Capítulo 10: Confianza

En la foto Vale :)


- Eh Oliver, como hoy es domingo no vas a trabajar. – me dijo Alice al abrirle mi puerta después de haberme dado una ducha. – Lo siento por no avisarte, pero desde que con Nikki peleamos luego de la casa de Vale el viernes, no he tenido cabeza para nada.

Asentí dejándole claro que no había problema, y era que al subir al coche luego de unos minutos Nikki empezó a pelear con Alice sobre el tema de Austin y su padre, no entendí porque salió el tema, pero si caí en cuenta que Nikki Hamilton solo buscaba pelear, ni escuchaba a Alice y todo fue gritos e incluso en un momento se le quebró la voz, pero yo por mi parte ya había visto muchas escenas como esas en el Desagüe, y no tenía intención de ser parte de ella, así que intenté llevar mi cabeza a otra parte.

Al igual que lo hacía con las peleas de Trevor con mis padres.

Luego de que Alice saliera de mi habitación intenté pensar que hacer el resto de la mañana, ya me había duchado lo que significaba para mí una imposibilidad de conciliar el sueño.

Así que decidí salir a correr.

Baje las escaleras dándole un vistazo a la puerta de Austin, la cual estaba cerrada, pensé un momento en ir a decirle que viniera conmigo, pero la descarté de inmediato, prefería estar solo.

Y él seguramente también.

Al entrar a la cocina Joyce estaba sentada junto a la mesilla que había dentro, tomándose un café.

- Buenos días. – le saludé junto a Nancy, que claro, como siempre ni abrió la boca ni menos me echó un vistazo, saliendo con una bandeja de panes al comedor.

- Ya se le pasará, creo que te tiene miedo. – habló Joyce mirándome con una sonrisa. Y al ver mi reacción frunciendo el ceño, esta volcó los ojos. – No me vengas a negarlo Tuerca, sabes muy bien de lo que habló, y no soy la única que ha pensado así.

Bufé.

- ¿Qué? ¿Acaso Vince también piensa así?

Joyce soltó una carcajada.

- Claro que no, tu pandilla nunca pensaría eso de ti Oliver, habló por los demás. Yo por ejemplo te conozco y sé muy bien que es porque eres tímido con quienes no conoces, y además, eres observador, pero esa mirada en personas que no te conocen intimidan, y tampoco digamos que eres de los que nunca se meten en una pelea, porque siempre has sido bueno para dar palizas a quienes se lo merecen.

- ¿Así que Nancy se siente intimidada por mí?

Joyce se encogió de hombros.

- Eso creo, o sencillamente le caes mal.

No pude evitar reír, tomando una fruta y sentándome en la silla libre frente a Joyce.

Nos quedamos unos minutos en silencio, Nancy volvió del comedor y sin decir absolutamente nada salió de la cocina en un momento dejándonos nuevamente solos.

- ¿Te gusta trabajar aquí? – le pregunté, era algo que me tenía rondando en la cabeza hace días.

Noté algo extraño en Joyce al preguntárselo, pero esta de inmediato desvió la vista de mí.

- Necesitaba salir del Desagüe Oliver, si seguía allí iba a terminar trabajando para Marcel y no podía. – esta cerró los ojos, para luego abrirlos intentando disimular conmigo. – Él ya tiene a Vince, no podía seguir allí para ver cómo va a terminar destruyéndolo.

- Vince es inteligente Joyce, y tiene la suerte que Marcel aún no le ha pedido un trabajo personalmente. – le susurré bajando la voz.

- ¿Y eso debía tranquilizarme? Ya está dentro, y nunca va a poder salir, esa es la verdad, no intentes mentirme, sabes muy bien que no soy estúpida.

Asentí, era cierto, y a veces lo olvidaba. Joyce era de las pocas chicas del Desagüe que sabía que sucedía ahí dentro.

- Nunca quise trabajar para personas con dinero, y mucho menos limpiándoles su basura, haciéndoles la cama, ni mucho menos sirviéndoles la comida con un delantal como este. – me señaló. – Pero si esto basta para tener cinco días menos allá dentro, y hacerme creer por un momento que ya no soy parte de ese juego para mi vale la pena.

No supe que decirle, los ojos de Joyce estaban a poco de soltar lágrimas, pero se contuvo, y más aún cuando Theo entró a la cocina saludándome con un abrazo.

El cual claramente no me esperaba, y Joyce por su parte le sirvió para sonreír.

- ¿Jugamos baloncesto? – me preguntó el pequeño con un puchero.

- Cuando vuelva de correr.

Esté alzó su mano.

- ¿Me lo prometes?

Lo miré un momento, extrañado, y al ver que esperaba que le estrechara la mano para cerrar el trato, lo hice.

- Lo prometo.

Salí a correr de inmediato luego de tomar desayuno, seguí el mismo recorrido que el otro día con Austin para no perderme, por supuesto habían varias personas al igual que yo, y más de una me observaba intrigado seguramente preguntándose quien mierda era yo.

No me importo demasiado, y así terminé luego de varios minutos sentado en el mismo banco en el parque del condominio, donde varios niños estaban ya en los juegos que había ahí, con sus madres y otros con personas del servicio que se hacían notar por sus delantales.

Observé a los niños, quienes reían alegremente, pensé en los futuros de esos chicos, en sus preocupaciones, en sus padres, en su situación económica, cayendo en cuenta que esos niños podían soñar con su futuro teniendo la certeza de que iban a lograrlo, que llegarían a la universidad y tendrían un trabajo similar al de sus padres, podrían mantener una familia, y tener una vida sin haber robado, ni traficado drogas, ni sosteniendo un arma, ni mucho menos secuestrando.

Ellos nunca pensarían ni conocerían mi realidad.

Y los envidiaba por ello.

Adentrado en mis pensamientos un perro comenzó a ladrarme, estaba frente a mi sentado, pero parecía claramente enojado. Lo observé un momento, y pude notar que no le agradaba.

Estupendo.

Luego de unos segundos en los que seguía ladrándome, escuché una voz detrás de mí.

- ¡Otto! Eh, ven aquí.

El perro siguió en su lugar, sin dejar de ladrar.

Finalmente la voz femenina que venía detrás de mí se fue acercando.

- Lo siento mucho, nunca había sucedido que se comporta... - esta se cayó al aparecer en mi campo de visión, cayendo en cuenta de quien se trataba.

La pelirroja del otro día, y la misma chica que había visto en la fiesta de Vale.

La chica de la cual estaba seguro que algo había tenido con Austin Hamilton.

Al parecer se había quedado pasmada al verme, y al caer en cuenta de ello volvió en sí.

- Ah, tu eres el chico que está alojando en la casa de los Hamilton.

- Así es. – respondí sin saber muy bien que decirle. – Oliver.

Esta asintió arrodillándose junto a su perro, el cual ya había parado de ladrar dejándose acariciar por su dueña.

Intenté recordar su nombre, y al parecer esta lo notó.

- Soy Gina. Estoy en el mismo curso que Nikki y Vale.

Nos quedamos en silencio un momento, y esta al parecer al notarlo terminó enderezándose para irse ya.

Estaba vestida al igual que yo, de deporte, recordando el día en que Austin al verla en este mismo lugar se había vuelto claramente nervioso

- Bueno Oliver, nos vemos. – se despidió dándose la vuelta. Me sorprendió que recordara mi nombre. – Otto ven ya. – y así fue como su perro echándome una mirada asesina me dio la espalda siguiendo a su dueña.

Al verla alejarse de mí paso a paso caí en cuenta que debía comprobar algo, y esta era mi oportunidad.

- Eh, ¡Espera! – le grité desde mi lugar, enderezándome para acercarme a ella que se había dado la vuelta a mi dirección, claramente extrañada. Y al estar ya nuevamente frente a ella, lo solté. – ¿Fuiste novia de Austin?

Gina se quedó inmóvil un momento, para luego responderme.

- No sé si novia es la palabra correcta, nunca tuvimos formalmente una relación, pero si... ya sabes, teníamos algo de cierta forma.

En palabras simples se besaban y enrollaban, pero no eran nada formalmente hablando.

- ¿Y luego del accidente que sucedió?

Sabía que pude haberlo preguntado con más tacto, pero necesitaba saberlo tal cual.

- Él desapareció del mapa, no respondió mis llamadas, ni mensajes. – esta se encogió de hombros. - Nikki no quiso decirme si era cierta la historia de que se había ido fuera del país, ni mucho menos me dejó entrar a la casa, después de ello me alejé de ella, y al saber semanas después lo que le había sucedido a Austin, intenté verlo, pero fue imposible, él no quería verme.

La observé un momento, sin saber muy bien que decir, y era que podía notar que le importaba, que el hecho de no haber sabido nada mas de Austin le dolía, y que su historia, por supuesto, era cierta.

- Lo siento mucho. – pude decir en un tono de voz bajo, aún adentrado en mis pensamientos.

- No lo sientas, entiendo su comportamiento, solo que me duele pensar que crea que por el hecho de estar en su condición significa alejar a todos los que lo querían, él sufrió con el accidente, pero yo también sufrí al perderlo en mi vida. – no supe que decir, y Gina ahí cayó en cuenta que yo no era más que un desconocido en todo el asunto. – Perdona, es que...

- No pasa nada.

Nos quedamos en un silencio incómodo, y Otto, su perro al comenzar a ladrarme nuevamente esta me dedicó una última mirada.

- Mándale saludos de mi parte.

No le respondí, ya que al terminar de hablar esta se dio la vuelta de manera rápida retomando su camino, notando por mi parte que el tema de Austin era difícil para ella.

Me quedé nuevamente solo, y por una extraña razón sentí que alguien me observaba.

Marcel.

No me di la vuelta, porque sabía que si lo hacia quizás me iba a pedir que me acercara a su coche.

Sin pensarlo más me dispuse a volver a la casa de los Hamilton a paso rápido, disimuladamente observaba por los lados a ver si me seguía, pero al parecer no lo hizo.

Aunque si un coche se cruzó a mi lado de manera brusca, provocándome un susto de muerte.

La sirena de la patrulla sonó dos veces, advirtiéndome de cierta forma que debía quedarme en mi lugar.

Solté un bufido al ver de quien se trataba, y era que ere hombre no iba a cansarse nunca de mí.

El detective Walter.

- ¿Cómo va todo, niño? – soltó bajándose del coche con las manos en el bolsillo de sus vaqueros. Llevaba una camisa blanca, sin olvidar su cinturón y la placa.

Desvié la vista de él, encogiéndome de hombros sin abrir la boca.

Si pensaba que acorralándome en la calle por la mañana iba a conseguir algo, estaba muy equivocado.

El sonido de sus zapatos caminando hacia mí me reflejó aún más que deshacerme de él iba a ser prácticamente imposible.

- No somos enemigo Oliver.

Lo observé a los ojos, mirándolo fijamente.

Lo único que se me pasó por la cabeza en ese momento fue la forma en que me arresto, su manera de agarrarme con fuerza como si fuera un criminal peligroso.

Como si no fuera siquiera una persona.

Y ahí caí en cuenta de que para él no era nada más que una pieza más, una llave para abrir el caso que tanto tiempo había estado trabajando para sacar a la luz.

- No somos amigos tampoco. – dije pasando de él para retomar mi camino.

- Oh vamos, ¿es que aún no entiendes? – este me siguió por detrás. – Puedes ser parte de algo importante, puedes ayudar a todas las personas que viven ahí dentro, puedes salvarlos, ¿no te das cuenta? ¿Acaso las personas que quieres te importan tan poco para dejarlos podrirse dentro de ese basural?

Frené en seco, apretando los puños para no dejarle ganar.

- No sabes de lo que hablas.

- ¡Entonces házmelo saber! – no abrí la boca, tampoco me moví ningún centímetro al colocarse este justo frente a frente de mí.

Pude notar que el detective estaba furioso, él realmente se tomaba su trabajo enserio, y eso me sorprendió bastante.

Incluso, llego a parecerme sospechoso.

- ¿Por qué? – solté sin pensarlo. - ¿Por qué tanto interés en el Desagüe?

El detective Walter volcó los ojos de inmediato, pero yo sabía que intentaba fingir que mi pregunta era una estupidez.

Pero yo sabía que no lo era.

Iba a decirme algo, pero una voz que provenía de la radio de la patrulla llamándolo por un incidente en el centro exigió su atención.

No me moví de mi lugar, lo observé desde la mitad de la calle esperando a ver si era lo suficientemente hombre para responderme mi pregunta.

Él me observaba de reojo mientras respondía por la situación, y pude escuchar que decía que estaba ocupado en este momento, y que llamara a otra patrulla.

Entonces no tenía intención de dejarme. – pensé interiormente.

Pero para mí mala suerte, el coche de Alice se detuvo a un lado, bajando la ventanilla, dejando ver para mi sorpresa una melena castaña.

- Dígame que va a llevárselo de una vez de mi casa, por favor. – dijo Nikki con desdén con sus ojos escondidos bajo sus gafas de sol.

Me aguante de no decirle nada, quedándome en silencio esperando ver que respondía el detective Walter ante ello.

- Tu madre ha sido muy convincente con el juez, así que tendrás que irte acostumbrando.

Nikki soltó un suspiro ladeando la cabeza en gesto despectivo a mi dirección.

Y sin decir ninguna palabra más, lo próximo que hizo fue pisar el acelerador del coche, y seguir su camino, dejándonos nuevamente solos.

Para mi sorpresa el detective Walter soltó una corta carcajada.

- Tener a Nikki Hamilton en tu contra chico, es peor que la cárcel, créeme. – volqué los ojos, no entendía porque de cierta forma la veían como una amenaza aterradora. – He tenido a más de diez personas en la comisaria negando haber cometido un crimen, inculpando a esa jovencita de haberles hecho una artimaña.

- ¿Bromea, no?

Negó con la cabeza.

- Ya me ha llamado cinco veces y ha ido a la comisaria dos más, solo para intentar sacarte de su casa. – me quedé pasmado, sin poder decir nada al respecto. - Te cuento esto para que te quede claro que si no colaboras conmigo, las cosas no van hacer fáciles en la casa de los Hamilton, mucho menos con Nikki en tu contra.

No sabía que decir, y era que no podía entender porque razón esa chica estaba tan cabreada conmigo.

- ¿Por qué quiere sacarme de su casa? – susurré.

Walter se encogió de hombros.

- Eso debería preguntártelo yo a ti, pero créeme que voy a averiguarlo de todas formas.

Y con eso antes de que pudiera volver a ser yo mismo por completo, este se subió a la patrulla sin decirme nada más, prendiendo el motor, y dejándome ahí parado con un lio en la cabeza.

¿Me recordaría de esa noche? – me pregunté haciendo memoria del día en que su hermano Austin perdió la vista en el accidente.

Recordé cuando besaba a su amiga, y la castaña apareció hecha una furia, al igual cuando vino a pedir de regreso su cartera, y como la había revisado luego de que yo ya le había robado un par de billetes.

El nerviosismo me subió de pies a cabeza, ¿debía escapar? ¿Desaparecer? ¿Volver al Desagüe?

Todas esas preguntas se disparaban una y otra vez dentro de mi mente, pero al final, caí en cuenta que no me quedaba otra salida, que era esto o la cárcel, y por supuesto, la opción estaba clara.

Así que lo siguiente que hice, fue seguir mi camino de regreso a mi nuevo hogar.

Al llegar fui a darme una ducha fría de inmediato, me demoré más que lo usual ya que estaba tan cansado por la corrida que necesitaba estar bajo el chorro de agua un buen rato.

Pero al escuchar la puerta de mi habitación abrirse, corté el chorro de agua de inmediato, y salí del baño, pegándome un susto al ver a nada menos que Vale sobre mi cama, con unos pantalones cortos de vaquero, y un bikini que dejaba ver claramente con su cabello mojado que había estado nadando en la piscina.

Esta ni había caído en cuenta de que estaba ahí, ya que estaba muy ocupada ojeando el libro de cocina de mi madre.

Carraspeé para llamar su atención, a lo que está ni me echó un vistazo.

- ¿Cocinas? Porque este libro tiene unos platos que se ven deliciosos. Y ni te imaginas el hambre que tengo en estos momentos.

Me rasqué la cabeza frunciendo el ceño, esta escena era muy extraña, y no sabía muy bien que decir.

- Sí, pero no creo que Nancy me permita usar la cocina.

Vale por primera vez ladeó su cabeza a mi dirección, y pude darme cuenta como me daba una repasada de pies a cabeza, porque claro, iba solo con la toalla alrededor de la cintura.

Y tenía que admitir que estar nervioso era poco con ella ahí frente a mí en mi habitación.

- Oh, cierto. – soltó en un suspiro, cerrando el libro para volver a dejarlo en su lugar, para acto seguido enderezarse de mi cama, acercándose a mí. – Nikki fue a buscar a Logan a su casa, así que me dejó sola allá abajo en la piscina, ¿vienes a hacerme compañía? – esta me hizo un puchero. – Estoy muy aburrida, me haría bien un compañero.

Era imposible negársele, era un hecho, así que sin pensarlo dos veces asentí con la cabeza.

- Déjame cambiarme y bajo. – pude decir echándole un vistazo a la puerta, a lo que Vale con una sonrisa me dijo que me esperaba entonces en el jardín, dejándome solo.

Me coloqué un traje de baño sin pensarlo dos veces, y me encaminé a la piscina enseguida.

Oliver, ella vive en un mundo prohibido para personas como tú. – me habló mi conciencia, pero en vez de darle la razón, la hice desaparecer de mi cabeza al ver a Vale nadando ya en la piscina de un lado a otro.

A paso rápido dejé la toalla en una de las reposeras, observando a la rubia de piernas largas disfrutar del agua.

Y esta al salir a la superficie y verme, soltó una carcajada.

- Vamos, metete ya. – me dijo tirándome agua desde su lugar.

Y sin pensarlo más, corrí hacia ella provocando un grito de su parte, y lo siguiente que sucedió fue como me adentré al agua de un solo salto.

Estaba fresca, ni tan fría ni tan caliente, y con el calor que había hoy era simplemente perfecto.

Salí a la superficie con la risa de Vale de fondo, esta estaba a un lado observándome negando con la cabeza.

- Pensé que ibas a caer encima de mí. – soltó.

- Esa era la idea.

Volvió a tirarme agua desde su lugar, a lo que yo no dude en hacer lo mismo a ella.

- Bien, esto es la guerra. – dijo sumergiéndose de inmediato, alejándose de mí.

De inmediato tomé un bocado de aire, y fui tras ella sin pensarlo dos veces, abriendo los ojos dentro del agua pude ver su silueta por detrás.

Y debía admitir que su cuerpo era alucinante.

Le tomé el pie por debajo del agua, a lo que esta salió a la superficie de inmediato, y yo la seguí.

- No, no, no, Oliver, dame ventaja, eres muy rápido. – empezó a balbucear intentando nadar más rápido para zafarse de mí, soltando una carcajada.

- Lo siento, pero me gustan los juegos justos. – de inmediato le tomé el pie nuevamente, atrayéndola hacia mí.

Y para mi sorpresa, por supuesto Vale me dejó con la boca abierta.

- ¿Ah sí? – dijo acercándose sin, enrollando sus piernas en mis caderas, y colocando sus brazos por mi cuello. - ¿Estás seguro?

Asentí embobado, pero al mismo tiempo observándola con una mirada de advertencia, que esto no era correcto.

- Si, muy seguro. – susurré.

Vale empezó a acercar su rostro al mío lentamente, sin quitar los ojos de mi boca, sonriendo de manera infantil, haciendo presión con sus piernas acercándonos más aún.

- Así que si te gusta jugar de manera justa... - esta hizo una pausa, ahora a pocos centímetros de rozar nuestros labios. – Permíteme hacer los honores. – fue lo último que dijo para que acto seguido colocara sus dos manos sobre mi cabeza y hundirme sorpresivamente en el agua.

No podía respirar e intentaba subir a la superficie, pero era en vano, y luego de unos segundos Vale se soltó de mí, para alejarse nadando lo más rápido posible.

Salí del agua respirando entrecortadamente, donde Vale por su parte ya estaba en la otra esquina de la piscina burlándose de mí.

- Vale un punto, Oliver cero. Sinceramente pensé que eras mejor eh.

Bufé de inmediato, y con ello dio inicio a un largo juego entre ambos de quien atrapaba al otro primero.

El juego podía parecer muy estúpido, pero de cierta forma Vale le daba cierto sentido, como si fuera algo normal y típico.

Así fue como luego de varios minutos terminamos ambos ya recostados en las reposeras que había a un lado de la piscina, descansando.

- Nikki me dijo que te quedabas ocho meses aquí.

- Así es.

- ¿Y no irás a la universidad? – negué sin decir nada, a lo que Vale frunció el ceño. - Es bastante para estar trabajando en una chocolatería tiempo completo.

No quería mentirle, no me gustaba en lo absoluto, pero no me quedaba otra opción.

- Fue lo único que conseguí, y en realidad no es tan malo como uno puede imaginárselo.

Y era cierto, solo que muy aburrido.

- Podría hablar con mi padre, de seguro debe haber un puesto libre en su disco.

Cierto, había olvidado que el padre de Vale era el dueño.

Sonaba tentador, pero al mismo tiempo tenía que entrar en razón, ahí había sido el lugar del accidente, y no iba a volver para trabajar ahí.

Ni de coña.

- Gracias, pero no creo que sea mi estilo.

- Oh... - esta empezó a pensar jugueteando con su toalla, mientras que yo por mi parte aproveche de observar su cuerpo de reojo. – ¡Ya, lo tengo! Un amigo de mi padre tiene una línea de restaurantes, y de seguro puede haber un puesto libre, ¿te gusta cocinar, no? – asentí. – Genial, entonces puedo preguntarle, y quizás puedas trabajar ahí, ¿Qué te parece?

No sabía que decir, en realidad no me esperaba para nada una proposición como esta, ¿cocinar? Era mucho pedir, y al mismo tiempo parecía como si el mundo estuviera a mi favor.

- No sé, me sentiría mal renunciando al trabajo que los Hamilton me consiguieron, y al mismo tiempo, siento que no es correcto pedirte un favor así.

- Pero si no me estas pidiendo nada, yo quiero hacerlo, además, tú me ayudaste el viernes en mi casa con Will, es lo mínimo que puedo hacer para agradecerte. – iba a negarme nuevamente, pero Vale me coloco un dedo en mi boca. – Ya está, no busques excusas que veré igual si hay algún trabajo disponible ahí.

Volqué los ojos, tenía razón, iba a ser imposible persuadirla de lo contrario, de lo que estaba conociéndola, Vale tenía bien claro que cuando se proponía algo, no había marcha atrás.

Y esta no iba a ser la excepción.

- Pero hay una condición Oliver que tendrás que cumplir. – habló luego de un momento de silencio. Yo la miré con atención. – Tendrás que cocinarme, porque ya sabes, no puedo recomendarte si nunca he probado algo hecho por ti.

Si había algo que nunca dejaba de sorprenderme, era su forma de decir las cosas sin vergüenza ni nerviosismo alguno, al final era ella la que me dejaba de esa forma, y no al revés.

- Dime fecha y lugar, ya verás cómo te sorprenderás. – solté enarcando una ceja a su dirección, colocándome las gafas de sol que incluso Alice me había comprado.

Noté como Vale soltó una carcajada.

- Me gusta esta faceta tuya Oliver, siento que al fin estoy conociendo al tu real.

Su frase me hizo caer en cuenta que estaba en lo cierto, durante todos estos días había estado constantemente con la presión de no hablar, ni actuar de forma inadecuada, de estar al nivel, pero esta ultima hora con Vale ni me he preocupado en lo más mínimo de ello.

He sido yo.

- Bueno, la fecha puede ser el... - se lo pensó un momento. – El miércoles por la noche, en mi casa, claro, porque aquí Nancy de seguro te asesina antes de tocar un cubierto de su preciada cocina.

- Que no te quepa duda. – me burlé.

Vale se mordió el labio riendo, colocándose sus gafas de sol, para luego empezar a rebuscar algo dentro de su cartera con diseños de distintos periódicos.

- ¿Me echas crema? No quiero quedar con la piel roja. – no dije nada, a lo que Vale frunció el ceño. - Pero si te incomoda o algo así no hay problema, enserio.

Negué de inmediato, abriendo la mano para tomar la crema de la suya.

- No es nada.

- Genial, gracias. – esta se recostó en la reposera de espalda, esperando que le untara la crema solar.

Así que me eché en la mano, y empecé a esparcírsela por la espalda, intenté controlarme y echársela como si no fuera nada.

Pero al empezar a pasar mi mano un poco más debajo de su hombro, esta soltó una risa, retorciéndose.

- Me haces cosquillas. – dijo, y al instante no dude en volver a pasar la mano por ese sector. – Oliver, deja ya que... - no pudo seguir hablando porque una carcajada la interrumpió. - ¡Oliver no sigas, que no puedo parar! – gritó riendo y de inmediato empecé con ambas manos a hacerle cosquillas, y era que su risa era contagiosa, así que no pude evitar reír también junto a ella.

Así fue como Vale intentaba zafarse de mí, pero no había forma, era mucho más fuerte que ella, y pesaba seguramente el doble, así que seguí con lo mío, e incluso llegue a dejar a Vale con lágrimas de risa en la reposera.

- ¡Voy a matarte Oliver! Detent... - no pudo seguir y yo explotaba de risa al igual que ella.

Todo nuestro espectáculo se acabó al instante cuando me detuve de golpe al escuchar una voz masculina detrás de nosotros.

- Wow, no sabía que pasaba algo entre ustedes. – la voz era de Logan, quien nos observaba claramente sorprendido, y a su lado Nikki quien estaba con el ceño fruncido, y por supuesto enfurecida, pero intentando disimularlo.

- ¡Amigos! Pensé que nunca volverían. – habló Vale enderezándose de inmediato, igual de sorprendida que yo. - ¿Nos damos todos un chapuzón?

Logan asintió enseguida, quitándose la camisa, mientras que Nikki sonrió de manera burlona hacia nuestra dirección.

- Claro, pero Oliver tendrá que irse. – volvió su vista hacia mi dirección. - Mi madre llamó, me dijo que tus padres están intentando llamarte hace horas, están muy preocupados.

Nikki quería deshacerse de mí, y yo por mi parte sinceramente, con mucho gusto desaparecía de aquí, una cosa era estar con Vale, pero otra muy distinta era estar con ella y la malcriada con su novio con media neurona.

- Oh, voy enseguida entonces. – por supuesto ni miré a Nikki, dirigiéndome a Vale, la cual estaba un poco más atrás hablando con Logan. – Ahí hablamos, que tengo que atender unos asuntos familiares.

- Anda, no pasa nada, ahí coordinamos para el miércoles.

- ¿Qué van hacer el miércoles si puede saberse? – se metió Nikki mientras se quitaba el vestido de color amarillo con tirantes, dejando ver su cuerpo delgaducho en un bikini de talla infantil.

- Oliver vendrá a mi casa a cenar. – respondió Vale guiñándome un ojo.

No quise estar ahí ningún segundo más, así que empecé a caminar hacia la casa, adentrándome en ella antes de escuchar lo que Nikki le respondió a Vale, porque seguramente iba a ser algo en contra de mí, y era que ya me había quedado muy claro que la castaña me quería lejos de su mejor amiga.

Pero eso no iba a suceder.

- ¡Oh vamos! ¿Es que te estás enamorado Romeo?

- Mierda, mejor no te debí contar nada de esto. – solté volcando los ojos con el celular pegado a la oreja. – Y que pensé que ibas a ser el único que no iba a molestarme sobre esto.

Vince soltó una carcajada desde la otra línea, claramente andaba ya borracho.

- Tuerca, ¿Bromeas? Eres tú, el de corazón de piedra aquí en el Desagüe, ¿y creías que no iba a emocionarme si me empiezas a hablar de lo enamorado que estas de una chica?

- ¡No he dicho eso! Tú me preguntaste que tal estaban las chicas, y yo te dije...

- "Hay una que no está mal."

- ¡Exacto! ¿Dónde ves en esa frase que empecé a hablar de lo enamorado que estoy de una chica, eh?

- Amigo, estas prácticamente hablando en "Diccionario Tuerca" que una chica te gusta.

Bien, Vince en su estado no iba a entenderlo nunca.

- ¿Diccionario Tuerca?

- Ya sabes, como eres tan difícil de descifrar con la pandilla ya tenemos claro que tus palabras tienen significados variados con respecto al resto del mundo.

- ¿Variados?

Vince en vez de responderme, empezó a hablar con alguien, sin tomarme en cuenta.

- Sí, es Tuerca. Eh, no, yo estoy hablando con él GusGus, quítate de encima. ¡Que no imbécil! Eh, que está enamorado, y quiere hablar conmigo. ¡Que no contigo niño! Oh Dios, ándate a dormir ya, eres...

- ¿Hola?

Mientras seguía su pelea por la otra línea, me tiré en mi cama, escuchando todos sus gritos, risas, peleas, etc. De cierta forma me hacía creer por un momento que estaba ahí sentado en el sillón de la sala observando todo esto como lo hacía diariamente, y aunque Tony no se escuchara, seguramente debía estar junto al equipo de música con un cigarro en mano, y en la otra una cerveza negando con la cabeza ante sus berrinches.

- ¡Vamos a La Chimba Tuerca! –gritaba GusGus mas borracho que Vince. – Trae a tu chica, yo invito.

Volqué los ojos.

- ¿No recuerdas que está en cárcel dentro de la casa de una familia multimillonaria? – le dijo Vince claramente molesto. – Eres tan imbécil, te pasas.

- Ándate a la mierda Vince. – balbuceó. – Eh, ¿Y qué tal la chica esa? ¿Le pone? ¿Es guapa? ¿Ya tuvieron, ya sabes...?

- Voy a cortar. – fue mi única respuesta ante todas esas preguntas.

- Oh vamos, quiero detalles.

- Saluda a Tony de mi parte. – me despedí cortando de inmediato escuchando en la otra línea a Vince y GusGus pelear nuevamente.

Sonreí de inmediato ante ello, cayendo en cuenta de lo cansado que estaba después de todo lo que había hecho hoy.

Ya que luego de que Vale, Logan y Nikki se fueran de casa a almorzar Theo no me dejó tranquilo, jugamos baloncesto por más de dos horas los dos solos, y luego de almorzar ambos en la mesa, prácticamente me obligó a hacer carrera dentro de la piscina de un lado a otro durante toda la tarde.

Más de una vez intenté excusarme, pero al ver lo solo que estuvo toda la tarde, sin su madre, ni padre, ni Nikki, ni mucho menos Austin, me pareció que era algo que necesitaba, y que de cierta forma, me hizo recordar a mí mismo un día domingo, donde se supone que es "para pasar con la familia".

Claro, no estuvo mal, pero tampoco fue el mejor día de mi vida.

Ni mucho menos lo repetiría por nada en el mundo.

De Austin no supe de él en todo el día, incluso Joyce me dijo que los domingos no le gustaba que nadie lo molestara, ya que tomaba unos remedios muy fuertes, y dormía prácticamente todo el día.

Luego de unos minutos en la cama sin hacer nada más que mirar el techo y descansar, unos golpes en la puerta llamaron mi atención.

- ¿Se puede pasar?

Al saber que era Alice me enderecé de inmediato, abriéndole la puerta, y de paso colocándome el pijama por completo.

- Oh, lo siento. ¿Te he despertado?

Negué enseguida.

- Estaba más bien descansando.

Alice me dedicó una sonrisa.

- Me imagino, supe por Joyce que hoy pasaste todo el día con Theo.

- Así es. – sabía lo que iba a decirme con solo ver su rostro, así que me adelante. – No fue nada, así que no me lo agradezcas, con todo lo que has hecho por mí, pasar el día jugando con un niño es como un regalo.

Asintió claramente aguantándose las ganas de agradecerme por todo.

- ¿Hoy te encontraste con Walter, no?

- Sí, en la mañana. ¿Cómo...?

- El vecindario, no sé si ya te lo había mencionado, pero aquí son todos muy chismosos, y ver al chico nuevo que llegó a nuestra casa hablando con un detective en mitad de la cuadra causo un gran revuelo. – sorprendido no supe que decir. – Si te anda molestando me lo cuentas Oliver, a veces Walter se pone muy insistente cuando quiere conseguir algo.

- Aunque siga insistiendo no va a conseguir absolutamente nada.

Alice desvió la vista de mí de inmediato, y ahí caí en cuenta que esas palabras no eran exactamente favorables para mi situación, y menos aún en una conversación con una fiscal.

Imbécil.

- ¿Y con quien estabas hablando? – al ver mi rostro fruncido, Alice negó de inmediato. – No estaba escuchando tu conversación, solo pasé a ver a Nikki y al pasar junto a tu puerta se escuchó que hablabas con alguien.

Me relajé de inmediato, percibí enseguida que Alice decía la verdad.

- Mis amigos.

- ¿Los echas de menos?

Me costó responder esta pregunta, pero finalmente luego de unos segundos terminé por asentir con la cabeza.

- Mira yo... - la observé atentamente, a lo que Alice sonrío de lado. – Si quieres verlos no hay problema, solo que... ¿sabes que no puedes volver a ese lugar, no?

- Sí, lo sé.

- En cualquier otro lugar no hay problema, pero si Oliver, te pediría que no fueras solo, si Walter te ve podría pensar algo equivocado, ¿lo entiendes?

- Claro, sí, no hay problema. – respondí sin saber muy bien que decir, ¿ahora debía tener una niñera?

- Sé que no es lo ideal, pero ni te imaginas lo difícil que es tenerte aquí dentro cuando Walter intenta persuadir al juez para que vuelva a encerrarte.

Maldito hijo de puta.

- Muchas gracias. – fue lo único que pude decir guardándome todos los insultos que venían a mi cabeza para el detective Walter.

Nos quedamos en silencio un momento, y como siempre, sabía que Alice tenía miles de preguntas para mí, sobre mi vida, sobre lo que hacía, sobre mis padres, sobre mi trabajo, etc. Pero por supuesto no se atrevía a decirme ninguna de ellas, así que finalmente se enderezo del borde de la cama, y al empezar a despedirse, sus ojos cayeron directos al libro que tenía sobre la cómoda.

- ¿Lo estás leyendo?

Asentí.

- ¿Así que te gusta leer?

- Desde pequeño.

Pude ver como Alice estaba muy sorprendida, echándome una mirada de reojo mientras hojeaba el libro, y pude notar de inmediato cuando empezó a leer la dedicación que había en la primera página.

Y al caer en cuenta de mi mirada en ella, de inmediato lo cerró y lo volvió a dejar en su lugar, carraspeando.

- Buenas noches Oliver. – fue lo último que dijo.

Me despedí de ella en la puerta, quedándome un momento ahí parado escuchando sus pasos por el pasillo alejándose.

No supe cuando tiempo pasó, pero si estaba seguro que más de diez minutos estuve ahí parado recordando el pasado, haciendo memoria del día en que mi madre mis padres me habían comprado ese libro, la felicidad cuando lo abrí, y a Trevor quitándomelo de las manos para usarlo como balón para fastidiarme.

Sonreí ante el recuerdo.

Y en el momento en que iba a cerrar la puerta para irme ya a dormir, una voz captó mi atención.

- ¡Papá no! No me dejes por favor, no, quédate conmigo, ¡Quédate conmigo! – gritaba con desesperación desde la habitación frente a la mía.

Nikki.

Dude si entrar a su habitación a ver qué ocurría, pero al mismo tiempo al ver que estaba todo apagado, y que de seguro debía de estar sufriendo una pesadilla, era mejor hacerla despertar.

- No puedes dejarme, ¡Prometiste que te quedarías conmigo! Lo hiciste, lo hiciste, lo hiciste. – repetía lloriqueando en el momento en que abrí su puerta, prendiendo la luz de inmediato, encontrándome con ella dentro de su cama moviéndose de un lado a otro con lagrima en los ojos.

Me acerque a ella para despertarla, colocándole un brazo en el hombro.

- Nikki, despierta. – le solté moviéndola con cuidado.

Pero por supuesto, eso lo empeoró más aún.

- Suéltame, ¡suéltame ahora! ¿No ves que papá nos dejó? ¿NO LO VES? Se ha ido, y ya no volverá. – empezó a balbucear sollozando. – Nos dejó, nos dejó al igual que mamá ya lo hizo.

Al parecer la ausencia de Alice con Charles era un complejo para ella, porque la pesadilla con lo que estaba escuchando no era más que un reflejo de su familia.

Volví a intentar despertarla moviéndole el brazo, e incluso llegué a colocar una mano en su mejilla dándole leves golpes para hacerla reaccionar.

- ¡NO ME TOQUES! – gritó dándome un golpe fuerte en el torso, pero de todas formas no la solté. - No, no, ¡no! – empezó a decir moviéndose de un lado a otro para zafarse de mi agarre. - Eres un asesino, un maldito asesino, tú tienes la culpa de toda esta mierda.

Abrí los ojos de golpe, soltándola de inmediato dando un paso atrás provocando que la silla de su escritorio cayera a un lado, y el sonido de ello provocó que Nikki Hamilton se despertara de inmediato soltando una exclamación.

No me vio de inmediato, al contrario, se enderezó dentro de su cama llevándose ambas manos a los ojos, limpiándose las lágrimas, para luego echarle un vistazo a su habitación que claro, seguía con la luz prendida.

Y al verme, su reacción no fue otra que saltar al lado contrario asustada, tomando su almohada para protegerse.

- ¿Qué mierda haces aquí?

Levanté las manos de inmediato, dejándole claro que no estaba haciendo nada malo.

- Tenías una pesadilla, empezaste a gritar cosas y entré a tu habitación para despertarte.

Su rostro serio no se suavizó, ni mucho menos, seguía con su mirada desconfiada hacia mí, por supuesto, no me creía nada.

- Ándate ahora mismo o empiezo a gritar. No debiste haber entrado a mi habitación.

Su desprecio me enfureció, pero no dije nada, no iba a caer en su juego, en cambio empecé a observar su habitación de inmediato, para hacerla enojar aún más.

Las paredes ni se veían, en cambio solo había fotos, nunca había visto una habitación con tantas, y me sorprendió de cierta forma, no había espacios vacíos, al contrario, estaba todo atestado de ellas, y la mayoría era Nikki con su familia, amigos, y su novio, nada más.

Pero lo que me llamó más la atención fue la pizarra que tenía a un lado de su escritorio, la cual tenía una sábana encima, como si lo que había ahí fuera un secreto que no quería que nadie viera.

Y de seguro lo era.

Intenté leer las pocas palabras que habían quedado al descubierto por la sabana que se había corrido un poco, pero las manos de Nikki en mi espalda empujándome para salir de su habitación me lo impidieron.

- Te vas ahora mismo. – soltó con desdén.

Pero en el momento de darle una mirada rápida por última vez al pasar a un lado de la pizarra, me quedé de piedra.

"Accidente Austin: El Desagüe" más una flecha que decía "relacionado con" y llegaba a mi nombre escrito claramente: "Oliver".

Mierda.

Nikki lo sabía.

Volví mi cabeza hacia la salida, disimulando no haber visto nada, dejándome echar por la castaña, la cual me cerró finalmente la puerta en mis narices.

Y lo único que podía pensar en ese momento era que ella lo sabía, pero al mismo tiempo no me había delatado.

¿Qué significaba entonces?

O quizás ella sospechaba de mí, pero no estaba cien por ciento segura.

Pero de lo que si sabía era que Nikki no era una simple chica engreída y malcriada, ella era más astuta de lo que creía, ya había intentado sacarme de esa casa en la comisaría y no lo había conseguido, pero ahora, ya estaba investigando sobre mí y de seguro ya estaba perdido.

Iría a la cárcel. – pensé, y ahora sí que no habría forma de salir de ahí.

¿Entonces que mierda hacia?

La idea entró en mi mente de golpe, pero al mismo tiempo mi conciencia se negaba a hacerlo.

Pero no había otra forma.

Era eso o la cárcel.

Así que finalmente me adentré en mi habitación con un propósito claro, parecía imposible, pero no me quedaba otra opción.

Iba a ganarme la confianza de Nikki Hamilton.


___________________________

Hola a todos!!! Perdón por la demora en publicar nuevo cap, pero ya saben, tengo una vida fuera de la pantalla, y últimamente he tenido muchas cosas encima.

Pero bueno, les hice un cap largo, con 14 páginas, así que espero que les haya gustado, como ya saben, la novela está recién comenzando, por ello no pasan TANTAS cosas, y los que ya me han leído antes, deben ya saber que no me gusta que las cosas pasen enseguida, si no que con tiempo.

¿Qué les ha parecido hasta ahora?

¿Tienen algunas teorías de lo que creen que va a suceder?

¿Cuál es su personaje favorito hasta ahora que no sea Oliver? ¿Vale? ¿Alice? ¿Vince? ¿GusGus? ¿Nikki? ¿Joyce? Bueno, igual irán conociéndolos más a medida que la historia avance.

Un saludo enorme a todos, espero que les haya gustado el cap, NO OLVIDEN DE VOTAR Y COMENTAR (AMO LOS COMENTARIOS LARGOS)

Cuídense.

J. Rosewell.

PD: Falta cada vez menos para tener MAG en físico :)







Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top