Rachael
Silencio. Un estado en el que no se escucha a nada ni a nadie, una oportunidad para poder pensar con claridad y sin interrupciones.
Doy otra brazada para acercarme al extremo opuesto de la piscina al tiempo que mi mente piensa en el dolor, la frustración y traición. Y es que tenía un atisbo de esperanza puesto en él, en nosotros y ese fue mi error. La esperanza es el motivo de motivación y alegría para muchas personas. Pero para mí no. Para mí la esperanza significa desilusión, significa que voy a volver a caer en el mismo error una y otra vez y es que, ¿qué tenemos los humanos con equivocarnos y aún así esperar, esperanzados, que la próximavez sea de otra manera? Harry me advirtió y aún así he sido tan ingenua de pensar que tal vez Dereck comparte mis mismos sentimientos. He estado en una nube de emociones rebosante de felicidad para acabar chocando con el suelo tras un empujón de la persona que creía que me estaba sujetando.
Y eso es justo lo que debería haberme enfurecido más: creía. Estoy hecha un lío. No sé en quién confiar y en quien no, ¿y si Harry también se está riendo de mí?
Agradezco el silencio que hay en la piscina del hotel. Por suerte, no hay nadie tan confuso ni tan dolido ni tan loco como yo para estar nadando a las nueve de la noche. O incluso puede que sean las diez. Me sumerjo en el agua, escuchando menos ruido que antes, tan siquiera el del agua del exterior ante el movimiento. Para mí estoy sola, con el dolor punzante en el estómago y el agua que me sirve de abrigo ante el frío de la realidad.
<<Mañana me iré en el primer vuelo disponible.>>
Cuando mi brazo toca el bordillo me giro, impulso mi cuerpo apoyando los pies en el tapiz oscuro y vuelvo a realizar los mismos movimientos que llevo haciendo desde hace un rato.
Es de noche por lo que el agua está oscura y casi no puedo ver nada debajo de ella.
Las lágrimas que corren por mi rostro no se diferencian del líquido que roza mi cara y si no fuera por este sentimiento de angustia e impotencia que me desgarra cada parte del cuerpo y que me estrangula el corazón, no sabría si me encuentro llorando.
He leído en muchos libros y he visto en demasiadas películas cómo es el dolor de la traición y cómo se sienten las personas cuando lo experimentan. Y creo que el peor dolor es el de"un pudo y no fue". Y otra vez me vuelvo a sentir como esa adolescente que se encerraba en su habitación llorando y sufriendo, culpando por todo lo que le rodea, odiandose a sí misma, odiando su cuerpo y su alma. He hecho tantos progresos para evadir esos pensamientos negativos que me frustra volver a sentir esas sacudidas de pecho. Ni siquiera la natación me anima un poco, no hago más que recordar, pensar qué he vuelto a hacer mal. Y no encuentro respuesta porque yo no he hecho nada.
Saco los brazos del agua para descansar un poco y secarme las lágrimas.
Parecía tan real todo lo que hemos construido (o empezado a construir) que he nublado mi juicio y me he convertido en otra chica más de la lista para Dereck Miller. ¿Cómo pude ser tan egoísta?
En un arrebato de furia deseo que no cumpla sus sueño de tener a un bebé entre sus brazos. Pobre criatura y pobre de su madre. Y aunque es verdad, no tengo derecho a pensar así. La ilusión ha sido como unos cimientos que he ido colocando yo sola y han acabado por caerse y caerme encima.
Si es que nunca voy a aprender. Nunca voy a dejar de sangrar.
Desde que he comenzado a nadar mis emociones han ido cambiando de un momento a otro. Al principio me sentía confusa, sin saber qué hacer o pensar. Incluso e intentado disculparlo para después romper en llanto mientras el sentimiento de angustia dominaba mi cuerpo. He sentido volver la ansiedad, me he compadecido de mí misma hasta que toda esa sensación de soledad e incomprensión han mudado a un enfado (tanto con Dereck como conmigo misma), a una furia que nunca antes había corrido por mis venas. Una sed de venganza y de hacerle daño. Ahora ha vuelto la nostalgia y el dolor.
Salgo de la piscina por la escalera y corro dejando las huellas húmedas hasta la toalla que descansa en un banco.
Envuelvo la suave tela con el logo del hotel sobre mi cuerpo y vuelvo a la habitación sin importarme lo más mínimo las miradas que algunos residentes del hotel me ofrecen.
<<Pijos.>>
Abro la puerta de mi habitación con la llave que tengo colgada en la muñeca en un coletero verde.
Nada más entrar enciendo la luz y me apresuro a poner en marcha la calefacción de la habitación.
Tras dame una larga ducha en la que no paro de llorar y cuestionarme cómo no me he dado cuenta de que a Dereck nunca le he importado salgo con el pijama puesto y un dolor abdominal que me impide andar con normalidad.
Mis pies se topan con algo que me hace tropezar: un trozo de papel doblado.
Lo cojo y vacilo entre si leerlo o tirarlo. Aunque, al final desdoblo la fina hoja y me siento en la cama.
En seguida reconozco la letra de Dereck y la ira se apodera de mis entrañas.
<<¿Qué se ha creído? Primero le dice a Katherine que está enamorado de ella y que la boda se va a celebrar y después, ¿me deja una nota? >>
Hago una bola con el papel sin tan siquiera leerla y me meto en la cama más enfadada que nunca. La rabia hace que el corazón me lata deprisa y que grite sin saber qué voy a conseguir con eso.
Hundo la cara en la almohada mientras vuelvo a romper en llanto, esta vez con mayor intensidad.
<<La ama.>> Esa frase no deja de torturarme. Me agarro a la sábana sintiendo que me voy caer, a pesar de que me encuentro tumbada.
Hiperventilo. Lloro más y más fuerte dejando salir mis emociones. El cuerpo me tiembla y sudo a pesar de que hace bastante frío para al final calmarme y no sentir nada, como si dentro de mí estuviera todo hueco, un agujero negro sin un fin. Solo dolor.
Me levanto de la cama y doy tumbos por la habitación con la cabeza dolorida medio congestionada por el llanto.
Encuentro la nota de Dereck, en una esquina y decido cogerla pero no la abro sino que la dejo en la mesilla y vuelvo a acostarme con la mirada en el folio arrugado.
Durante diez minutos solo hago tres cosas: Coger el papel con la intención de leerlo y después arrepentirme y devolverlo a su sitio.
Me cuesta moverme, respirar e incluso pensar. Ya he vivido esta sensación antes, cuando fui víctima de ese terrible acontecimiento.
<<¿Estoy pasando por un mal momento y por eso se ha acercado a mí?>>
Silencio. Esa es la respuesta que recibo cuando repito en voz alta la pegunta que he formulado para mis adentros.
<<¿Cómo ha podido todo estropearse de esta manera?>>
Tarde o temprano se iba a acabar arruinando todo y cuanto antes, mejor.
Me incorporo mirando a la nota y la abro decidida a leerla.
Ven a mi habitación por favor mi Schnuckelchen*.
Giro la nota en busca de algo más, de una disculpa o algo que me impulse a hacer lo que me dice, pero no encuentro nada solo esa frase que leo una y otra vez incrédula.
Tan siquiera soy consciente cuando mis pies corren de la habitación y recorren el pasillo desierto en busca del número veinte. Cuando la encuentro doy fuertes golpes en la puerta hasta que se abre.
Mi corazón da un vuelco desmesurado cuando le veo. Me obligo a mantener la misma actitud que he ensayado de camino. Los brazos en jarras, la mirada seria y los labios apretados formando una fina línea.
Dereck parece sorprenderse de mi cambio de humor, aún así mantiene la puerta abierta para que entre.
<<¿Qué se ha pensado, que voy a perdonarle porque me haya dejado un cutre trozo de papel?>>
Mi semblante se relaja cuando me recibe una habitación iluminada únicamente por unas velas que conducen a la cama decorada por pétalos rosas y rojos junto a otra más grande con esas características sobre la colcha.
Y otra vez cree que puede ablandarme con detalles superficiales. Yo no necesito nada de eso y, desde luego, no quiero nada que venga de él. Pienso decírselo, quiero soltar toda la presión que me invade y, por una vez en mi vida, dejar de ser la víctima. No me voy a amedrentar nunca más.
Me giro hacia Dereck. Él me mira atento a mis movimientos. Denota nerviosismo y lo noto por la manera en la que se pasa las manos por el pelo para después metérselas en los bolsillos de su pantalón impresionantemente caro.
-Rachael, yo...puedo explicarlo. Kat me ha llamado y yo...
-Creo que te estás equivocando-le interrumpo dando un grito. Pero no me rompo, no me hundo ni agacho la cabeza como es habitual en mí. Dereck se queda pasmado y abre tanto los ojos que creo que se le van a salir de las cuencas-. Podría decir que eres un capullo, pero no me voy a molestar. Lo sabes, conoces que eres la persona más estúpida que ha pisado el país. Sólo te voy a decir que no creas que me voy a tragar nada de lo tengas que decirme.
-¿A qué has venido entonces?
-Quiero saber qué tienes que decirme porque me debes una explicación-Dereck suspira y aparta los pétalos de la cama con desdén-Y no me digas que todo fue un error. Que no la amas a ella sino a mí. Que te encontraste entre la espada y la pared y fue tu primera reacción porque voy me lo creo, te perdono y no ha pasado nada, ¿no?-Agito los brazos sobre mi cabeza; la voz me sale más fuerte de lo que pretendo. Camino en círculos manteniendo la mirada fija en él-. Dereck, yo no soy uno de tus juguetes. Si la quieres a ella no hace falta que me vengas con tonterías. Me lo dices a la cara y me dejas en paz de una vez. Porque yo no he buscado nada de esto.
-Rachael. No eres un juguete, te lo juro, fui un gilipollas por...
-Eres un gilipollas. No lo pongas en pasado-le corrijo sin dejarle terminar la frase.
A diferencia de lo que había pensado, no siento ni una pizca de compasión por él, únicamente veo reflejado en su mirada la traición. No me sorprendería que se estuviera divirtiendo.
-Tienes todo el derecho del mundo a estar enfadada. Lo entiendo, puedes insultarme si te sientes mejor o darme una bofetada.
-No hay un insulto tan grande para compararlo con la mierda que me has hecho sentir.
Parece que se empieza a impacientarse sin saber por dónde continuar.
-Te amo Rachael, tienes que creerlo. No sabía qué decirle, pero nunca he dudado de mis sentimientos hacia ti.
-¿Alguna vez has escuchado la expresión de que las palabras se las lleva el viento?
Él asiente cabizbajo.
-Pues pónlo en práctica. Si quieres que te perdone llama a Katherine y rompe con ella y sincérate o si no me voy.
Dereck me mira con un atisbo de esperanza asomando por esos preciosos ojos azules, aunque se esfuman con la misma rapidez con la que ha venido.
-¿Me estás haciendo elegir entre ti y Kat?
Esto no era lo que estaba buscando pero creo que necesito saberlo. Necesito saber cuál es su elección y después, ya veremos.
-Exactamente. Si tienes tus sentimientos tan claros, entonces tendrás que elegir no quiero seguir escondiéndome como si hubiera hecho algo malo-mi voz suena con más valentía de la que en verdad siento-te doy cinco minutos, ni uno más. Si decides a Katherine te casarás con ella y obtendrás la herencia que tanto te preocupa pero no volverás a verme el pelo en tu vida. Si por lo contrario me escoges a mí, te daré otra oportunidad pero no tendrás la seguridad de que vaya a funcionar. Sería como tirarte al vacío sin saber lo que te vas a encontrar y no tendrás la herencia hasta, por lo menos, diez años, que es el tiempo que estimo que volveré a confiar en ti- le muestro el dedo índice como muestra de que ese será el número de oportunidades que hay entre ambos. Me tiembla por lo que lo bajo.
Me siento en la cama adoptando una postura y mirada dura mientras sigo con la mirada a Dereck que anda por la habitación sin un rumbo. Dándole espacio y tiempo, aunque me duela que lo dude su quiera.
-De acuerdo, ya he elegido.
Levanto la mirada aterrada aunque intento seguir con una expresión dura e impasible.
-Soy toda oídos- murmuro.
No se mueve sino que me mira con sutileza. Me preparo para escuchar que la ha elegido a ella. Pero me sorprende una última vez cuando saca su móvil y se acerca a mi altura.
-Quiero dar una oportunidad a esto que tenemos.
Sonrío aunque el dolor de mi corazón roto no se esfuma del todo. Marca el número de teléfono de, supongo, Kat y llama dejando el teléfono en manos libre.
-Hola cariño, ¿me echas tanto de menos que no puedes vivir sin escuchar mi voz?
Me tenso en el sitio cuando le llama con ese apodo. Dereck parece percatarse y me estrecha la mano con la suya.
-Katherine, tengo que hablar contigo.
-Si es por lo de esa diseñadora de pacotilla... Está olvidado. Ya sabes lo que dicen: si no tienes pan en tu casa lo tienes que buscar en la casa de tu vecino.
-No me llamo para disculparme, no me arrepiento de nada.
Katherine parece confusa y no es para menos. Este hombre ha estado jugando con las dos sin piedad. En el fondo de mi ser siento lástima por ella. Debería haberla dejado antes de besarme, antes de invitarme a cenar o de contarme todo lo que sé. Ella tampoco se merece eso.
-Amo a Rachael y estoy convencido de ello.
-Dereck mi vida, ¿has bebido? Porque dices unas tonterías...
-Estoy muy sobrio y no me vuelvas a llamarme mi vida, ni cariño ni nada así.
Le doy un golpe para advertirle que sea más amable. No hace falta ser grosero, la chica es inocente y a mí no me gustaría estar en su lugar. Se iban a casar así que supongo que ella le quiere, desde hace mucho más tiempo de lo que yo lo he hecho. Van a reemplazarla a un mes de la boda. Vuelve el remordimiento, la culpa y a punto estoy de decirle a Dereck que lo deje, que es una locura arriesgarse por algo que no sé ni si existe. Que igual nos equivocamos y vamos a perder demasiadas cosas en el proceso. Pero me niego a seguir dudando. Me niego a rechazarle después de lo que está dispuesto a hacer.
-No te sigo.
-Lo que quiero decir es que ya no te quiero, al menos no como antes- se frota la cabeza y se corrije- Quiero que lo dejemos Kat. Me gustaría conocer mejor a Rachael...
-¡¿Qué?! No puedes hacerme esto Dereck. Estamos hablando de esa cosa y de mí. Por favor le doy mil vueltas mires por donde lo mires- siento una pequeña punzada en el pecho pero no se lo tengo en cuenta, no es más de lo que debe de estar sufriendo.
-Adiós Katherine- dice con la voz apagada.
-Dereck, no vas a hacerme esto, no después de todo lo que te he perdonado, de todo lo que he soportado para llegar a donde estamos, ¿vas a dejar todo por alguien a quien no conoces?
-Mi intención nunca ha sido hacerte daño.
-Te odio. Hace unas horas me prometiste que no había nada entre vosotros, te he dado tanto.
Dereck llora pero sin emitir ningún sonido.
-Ojalá hubiera otra manera pero hasta que no sepa si de verdad quiero a Rachael quiero que lo nuestro termine. Siempre ha estado un poco muerto Kat.
-¡Dereck!
Ella grita y rompe en llanto en la otra línea de teléfono. Dereck cuelga y me mira con la mirada llena de tristeza. Le abrazo imaginando lo mal que debe de sentirse por haberle hecho daño. Pero esto debió de haberlo hecho antes. Mucho antes.
-Yo también te quiero-le digo besándole y me subo a horcajadas encima de él. Noto cómo se le cae una lágrima y se la beso para limpiársela.
-Pensé por un momento que te había perdido.
Apoyo mi frente encima de la suya, ambos intentamos regular la respiración.
Estamos unos cuantos minutos en esa posición, sin hablar, solo disfrutando de ese mínimo roce.
Dereck me sienta en la cama y ahora es él el que se mueve y se pone en cuclillas en frente de mí.
-¿Qué tal te encuentras?
-Mal. He salido con ella durante muchos años y no quiero hacerle daño. Me siento como si fuera una maldita mierda.
-Lo serías si continuaras dándonos falsas esperanzas a las dos - le susurro sintiéndome también peor de lo que pensaba-. Creo que debería irme y descansar- niega con la cabeza.
Me mira, lo que hace que se me revuelva el estómago por permitirme corresponderle. Con una mano temblorosa se acerca hasta uno de mis hombros, para luego retirarla. Agarro su mano caída. Con cuidado y sin dejar de mirarle la pongo en el lugar que tenía intención de hacerlo. Encajo la mía, dándole un apretón. La desliza por todo el brazo, parándose en la muñeca en la que comienza a dibujar círculos.
-¿Sabes? Me siento fatal, he perdido a quien pensaba que iba a ser mi mujer...Joder iba a ir al altar con ella. Pero, me siento peor por sentirme aliviado y tremendamente feliz porque es la primera vez que hago algo por mí. Ni por mi padre, no por mi hermana, ni por Hedwig, ni por Kat. Por mí, he decidido elegirme. Como hiciste tú.
-Sé que asusta, pero acabará pasando y espero estar aquí para apoyarte.
-Yo también.-Me abraza y me acaricia el pelo, con mimo, y yo hago lo mismo con su tensa la espalda-¿Cuándo hemos llegado a este momento Nora?
-No lo sé, Madox.
Ambos nos reímos y juro que siento que el dolor se transforma y se convierte en calma. Me siento en paz, como si por primera vez en mi vida, hubiera hecho algo bien. Dereck se separa y me besa.
-No voy a obligarte a hacer algo con lo que no te sientas cómoda-coge mi mano y la aprieta sin llegar a causarme dolor-, pero quiero que sepas que yo no soy el hombre que te hizo eso-le miro dudosa, sin saber a lo que se refiere-. Te quiero.
Aguanto la respiración cuando el rostro de mi agresor se viene a mi mente, con una sonrisa triunfante. Los gritos y la desesperación resuenan en mi mente. Como si fueran secuencias de un disco rallado. Después miro nuestras manos unidas.
-Quiero hacerlo.
-Rachael, no lo hagas por mí.
-También lo hago por mí. Quiero pasar página de una vez.
Dereck me sonríe y acaricia el rostro como si fuera de cristal.
He pasado de odiarle, de empezar a hacerme a la idea de que tenía que volver a la realidad y ahora...Ahora le doy una oportunidad.
Tiro de su brazo para que se suba a la cama y eso hace sin emitir ningún sonido, colocándose sobre mí y obligándome a tumbarme en el suave colchón que se hude por nuestro peso.
-¿Segura?
Asiento con el corazón latiendo a toda velocidad, también los nervios se instalan en mi cuerpo y las inseguridades atormentan mis pensamientos. Sé que los tengo que dejar marchar, estoy decidida a disfrutar del momento y eso hago, cada caricia suya y cada beso se me graban en la mente.
-¿Esto está bien?-Pregunto sosteniéndole la mirada-. Acabas de romper con...
-Estoy demasiado harto de tener que esperar. Lo único que ahora me importa somos nosotros.
Acaricio su suave piel con algo de duda. Exploro su cuerpo y él hace lo mismo conmigo mientras la pasión se apodera de ambos.
Comienza a desabrocharse la chaqueta así que yo hago lo mismo con mi pijama. Escucho el tintineo de mi corazón dentro de la caja torácica. Siento el calor ascender por mis mejillas cuando termino de quitarme el pantalón.
Me agarra de los brazos poniéndome en pié enfrente de la cama. Observa cada pequeño rincón de mi cuerpo únicamente recubierto por la ropa interior. Bajo la mirada algo avergonzada por ver su reacción.
-Du bist wunderschön.
Le miro dubitativa.
-Eres preciosa- explica y me separa las manos que me estaba retorcido. Su mirada se frena en mi costado derecho y frunce el ceño. Vuelvo a agachar la mirada sabiendo que esa sería su reacción al ver mi cuerpo casi desnudo. Recojo el pijama del suelo manteniendo la mente lo más vacía que pudo y antes de poder comenzar a vestirme me lo quita con suavidad de las manos. Trago de golpe con las extremidades temblorosas y los nervios a flor de piel-. No tengas vergüenza de tu cuerpo- Susurra acercándome más a él entre sus gigantescas manos para observar mejor la imperfección de mi cuerpo.
-Te quiero- susurro. Suelta sus manos de mi cadera. Me muerdo fuerte el labio y cierro los ojos, esperando a que se vaya de allí. No escucho ningún movimiento, solo su respiración sincronizada con la mía. Abro los ojos al sentir sus manos en mi rostro. Se levanta, obligándome a mirarle. Titubea mirando mis labios y los besa de manera suave y lenta. No me muevo hasta que siento una lágrima en mi mejilla. No es mía sino suya-. No llores, todo está bien quiero hacerlo-intento darle seguridad y con aún la mano temblorosa seco su rostro. Me aferra de la muñeca y besa todas las partes de mi mano.
-Te quiero mi schnuckelchen
-¿Puedo?- Miro su cuerpo después de un asentimiento por su parte. Es precioso. Cada parte de su ser parece construída a medida para ser perfecto. Los músculos perfectamente definidos y trabajados, su enorme cuello y pecho que asciende y desciende con cada respiración. Y sus manos tan grandes se aferran alrededor de las mías. Quizás tuviera imperfecciones, muchas pero para mí no existían, aunque rebuscase solo veía a la persona más bella que jamás he visto. Su cuerpo es tal y como lo recuerdo de las fotografías que he visto.
- Te quiero mi schukelen- ríe de manera suave, hago lo mismo sintiéndome algo más segura.Siento que, por sus movimientos, él también se encuentra nervioso. Dudamos en algunas ocasiones pero no por ello ese momento es más imperfecto de lo que me había imaginado. Me coge y tumba de nuevo en el colchón.Trago saliva e intento regular la respiración junto a mis nervios.-Tranquila. Yo también estoy acojonado. Parezco un crío de instituto pero joder henos estado apunto de perdernos para siempre.
-No tengo miedo por mí, sino por ti.
-¿Por qué?-Susurra en mi rostro acariciando cada parte de mi cara.
-Yo no soy Katherine.
-Menos mal- río no por ello más tranquila- te quiero y esta noche estoy seguro que será la mejor de mi vida.
Levanto el rostro con cautela para encontrar sus labios. Algunos pétalos se caen de la cama ante nuestras caricias y movimientos. Agarro una de sus manos a la mía y no las soltamos en toda la noche.
Me siento cómoda, con el corazón latiendo tal fuerte como el de Dereck. Nuestros cuerpos se complementan, sudan pero no me importa. Me encanta lo pegajosa que se pone su piel cuando está húmeda, sus ojos me miran con deseo y amor y me dejo llevar.
No es como en las películas, hay tropiezos, dudas, temblores, suspiros, alguna queja, pero supongo que eso es lo mejor del momento: descubrir y añorar juntos. Siempre juntos.
Cuando estamos a punto de terminar giro el rostro, observando que encima de nuestras manos entrelazadas hay un pequeño pétalo rosa, otro testigo de lo mágica de aquella inolvidable noche.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
* Expresión cariñosa en alemán (significa algo así como cariño).
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top