esto no es lo que queria

Días después, Kipo y Lincoln seguían pasando tiempo juntos en la casa de Kipo. A medida que Kipo se recuperaba de sus heridas, Lincoln continuaba visitándola con frecuencia, trayendo pequeños obsequios y haciendo todo lo posible para alegrar su día. Aunque Lincoln aún no sabía la verdad sobre la identidad heroica de Kipo, sentía una gran preocupación por su bienestar.

Un día, mientras Lincoln y Kipo se sentaban en la sala de estar, Song Oak los observaba desde la cocina. Veía cómo Lincoln hacía reír a su hija con sus historias y bromas, y cómo Kipo, a pesar de su dolor, sonreía más cada vez que él estaba cerca. Song comenzaba a entender la relación que se estaba formando entre ellos.

"Estos dos... es obvio que se están volviendo muy cercanos. Lincoln tiene un corazón tan puro, y Kipo... ella realmente confía en él. Creo que es algo más que una simple amistad lo que está creciendo aquí", pensaba Song mientras los observaba.

Song notó cómo Lincoln cuidaba de Kipo, asegurándose de que estuviera cómoda y ofreciéndose para ayudarla en lo que fuera necesario. Era evidente para Song que Lincoln tenía un cariño especial por su hija, y que Kipo, aunque aún un poco tímida, empezaba a corresponderle esos sentimientos.

"¿Necesitas algo más, Kipo? No dudes en pedirlo, estoy aquí para ayudarte en lo que necesites", dijo Lincoln con una sonrisa.

"Gracias, Lincoln. Realmente aprecio que estés aquí. Eres un gran amigo", respondió Kipo, devolviéndole la sonrisa.

Mientras Song los miraba desde la cocina, decidió no intervenir. Dejó que los jóvenes disfrutaran de su tiempo juntos, sabiendo que su relación estaba en un punto crucial y que era mejor dejarlos descubrirlo por sí mismos.

"El tiempo dirá cómo evolucionará esta relación, pero tengo la sensación de que será algo muy especial", pensó Song, con una sonrisa en su rostro.

Mientras Lincoln y Kipo seguían conversando en la sala, Song Oak se acercó a ellos con una sonrisa cálida en su rostro.

"Chicos, tengo que salir un rato a hacer el mandado. Lincoln, ¿te importaría cuidar de Kipo mientras estoy fuera?" preguntó Song, dirigiéndose a Lincoln.

Lincoln asintió de inmediato. "Por supuesto, señora Oak. No se preocupe, me aseguraré de que Kipo esté bien."

Kipo sonrió agradecida. "Gracias, mamá. Lincoln me ha estado cuidando muy bien."

Song asintió, confiada en que su hija estaba en buenas manos. "No tardaré mucho. Si necesitan algo, solo mándenme un mensaje, ¿de acuerdo?"

"Claro, mamá. Cuídate," respondió Kipo.

Después de despedirse, Song salió de la casa y se dirigió al supermercado para hacer las compras. Mientras recorría los pasillos, revisaba la lista de cosas que necesitaba, pensando en la tranquilidad que sentía al dejar a Kipo en compañía de Lincoln.

Al terminar de comprar y dirigirse a la salida, Song notó a un hombre en la entrada del supermercado. Había algo familiar en él, pero su nombre no se reveló. El hombre parecía reconocer a Song también, pues le dirigió una mirada intensa antes de apartarse y seguir su camino sin decir una palabra.

Song se quedó observándolo por un momento, su mente llena de preguntas. "¿Por qué me parece conocido? ¿Y por qué no me dijo nada?" pensó mientras salía del supermercado y se dirigía a su coche.

Con una leve inquietud, decidió no darle demasiadas vueltas al asunto, y se concentró en regresar a casa para asegurarse de que Kipo estuviera bien. Sin embargo, la presencia de aquel hombre seguía rondando en su mente mientras guardaba las compras en el coche y conducía de regreso.

Después de un rato de charla y de asegurarse de que Kipo estuviera cómoda, Lincoln miró el reloj y se dio cuenta de que ya era tarde.

"Kipo, creo que es hora de que me vaya a casa. Mis padres probablemente se estén preguntando dónde estoy," dijo Lincoln con una sonrisa amable.

Kipo asintió, aunque un poco triste por su partida. "Lo entiendo, Lincoln. Gracias por pasar tiempo conmigo. Me ayudaste mucho."

Lincoln se levantó de la silla y se acercó a Kipo para despedirse. "Me alegra haber podido estar aquí para ti. Descansa y mejora pronto, ¿vale?"

Justo en ese momento, Song Oak regresó a casa con las compras. Al entrar, vio a Lincoln preparándose para irse.

"Gracias por cuidar de Kipo, Lincoln. Eres bienvenido cuando quieras," dijo Song con una sonrisa agradecida.

"Gracias, señora Oak. Me aseguraré de venir a visitarla de nuevo pronto," respondió Lincoln, mientras se dirigía hacia la puerta.

Al salir de la casa, Lincoln comenzó a caminar por la acera en dirección a su casa. Mientras lo hacía, recibió un mensaje de su madre. Sacó su teléfono y leyó el mensaje:

"Lincoln, ¿puedes pasar a recoger la guitarra de Luna? La mandamos a reparar y ya está lista."

Lincoln suspiró, pero sonrió, sabiendo lo mucho que su hermana adoraba su guitarra. "Claro, mamá," respondió rápidamente antes de dirigirse a la tienda de música para recoger la guitarra reparada.

Con su día aún sin terminar, Lincoln cambió su rumbo, caminando con paso decidido hacia la tienda para cumplir con el recado.

Un rato después, mientras Lincoln estaba en la tienda de guitarras esperando a que le entregaran la guitarra de Luna, las noticias comenzaron a transmitir imágenes preocupantes. En las pantallas de la tienda, se podía ver al cazarrecompensas que había atacado a Kipo días atrás, causando estragos en la ciudad. Aunque no había herido a nadie, su objetivo era claro: estaba destruyendo edificios y vehículos para provocar a la heroína Jaguar.

Lincoln, mientras observaba las noticias desde el mostrador, sintió una creciente preocupación. "¿Por qué está haciendo esto?" pensó, sin saber que la heroína Jaguar que el cazarrecompensas buscaba era en realidad su amiga Kipo.

Justo en ese momento, un estruendo sacudió la tienda. El cazarrecompensas había provocado una explosión en un edificio cercano, lo que hizo que los sistemas de seguridad de la tienda se activaran. Las puertas automáticas se cerraron de golpe, atrapando a Lincoln y a algunos clientes dentro.

"¡Oh no! ¿Qué está pasando?" exclamó Lincoln, mientras intentaba abrir las puertas, pero estaban selladas por completo. La tienda quedó en silencio por un momento, solo para ser interrumpido por el sonido de sirenas en la distancia y el ruido de más destrucción afuera.

Los otros clientes en la tienda también comenzaron a entrar en pánico, intentando encontrar una salida, pero todas las puertas y ventanas estaban cerradas. Lincoln, ahora atrapado dentro de la tienda, se sintió impotente mientras el caos continuaba afuera.

"¿Cómo voy a salir de aquí?" se preguntaba, sintiendo la presión de la situación. El cazarrecompensas estaba en algún lugar cercano, y la ciudad necesitaba desesperadamente la intervención de la heroína Jaguar. Pero por ahora, Lincoln no tenía más opción que esperar y ver qué sucedería a continuación, mientras intentaba mantenerse a salvo dentro de la tienda.

Aunque todavía estaba herida y adolorida por la pelea anterior, Kipo sabía que no podía quedarse de brazos cruzados mientras el cazarrecompensas causaba estragos en la ciudad. Con una determinación férrea, se levantó de su cama, a pesar del dolor que recorría su cuerpo, y se puso el traje de heroína Jaguar.

"Mamá no va a estar de acuerdo con esto, pero no puedo dejar que siga destruyendo todo," pensó Kipo mientras se aseguraba de que su disfraz cubriera bien sus heridas. Sabía que no estaba en las mejores condiciones para enfrentarlo, pero también sabía que nadie más podía detenerlo.

Con cuidado, salió por la ventana de su habitación para evitar que su madre la descubriera. Usando sus habilidades, saltó de un edificio a otro, dirigiéndose hacia el lugar donde las noticias informaban que el cazarrecompensas estaba causando el mayor daño.

"Solo espero que mi cuerpo aguante lo suficiente," murmuró Kipo, sintiendo la tensión en sus músculos adoloridos. Sabía que esta batalla no sería fácil, pero la ciudad la necesitaba, y ella estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para protegerla.

Con cada salto, se acercaba más al lugar del caos, su mente enfocada en detener al cazarrecompensas, sin importar el costo.

El cazarrecompensas, con una sonrisa de autosuficiencia, esperaba pacientemente en medio de la calle destruida, sabiendo que la heroína Jaguar no tardaría en aparecer. Se deleitaba en el caos que había provocado, confiado en que la batalla terminaría a su favor. Sin embargo, antes de que pudiera prepararse completamente, fue tacleado repentinamente por una figura rápida y decidida.

"¡Detente de una vez!" exclamó Kipo, su voz llena de autoridad mientras lo empujaba con toda la fuerza que su cuerpo adolorido le permitía. Sabía que no estaba en su mejor forma, pero la furia de ver a la ciudad bajo ataque le daba la energía suficiente para enfrentarlo.

El cazarrecompensas recuperó rápidamente el equilibrio y se volvió hacia ella con una risa burlona. "Así que finalmente te has dignado a aparecer, heroína. Pero me parece que esta vez no estás en condiciones de pelear."

La sonrisa del cazarrecompensas se amplió mientras comenzaba a atacar con una serie de golpes rápidos y precisos, claramente disfrutando de la ventaja que tenía sobre ella. Kipo hacía todo lo posible por esquivar y bloquear, pero la diferencia en sus condiciones físicas era evidente. Cada movimiento del cazarrecompensas parecía anticipar el siguiente de Kipo, lo que la dejaba en una posición de constante defensa.

A pesar de su esfuerzo, Kipo se daba cuenta de que estaba luchando en desventaja. Sus movimientos eran más lentos de lo habitual, y cada golpe que recibía le recordaba las heridas aún frescas de su cuerpo. El cazarrecompensas, por su parte, seguía atacando con una precisión brutal, disfrutando del control que tenía sobre la batalla.

"¡No te rindas tan fácilmente, heroína!" gritó el cazarrecompensas, su tono burlón mientras lanzaba un golpe que hizo tambalear a Kipo. "No sería divertido si no das una buena pelea."

Aun así, Kipo no estaba dispuesta a rendirse. Sabía que tenía que encontrar una forma de superar la situación, aunque el cazarrecompensas claramente demostraba su superioridad. La pelea continuó, con Kipo luchando por mantener el ritmo, mientras buscaba desesperadamente una oportunidad para cambiar el curso de la batalla.

Mientras Lincoln buscaba desesperadamente una salida del lugar en el que había quedado atrapado, los sonidos de la destrucción en la ciudad se hacían cada vez más intensos. Sabía que tenía que encontrar una forma de salir, pero las puertas del local estaban bloqueadas por los escombros causados por el ataque del cazarrecompensas. El sonido de la pelea en las calles era ensordecedor, y la preocupación por lo que estaba sucediendo llenaba su mente.

Entre tanto, en el exterior, la heroína Jaguar seguía luchando valientemente contra el cazarrecompensas, aunque las probabilidades no estaban a su favor. Cada golpe que intercambiaban parecía inclinar más la balanza en favor de su enemigo, quien continuaba atacando con una ferocidad implacable. Kipo estaba agotada y lastimada, pero su determinación de proteger a la ciudad no flaqueaba.

Sin embargo, la situación empeoró de manera inesperada. Desde las sombras de los edificios derrumbados, una figura imponente emergió, caminando con paso firme hacia la batalla. Era alguien que claramente estaba en control de la situación, alguien que tenía un plan mucho más siniestro en mente. Vestía una armadura avanzada, diseñada para el combate, con una presencia que inspiraba miedo y respeto al mismo tiempo.

"Así que aquí es donde termina todo, ¿no es así, heroína?" dijo el recién llegado, su voz resonando con un tono frío y calculador. "Pensé que mi cazarrecompensas podría manejar esto solo, pero parece que tendré que intervenir personalmente."

El cazarrecompensas, al escuchar la voz de su contratista, se detuvo y dio un paso atrás, permitiendo que el hombre con la armadura tomara el control. Kipo, aún jadeante y en posición defensiva, lo miró con desafío, aunque su cuerpo estaba casi al límite de sus fuerzas.

"¿Quién eres?" preguntó Kipo, tratando de ganar tiempo y entender a su nuevo oponente.

"Eso no importa ahora," respondió el hombre mientras avanzaba hacia ella, activando varios dispositivos en su armadura que comenzaron a brillar con una energía peligrosa. "Lo único que importa es que esto termina aquí y ahora."

Mientras la tensión aumentaba, Lincoln logró finalmente abrir una ventana en la parte trasera del local. Con un último esfuerzo, se escabulló por la estrecha abertura y salió al callejón trasero. El sonido de la batalla se hacía aún más fuerte, y al mirar en la dirección de la pelea, pudo ver destellos de luz y escuchar el estruendo de los choques metálicos. Aunque no sabía exactamente lo que estaba ocurriendo, Lincoln sintió una creciente sensación de preocupación.

Sabía que tenía que regresar a casa lo antes posible, pero algo en su interior le decía que la situación en la ciudad estaba a punto de empeorar, y que la heroína Jaguar enfrentaba un peligro mucho mayor de lo que nadie podría imaginar.

La pelea se intensificaba en las calles de la ciudad, donde la heroína Jaguar luchaba con todas sus fuerzas contra el cazarrecompensas y su contratista. Kipo, impulsada por la adrenalina y su inquebrantable determinación, logró un segundo aire, aumentando su poder a pesar de las heridas que la debilitaban. Los golpes resonaban con fuerza, pero el combate dos contra uno estaba resultando extremadamente difícil para ella.

Mientras la batalla se desarrollaba, Lincoln finalmente logró escapar de la tienda de guitarras, todavía con la adrenalina corriendo por sus venas. Justo cuando pensaba que estaba a salvo, la figura imponente del hombre con la armadura se giró bruscamente, captando a Lincoln en su visión periférica. En un rápido movimiento, el hombre se lanzó hacia él y lo agarró, sometiéndolo con facilidad.

Lincoln se quedó paralizado por el miedo, sin comprender completamente lo que estaba sucediendo. La presión del agarre del hombre era insoportable, y por más que luchaba, no podía liberarse. Kipo, al ver la escena, sintió cómo su corazón se hundía en el pecho. Una ola de terror la recorrió, dejando momentáneamente de lado la furia que la había impulsado hasta ese momento.

“No te metas en esto, heroína,” dijo el hombre con un tono de voz gélido, apretando con más fuerza a Lincoln, quien apenas podía respirar. “Si te mueves, este chico sufrirá las consecuencias.”

El cazarrecompensas, que había estado observando la escena, sintió un nudo en el estómago. Aunque trataba de mantener su compostura, la verdad era que estaba en shock al darse cuenta de quién era el joven que su contratista ahora tenía bajo su control. Lincoln, el chico que tenía en sus manos, era su nieto. La revelación lo dejó aturdido, y por primera vez, su mente comenzó a llenarse de dudas. ¿Podría permitir que su propio nieto fuera lastimado en nombre de una misión?

Kipo, atrapada entre su deseo de salvar a Lincoln y la desesperación de la situación, no sabía qué hacer. El miedo por la seguridad de Lincoln la paralizaba, pero la furia por lo que estaba ocurriendo también la impulsaba a seguir luchando.

“Suéltalo,” dijo Kipo, con la voz cargada de emoción. “Él no tiene nada que ver con esto. ¡Déjalo ir!”

El hombre con la armadura sonrió cruelmente. “Eso depende de ti, heroína. Haz lo que te digo y este chico saldrá ileso. Pero si decides seguir peleando…” Dejó la amenaza en el aire, apretando un poco más a Lincoln, quien soltó un gemido de dolor.

El cazarrecompensas no podía seguir mirando. Aunque había aceptado esta misión por razones personales, jamás había imaginado que se encontraría en una situación como esta, donde la vida de su propio nieto estaría en peligro. Tratando de ocultar su agitación, levantó la voz, dirigiéndose a su contratista. “Basta. Déjalo ir. Esto no era parte del trato.”

El contratista lo miró con desprecio. “¿Qué estás diciendo? ¿Te estás ablandando ahora?”

El cazarrecompensas mantuvo su postura firme. “Dije que lo sueltes. No me importa lo que planeas, pero él no va a ser parte de esto.”

La tensión en el aire se hacía cada vez más densa. Kipo sabía que debía hacer algo, pero cada movimiento requería una precisión extrema. Si fallaba, Lincoln podría pagar el precio con su vida.

La tensión en el aire era palpable mientras el hombre con la armadura sostenía a Lincoln, quien estaba al borde del colapso. Kipo, furiosa y desesperada, miraba desde la distancia, deseando con todas sus fuerzas poder intervenir sin poner a Lincoln en peligro.

“¿Quieres salvar a tu amigo?” dijo el hombre con la armadura con una sonrisa cruel. “Entonces, ve por él. Pero antes de que puedas hacer algo, mira esto.”

Con un rápido movimiento, el hombre levantó a Lincoln en el aire y lo lanzó al cielo. La visión del joven volando hacia arriba mientras gritaba desesperadamente hizo que el corazón de Kipo se acelerara.

Antes de que el cazarrecompensas y Kipo pudieran reaccionar, el hombre con la armadura se abalanzó sobre ellos. Con una fuerza impresionante, los derribó al suelo con un tacleo que los dejó atónitos y desorientados.

El cazarrecompensas, que había estado en estado de shock por el riesgo que corría su nieto, ahora se encontraba en el suelo, incapaz de moverse por el impacto. Kipo, aunque herida, intentó levantarse, pero el golpe la había dejado tambaleándose.

El hombre con la armadura se acercó a Lincoln, que aún estaba en el aire, y preparó un dispositivo para asegurarse de que no pudiera escapar. La situación era crítica, y cada segundo contaba.

Kipo, viendo que su oportunidad de salvar a Lincoln se desvanecía, se esforzó por levantarse y recuperar la compostura. La escena era un caos total, con el sonido de las sirenas de la policía acercándose en el fondo. Aunque estaba agotada y herida, sabía que debía encontrar una manera de salvar a Lincoln antes de que fuera demasiado tarde.

Antes de que Kipo pudiera llegar a salvar a Lincoln, el hombre con la armadura la tacleó con una fuerza brutal, dejándola en el suelo y sin aliento. Mientras Kipo luchaba por recuperarse, Lincoln fue lanzado por el aire y, por suerte, cayó sobre una lona de seguridad que amortiguó parcialmente el impacto. Sin embargo, la caída fue bastante violenta, y Lincoln quedó tendido en el suelo, inmovilizado y con signos claros de dolor. Aunque estaba vivo, parecía gravemente herido.

El cazarrecompensas, que ahora revelaba su verdadera identidad como Leonardo, el abuelo de Lincoln, se acercó a su nieto con lágrimas en los ojos. La preocupación y el dolor en su rostro eran evidentes mientras miraba a Lincoln, temiendo lo peor.

Kipo, furiosa y desesperada por proteger a Lincoln, se levantó con dificultad y volvió a enfrentarse al hombre con la armadura. A pesar de su agotamiento y heridas, luchó con una determinación feroz, intentando salvar a Lincoln y poner fin a la amenaza que se cernía sobre ellos.

Leonardo, con el corazón roto por ver a su nieto en tal estado, no podía evitar llorar mientras combatía. Su tristeza y desesperación se reflejaban en cada uno de sus movimientos. Aunque trataba de cumplir con su misión, el amor y el dolor por Lincoln lo afectaban profundamente, lo que añadía una capa de conflicto emocional a la batalla en curso.

El cazarrecompensas, aún en su forma de Leonardo, decidió llevar a Lincoln al hospital para recibir atención médica urgente. Con gran cuidado, lo colocó en un vehículo de emergencia y se dirigió al hospital mientras Kipo, exhausta y furiosa, se enfrentaba al hombre con la armadura.

Kipo, con un enojo desenfrenado y una determinación feroz, atacaba al sujeto con toda su fuerza, pero él se burlaba y respondía con golpes cada vez más fuertes. A pesar de sus esfuerzos, Kipo era superada fácilmente, y el combate se inclinaba cada vez más a favor del hombre con la armadura.

En un momento crítico, Kipo, en su desesperación, logró romper el tanque de energía de la armadura del adversario, causando una gran explosión de energía. El sujeto, al darse cuenta de que su armadura estaba a punto de quedarse sin energía y perder su efectividad, se vio obligado a escapar rápidamente para salvarse.

Mientras la armadura se desmoronaba, el sujeto se dio a la fuga, dejando a Kipo exhausta pero victoriosa, al menos en parte. Aunque el daño había sido considerable, ella logró evitar una mayor devastación en la ciudad.

Kipo, todavía afectada por la pelea y preocupada por Lincoln, se dirigió al hospital para asegurarse de que él recibiera el cuidado que necesitaba y para ver cómo estaba después del violento ataque.

Mientras el cazarrecompensas, aún con la máscara puesta, cargaba a Lincoln herido hacia la sala de emergencias del hospital, su rostro estaba tenso con una mezcla de preocupación y desesperación. La gravedad de las heridas de Lincoln era evidente, y Leonardo sabía que necesitaba la atención de un médico inmediatamente.

Al llegar a la entrada de la sala de emergencias, Leonardo gritó desesperado: "¡Este joven necesita un doctor! ¡Rápido, por favor! ¡Es crítico!"

Los médicos y enfermeras se apresuraron a atender a Lincoln, llevándolo rápidamente al quirófano. El equipo médico comenzó a trabajar de inmediato, mientras Leonardo, incapaz de quitarse la máscara, observaba con angustia desde el umbral de la sala.

El ambiente se llenó de un silencio tenso mientras los doctores realizaban las primeras evaluaciones. El joven no respondía, y la preocupación en el rostro de Leonardo se hacía más palpable. Cada segundo que pasaba, el miedo y la impotencia se hacían más intensos. La vida de Lincoln pendía de un hilo, y el tiempo parecía detenerse mientras el equipo médico luchaba por estabilizarlo.

Leonardo, con la máscara aún puesta para ocultar su identidad, se apoyó contra la pared, su respiración agitada. Aunque su rostro estaba oculto, las lágrimas que brotaban de sus ojos evidenciaban su angustia. La situación era más grave de lo que había anticipado, y la culpa y el dolor lo abrumaban. La vida de Lincoln estaba en manos de los médicos, y Leonardo sentía que todo su mundo estaba colapsando mientras esperaba noticias sobre el estado de su nieto.

Fin del capítulo

Haré un capítulo
Explicando quién es quien contrato a Leonardo y de porque tiene esa amargura y esta interesado en la sangre de kipo

Y del porque Leonardo era un cazarrecompensas

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