas piernas!, Si tenía pensado ser modelo profesional algún día, pues lo conseguirá sin ningún problema.

Ethan rodó los ojos, agarró su maleta —que por supuesto era rodante— y junto a sus dos amigas de la secundaria caminaron hasta las puertas de la mansión. Cuando estuvieron enfrente, Ethan tocó el timbre, dentro de poco le abrirían las puertas.

—Ya no recordaba el sonido del timbre, es lo único que no recuerdo.

—Un momento —respondieron desde el interior.

Las puertas se abrieron pocos segundos después, quién abrió era uno de los sirvientes de la familia Northwest, Luc. Luc, al igual que todos, se llevó una sorpresa al a las personas que tenía enfrente.

—¡Jóven Ethan!, pero que agradable sorpresa, es un honor para la familia Northwest contar no solo con su presencia en esta casa, sino también con la presencia de la señorita Natalia y la señorita Melissa.

—Soy Natty, Luc.

—Mil disculpas, señorita Natty —dijo Luc—. La pregunta sonará absurda pero, vienen a visitar a la señorita Pacífica, ¿Correcto?, De ser ese el caso, la señorita Pacífica no me avisó nada al respecto.

—Es que Pacífica no sabe nada, nada de nada, es una sorpresa —respondió Ethan.

—Bueno, no los entretengo más, permítame llevar su equipaje —Luc sin perder tiempo tomó las maletas de los tres jóvenes y se dirigió hacia el interior de la mansión, permitiendo que Ethan y compañía ingresen.

Luc les indicó antes de retirarse que Pacífica se encontraba en la sala, sus clases de piano habían terminado hace unos minutos y se encontraba descansado. Los tres jóvenes prosiguieron con su camino, le iban a dar a Pacífica una enorme sorpresa. Sin embargo, grande sería la sorpresa para ellas cuando, al llegar a la sala de la mansión, observaron no solo a Pacífica, sino también a cierto jóven.

Llegaron a la sala, tal como dijo Luc, Pacífica se encontraba ahí, sentada en uno de los muebles, hablando con su sirviente personal al respecto...

—¿Qué tal estuve el día de hoy?, Cada vez mejoro más mi técnica, ¿No lo crees?.

—Tiene toda la razón señorita Pacífica, no me extrañaría que usted llegue a ser una gran concertista —dijo su sirviente personal, Dipper Pines.

—Sí, eso sería bueno, pero no deseo convertirme en concertista porque... —Pacífica fué interrumpida.

—No has cambiado en nada, sigues siendo la misma de siempre Pacífica.

Pacífica inmediatamente reconoció esa voz, se volteó rápidamente y efectivamente, sus sospechas fueron confirmadas.

—¿Ethan? —preguntó Pacífica.

—¡No solo él también nosotras, Pas! —dijo Natty, apareciendo detrás de Ethan, con una amplia sonrisa, al parecer ella era la chica "alocada del grupo"—. Melissa también vino, pero está mirando su...

—Hola Pas, ¿Qué tal? —preguntó Melissa, con un tono de voz relajado, sereno, guardando su celular y por fin apartando su mirada del mismo.

Pacífica parpadeo un par de veces, incluso llegó a frotar el dorso de sus manos contra sus ojos para ver sino se trataba de algún espejismo, pero no, eran realides. Sí que fué una verdadera sorpresa para ella ver a sus... amigos.

—¿Qué hacen ustedes aquí?.

—Caramba, al parecer nuestra presencia no es de tú agrado, ¿No es así? —preguntó Ethan, sonriendo—, sino te gustó nuestra visita entonces nos...

—No es eso, sino que no me esperaba, enserio no me esperaba que ustedes lleguen así, de repente.

—Es que era una sorpresa, ¿Mola mucho, verdad?.

—¿Y tú por qué estás hablando así? —preguntó Pacífica.

—... —Ethan suspiró—, Natty se fué a visitar a sus familiares en España por dos semanas, y regresó hablando así, si me lo preguntas, se escucha ridícula.

—No digas gilipolleces, Ethan, aunque no soy de allá, mi corazón y alma pertenecen a mi segunda madre patria.

—Ridícula... —Melissa tosió un poco—, payasada de segunda —volvió a toser, seguido de una pequeña risa.

Dejando a un lado eso, Ethan se acercó a Pacífica, le sonrió, le tomó de la mano como todo un caballero que era él y le dijo, usando un tono formal pero al mismo tiempo, romántico.

—Pacífica perdóname que te diga algo que ya sabes muy bien, pero mi corazón sienta la necesidad de volver a decírtelo, nuevamente tu belleza me ha deslumbrado por completo, cuando ingresé aquí ví claramente una luz, un reflejo cegador, luego recordé que era tú, brillas como la estrella más hermosa en la inmensa e infinita bóveda celeste.

—Ha, seguro... —dijo Pacífica, desviando su mirada, ¡Era muy obvio que se sentía rara al escuchar esas palabras!—, lo que tú digas.

—Vamos Pacífica, sabes muy bien que los Northwest y los Southwest tarde o temprano los unirá algo más fuerte que los negocios.. —acto seguido, Ethan le guiñó el ojo a la jóven rubia que tenía ante sus ojos.

Dipper por su lado levantó una ceja al escuchar hablar así a Ethan, y también al guiñarle un ojo. Pero bueno, Dipper ya tenía sus propios problemas ahora que cierta chica alocada se fijó en él...

—¡¿Pero qué tenemos por aquí?! —dijo Natty, interrumpiendo a todos de repente.

Natty rápidamente comenzó a caminar al rededor de Dipper, mirando de cierta forma que, supuestamente, una chica con clase y educación no debería hacer. En pocas palabras, se lo comía con la mirada.

—Pas, Pas, Pas, que... agradable sorpresa nos has dado tú a nosotras... mejor dicho a mí  —continuó rodeando a Dipper, mirándole de arriba a abajo, en esos pocos segundos que se tardó ya se imaginó un sin fin de cosas que le haría al castaño si estuviesen solos en una habitación —, ¿De dónde has sacado a este lindo pimpollito?... Es muy... —se acercó demasiado al castaño, demasiado—, apuesto —le miró a los ojos, luego le guiñó un ojo. Era muy incómodo.

Dipper rápidamente miró a su ama, necesitaba una explicación.

—¿Señorita Pacífica quiénes son estas personas?.

Pacífica suspiró, luego le respondió su pregunta...

—Dipper ellos son... amigos de la secundaria.

—¿Está segura? —Dipper se alejó un poco de Natty, ya era demasiado incómodo tenerla tan cerca de él.

—¿Te llamas Dipper?, Qué nombre tan guay, gusto en conocerte, Dipper, me llamo...

—Dipper déjame presentarte a Ethan Southwest, Natty Chambers, y Melissa Whitman —cada vez que nombraba a sus amigos los iba señalando uno por uno, con la finalidad de que no los llegue a confundir—, son amigos de la secundaria, en Portland, ¿Te acuerdas cuando fuimos los dos solos de compras allá?.

Esa pregunta no le gustó en lo absoluto a Ethan, miró de reojo al castaño, algo molesto...

—Sí, si me acuerdo.

—Pero no tienes que llamarme por mi apellido, solo dime Natty, ¿De acuerdo? —preguntó. Rayos al parecer Dipper volvía a tener problemas, y esta vez eran problemas mayores.

—S-Seguro, señorita Natty.

Ethan se acercó al castaño, al parecer no en buen plan.

—Oye tú, anda y trae algo de beber para los cuatro que vamos a tener una larga conversación, a mí un jugo de naranja pero que no sea muy cargado, ¿De acuerdo muchachito?, No te vayas a equivocar —ordenó Ethan.

Dipper levantó una ceja, ¿Qué rayos fué eso?, Y no solo él hecho de que le haya ordenado algo, sino que también la forma en como se lo pidió. El castaño no se movió, para nada, permaneció ahí de pie. Ethan se dió cuenta que Dipper no acató sus órdenes.

—¿No me escuchaste?, Ve y trae algo de beber, ¿Qué estás esperando inepto, una invitación?.

Dipper lo miró a los ojos, serio, y le respondió...

—Jóven yo estoy aquí únicamente para atender las necesidades de la señorita Pacífica. A menos que la señorita Pacífica me ordene atenderlos, sus necesidades no son problema mío... En pocas palabras, no me interesan.

Todas las chicas se sorprendieron con la respuesta del castaño, sobre todo a Pacífica, ninguno de sus sirvientes había tratado así a Ethan, un viejo amigo de la familia Northwest.

—¡¿Pero qué?! —dijo Ethan—, ¿Cómo te atreves?.

—¡Ya basta! —interrumpió Pacífica—, no vayan a empezar una escena aquí, ¿Quieren?.

Continuará...

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