¿Mi mami?

Finalmente se encontraba ese dia, Milo iba vestido elegante, se presenta ante un tribunal nuevamente, con él iba Shaka, quién no iba solo, Aioria iba como testigo, nuevamente hablaría en favor de su amigo, la situación se había puesto peor.

Ya que en esos momentos, Camus iba junto con Luc e Isaac, sin contar que Mystoria y demás familiares se encontraban presentes. Pero había alguien más que se encontraba en la sala, alguien que jamas habia imaginado.

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La sala se llenó de cientos de oraciones, en contra y favores de los presentes, el juez que se encontraba enfrente de un escritorio se encontraba atento a las palabras de los abogados.

—Su señoría, mi cliente espera que la custodia quede al cien por ciento, puesto ella fue alejada de su hijo —habló el hombre de melena castaña.

—¡Objeción! —Exclamó Shaka —Mi cliente jamás hizo eso, desde un principio la señorita no representó interés en el niño —dijo con seriedad.

—¡Jamas dejaria a mi pequeño solo! —replicó la mujer entre lágrimas.

—¡No seas mentirosa Shaina! —reclamo Milo molesto.

El juez comenzó a exclamar, pidiendo orden en la sala, aquello era algo pesado, el ambiente era muy extraño para la situación, la gente que se encontraba ahí, votaba por el contrario, aunque terminó por pensar y decidió dejar todo aquello por un momento, ordenó que descansaran y prontamente la gente se dedicó a descansar hablar de cosas normales.

Camus esperaba en una sala, estaba nervioso, jugaba un poco con su hijo, antes de que quedará en completa separación, su rostro denotaba una tristeza, tenía miedo de perder su hijo.

Vestido con un pequeño short de mezclilla, unos tenis pequeños y una camisa de botones a cuadro y su cabello bien peinado, era abrazado por Camus quien estaba sentado y al pequeño lo tenía sentado sobre la mesa.

—Mi pequeño, mi pequeño Luc —dijo con susurro.

—Mami... —logro decir.

—Mami Camus, no llore, Luc está feliz, Luc no está enfermo, ¿verdad Luc? —preguntó el pequeño Isaac.

—No... —respondió Luc.

—No, nunca estarás enfermo, siempre los voy a cuidar —dijo con una sonrisa triste.

—Mami... —volvió a decir.

Parecía que el pequeño sabía lo que estaba por pasar, sintió la tristeza del francés, haciendo que sus ojos se cristalizaron.

....

Milo sentía que estaba perdiendo, algo no andaba bien, ese juez no solía tener mucha astucia y parecía reconocer mas a Shaina como la madre perfecta, realmente aquella bruja estaba ganando aquella situación. Se encontraba en el pasillo, no quería ver a Camus, aquello sería su derrumbe, sabía que el francés estaba triste, pero ¿qué podía hacer?

—Bichito, amor mío —dijo aquella mujer quien pasó sus brazos por los hombros del griego.

—¿Qué es lo que quieres? —pregunto con molestia, mientras quitaba aquellos brazos.

—Solamente he venido a ofrecerte una solución —dijo mientras se mira las uñas. —Mira, si me das al mocoso, podrás verlo durante unos —dudo —¿Cuantos días? ¿Uno? o ¿Tres días? —pregunto sonriendo —También como lo estare cuidando necesitare mucho dinero, ya sabes, asi que me daras un cheque en blanco cuando pida mi manutención —dijo sonriendo.

—Jamas, sabes bien que me darán toda la custodia de mi hijo —dijo Milo remarcando el "Mi hijo".

—Hay mi querido bichito, ¿crees que tendras a mi mocoso? Sabes siempre he estado un paso adelante que tu, te había pedido de una manera honesta, casarte conmigo, pero no, quisiste casarte con un hombre, que ha tenido más que una novia —hablo. —Así que no puedo decir que sea fácil que te quedes con el engendrito —dijo detonando una sonrisa.

—Ni loco, ni aunque fueras la ultima mujer del mundo o ser del universo me quedaría contigo —dijo el griego.

—Bueno entonces sufrirás las consecuencias —dijo con una sonrisa.

Aquello le molestó tanto al griego que simplemente le quedo pensar en miles de manera de matar aquella mujer, no podía creer, estaba sintiendo como esa mujer estaba ganando en aquella guerra.

—Maldición —susurro.

Había terminado el descanso, estaba listo para el dictamen del juez, Shaina se veía completamente relajada, sabía que la situación la estaba ganando de una manera u otra, echó una mirada hacia el griego quien se encontraba sentado, miro un poco atras, parecia que el frances no se encontraba en aquella habitacion.

—Señorita Ophiuchus, puede quedarse con el pequeño, pero debe dejar dos días con el señor Antares para que siga disfrutando, obtendrá manutención del señor alrededor de cien mil en dinero, cada mes —dijo. —Pasen al pequeño para que conozca a su madre —ordenó.

Como si fuera una orden un hombre encargado de la seguridad fue por el francés, quien en brazos sostenía al pequeño niño, el pequeño estaba aferrado al cuello, se podía notar su tristeza, para pronto detenerse.

—Luc, mi amor —llamo Milo, mas este no quiso separar su rostro del cuello de su "mami".

—Luc, pequeño, te habla papá —dijo Camus con voz suave.

Shaina rodó los ojos en sintonía de fastidio, cosa que Mystoria noto aquello. No respondió ante eso, puesto su mente estaba con otra situación y es que afuera se encontraba el pelirrojo que a decir verdad, el oji jade se sentía muy incómodo en aquel sitio.

Cuando finalmente habían separado al pequeño del cuello del francés, comenzó a quejarse y a llorar, aferrándose a la ropa de su mami, Camus en cambio sintió como su corazón se rompía al mirar como el pequeño forcejeaba.

—¡Mami! ¡Mami! —Gritaba el pequeño niño entre llanto.

—Luc, pequeño... —susurro.

El niño había sido sujetado por la mujer, quien seguía lanzando patadas a todos lados, alejaba el rostro de la mujer y en algunas veces se retorcia, quería regresar a brazos de su "mami". Milo no podía mirar aquello, Camus había salido de la sala, con la intención de que el pequeño no mirara su rostro, sin contar que el pequeño gritaba su apodo, al igual que llamaba a Milo con desespero.

....

Todos habían dejado la sala, Milo había firmado los últimos documentos en señal de derrota, su pecho le dolía, que mas podia hacer, Shaka se había disculpado por todo lo que había hecho pasar, hasta que finalmente se controló. A menos eso pensó.

Una vez que firmo, dejó la sala por completo, dejando a los demas y dirigiendose a un lugar en donde pudiera estar solo, pensar en que se había equivocado.

Lejos de ahí, a menos antes de partir, Ecarlate esperaba a los demás, bueno, solamente a una persona, Mystoria.

Mientras que Mystoria se encontraba enfrente de aquel hombre, lo miraba con seriedad, estaba molesto de cómo había actuado aquella mujer, puesto conocía al mayor que tenía enfrente.

—No puedo creerlo que seas capaz de que tu nieta haga esta tontería —dijo con frialdad.

—No tengo en la mas minima idea de la situación que haga ella. Mi visita fue como su apoyo, más jamás di una respuesta para ambos —hablo el mayor.

—Has provocado que mi familia sufra, no puedo creer que aun asi no te tientes el corazón para esto —dijo molestando.

—No me interesa lo que haga esta engendra, simplemente la cuido por mi hija —dijo con seriedad.

—Eres un idiota, me quitaste a un amigo, tuviste el descaro de no ayudar a mi esposa y ahora vienes diciendo que no te importa, se que esa muchacha no lo haría por algo tan simple, realmente qué es lo que puedes ocultar —dijo el peli celeste.

El mayor giro su vista hasta el cubo, sus ojos avellanas miraban atento, pronto su semblante neutral cambio a una de molestia.

—Porque, por tu culpa, Ecarlate se está muriendo —susurro.

—¿Que? —pregunto.

—Crees que no me iba ser fácil, el se alejo para verte, diciendo que ya no importaba su vida, está enfermo su sangre —hablo.

Mystoria quedó helado, no podía creer lo que estaba pasando. Estaba atónito ante la situación.

—Él está muy enfermo... —susurro.

—Por qué crees que regresó, porque crees que estoy aquí inclusive Shaina está aquí —dijo con seriedad. —No pienso dejarlo solo, él simplemente quería pasar un tiempo contigo, para pronto irse, pero veo que eso no te importo, supe que tuvo muchos problemas con Cardinale, eso lo reconozco, que tu hermano no acepta a Ecarlate, pero en estos momentos... no hay marcha atrás. —dijo quien pronto caminó hasta la salida.

Mystoria quedó en silencio, aquello era algo tan repentino, no podía creer si no lo escuchaba de parte del pelirrojo. Cuando llegó en donde se encontraban los demás miro al pelirrojo, cubrió su tristeza y pensando en la situación.

—Bien, creo que somos todos —dijo Ecarlate.

—¿Qué hay de Malo?—pregunto Mystoria.

—Milo se fue antes, supongo que lo veremos más tarde en la mansión —dijo relajado el pelirrojo.

—Entiendo —dijo —Bien, será mejor irnos, Isaac está algo cansado —dijo.

Aquello no era cierto, el pequeño estaba preocupado, puesto no estaba ahí su hermanito, estaba aferrado a su mami Camus, francés por su parte intentó mantener aquel semblante relajado, pero sus ojos denotaban otra cosa.

...

Shaina se encontraba fastidiada, el bebé había sido entregado a un hombre de un guardaespaldas, quien cargaba con torpeza al pequeño niño.

—¡Calla a ese engendro! —reclamo Shaina molesta.

—Pero señorita, usted es su madre —dijo el hombre.

—Te pagó para que lo calles —lo miro de manera molesta.

El hombre terminó por afirmar, aunque el pequeño no paraba de llorar, en cambio el mayor de ambos, quedó en silencio, estaba pensando en otras cosas.

—Abuelito, ya podemos irnos, no me gusta este aburrido sitio —dijo la mujer.

—No, si tanto deseas vete y ya —dijo.

—¡Ash! Anciano, eres un maldito, que no ves que tu eres el único motivo que puedo moverme —hablo con fastidio.

—Solamente quieres que te haga caso, ya tienes lo que quieres, ¡Espera! No lo tienes, ese muchachito jamás te verá con otros ojos después de lo que hicisteis y ahora menos —dijo irritado.

—No entiendo porque mamá me dejó a cargo de un viejo amargado, que simplemente hace lo que quiere —hablo cruzándose de brazos.

—Porque tu madre sabía lo que ibas a acabar, una cualquiera sin responsabilidad —dijo.

—Si no fuera por mamá, juro que te hubiera matado cuando te enfermaras —dijo.

—Gracias por tanto amor, engendra, ahora cuida a tu hijo —hablo.

Aquello hizo que Shaina se molestara, no llevaba buena comunicación con el mayor, puesto pocas veces habían convivido, a decir verdad su madre el día de su muerte terminó por decirle a su padre, que cuidará de la pequeña, pero ahora el mayor simplemente odiaba tanto que aquella mujercita no aceptara la situación, seguía siendo una mimada cualquiera, que buscaba sus propios beneficios.

Él tenía peores problemas, puesto decirle aquello a Mystoria arruinaría el plan de su compañero, más no parecía pasar algo, no había obtenido un mensaje o algo por el estilo, simplemente se dirigió al departamento en donde se hospedaban, sabía bien que Mystoria entraría en un semblante de tristeza y que buscaría la realidad de la situación.

—Después de todo, debía de ser así —pensó el mayor.

Shaina seguía peleando con el pequeño, el niño no paraba de llorar, gritando de manera desgarradora el nombre de su "mami" Camus. Shaina estaba que echaba humo, no podía tolerar aquello, ya no, estaba cansada de escuchar los gritos.

Y una vez estando solos comenzó a hablar con molestias.

—¡Jamás verás a ese tipo! ¿Que no ves que yo soy tu madre? ¿Como un hombre puede ser tu madre si ni siquiera te tuvo? Realmente estás mal, eres un niño mal educado —dijo molesta.

Pudo notar como el pequeño seguía detonando aquella mirada llena de lágrimas, Shaina comenzaba a desesperarse, terminó por dejarlo en la habitación, encerró aquello, en cambio el pequeño siguió llorando por un buen rato, hasta que por fin había quedado dormido, estaba sobre el suelo, mientras su rostro se encontraba lleno de marcas debido a las lágrimas.

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La mansión se encontraba con tristeza, Milo aun no aparecia, pero a decir verdad eso ya no importaba, Camus caminaba con su pequeño, mientras sujetaba su maleta, ya no había manera de que pudiera seguir ahí, el motivo principal por la cual se quedaba era por ese pequeño, pero ahora ya no había motivos, el pequeño Isaac estaba dolido, no le gustaba lo que estaba pasando.

Simplemente quería ver a su hermanito nuevamente.

—Mami ¿iremos a buscar a Luc? —preguntó Isaac con cierta tristeza.

—No, Isaac nosotros no podemos hacer eso —dijo Camus.

El chofer de un taxi ayudó a Camus a subir el equipaje de ambos, el pequeño dio una última vista a los abuelos que se encontraban en la entrada, Mystoria le había suplicado que no dejará la mansión, pero el francés había mencionado que ya no tendría caso, le dolía dejar a Milo de esa manera, pero... todo eso, lo miro de una manera profesional.

Camus se aproximo al cubo mayor y le entregó aquella "sortija" en donde se predice la unión de ambos, pero en esos momentos era una vil mentira, Mystoria la tomo, aunque su vista era más triste, no representaba tranquilidad, sino tristeza.

—Perdonen la molestia —se disculpó y se dirigió hacia el taxi.

Para alrededor de la noche, Camus había llegado, se había instalado en su departamento, que por fortuna Surt había dejado en perfecto estado hace unos días, puesto su partida había sido algo repentina y si estuvo en problemas con él, pero a final Surt logro entender, pero ahora, Camus necesitaba de un simple abrazo.


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Hola.

He regresado dejando este nuevo capitulo, realmente no se si les habra gustado, pero hice mi mayor esfuerzo, ya me siento mas tranquila y lo unico que me apetece en estos momentos era complacerlos, aunque creo que si me excedi un poco. 

Solamente espero que esta situacion a menos los personajes por lo que estan pasando termine pronto porque realmente si duele... duele demasiado y eso que yo misma escribi este capitulo. 

Solo un detalle mas. 

¬Shaina esta mas loca que la vieja de la esquina que vive aqui en mi casa.



Muchas gracias por leer.

Saben que los quiero mucho, ~<3 

Hasta la proxima.



-AntaresLaks

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