Capítulo 2

Tercera actualización del día

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El profesor Namjoon entró al aula de clases, como siempre encontrando un revuelo como si estuviera entrando a un Kinder. Pero no era un Kinder, era una sección de último año y el revuelo tal vez no era tan adorable como lo sería en un Kinder, lo comprobó cuando en una de las filas alcanzó a ver a un Omega subido en el regazo de un Alfa, dejándose acariciar entre sus demás compañeros, y lo peor era que a todos les valía una mierda.

¿Qué clase de generación maldita era ésta? Le había tocado en la vida darle clases a personas de mala muerte, que se le podía hacer.

─ ¡Orden! ─ Gritó notando cómo los alumnos iban a sus lugares con más pereza que con la que él mismo se había levantado esa mañana, y eso era mucho decir, porque él era unos años mayor que ellos.

Tal vez eso afectaba, pues los jóvenes no lo miraban como una figura a quien respetar y tenía todo ese mes de clases soportándolo.

─ ¿Bueno va a empezar la clase o qué? ─ Preguntó Minho haciendo reír a los demás y a Namjoon sonrojar, pues para colmo era un Omega y los vándalos éstos lo sacaban de sus casillas.

─ Malditos mocosos. ─ Susurró para sí mismo. ─ Se que el ambiente está tenso por la reunión del líder con la OPR. ─ Todos se giraron a ver a Jungkook no tan disimuladamente. ─ Pero pueden estar seguros de que el líder va a tomar la mejor decisión para la manda. ─ Y Namjoon realmente lo esperaba también, no estaba seguro de qué iba a suceder, pero no deseaba más caos en su pobre vida, incluso a él le había tocado formarse varias veces para poder comer algo de la comida del gobierno.

─ A ese imbécil no le interesamos. ─ Susurró Hwasa haciendo que sus compañeros a su alrededor rieran un poco.

─ Vamos a empezar con las clases y cuando haya noticias yo se las haré saber, no es necesario que estén en sus celulares. ─ Les dijo Namjoon aunque sabía que sería en vano.

─ Es obvio que el líder va a negar la petición de todas formas. ─ Comentaba una chica y mientras Namjoon intentaba dar la clase, los estudiantes estuvieron susurrando.

Fue así hasta pasado el medio día y no había ni noticias de la decisión del líder porque la reunión continuaba.

Todos comenzaban a ponerse nerviosos.

─ ¡Espero que tu madre no se cague en nuestras vidas! ─ Le gritó alguien a Jungkook en el pasillo haciendo que éste sonriera ladino.

─ El único que se va a cagar en tu vida soy yo, imbécil. ─ Le dijo Jungkook acercándose a darle un empujón.

─ Hey, hey, no peleen. ─ Intervino Hwasa. ─ Sabemos que Jungkook no tiene nada que ver en lo que hace su puta madre.

─ Tampoco tengo la paciencia de estar lidiando con imbéciles. La próxima vez te parto la cara. ─ Amenazó y el chico relamió sus labios algo nervioso por el aroma a molestia del Alfa.

─ No les hagas caso.─ Le pidió Hwasa.

Jungkook bufó y continuó caminando, ahora tenía un mal presentimiento sobre todo el asunto. No fuera a ser que él también fuera odiado por culpa del trabajo de su madre, solo eso le faltaba. De todas formas no iba a dejarse, pero no quería tener que lidiar con ello. Continuó avanzando con Hwasa tras él notando los enojados pasos del de cabello achocolatado.

─ Oye, ¿Qué le pasa a Jungkook? ─ preguntó Hyungsik al notarlos pasar.

─ Un imbécil lo molestó con lo de su madre. ─ Hyungsik giró los ojos y observó a Jungkook alejarse.

El almuerzo estaba terminando y aún no habían noticias de la decisión del líder.

Fue hasta que entraron a clases y que Namjoon llegó al aula que todos se dieron cuenta que la reunión de la OPR seguiría por el resto de la tarde. Jungkook tragó saliva sin entender por qué se estaría alargando tanto, odiaba que el líder no hubiera decidido rápidamente como otras veces.

Las clases terminaron y todos salieron del colegio sin noticias sobre lo que iba a suceder con las fábricas de leche. Jungkook simplemente negó con la cabeza decidiendo que frustrarse por ello sería estúpido así que se dirigió a la fila de la sede para buscar comida. Otra vez esperó bajo el sol hasta que pudo recibir su cartón de leche y esa vez era un pedazo de sandía. Suspiró porque prefería una fruta con más cuerpo, la sandía era pura agua. Aún así la tomó y se dirigió a casa para encontrarla vacía, así como estaba acostumbrado a encontrarla.

Fue hasta altas horas de la noche que se dió la noticia de la decisión del líder y todos los lobos quedaron impresionados con la decisión. Pues según el decreto a partir del día siguiente las fábricas de leche cerrarían y ahora las vacas serían una especie protegida.

─ Maldita sea... ─ Dijo Jungkook mordiendo su labio inferior.

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─ Estará feliz tu madre por matarnos de hambre. ─ Dijo Yugyeom cuando Jungkook llegó al terreno baldío.

─ No tengo idea, no ha vuelto a casa. ─ Les dijo y Yugyeom le señaló las llantas.

El alfa de cabello achocolatado suspiró y caminó a tomar algunos cigarrillos, luego volvió hacia donde estaban los demás.

─ Maldita mierda, ¿eso quiere decir que hoy solamente nos darán fruta? ─ Preguntó Eunwoo.

─ Ni idea. ─ Le dijo Jungkook. ─ Tal vez nos den leche hasta que se les acabe.

Todos parecieron calmarse un poco con eso, pero Jungkook notó muchas miradas sobre él y si eso era así en el terreno baldío que es donde Jungkook consideraba que estaba "su gente", ¿Cómo sería en el colegio?

─ Parece que hoy me tocará golpear a algunos imbeciles. ─ Comentó comenzando a fumar luego.

─ Ya sabes que si necesitas apoyo aquí estamos. ─ Dijo Irene.

Jungkook asintió aunque estaba casi seguro de no necesitar ayuda de nadie.

─ Mientras tanto, me pregunto cómo estará planeando el líder que todo esto funcione. ─ Dijo Jisoo que se había unido a ellos esta mañana. ─ Entiendo que es una especie protegida, pero, ¿serán una manada aparte? Espero que no quieran que nos entremezclemos.

─ Ni puta idea. ─ Le dijo Hyungsik. ─ Todo esto es una mierda.

─ Calmense. ─ Les dijo Jungkook. ─ De todas formas lo único que nos importa es como va a suplantar la leche el puto gobierno. Ojalá realmente tengan un plan y no planeen solamente dejarnos con puta fruta, nos vamos a morir.

Los demás también mostraron preocupación en los ojos, pero al final nadie tenía una respuesta sobre qué clase de comida daría ahora el gobierno.

Acabaron los cigarrillos que les ayudaría a medianamente soportar el hambre y caminaron juntos al colegio. Tal como lo había pensado, algunos lobos habían pensado en desquitar la frustración con Jungkook, por eso el Alfa se llevó el día entre peleas y forcejeos, sintiendose cada vez más enojado con su madre por su puto trabajo.

Al acabar el día, al menos esperaba haber dejado en claro que no iba a dejar que la situación le afectara y que le iba a partir la cara a quien quisiera tomar ventaja de la situación. Así fue como terminó formándose para recoger su comida y suspirando aliviado cuando le dieron un cartón de leche. No pudo controlar la pequeña sonrisa, al menos aún tenía la bebida sustento.

Sin embargo, tenía claro que ésta se acabaría en algún momento de la semana. Se dirigió a casa sintiéndose demasiado cansado y frustrado.

Realmente esperaba encontrarla vacía, porque no tenía deseos de verle la cara a su madre. No podía creer que hubieran logrado algo tan estúpido, literal, liberal a las vacas era matarlos de hambre. ¿Por qué no entendían eso?

El puto gobierno creía que podía tapar el sol con un dedo. Lo pero es que todos sabían que su madre era una de las responsables, aquello lo hacía enojar aún más si es que eso era posible. Por eso cuando a lo lejos notó luces encendidas en su casa se apresuró a llegar con los puños cerrados con fuerza.

¿Iba a golpear a la Alfa? No lo sabía, solo sabía que el instinto de desquitarse lo estaba carcomiendo.

Abrió la puerta de golpe sin importarle que ésta se azotara en la pared del otro lado.

─ ¡Mamá! ─ Gritó furioso.

La mujer apareció por la entrada al escuchar a su hijo.

─ ¡¿Tienes alguna puta idea de lo que hiciste?! ─ Le preguntó

─ Deja de gritar Jungkook, no me hagas enojar. ─ Advirtió la Alfa mostrándose imponente ante la repentina rebeldía del menor.

─ ¡Nos vamos a morir de hambre! ─ Gritó Jungkook avanzando hacia ella con los puños aún cerrados, pero retrocediendo cuando los ojos de su madre destellaron el color de su lobo.

─ ¡Que te calles! ─ Le gritó la mujer bastante molesta. ─ No vas a levantarme la voz, malagradecido.

─ ¿Malagradecido?─ Le preguntó Jungkook. ─ ¡¿Qué putas me has dado para que sea agradecido contigo?! ¡¿La vida?! Es una mierda, mamá.

La señora le dió un golpe en el rostro al menor.

─ ¿Crees que tu vida es una mierda? ─ Le preguntó la mujer. ─ No sabes nada de la vida, Jungkook. La vida no es como crees. ¿Estás enojado porque el gobierno no nos va a regalar más leche? ¿Eso es todo? ¿Con qué derecho te crees?

Jungkook observó a la mayor sin comprender muy bien, su mejilla ardiendo.

─ Antes los chicos como tú debían comenzar a trabajar para obtener comida, no vivían quejandose porque el gobierno no les fuera a regalar un puto cartón de leche. ¿Crees que eres el único aguantando hambre? ─ Preguntó la mujer.

─ ¡El gobierno no nos deja trabajar! ─ Le dijo Jungkook, molesto.

─ ¡Antes tampoco dejaba, Jungkook!¡La gente lo hacía por necesidad! ─ Le dijo ella. ─ Deberías ser agradecido con lo que sea que el gobierno te dé.

─ No me voy a poner a agradecer las migajas.

─ ¡¿No ves que por mantenerlos estabamos maltratando a otra raza?! ─ Le dijo la mujer y luego se sostuvo la cien. ─ No voy a discutir contigo, claramente eres muy joven para entenderlo.

─ ¡Siempre pones esa excusa! ─ Se quejó el menor.

─ Lo eres. ─ Le dijo ella. ─ Ahora entra y cierra la boca, no quiero que asustes al invitado.

─ ¡¿Qué?! ─ Preguntó Jungkook.

─ Esta casa está al servicio de la OPR, Jungkook. ─ Le dijo la Alfa casi perdiendo la paciencia de nuevo. ─ Nos asignaron a todos una vaca, y las que ya son mayores para sostenerse por si solas fueron asignadas a otro programa.

─ ¿Nos asignaron qué? ─ Preguntó Jungkook con un nudo en la garganta.

─ Escucha, no tengo tiempo para tus berrinches. ─ Le dijo la Alfa girando y sosteniendo al menor por los hombros. ─ Él es menor de edad y... es Omega, no quiero problemas Jungkook. No lo molestes, es una especie protegida ahora. Se me asignó porque no tiene padres, los padres murieron en la fábrica, no tiene a nadie.

─ ¿Y eso por qué es nuestro problema? ─ Preguntó molesto.

La mayor estaba al punto de volver a gritarle al menor.

─ No me interesa si no te interesa, es mi trabajo y si no quieres que durmamos en la calle, entonces vas a tener que cumplir. ─ Le dijo ella.

Jungkook giró los ojos y ambos pasaron a la sala, donde obviamente todos los gritos se habían escuchado. Lo primero que Jungkook notó es que el chico sentado en el sillón llevaba ropa que le pertenecía a él, sintió la sangre hervir pero se contuvo, lo segundo que notó era el dulce aroma que no estaba acostumbrado a percibir en su hogar, pues allí solamente vivían dos Alfas.

─ ¿Hoseok? ─ Llamó la mujer, pero el chico en el sillón no se giró a verlos. ─ ¿Hoseok? ─ Llamó un poco más insistente. ─ Aún no se acostumbra a su nombre. ─ Susurró la Alfa. ─ 37... ─ llamó suave.

El chico se giró a verlos un poco asustado.

─ Recuerda que ahora te llamas Hoseok. ─ Le dijo la mayor y el chico asintió.

Jungkook se quedó un poco en shock al ver ese chico en persona. Recordó las imágenes y ahora ciertamente se arrepentía de no haberle hecho caso a su madre cuando le dijo que no saliera a ver lo que hacían en la sala. Sus ojos se desviaron al arete en su oreja y al collar en su cuello del cual colgaba una campana.

─ Lo intentaré. ─ Dijo el chico en un susurro temblando.

─ Él es mi hijo, Jungkook, es un Alfa, pero no tienes nada que temer. ¿No es así, Jungkook? ─ Dijo la mayor mostrando sus ojos de lobo a su hijo.

─ Hola. ─ Saludó Jungkook. ─ ¿No tiene su propia ropa? ─ Preguntó, de todas formas la de él le quedaba grande.

─ ¡Jungkook!─ Dijo su madre con advertencia y Hoseok simplemente bajó el rostro poniéndose algo nervioso.

─ ¡¿Qué?! ─ Preguntó el Alfa. ─ Solamente pregunto, ¿Aparte de venir a quedarse en la casa, se pondrá mi ropa? Ni siquiera tenemos dinero para comida, ¿Eso quiere decir que él también va a pedir comida del gobierno?

La Alfa estaba a punto de gritar cuando la voz de Hoseok los interrumpió.

─ Por favor... no me devuelvan a la fábrica. ─ Pidió tapándose el rostro con ambas manos.

Jungkook giró los ojos y su madre se acercó al Omega.

─ Las fábricas están cerradas. ─ Le explicó. ─ No volverás a una fábrica. No le hagas caso a mi hijo, él es así. Todo esto es nuevo para todos nosotros, pero pronto nos vamos a ir acostumbrando. Te conseguiré ropa, ¿Escuchaste Jungkook?

─ Si, mamá. ─ Dijo el Alfa bufando, no sabiendo porque su lobo se sentía algo conmovido con la tristeza del Omega, tal vez simplemente porque era un Omega.

─ Gracias. ─ Susurró Hoseok.

─ Hoseok se va a quedar en la habitación vacía. ─ Le dijo la mujer y Jungkook giró los ojos ante lo obvio, era la única habitación vacía y quedaba justo al lado de la de su cuarto. ─ Estará unos días en casa y luego se va a incorporar a tu colegio, va a llevar algunas clases atrasadas, pero pronto debería ponerse al día, tiene tu misma edad.

Jungkook observó a su madre algo incrédulo porque el Omega se miraba pequeño. Delgado y pequeño, y eso que Jungkook se consideraba a sí mismo mal nutrido.

─ Oh, no creo que sea buena idea. ─ Comentó Jungkook. ─ Mamá, ¿Podemos hablar de eso a solas?

La adulta lo miró algo confundida, pero aún así caminó hacia la cocina después de decirle a Hoseok que ya volverían.

─ Mama. ─ Dijo en un susurro e intentando mantener la calma. ─ En ese colegio todos van a odiar a Hoseok si se dan cuenta que es un Omega de vaca. ─ Le dijo. ─ Justo hoy, muchos me estuvieron molestando sólo porque tú estás en la OPR.

─ Tus compañeros van a tener que acostumbrarse, no solamente a Hoseok, a todas las vacas que entren a la manada. ─ Le explicó la mayor. ─ No pueden tocarlos, si lo hacen se meteran en severos problemas. No sólo problemas, Jungkook, severos problemas. ─ Recalcó.

Jungkook bufól

─ Eso no va a detenerlos.

─ Pues debe detenerlos, porque si no es así tendrán grandes consecuencias, se las verán con el líder. ─ Le dijo la mayor y Jungkook tragó saliva. ─ Además, no puedes dejar a Hoseok solo.

─ ¡¿Qué?! ─ Preguntó Jungkook. ─ No seré la niñera de nadie, peor de ese chico. Yo también lo odio.

─ Pues haces mal. ─ Le dijo la mujer. ─ Y espero que cuando te des cuenta del mal que haces no sea demasiado tarde. No quiero que cometas un grave error.

─ Si te refieres a que le haré daño, no, no lo haré. Pero no planeo meterme si otros lo molestan, eso no es mi problema. ─ Le dijo Jungkook girándose para irse.

¡Ven aca, Jungkook! ─ Dijo la mujer usando su tono Alfa. El menor no pudo evitar girarse hacia ella y tragar saliva. ─ Escúchame bien, estoy siendo paciente contigo porque sé que he estado ausente y seguiré haciendo mi trabajo. Vas a hacer lo que te digo.

─ O si no, ¿Qué? ─ Preguntó el menor.

─ Lo pensaré, pero no va a gustarte. ─ Le dijo ella. ─ Ahora ve a la sala y lleva a Hoseok a su habitación, tengo que salir y no quiero problemas. Así como tú hay un montón de lobos enojados, pero va a tener que tragarse su palabras y aprender a convivir con las vacas.

─ Pues sí, tendremos que tragar palabras, porque comida no hay. ─ Le dijo Jungkook y su madre volvió a golpearle la mejilla.

─ Me haces perder la paciencia. ─ Le dijo la Alfa dejando a Jungkook con una mano sosteniendo su mejilla mientras ella se dirigía a la salida. ─ ¡Nos vemos, Hoseok! ─ Se despidió la mujer y Jungkook escuchó la puerta principal cerrarse.

Jungkook pensó que bajo otras circunstancias se emocionaría de quedarse a solas con un Omega en su casa, pero suspiró y se dirigió a la sala, encontrándose con la mirada del chico. Jungkook se detuvo esta ves a observarlo, no había mucho que ver. Delgado, pequeño, piel blanca, cabello negro. Sobre su labio superior había un pequeño lunar, y sus labios eran algo largos. Sacudió la cabeza para dejar de verlo, pero no se había perdido de ver sus tristes ojos cafés.

Caminó hasta estar a algunos cuatro pasos de él para hablarle.

─ Ven, te llevaré a tu habitación. ─ Le dijo.

La vaquita asintió e intentó ponerse de pie para seguirlo, sin embargo sus piernas temblaron y su campana sonó cuando casi cae al piso, de no se porque el Alfa lo había abrazado a su cuerpo para sostenerlo.

─ Ah... ─ Se quejó en un jadeo, pues su cuerpo dolía mucho y el abrazo había sido un poco brusco.

─ Perdón. ─ Le dijo Jungkook separándolo de su cuerpo y ayudandolo a mantener de pie con las manos en los delgados hombros.

Jungkook se había sorprendido de haberlo visto caer así, jamás había visto a alguien así de débil.

─ E-Esta bien. ─ Le dijo Hoseok respirando profundo, aun con la mirada baja.

─ Ven. ─ Le dijo Jungkook relamiéndose los labios y Hoseok lo siguió. ─ Es ésta.─ Le dijo abriendo la puerta y mostrando un cuarto solitario y semi vacío.

Había una cama y un tocador, pero la cama no tenía cubre colchón y todo se miraba polvoso y abandonado.

─ G-Gracias... ─ Le dijo Hoseok observando la habitación con los ojos muy abiertos.

Jungkook no le puso atención y simplemente salió de allí dejando al Omega solo en el cuarto, sin darse cuenta que éste había comenzado a llorar, pues nunca había tenido una habitación.

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