37- Confusión
Narra (tn)
Abrí lentamente los ojos, mi cabeza me dolía de forma leve, me llevé una mano hacia mi rostro y suspiré intentando recordar lo sucedido.
Miré a mi alrededor, me encontraba en mi habitación, sobre mi cama, desde la ventana de mi habitación entraba la luz del día impregnando toda la estancia.
Mis recuerdos estaban borrosos, solo recuerdo llegar a una isla... no recuerdo nada más...
La puerta se abrió sacandome de mis pensamientos.
Ace- ¿Cómo estás? -su voz era casual.
- ¿Qué me pasó...?
Ace- Sufriste un mareo debido al calor, estuviste todo el día durmiendo.
- ¿Un mareo...? -miré hacia todos lados buscando algo, o alguien, sentía que me faltaba una presencia pero no podía recordar el que.
Ace- ¿Qué ocurre? -se acercó a mi sentándose en la cama.
Negué con la cabeza mientras con la mirada buscaba en mi cama, intuitivamente y sin quererlo llevé mi mano hacia mi hombro esperando encontrar algo.
Ace- ¿Tienes hambre? -me tomó de ambas manos y me levantó de la cama.
Bajemos al comedor encontrándonos con Padre y los demás comiendo entre risas.
Marco- ¿Cómo estás (tn)? -dijo desde su asiento.
-Mejor... supongo.
Ace- ¿Supones?
-No recuerdo nada...
Ace- Te dije que fue por el mareo. -suspiró dirigiéndose hacia la mesa.
No dije nada y me dirigí hacía él sentando a su lado.
- ¿Qué hora es? -dije mirando la comida, no era propio de un desayuno.
Marco- Son las tres de la tarde.
Ace- Come un poco, te sentirás mejor. -dejó sobre mi plato un filete de carne.
Me llevé las manos a la cabeza esperando chocar con algo el los laterales pero solo encontré mi pelo.
Ace me miró extrañado por mi comportamiento.
Comencé a comer, el filete no sabia a nada, me pregunté si me había constipado y perdí el sabor por ello.
Miré a Ace, el cual comía tranquilamente. - Es la primera vez que te veo comer con cubiertos y no te has quedado dormido. -sonreí un poco.
Ace me miró frunciendo el ceño. -Deja de mirarme y come de una vez.
Me sorprendí ante su comportamiento y miré el filete, no tenía hambre. Me levanté con intención de salir hacia mi cuarto.
Ace- ¿Donde te crees que vas?
- A ducharme. -caminé hacia la puerta pero escuché una silla arrastrarse por el suelo, me giré y vi venir a Ace hacia mi tomándome del brazo.
Ace- He dicho que comas.
-No tengo hambre... Ace sueltame me haces daño.
Ace me arrastró hacia la mesa sentando me en la silla.
Suspiré mirándolo. -Dije que no tengo hambre.
Ace- Eres una pesada, vete.
Me volví a levantar enfadada y salí de allí. Llegué a mi dormitorio, entré en la ducha y comencé a bañarme.
Ace estaba muy raro, nunca lo había visto comportarse así, me sentía extraña, sentía que algo no iba bien, que me falta algo pero no sabia el que ni el porque me sentía así.
Cuando acabé de ducharme salí de allí con una toalla alrededor de mi cuerpo. Vi a Ace sentado en la cama mirándome con una sonrisa. Se levantó y caminó hacia mi.
- ¿Qué hacés aquí?
Ace- Quiero tener intimidad contigo. -susurró mientras llevaba sus manos a mi cintura.
-Ace... no me apetece hacer nada.
Ace me trajo hacia él chocando mi cuerpo con el suyo mientras llevaba sus manos hacia el extremo de la toalla y deslizaba sus labios por mi cuello.
-Ace por favor...
Me tomó de la cintura haciendo que lo abrazara con las piernas a cada lado de su cintura. De un movimiento me descubrió los pechos comenzandolos a besar y morder. A pesar de mis quejidos y súplicas para que se detuviera él seguía como si nada. Me dejó caer a en la cama con brusquedad quitandome la toalla de un tirón. Comenzó a quitarse sus ropas mientras yo intentaba deshacerme de su agarre.
Ace- Estate quieta. -su voz era dura y juguetona.
- No quiero... A-ace...
Comenzó a acariciar mi intimidad con su miembro, comenzó a besarme desesperadamete y sin más introdujo su miembro en mi interior.
Di un grito de dolor ante sus fuertes movimieto, intenté apartarlo pero él no dejaba de moverse.
Ace comenzó a besar y morder cada centímetro de mi piel mientras no dejaba de gemir.
-Me haces daño... Ace... ¿Qué te ocurre...?
Ace- Ssh... tranquila. -Paso su lengua por mi cuello.
Se notaba que él estaba completamente excitado. Sus penetraciones aumentaron acompañadas de gemidos más fuertes por su parte, me tomó la cintura para sujetarme ante aquellos movimientos.
Abrí la boca ante el dolor que poco a poco se fue transformando en placer, provocando que de mi boca saliesen jadeos y gemidos que intentaba reprimir con mis manos.
Ace quitó las manos de mi boca sin detenerse. -No te reprimas... quiero oírte...
-Ace por favor... para...
Ace- No puedo detenerme... -volvió a besarme dejándome sin aire. -A partir de ahora eres mía... solo mía...
Toqué su pecho, mi corazón se detuvo, sentía miedo, no estaba caliente, esa calidez que desprendía cada vez que lo besaba, no estaba.
- ¡Detente! -me sentía aterrada, esto no era normal. -¡Ya basta sueltame!
Ace me tomó del cuello sin llegar a apretarme mientras se seguía penetrandome con brusquedad. Él no paraba de gemir, sus movimientos se hicieron más rápido hasta que llegó al orgasmo. Sacó con cuidado su miembro y sonrió satisfecho mirándome.
Ace- Se buena chica... si no me veré obligado a castigarte.
Sentí las lagrimas caer por mis mejillas sin poder llegar a creer lo que ocurría. Ace se vistió y salió de mi habitación.
Me sentía asqueada, dolorida, confusa y sola, muy sola.
Narrador omnisciente
La vivre card se consumió por completo, Ace dio un grito de dolor llamando a la chica. Sus nakamas empezaron a llorar, Marco cayó de rodillas sintiendo las lagrimas caer por sus ojos mirando la mano ya vacía de Ace, Barbablanca apretó su arma mirando con seriedad la zona donde desapareció.
La lluvia que provocó la chica seguía cayendo sobre ellos, Ace se arrodilló en el suelo, sentía un fuerte dolor en el pecho, un dolor de pérdida que no dejaba de inundar sus ojos.
Marco- No puede ser... no puede ser verdad...
Pasaron varias horas allí, la lluvia se detuvo apagando por completo el fuego, dejando aquel espacio destruido por la fuerte pelea. Ace dejó de llorar, sentía que no le quedaba más agua en el cuerpo, su cabeza comenzó a palpitar a causa del llanto. No podía aceptarlo, no podía aceptar que (tn) se fue, no podía aceptar que le hayan arrebatado a (tn) otra vez, pero esta vez para siempre.
Narra (tn)
Pasaron varios días, varios meses, todo cada vez se tornaba más raro, más extraño, tanto en mis nakamas como en Ace. Este último tomó como un hábito venir a mi habitación cada día y consumir sus deseos de placer. Hubo veces que lo hacía con más delicadeza, con más amor, per había otras como aquella primera vez. Me planteé dejarlo en varias ocasiones, pero aunque le decía que no siguiese él no me oía.
Salí de mi habitación y caminé por la borda mirando el mar, desde que desperté aquel día no habíamos llegado a ninguna isla, tampoco nos encontremos a ningún Marín, el mar extrañamente estaba en calma desde aquel día, algo que no era muy común en los mares del nuevo mundo.
Me acerqué a Marco que se encontraba sentado mirando el mar.
-Hola.
Se giró hacia mi y me miró. -Hola.
Me apoyé en la borda mirando el mar. - ¿Cuando llegamos a una isla?
Marco permaneció en silencio unos segundos. - No lo se.
Lo miré sorprendida. -¿No lo sabes?
Marco- ¿Por qué debería saberlo?
No le di respuesta, me alejé de allí sorprendida y consternada, entré al comedor encontrando a varios nakamas sentados en la mesa, mirando a un punto perdido en algún lugar con sus expresiones serias.
-¿Estáis bien? -dije mirándolos.
No respondieron, levantaron la mirada hacia mi, una mirada seria y sin ninguna expresión.
Entré en la cocina preocupada, abrí la nevera, tomé un poco de zumo y vi en unos de los cajones varios filetes crudos. Un fuerte dolor de cabeza me cegó, solté el zumo llevándome las manos a mi cabeza intentando apagar ese dolor.
Poco a poco se fue dejándome una palabra en la mente. Sin pensarlo dos veces tomé un cuchillo de allí, lo metí bajo mi sudadera y salí de aquella cocina hacia la habitación de Ace.
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