Capítulo 5: Ich vermisse dich.

Dereck

Siempre he adorado Europa, sin duda es mi continente favorito y no únicamente por el clima que hay y la antigüedad histórica que se puede visitar, sino porque fue el primer continente que he visitado junto a Rachael. La echo tanto de menos que siento que mi corazón ha disminuido su latido desde su partida.

Camino por la capital francesa sin prestar atención a la majestuosidad de sus calles ni a los monumentos que me encuentro durante el trayecto. Me encantaría poder ver la reacción de Rachael cuando viera por primera vez los campos Elíseos o el Arco del Triunfo, la forma en la que sus labios se despegarían por unos segundos ante el asombro y los ojos le brillarían de emoción para después preguntar algo de lo que no es capaz de entender.

Abro la puerta de la cafetería donde me esperan mi madre, Hedwig (mi hermana), Tibor (su hijo) y mi padrastro. Los encuentro sentados alrededor de una mesa de color rosa junto a la ventana con vistas a la Torre Eiffel. Hedwig sostiene delante de ella un batido de chocolate con nata y da pequeños sorbos de vez en cuando a su pajita.

Me acerco y siento junto a la pequeña que salta a mis brazos por la emoción de volver a verme, durante la boda casi no pude estar junto a ellos porque tuve que estar saludando a todos los socios de mi padre y de los Hamilton respondiendo sus preguntas ridículas.

-Hola Dereck-me saluda la pequeña sin apartar sus diminutos brazos de mí, la elevo de su silla y la siento sobre mis piernas.

-¿Te gustó la boda prinzessin*?

-Sí, lo que más me gustó fue...la...zeremoine.**- mi hermanastro por lo contrario se mantiene con la mirada perdida en su vaso sin mediar palabra. Nunca le saqué parecido a nadie, ya que mi madre es una mujer sonriente y positiva y Volker es un tío sociable y enrollado.

Me río ante su intento de hablar en inglés, aún es muy pequeña para hablar fluidamente dos lenguas, pero mi madre me pidió que cuando estuviera conmigo hablara en esa lengua.

-Ceremonia, se dice ceremonia.

-Englisch ist sehr schwierig***

Agna le echa una mirada de advertencia, seguramente por haberlo dicho en alemán. Río y le deposito un beso en la nuca. Lleva puesta una coleta alta envuelta por un lado azul que conjunta con su pelo pelirrojo, igual que mi madre.

-La ceremonia fue preciosa-interviene Volker, mi padrastro, un hombre intelectual, honorable, respetuoso y amable. Me alegro que Agna se hubiera vuelto a casar, sobre todo con un hombre como él y haya encontrado el amor. Se merece todo lo bueno que le ha pasado y creo que Volker es el hombre que la puede hacer feliz. Por lo tanto me gusta.

-Gracias, ¿cuándo volvéis a Berlín?

-Dentro de dos días.

-Dereck, me gusta mucho París, quiero visitar el Louvre dentro-interviene Hedwig dando otro sorbo a su batido.

-Por dentro-le corrige mi madre-, ¿cuándo os vais de Luna De Miel?

-Mañana, nos vamos a las islas Cook.

-¿Te vas a la playa en enero?-pregunta la pequeña mirándome con curiosidad.

-Sí, prinzessin.

-Llévame contigo.

-Cariño, el hermano se va de Luna De Miel-explica Agna.

-¿Qué es Luna De Miel?

-Es...Un viaje que se hace después de la boda.

Los padres de Timor toman café mientras yo vacilo entre si pedirme una cerveza o mejor les imito, pero decido continuar charlando con mi familia sin ninguna bebida. Le saco la lengua a Timor que se sonroja y baja la mirada. Es el niño más tímido que he conocido.

-Dereck, ¿por qué me odia Katherine?-pregunta Hedwig removiendo la pajita en el vaso.

Katherine no soporta a mi familia materna. Seguramente porque Wyatt le ha metido en la cabeza alguna chorrada.
Pero, nada puede estar más lejos de la realidad: mi madre se casó de nuevo con el mejor hombre que he conocido hasta ahora que la quiso con todo su corazón y que aceptó a una niña que no era suya y la crió como a una hija. Volker jamás ha hecho diferencias entre Timor y mi hermana. Ha sido el padre que Adler jamás fue. Y me alegro de ello, yo también habría deseado criarme con una referencia como él; mi madre hizo una buena elección. Todavía recuerdo cuando me dijo que se volvía a casar, el miedo que le daba, las críticas y el odio que recibió. Pero hizo lo mejor para ella y para su hija.

-No te odia, mi prinzessin; es que es una chica especial.

No utilizaría ese adjetivo para referirme a Kat pero mi hermana es tan solo una niña de diez años, no puedo explicarle por qué la odia tanto. No puedo decirle que su madre fue tratada injustamente, que la maltrataron, golpearon y abusaron de ella, que la obligaron a seguir adelante tras la muerte de su hija, se vio obligada a dejar a su otro hijo y a abandonar el país donde residía por una hombre que le hizo tanto daño que nunca ha vuelto a ser la misma.

-¿Especial? Solo es una niña mal criada que quiere llamar la atención-comenta Agna con tono frustrado.

Le agarro la mano por encima de la mesa para consolarla y con la mano libre envuelvo el cuerpo de Hedwig para que no se resbale de mis piernas.

-Yo también soy especial Dereck pero no odio a nadie.

-Porque tú eres más especial que ella.

-Hedwig. Cuéntale a tu hermano qué quieres estudiar de mayor-intervine Volker por primera vez cambiando el rumbo de la conversación con su tono sereno de siempre.

-Quiero ser profesora.

-¿Ah sí? Qué bien.

-O pediatra como mamá.

Recuerdo que cuando yo tenía la edad de Hedwig también deseaba ser pediatra como nuestra madre, me encantaba acompañarla al trabajo y ver lo profesional que era.

-Vas a conseguir lo que te propongas, mi prinzessin.¿Y tú Timor?

El pequeño pelirrojo, igual que mi hermana y mi madre, se encoge de hombros y susurra algo casi imperceptible.

-Modelo. Como tú.

-¡Qué bien! Así te puedo enseñar.

Timor vuelve a dirigir la mirada a su batido y se coloca las manitas sobre sus muslos. Es un niño muy guapo, pero tan tímido, que eclipsa todo lo demás.

-Timor ser muy vergonzoso-dice Hedwig llevándose ma pajita a los labios. Su hermano se encoge más.

-Cada uno es como es.

-Sí y tu novia ser tonta.

Me río y acaricio su cabello liso y suave recogido en una cola de caballo, parece una llama de fuego que le crece de la nuca y finaliza en sus estrechos hombros.

El resto del día obigo a mi madre y a su segundo marido a que visiten la ciudad francesa solos y yo cuido de sus pequeños. Me encantan los pequeños momentos que paso con mi hermana y aunque Timor sea una niño que apenas habla y que no compartimos sangre, también le tengo cariño. Podría vivir junto a ellos el resto de mi vida. Hedwig es la niña que todo padre desearía tener como hija y todo niño tener como hermana.

Primero visitamos el Louvre por dentro como me pidió, le saco fotos junto a sus cuadros favoritos y me pregunta múltiples cosas sobre las obras de arte que no le sé responder, nunca he sido apasionado de la pintura. Les compro dos globos de sus dibujos favoritos y recorremos el museo, con Timor sobre mis hombros y mi hermana dada de mi mano.

Comemos en un japonés que está cerca de la zona, al igual que a mí, a Hedwig le apasiona la comida asiática, aunque no es muy amiga de los palillos. A Timor también parece gustarle así que me quedo satisfecho. Por la tarde bajamos a la piscina climatizada del hotel en la que se lo pasan de maravilla jugando juntos. Tirándose por los toboganes, buceando y haciendo figuras.

Mi hermana actúa como una auténtica mujer para su medio hermano de apenas tres años. Le enseña cosas y le tiene siguiéndola por toda la piscina. A la hora de la cena les subo a mi cuarto y peleo con su precioso pelo para poder peinsárselo, ella se mantiene sentada en la cama jugando con un coche diminuto imitando como si este conduciera. Le cepillo el pelo lo más suave que puedo para no hacerle daño y me maldigo cuando tengo el coletero en la mano y no sé cómo enrrollarselo, así que se lo dejo suelto. Es el color más bonito que he visto en mi vida, brillante, suave e intenso como el de mi madre. Timor está en el sofá, con un peluche entre sus bracitos, la ropa limpia y el pelo húmedo y ve un programa de dibujos en la tele.

-Vamos a pasar toda la noche jugando Deck-dice Hedwig.

-¿A sí? ¿Y no vamos a dormir?-dice no con la cabeza y mira a su alrededor.

-Me gustar tu habitación...¡Es más grande que la que me tocar yo!

-Es que yo soy más mayor y rico, puedo permitírmelo-me burlo. Como respuesta me enseña la lengua.

-De mayor seré más rica que tú, ¿a qué sí, Timor?

Su hermano asiente y me señala la tele a lo que yo le cambio el canal ya que ha acabado el programa.

-Ya, claro-imito su expresión.

Antes de que la niña continúe hablando una joven entra en la estancia seguida de dos chicas.

-Kat-mascullo.

La rubia se acerca con una sonrisa aflorando en su pálido rostro y con sus amigas pisándole los talones.

-¿Dónde has estado todo el día? Te he estado buscando.

Señalo a la pequeña que sostengo entre mis brazos y después a Timor que ni se inmuta de la presencia de Kat. Hedwig mira a mi mujer con cierto miedo, pero no tiene qué temer, jamás permitiría que nadie la hiciera daño.

-Hola-susurra mi hermana estirando los brazos hacia Kat para que la abrace, pero ella solo la mira de reojo con expresión de indiferencia y me planta un beso sin contestarle. Le ofrezco una mirada de advertencia por lo que acaba de hacer delante de la niña pero ella se da la vuelta colocándose el pelo hacia atrás.

-Katherine. Mi hermana te ha saludado.

La niña recoge de nuevo sus brazos y envuelve su rostro en mi pecho.

-¿Esta es Harly?

-Me llamo Hedwig.

-Es que mira que los nombres alemanes son feos.

Le escruto con la mirada, sabe de sobra que no es verdad, solo lo hace porque la niña es quien es.

Su séquito se ríen ante la broma de Kat. No emito ningún sonido, me limito a mirarle con la peor cara que me permiten mis facciones.

-Y al otro no hace falta, porque no es tu hermano, ¿no?

-Los dos son mis hermanos.

Me llevo a los dos pequeños de la habitación para dejarles con sus padres, a mi pesar. Deseo pasar más tiempo con ellos pero mañana me voy de Luna De Miel y no sé cuándo volveré a verlos. Antes de llamar a la puerta les deposito en el suelo y me agacho poniendónome de cunclillas para mirar estos dos niños directamente a los ojos. Hedwig no me corresponde la mirada sino que mantiene su vista fija en sus diminutas zapatillas Nike mientras le tiembla el labio signo de que va a romper a llorar en cualquier momento. Timor arrastra el peluche y se frota los ojos.

-Te prometo que te iré a visitar a Alemania en breve.

-No quiero separarme de ti.

Hedwig rompe a llorar. No soporto ver a ninguna persona derramar lágrimas, me pone muy nervioso porque no sé cómo actuar, pero que mi hermana llore de esta manera me rompe el corazón. La abrazo para darle consuelo repitiéndole que la voy a llamar todos los días y que la enseñaré la playa por Skype.

Me separo y le limpio las lágrimas que empañan su rosado rostro.

-¿Por qué no poder vivir conmigo con Timor, mamá y papá? Aunque no hijo te quiere mucho, como a mí.

En muchas ocasiones me he planteado esa posibilidad, vivir con mi hermana y con mi madre sin duda sería mi sueño hecho realidad. Puedo imaginarme comprando una casa junto a la suya, visitarles todos los días, llevarla al colegio y recogerla a la salida y todo eso junto a Rachael; sin duda sería un sueño materializado, mi vida perfecta, pero no puede ser más que eso, un sueño, si viviera así no obtendría la herencia de mi padre y tendría que vivir sin comodidades ni lujos ni coches sin sudor y no puedo soportar esa idea.

-Me lo pensaré, te lo prometo.

Hedwig vuelve a envolverme entre sus brazos con la respiración más tranquila. Yo abro los brazos para que también quepa el pequeño de la familia. Llamo a la puerta y asoma mi madre. Los niños corren hacia ella, Hedwig se despide de mí con un gesto de mano que le devuelvo.

<<Cumplir promesas no es lo mío mi Prinzessin. >>

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*Significa princesa en alemán.

**Ceremonia.

***El inglés es muy difícil.

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