Capítulo 22
Al otro día...
Mareada y débil, aún tenía aquel repugnante olor en mí y sin poder levantarme, pensé en Joey y se me oprimió el pecho. Se me llenaron los ojos de lágrimas.
<< Mi Joey. >>
<< ¿Cómo estarás? >>
<< Debes estar devastado por esa sucia mentira, que esos sujetos inventaron para su conveniencia. >>
Las lágrimas me corrieron por las mejillas.
<< Ahora debes odiarme, amor mío... >>
Llegó a la casa de mis detestables padres adoptivos, cuando vio un sobre tirado a la orilla de la puerta...
Cristián lo tomó y supo que se trataba de Joey, y con ira, rompió el sobre.
"Niña mía,
Aun no comprendo que fue lo que pasó para que tomaras tan inesperadamente esa decisión, la que me tiene todo confundido y sin rumbo. Quiero que me digas en la cara el que ya no me quieres, porque así con una simple carta no me harás persuadir.
Quizás alguien, o esos mismos tipos, que se hacen llamar tus padres, te están obligando a que termines conmigo. Si es así, te ayudaré a convencerlos que nosotros nos queremos y que merecemos ser felices.
Amor mío, yo te amo y sé que tú también me amas, de lo contrario, si estoy equivocado exijo que me lo digas en la cara y así te dejaré tranquila y no volveré a molestarte, pero tu libro me dice absolutamente todo lo contrario, el del inmenso amor que sientes por mí y aún yo puedo sentirlo, niña mía.
Te amo con todo mi corazón.
Joey."
Al cabo de leer aquella carta, furioso la rompió por la mitad.
— Rayos... Imbécil...
Ansioso, esperaba alguna respuesta de parte mía y decidió ir a tomar un poco de aire fresco al jardín trasero, cuando se encontró con una carta tirada en pleno jardín, lo que advirtió que no eran buenas noticias.
Nervioso y con recelo, la tomó, rompió el sobre y comenzó a leerla...
"Joey,
Creo que no fui bastante clara contigo. No te amo. Deja de pensar en cosas que jamás fueron. Fuiste un error y por eso es que decidí alejarme de tu vida.
No debiste haber venido a mi casa, si yo te pedí que no me buscaras. Siento ser así de dura, pero estoy siendo honesta contigo, y como tal, te lo diré:
Sí decidí regresar con mis padres, aparte de querer reconstruir nuestra relación rota, es porque mientras estaba contigo, conocí a otra persona de la que me enamoré perdidamente y estamos juntos. Esa es la verdad.
Ahora con respecto a mi libro, me arrepiento de haberlo escrito...
Destrozado, no quiso seguir leyendo aquella carta y la arrugó y la tiró a la basura.
Se sintió un completo tonto y herido. Sus ojos más se deprimieron.
— ¿Cómo puedes ser tan cruel, Constanza? Solo te burlaste de mi todo este tiempo...
Mareada, no tenía fuerzas de nada, y como pude, me levanté de la cama y Cristián entró a mi dormitorio.
— ¿Y cómo te sientes? ¿Aún estás sedada por el alcohol que te di?
—Imbécil, Joey te dará tu merecido por todo lo que me has hecho — soltó una carcajada.
—No lo creo. Tu noviecito ahora debe de detestarte por tu segunda carta, que le enviaste.
— ¡¿Qué?! ¡Eres un maldito! ¡Maldito desgraciado! – cegada me le fui encima y empecé a golpearlo. Cristián trató de defenderse y me tomó con fuerza de los brazos.
— ¡Suéltame, puta de mierda!
Me gritó y me dio un puñetazo que no vi venir, y desmayada en el suelo, mis padres se horrorizaron.
Su corazón se le agitó sin razón, y con un extraño presentimiento, vio mi libro en su mano y con dolor, no tuvo el valor para deshacerse de él y lo guardó en el cajón de la mesita de noche.
Desecho, prefirió cerrar con llave mi habitación y no volver a entrar por dolor a mis recuerdos. Afligido, recordó lo que yo le había mencionado en mi última carta, que estaba con otro hombre y se le oprimió más el corazón y decidió seguir adelante con su vida.
<< Teníamos tantos planes juntos. >>
<< Íbamos a casarnos. >>
Sin fuerzas, me acerqué a la ventana y volvieron a llenarse mis ojos de lágrimas. Solo quería, anhelaba ver a mi querido Joey; me urgía decirle la verdad, la verdad que yo lo seguía amando y que siempre lo amaría.
Lo extrañaba tanto.
Cristián vio otra carta en el jardín y corrió a tomarla. Abrió los ojos al ver que nuevamente se trataba de Joey y la abrió con urgencia...
Yo aún sentada junto a la ventana, Cristián abrió la puerta y me miró. Vio mis ojos tristes, y sin piedad, me enseñó la carta de Joey.
—Espero que con esto, te hagas, de una vez por todas, a la idea.
— ¿De qué hablas?
—Toma y léela por ti misma. Al parecer ese imbécil no te amaba tanto como solía decir.
—... — incrédula de lo que me decía, le recibí aquella carta y comencé a leerla.
Constanza,
Me quedan bastante claro tus verdaderos sentimientos, así que te dejo tranquila. Ahora sé que nunca me amaste, como yo si te amo. Me demostraste ser la mujer que realmente eres.
Con respecto a tu libro, no te preocupes por el dinero que me quedaste a deber, ya que nuestro trato era que tenías que vivir en mi casa por un año, y como eso no se cumplió, no pondré cargos. Nuestro trató acabó al igual que nuestra relación, así que ya no tenemos nada en común.
Sé muy feliz con tu nueva pareja.
Joey.
Él corazón se me paralizó, y a punto de llorar, leí otra vez su nombre en el pie de firma y estallé.
— ¡No! ¡Joey debe saber la verdad! ¡Que ustedes le hicieron creer toda esa mentira!
Me fui embrutecida a los brazos de Cristián para golpearlo y él me sonrió y me tomó fuerte de mis brazos.
— ¡Escúchame! ¡Tú no vas a hacer ninguna estupidez! ¡¿Te queda claro?!
— ¡No le temo a tus amenazas, imbécil! — me miró en seco.
—Pues deberías, porque si ahora vas corriendo y le cuentas al menos una palabra de lo que hicimos tu padre y yo a ese infeliz, lo mataré sin piedad — abrí los ojos.
— ¿Qué?
—Lo que oíste y es mejor también que vayas cambiando esa actitud conmigo, porque de lo contrario, mis contactos se harán cargo de ese sujeto famoso — temí por su vida y el corazón se me agitó.
—No. tú no serías capaz.
—Ponme a prueba y dentro de muy poco te enterarás que ese imbécil estará tirado por ahí como un perro sin vida.
<< ¡NO! >>
<< ¡Joey! >>
<< No puedo permitir que nada malo te pase por mi culpa. >>
Con el aliento congelado, pensé con temor en que le pasaría algo por Cristián y sus matones, y a punto de llorar, pensé en él con amor y mucha tristeza y se me paralizó el corazón.
Cristián me sonrió.
—Entonces querida mía ¿Qué escoges?
—... Está bien. Haré lo que me pidas, pero no le hagas daño a Joey.
—Eso solo depende de ti, amorcito. Ya lo sabes, si sigues empecinada en rechazarme y en querer huir a los brazos de ese tonto, él pagará las consecuencias.
—...
Cristián sonrió.
—Ya estás advertida...
Agregó por ultimo y salió de mi habitación.
Yo solo con la idea de que le podía hacer daño a Joey, de que lo había perdido y alejado para siempre por sus crueles mentiras, no soporté más y rompí en lágrimas.
—Oh, Joey. Creíste en esa mentira y yo te sigo amando. Te amaré siempre, pero si vuelvo a ti, ese desgraciado te matará... Te matará.
Con dolor y temor, me eché junto a la puerta y lloré con pesar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top