Capítulo 15.
—Creo que estoy embarazada.
Detuve mi caminar de repente, al escuchar esas palabras salir de los labios de mi prometida.
—¿Qué?— fue lo único que consiguió salir de mis labios, ante la sorpresa de su comentario.
—Sospecho que estoy embarazada— reafirmó. —He venido sintiendo... Cambios en mi cuerpo desde hace dos meses, y ese es exacto el tiempo que llevo con retraso, y en el que hemos estado haciendo el amor con frecuencia...— no podia asimilar todas esas palabras juntas.
—¿Desde hace cuánto tiempo me vienes callando esto?— se encogió de hombros.
—Tres semanas— dí un paso en su dirección.
No sabía como reaccionar ante tal noticia. De hecho, me había tomado totalmente desprevenido.
—Estamos cerca de una pequeña aldea. Nos tomará alrededor de 1 hora llegar hasta allá— continué caminando, con ella a mi lado. —descansarás un poco, y luego iremos al hospital.
—No tenemos tanto dinero para pagar una consulta al hospital, amor— la mire de reojo.
—Del dinero me encargo yo, tu tranquila.
Nos tomó casi hora y media llegar al poblado, pero al fin lo habíamos logrado. Permití que ___ comiera, se refrescara y ahora ibamos rumbo a ver una ninja médici. Para nuestra desgracia en aquel pueblo no había un hospital establecido, ni muchas médicos, pero nos habían encomendado a la mejor, y en camino íbamos.
Estaba nervioso hasta la muerte. La mano me temblaba y el corazón en cualquier momento se me iba a salir del pecho. Miré de reojo a la causante de mi agonía, y caminaba a paso firme y decidido.
No pude evitar sonreír un poco. La amaba con locura, y uno de los aspectos de su personalidad que mas irresistible me encontraba, era esa seguridad que proyectaba.
Estaba siendo fuerte cuando yo me mostraba vulnerable... Y eso, que la nerviosa debería ser ella.
Me enderecé lo más que pude, y deslicé mi brazo por sus hombros, atrayéndola hacia mí.
Una vez la casa de la ninja estuvo frente a nosotros, ella se detuvo y adornó mi rostro con sus manos.
—Sea lo que sea que ella nos diga, debemos de mantenernos tranquilos— asentí, y toqué la puerta.
—Buenas tardes— una jovencita, de algunos 9 años abrió la puerta.
—Hola, ¿se encuentra la ninja médico?— para nuestra desgracia, la pequeña negó con la cabeza.
—Mamá se fue temprano a realizar un tratamiento complicado, no volverá hasta la noche. Vuelvan mañana, por favor— y cerró la puerta, en cuanto asentimos.
Que suerte la nuestra.
—Podemos buscar una posada para pasar la noche, y mañana en la tarde venimos nuevamente a una consulta— asentí, y emprendimos paso en la búsqueda de una posada.
[...]
Pagué la habitación más cara que tenían, y ya nos encontrabamos en ella. Era espaciosa, y no estaba para nada mal.
—¿Te hace... Ilusión la idea de que tengamos un bebé?— abrí los ojos, para encontrarme con su belleza, llenando casi al completo mi campo de visión.
—Me encantaría que fuera así— murmuré, antes de levantarme ligeramente del futón y besar de forma corta su frente.
—Estoy nerviosa— susuró bajo mío.
—No es lo que me demostraste al momento de ir a ver a la ninja— argumenté divertido.
—Puede que no lo pareciera, pero hasta las manos me sudaban— deslizó su mano por mi cuello, y acomdó una pierna encima de mi espalda, como muchas veces hacía, cuando buscaba acomodarse casi sobre mío.
—___... Cielo, tener un bebé va a cambiar nuetras vidas casi al completo, y para bien en todos los sentidos. No debes de estar nerviosa ni tener miedo, yo estaré siempre aquí para ti... Y ese pequeño pedazo de amor nuestro... Si es que ya se encuentra en tu interior— su mano libre se colocó en mi mejilla, y se dedicó a mirarme a los ojos durante largos segundos.
—Yo... Creo que si lo estoy... Es un sentir que tengo en lo más profundo de mí, que me hace afirmarlo. Mi cuerpo, mi ser, todo... Todo me lo afirma— permanecí en silencio ante su comentario.
Esa noche la mantuve aferrada a mi cuerpo lo más posible, recordándole de esa forma que no estaba sola en esto.
A la mañana siguiente desayunamos algo ligero, y tomamos un baño relajante juntos. Todo aquello buscando prepararnos mentalmente para nuestra cita con la médico en la tarde.
Cuando emprendimos viaje, el camino me pareció eterno, aunque solo fueron unos 5 minutos andando.
Toqué nuevamente la puerta y esta ocasión nos recibió una mujer adulta, que tenía toda la pinta de ser la ninja.
—Hola, ustedes deben ser los chicos de ayer ¿no?— asentimos. —lamento no haber estado disponible, pero se me presentó una emergencia. Por favor pasen— permití que mi prometida entrara primero.
Justo detrás de la mujer, se encontraba la pequeña niña de ayer, que nos miraba con curiosidad.
—Bueno, diganme en que puedo servirles— inmediatamente la miré.
—Creo que estoy embarazada, y queríamos afirmarlo— la señora nos miró duante unos segundos, con los ojos bien abiertos, sin disimular su sorpresa.
—¿Qué edad tienen?, se ven demasiado jóvenes para que estés embarazada— gruñí ante su comentario.
—Somos mayores de edad, eso es lo importante— emitió con calma, ___.
—Responde las siguientes preguntas y recuestate en aquel futón, procura dejar tu vientre al aire— mi castaña obedeció y se acostó. Me apresuré a quedar a su lado y tomar su mano, para que sepa que contaba con todo mi apoyo.
—¿Edad?.
—19 años.
—¿Has tenido sexo recientemente?— me sentí un poco avergonzado ante su pregunta, aunque fuera la cosa más normal del mundo.
—Sí.
—¿Cuándo?
—Hace tres días.
—¿Es tu periodo constante?
—Sí.
—¿Hace cuándo que no te viene?.
—Dos meses.
—¿Hace cuánto sospechas?.
—Tres semanas.
—¿Notaste algún cambio en tu cuerpo que confirmara tu estado, o que al menos te llevara a pensar que lo estás?.
—Pues sí, sino no hubiera tenido sospechas y no estuvieramos aquí— quise soltar una risita ante su comentario.
—¿Qué notaste?
—Aumento de senos y apetito.
—¿Algo más?— ___ pareció dudar unos segundos, antes de responder.
—Deseo sexual alto y muchas, pero que muchas ganas de ir al baño. Aún cuando no hago nada.
La señora soltó una risita.
—Es normal, veamos si no es solo algún quiste lo que tienes— antes de tocar el vientre de mi amada, me miró. —¿te proteges, usas condón?— dejé de mirar su manos, para mirarla a los ojos.
—Lo he usado muy pocas veces— fue mi única respuesta.
—No me extrañaría que no estuviera embarazada, si es que no se cuídan.
Posó las manos sobre el vientre de mi novia, y empezó su labor.
___ permanecía en silencio, y yo apretaba ligeramente los labios.
Papá, mamá... Estoy a punto de saber si mi vida va a cambiar para siempre, y hubiera dado todo por tenerlos junto a mí. Estoy seguro de que nunca me abrirán las puertas al paraíso, por todo el mal que he causado... Pero siento como si pudiera tocar una pequeña porción de las nubes que ahí se encuentran.
Si es así... Si es verdad que el amor de mi vida está llevando en sus entrañas a mi bebé, guíenme desde el cielo para ser un buen padre. Porque es lo que más deseo en estos momentos.
Y luego mi corazón casi se detuvo.
—Enhorabuena, ella sí se encuentra embarazada
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