Capítulo 6: La Alianza Forjada
Las horas avanzaron, y con la llegada del alba, la luz del sol se filtró a través de las cortinas de la habitación, perfilando las formas familiares en el espacio. Bulma, aún sumida en sus pensamientos, se despertó sintiendo un cambio en el ambiente. Había algo en el aire que le hizo abrir los ojos; la intensidad de la noche anterior había dejado una huella indeleble en su mente.
Zarbon, que había estado de pie junto a la ventana, observando el horizonte, se volvió al escuchar el suave susurro de Bulma al despertar. Su expresión era una mezcla de serenidad y continua preocupación.
- Buenos días, Bulma- dijo Zarbon, sin poder evitar una ligera sonrisa al ver que ella se desperezaba.
- Buenos días...- respondió ella, aún aturdida pero despidiendo una energía nueva. Recordó la promesa que él le había hecho, y algo dentro de ella se sintió más fuerte.
Sin embargo, el peso de los acontecimientos de la noche anterior pronto regresó a su mente y, sentándose en la cama, se giró hacia Zarbon.
- ¿Qué haremos desde aquí?- preguntó Bulma, su voz reflejando la incertidumbre que le invadía.
Zarbon dio un paso hacia ella, su mirada atenta y serena como siempre.
- Primero, debemos recopilar información- respondió, su tono firme y decisivo- Anoche ocurrieron muchas cosas, y necesitamos entender la magnitud de la situación.
Bulma asintió lentamente, el miedo y la confusión luchando dentro de ella.
- Sé que no es fácil- continuó Zarbon- pero hay que prepararse. Siempre hay un camino a seguir, incluso en las situaciones más oscuras.
Ella recordó las palabras que él había compartido, la promesa de no dejar que el miedo los paraliza. Buscó en su interior el liderazgo que había caracterizado a su vida y que siempre emergía cuando las circunstancias lo requerían.
- Tienes razón. No podemos quedarnos aquí esperando que las cosas se resuelvan solas. Necesitamos planear- dijo Bulma con determinación, su voz ahora más firme.
Zarbon sonrió, impresionado por el cambio en su tono- Exactamente. Necesitamos reunir a nuestros aliados, y averiguar qué planes tiene el enemigo. Juntos, podemos encontrar una solución.
Bulma se preguntó por un momento sobre sus amigos y su seguridad, y luego, con la resolución brillando en sus ojos, formuló un plan en su mente.
- Empezaremos por contactar a Vegeta y al resto del equipo. Necesitamos su apoyo, y sus habilidades son vitales en esta lucha- afirmó.
Zarbon asintió, su expresión ahora mucho más centrada- Haré las llamadas necesarias. Mientras tanto, tú podrías reunir lo que necesitamos para preparar un encuentro seguro.
- Sí, eso haré- dijo Bulma, levantándose de la cama con renovada energía- Y no me iré sin un plan, ni sin una estrategia que funcione.
Mientras ambos se movían para cumplir con la nueva dirección, un silencio cargado de propósito llenó la habitación. A pesar de lo que habían atravesado juntos, sabían que los desafíos que les esperaban eran aún mayores. Pero en sus corazones había una chispa de esperanza, la firme convicción de que juntos podrían afrontar cualquier adversidad.
Así, el sol ascendía en el horizonte, iluminando un nuevo día marcado no solo por la incertidumbre, sino también por la posibilidad de la victoria.
En la mansión de los Cold, situada en el bullicioso entorno de Nueva York, Frostia recorría los elegantes pasillos, ajustando algunos detalles en las decoraciones de la sala. A pesar de su dedicación a la estética, su mente estaba ocupada por pensamientos más serios. La preocupación por su hijo adoptado, Zarbon, la inquietaba cada vez más. Ella sabía que su entrenamiento y habilidades eran excepcionales, pero la sombra de la incertidumbre siempre se cernía sobre los que se aventuraban en situaciones peligrosas, especialmente ahora que él estaba al lado de Bulma.
Mientras organizaba algunas flores en un jarrón, su mente se sumergía en recuerdos de cómo había encontrado a Zarbon, un joven solitario, lleno de potencial, y cómo le había dado un hogar. Había visto en él una chispa de determinación y coraje que la llenaba de orgullo. Sin embargo, también sabía que un corazón valiente podía ser un objetivo fácil en un mundo lleno de enemigos.
De repente, el sonido del teléfono interrumpió sus pensamientos. Se apresuró a atender la llamada, con un ligero nudo en el estómago. El tono grave de la voz al otro lado la hizo sentir un escalofrío.
- Frostia, soy Zarbon- la voz era firme, pero había una nota de tensión que no pasó desapercibida para ella.
- Zarbon, querido... ¿todo bien? ¿Qué ha pasado?- preguntó rápidamente, sintiendo cómo su preocupación se agudizaba.
- Estamos en una situación complicada. Bulma y yo estamos reunidos y hemos decidido que debemos actuar pronto, pero necesitamos organizar nuestro equipo y reunir información sobre lo que se nos viene encima. No puedo hablar mucho ahora, pero quiero que sepas que estoy bien y que Bulma está a salvo- explicó, su tono profesional, pero su amor fraternal era evidente.
Frostia sintió un alivio momentáneo, pero las preocupaciones no se desvanecieron por completo.
- Lo sé, Zarbon. Siempre he confiado en que eres capaz de manejar cualquier desafío, pero quiero que tengas cuidado. Recuerda que la protección de Bulma es prioridad... No quiero que pongas tu vida en riesgo por ella- advirtió, su voz temblando ligeramente.
Zarbon suspiró, como si comprendiera las inquietudes de su madre adoptiva.
- Lo sé, pero Bulma no es solo una amiga para mí. Es parte de mi equipo, parte de mi familia. Haremos lo que sea necesario para garantizar su seguridad y la nuestra. Prometo que seré cauteloso- respondió, su tono ahora es más suave.
Frostia cerró los ojos por un instante, imaginando a su hijo en medio de la situación. La valentía que siempre había admirado en él, ahora le daba miedo. La vida era una balanza complicada, y un solo error podría llevar a su hijo a unas profundidades de peligro inimaginables.
- Solo asegúrate de que tengas un plan- dijo finalmente, tratando de mantener la calma- Y recuerda que siempre puedes contar conmigo, no importa lo que pase.
- Gracias, Frostia. Sé que puedo contar contigo, y eso significa más de lo que puedo expresar. Te llamaré en cuanto tenga más información- dijo Zarbon.
Justo antes de colgar, una chispa de seriedad atravesó su voz- Cuídate también, por favor. No quiero que te preocupes demasiado; eso solo te desgastará.
Después de decir adiós, Frostia se quedó mirando el teléfono, el eco de sus palabras todavía resonando en sus pensamientos. Si bien sabía que él podía manejarse, eso no le quitaba el peso del miedo que llevaba consigo. Se sentó en un elegante sillón, sintió cómo el suave terciopelo le aplastaba las preocupaciones un poco.
Se permitió un breve momento de reflexión, preguntándose si había hecho lo correcto al criar a Zarbon en un entorno rodeado de peligros y aventuras. Pero, en su corazón, sabía que siempre había sido inquebrantable en su deseo de darle una vida plena y significativa. Con su mente equilibrada entre la razón y la emoción, decidió que tenía que prepararse también. Si su hijo estaba a punto de enfrentar peligros, ella debía estar lista para apoyarlo.
Frostia se levantó, decidida a reunir información que pudiera ayudar a Zarbon y a Bulma en lo que estaban por emprender. Se dirigió a su oficina personal, donde conservaba archivos y contactos que podrían ser útiles. Mientras revisaba, recordó las lecciones que había aprendido sobre la familia y la lealtad, y cómo la valentía también radicaba en saber cuándo buscar ayuda.
Mientras escaneaba documentos, una idea repentina le cruzó la mente: reunir a algunos de sus viejos aliados. Siempre había tenido una red de contactos leales, y era el momento de activarla. Sin perder tiempo, comenzó a hacer llamadas, explicando la situación, pidiendo apoyo. Sabía que no podía hacerse cargo de la situación por su cuenta, pero un ejército de buenos amigos podría marcar la diferencia.
Pasaron algunas horas llenas de actividad, pero finalmente, tras reunir a algunos de sus colaboradores más cercanos, se sintió un poco más tranquila. Sabía que, aunque la incertidumbre aún persistía, al menos estaba haciendo algo útil.
Se sentaba de nuevo, sintió la necesidad de enviar un mensaje a Zarbon, de recordarle que no estaba solo. Lo redactó con cuidado y presionó enviar, sintiendo un pequeño alivio al saber que el vínculo entre ellos seguía siendo fuerte, incluso en la distancia.
Y así, con la noche cerrando sobre la bulliciosa ciudad de Nueva York, Frostia se dispuso a hacer lo que mejor sabía: proteger a su familia preparada para lo que venga, siguiendo el ejemplo de su hijo, siempre dispuesta a luchar por lo que amaba. Frostia respiró hondo, el aire fresco de la noche llenó su mente de determinación. Mientras pensaba en sus hijos, no podía evitar sumirse en recuerdos de su niñez. Cooler y Freezer, a quienes había visto crecer en un ambiente lleno de peligros pero también de amor, siempre habían estado al frente y al centro de su vida.
Cooler, el mayor de los dos, había heredado la ambición y el liderazgo de su padre, Freezer. Desde joven, había mostrado un talento innato para el combate, pero a diferencia de su padre, Cooler había optado por seguir un camino que combinaba la fuerza con la diplomacia, buscando equilibrar su herencia con su deseo de un mundo mejor. Sin embargo, el peso de las expectativas siempre le había acompañado, y Frostia temía que esa presión pudiera llevarlo a tomar decisiones equivocadas.
Freezer, por otro lado, era un enigma. Aunque más joven, la chispa de su naturaleza intrigante lo llevaba a explorar constantemente los límites del poder y la estrategia. Su curiosidad le había causado problemas en varias ocasiones y a menudo la ponía en la cuerda floja entre la preocupación y la admiración. Sabía que buscaba su lugar en un mundo que a menudo era hostil, y eso la llenaba de inquietud.
Mientras pensaba en ellos, el sonido del teléfono la sacó de su ensimismamiento. Era un mensaje de Zarbon, asegurándole que había tenido éxito en obtener información sobre la situación que enfrentaban. Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro; su hijo tenía la tenacidad de un guerrero y el ingenio de un estratega.
- Hemos encontrado pistas sobre su paradero. Necesitamos actuar rápido, pero tengo un plan. Te mantendré informada.
Frostia sintió una oleada de alivio. La preparación de su hijo y su habilidad para actuar bajo presión siempre le habían dado esperanza. Pero entonces, su mente volvió a sus otros hijos, sabiendo que se enfrentaba a desafíos propios.
Decidida a estar al tanto de la situación de Cooler y Freezer, decidió hacer una rápida llamada. Era fundamental mantener la comunicación con ellos, asegurándose de que no corrieran riesgos innecesarios.
Con un tono firme pero maternal, se puso en contacto con Cooler.
- ¿Cooler?- su voz resonó con un aire de autoridad y amor- Quiero que me escuches. Hay un asunto importante en el que necesitamos discutir. Es crítico que tú y Freezer se mantengan alejados de cualquier problema.
- Mamá- su voz sonó tranquila, a pesar de la súbita seriedad- Sabemos lo que estamos haciendo. Pero entenderás que, como parte de esta familia, también tenemos nuestras propias peleas. No podemos simplemente escondernos.
Frostia suspiró, sintiéndose atrapada entre la admiración y el miedo por su valentía- Lo sé, cariño, pero esta vez es diferente. Hay fuerzas en juego que no comprendes del todo. Espérame, estoy trabajando en algo. Déjame unirme a ustedes. Juntos, somos más fuertes.
- Está bien- aceptó Cooler- Te mantendremos informada. Pero prométeme que te mantendrás a salvo. No quiero que te expongas. Necesitamos a mamá en casa.
Frostia sintió el nudo en su pecho aflojarse ligeramente. La preocupación estaba lejos de desaparecer, pero el saber que sus hijos estaban huyendo de la tormenta la tranquilizaba. Sabía que era un camino peligroso, pero la fuerza de su familia también radicaba en su unidad y lealtad.
Tras colgar, se adentró en la noche madrugadora de Nueva York. Preparándose para lo que estaba por venir, su mente continuaba en movimiento. No podía subestimar la valentía de su familia, pero sí debía estar lista para cualquier eventualidad.
Con su red de aliados y la firme determinación de proteger a sus seres queridos, Frostia sabía que la batalla que había comenzado se extendería más allá de las sombras de la ciudad. Era el momento de involucrarse, y sus hijos, aunque inquebrantables, no tendrían que enfrentar los peligros solos.
Mientras las estrellas brillaban sobre la metrópoli, la historia de su familia tejía una trama entrelazada de amor, miedo y valentía. Todos luchando, todos unidos, listos para enfrentar el destino que les esperaba.
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