Capítulo 12

-Quiero ir a los baños termales, no puedes entrar ttebayo -el rubio levantó un puchero. Itachi sonrió arrogante, caminó lentamente hacia el pequeño obligándolo a topar con pared, la mano del mayor se elevó arrinconando al Namikaze en la pared, lo observó con cuidado, la confianza había cruzado la línea en ambas partes en esas tres semanas -¿quieres deshacerte de mí acaso pequeña hada? -Naruto tragó pesado viéndolo a tan corta distancia, levantó su mirada retadora, era bastante más alto el Uchiha, por lo menos había una cabeza de diferencia -quiero meterme al agua caliente desnudo bastardo -el Uchiha sonrió sensual -no puedes, hay baños mixtos, vayamos juntos, si te quito la mirada de encima esos ancianos se aprovecharán de ti pequeño -

El rubio sintió su corazón palpitar acelerado, abrió y cerró sus labios con vergüenza, sus gemas se hicieron aguadas -pue… puedo patear sus traseros, no soy tan débil bastardo -el Uchiha negó -no, tu seguridad es primero, no veré más de lo que veo a diario en tus sesiones con la modista -lamió sus labios juguetón, bajó su rostro acercándolo a su cuello absorbiendo su aroma. Naruto tragó pesado, no se movió, le agradaba esa sensación, la mano libre del Uchiha bajó, se colocó en su cintura suavemente -hueles delicioso pequeño -el Namikaze levantó un puchero, elevó sus manos, lo aventó suavemente -va… va… vamos a los baños -el rubio caminó con velocidad por sus cosas. Itachi sonrió divertido, mordió su mejilla suspirando audiblemente, caminó lentamente por sus cosas, esperó al Namikaze.

Itachi lo vio salir con su kit de baño en mano, ambos llevaban bata, llegaron a los baños mixtos que estaban totalmente solos, entraron, había un agradable olor a rosas. Naruto se acercó a la esquina de la fosa de agua termal observando rosas en el agua flotar, sonrió divertido, caminó con velocidad al cambiador, se colocó una braguita y blusita, encima de esto una toalla que cubría su pecho y cuerpo hasta debajo del trasero, salió con vergüenza a las duchas privadas, dándose una ducha rápida, salió del lugar y con velocidad entró al agua deliciosamente caliente, sonrió con diversión acostándose en la barda, abrió sus ojos al escuchar un poco de agua, giró su mirada, tragó pesado al ver el pecho desnudo de Itachi, estaba bastante marcado, pero sin ser excesivo, su piel era nívea y suave a la vista, levantó sus gemas con vergüenza al sentir la mirada del mayor quien lo veía con seriedad -te gusta lo que ves, ¿no es así? -Naruto se puso aún más rojo, giró su rostro hacia la bardita, cerró sus ojos, tragó pesado -no sé, no sé de qué hablas pervertido acosador, alias ero-Itachi-

Itachi se colocó a su espalda se agachó un poco hacia su oído, susurró -te ves hermoso pequeña hada -Naruto abrió sus gemas aguadas al sentir la voz del mayor sobre su oído erizar su piel, sus labios se apretaron evitando un gemido, pero fue imposible no escucharse -mhn -el Uchiha sonrió, se sentó a su lado satisfecho con lo que había escuchado. Naruto giró sus gemas hacia el mayor que levantaba sus manos y escurría el agua en su cabello suelto, lamió sus labios gustándole bastante lo que veía -¿eres de esos que mi mamá llama casanova?, ¿cómo Ero-jiji? -el Uchiha abrió bastante sus onix, giró su rostro viendo al rubio que se veía realmente curioso, soltó una carcajada bastante natural. Naruto sonrió quedito al verlo así -pequeña hada, sólo hablo con mi familia y de vez en cuando con Kakashi y mi equipo, de hecho, tengo fama de taciturno, muchos me temen por lo mismo-

El Namikaze apretó el ceño con duda -pero si eres un pervertido, mientes -Itachi negó con una leve sonrisa -juro que digo la verdad -el mayor se sentó en la banca junto al rubio, se acercó bastante. Naruto lo vio con cuidado -entonces, ¿por qué eres así conmigo? -el Uchiha lo vio con cuidado, respiró hondo con seriedad preguntándose lo mismo, cruzó los brazos sobre su pecho, cerró sus ojos recargando su cabeza en la barda -no lo sé, me divierto a tu lado, es la primera vez que me pasa, es fácil hablar entre ambos, supongo -el Namikaze sonrió, cerró sus ojos con calma, le había agradado su respuesta.

Itachi mismo analizaba su comportamiento con el pequeño, era atrevido y descarado a su lado, llegando a rebasar la línea del acoso, abrió sus onix viendo que el menor se había dormido a su lado, lo observó con cuidado, era el prometido de su primo y eso él no lo había considerado en este tiempo, estar consciente que Shisui no mostraba ni un gramo de interés por el pequeño y que además lo rechazaba descaradamente, lo hacía olvidar la existencia de su primo como prometido del rubio, al cual más, él mismo había usurpado ese puesto desde que llegó a ese palacio, no le molestaba, le agradaba la idea, suspiró con cansancio, recordó que regresando seguramente ya tendría prometida, talló su rostro con frustración, eso era mierda, giró nuevamente su mirada al pequeño, le agradaba bastante.

Naruto dejó caer su mano mostrando que estaba completamente dormido. Itachi lo observó con cuidado, sabía que había tenido pesadillas por lo menos tres veces esa semana, su hermano era constantemente mencionado en ellas, era evidente el dolor que le causaba su ausencia y perder su amistad, el Uchiha levantó la pequeña mano, lo acomodó para que se acostara sobre su brazo evitando que la barda lastimara su rostro, sonrió quedito, recostó nuevamente su cabeza en la barda pensando, si su padre no fuera tan malditamente terco, el Namikaze aún tendría la amistad de su hermano, su primo sería feliz con un compromiso con Sasuke, él mismo estuviera de acuerdo y más tranquilo con un compromiso con el pequeño a su lado en lugar de esas malditas fanáticas, suspiró bastante audible.

El ojiazul había sentido cómo lo acomodaban en el brazo, siendo confianzudo fingió caer en el pecho del azabache, sonrió en su interior al sentir esos benditos músculos marcados y esa suave piel, era un maldito Adonis el Uchiha, no se arrepentía, el bastardo había abusado bastante de él -si quieres tocar sólo tienes que pedirlo pequeño -Naruto se hizo el dormido sin responder al ser descubierto. Itachi negó con diversión observando el sonrojo en su pequeño rostro, no puso más oposición, también él disfrutaba tenerlo así, su mano bajó, acarició suavemente su bronceada espalda en un movimiento lento y suave. El Namikaze terminó nuevamente por dormir en su pecho disfrutando cada segundo.

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