°28° Final✨

Agustín.

Me encuentro esperando los malditos resultados de los cabellos y las huellas que Gastón y yo hemos encontrado en la casa. Michael está haciendo de todo para buscarlas rápido, pero se ha tardado. Está noche Carolina sale del hospital, me encuentro con un sin fin de emociones.

Ella aún no se ha enterado de las cosas que Gastón y yo hemos estado haciendo para descubrir a la persona que causó su accidente, no quiero preocuparla. La he ido a ver esta mañana, se encuentra mejor y sus ojos están con ese brillo maravilloso que me hipnotiza. Los mellizos se encuentran con Karol y Ruggero. Carolina se encuentra dormida por ahora, ya volveré por ella en la noche, se encuentra aliviada por poder regresar por fin a su casa, con su familia.

Ha descubierto las dos primeras huellas que Gastón encontró en la puerta. La primera es de Kendall y la segunda de Carolina, lo cual se ha afirmado que la tercera no es de ninguna de ellas dos, así que por esa razón sigue buscando en las demás.

Los cabellos que yo encontré también corresponden a Bella, Carolina y Kendall. Pero el otro tipo de cabello color rubio, no pertenecía a Kendall como yo pude imaginarmelo. Así que Michael, está tratando de buscar a chicas rubias que puedan ser sospechosas por este incidente, pero nadie llega a mi mente ni a la de él. Estamos desesperados y ya lleva más de dos buscando.

-¿Podrías apresurarte, Ronda? -Le reprendí fastidiado. Gastón rodó los ojos.

Michael es un compañero que conozco de hace algunos años, siempre lo he considerado el mejor rastreador de todo. Es mega bueno y le tengo un cariño de hermanos.

-Hago lo más rápido que puedo, Agus. -Me comentó con frustración.

-Bernasconi, calmate. Pronto vamos a saberlo, pero si sigues con tu mal humor más lento se te va a pasar. -Bufé. Vicent y Gastón se encontraban conmigo, Gastón estaba apoyado en el umbral de la puerta y Vicent, sentado en un sillón.

-¡Listo! -Gritó Michael.- ¡Agustín, mira quien es!

Gastón, Vicent y yo nos acercamos rápidamente a donde Michael se encontraba sentado. Miré hacia la computadora y pude sentir mis pelos ponerse de punta.

Tenía que estar bromeando. Ella no.

(***)

Carolina.

Me encontraba leyendo un libro que hace mucho Agustín me había regalado. Estos días me la pasé leyendo la mayoría de libros que yo ya había coleccionado o me habían regalado.
Esta noche podía salir de este lugar que me trae muy malos recuerdos y sentimientos.

No tenía pensado tener un tercer hijo, o por lo menos embarazarme. Lo cierto es que, a pesar de esta desgracia, quiero tener otro bebé.

Me gustaría llamarle Nina o Gastón. Esos nombre siempre me han gustado y es como se llamaban mis abuelos.
Hace mucho que no visito a mis padres. Ellos viven en Londres, casi nunca nos vemos o hablamos, pero tratamos de ser lo más comunicativos posible. Ellos trabajan mucho y por eso viven allá.

De repente, mi habitación se queda sin luz.

Me levantó de la cama con cuidado, pues mi cuerpo aún se encuentra algo a dolorido e intento acercarme a la puerta, pero esta se abre antes de que yo de un paso.

-¿Hola? Perdón, pero es que se fue la luz y me preocupé. ¿Está todo bien? -Preguntó a la enfermera que supongo acaba de entrar, pero no contesta nada. Cierra la puerta y se queda parada. Inmediatamente me siento asustada y preocupada.- ¿Hola?

Vuelve a repetir y la luz se enciende. Me tranquilizo al ver la cara familiar, aunque me confunde el hecho de que esté vestida como enfermera. Le pone un seguro a la puerta y frunzó el ceño.

-¿Por qué le pones seguro? -Me aventuro a preguntar. Ella solo sonríe, ¿malévolamente?

-Por nada. No quiero que interrumpan mi tiempo contigo, cariño. -Responde de una manera rara pero tranquila. ¿Qué cárabo sucede?- ¿Qué tal sigues de tu caída por las escaleras? ¿Por qué no moriste junto a tu bebé?

Mi garganta se queda seca y yo me tensó. Pronto mis ojos pinchan y quiero llorar por su brusca manera de hablarme.

-¿Qué... Qué dijiste, nana? -Ella suelta una carcajada.

-Vamos, Carito. Ambas sabemos que no fue un accidente y que tu garganta no pudo secarse raramente a las 2 de la madrugada, ¿o si? -Mi corazón palpitaba al mil. Estaba muy confundida, pero sobre todo asustada.

Necesitaba a Agustín. Comencé a buscar mi celular por la habitación, lo encontré del otro lado de la cama.

-Ni lo intentes, cariño. -Me amenazó la voz de Martha. Mi nana. La tercera persona en la que más confiaba.

Ella causó mi accidente y la muerte de mi bebé.

-Mi niña Kendall intentó suicidarse dos veces después de que tú y el inepto de Agustín se casaran. Casi la pierdo por entrometerte como una zorra. -Sollozé, no siquiera me di cuenta cuando empecé a llorar.- Pero no importa. Logré escabullirme en su asquerosa vida, ganándome su confianza y cariño. -Rió como si fuera el mejor chiste.- Pensaste que era como una madre para ti, tan tonta Carolina. Lo que tienes de zorra, lo tienes de ingenua...

-¡Callate! -Grité entre lágrimas. Me dolían sus palabras que tenían algunas cosas de razón.- ¿Por qué mi hijo? ¿Qué te hizo él? -Lloriqueé.

-¡Porque tu si pudiste tener hijos! -Gritó furiosa.- Yo quedé estéril luego de el embarazo complicado que tuve de Kendall. -Comenzó a llorar.- Tuve muchos abortos. -Me miró con recelo.- Kendall tuvo un problema en su aparato femenino y jamás pudo tener un hijo de Agustín. Así como yo no pude volver a reconquistar a su padre luego de que se enterara que no podía tener más hijos.

¿Ella...?

-Esto viene de... ¿Desde hace años? -Ella lloró y asintió. Intentaba moverme lentamente hacia el otro lado, charlando con ella.

-Él me dejo cuando conoció a Claudia y supo que ella podía darle los hijos que pudiese y yo no. Así que Agustín casualmente se cruzo en el camino de Kendall. -Agachó la mirada.- Ella también se enamoró de un maldito Bernasconi. Pero claro, no pudo embarazarse de él para amarrarlo. Así que teníamos que quitarte del camino. -Volvió a mirarme.- Ya tenías dos mellizos preciosos, así que Kendall seria una buena madre.

Se limpió las lágrimas con fuerza, mirándome fijamente.

-Nos enteramos de tu próximo hijo. Eso solo nos hizo enojar más. ¿Por qué tenías que embarazarte de nuevo? ¿Por qué tú si? Así que planeamos todo esto, sacarte del camino y que mejor manera de hacerlo así. Pero no, tuviste que sobrevivir como una perra. -Rebuscó en su bolso de enfermera y se acercó a mí un poco.- Por eso, debes de morir.

Y sacó una pistola. Me quedé sin aire.

-Suelta esa pistola ahora mismo, Federica. -La voz de Claudia apareció y me sentí un poco aliviada. Pero... ¿Federica?

Martha... O Federica, soltó una carcajada.

-Dos zorras de un tiro. -Apuntó a Claudia y ella levantó las manos.- Pero que bonito, acercate. Llegaste en un buen momento.

Cuando Claudia intentó acercarse a mí, golpeó con su bolso a Martha, apagó la luz, corrió hacia mí y me llevó del otro lado de la habitación, ocultándonos detrás de un gabinete. Martha gruñó y rápidamente lo encendió.

-Ya viene Agustín con la policía. -Susurró Claudia.- Lo lamento Caro, no sabía que era ella y sus problemas enfermizos de la mente. -Asentí y la abracé.-

-Será mejor que salgan, no quieren morir, ¿verdad? -Gritó.- ¡Rápido!

Miré a Claudia y ella asintió, como si tuviera un plan. Así que ambas salimos con las manos en alto.

-Muy bien. -Seguía apuntándonos con la pistola.- Mentí, las mataré a ambas. -Rió levemente.- ¿A quién primero? De tin, marin, de do, pingüe... -Jugó con la pistola intercalandola entre ambas.

-Basta, Federica. Esté es nuestro problema, deja en paz a Carolina, por fav...

-No, ella lastimó a mi pequeña Kendall, debe sufrir. -Rugió.

¡¿Dónde carajos estaba Agustín?!

-Tu sabías que Diego y yo estábamos juntos, sabías que él me eligió a mí y aún así intentaste separarnos. -Soltó Claudia.- Le metiste malas ideas a Kendall solo porque tu no pudiste ser feliz con su padre.

-¡Callate! ¡Todo es tu culpa! ¡Todo! -Gritó muy exasperada.- ¡Diego y yo nos amábamos!

-¡No, Federica! ¡Él no te amaba! Comprende. -Gritó Claudia para hacerla entrar en razón.

-Les voy a quitar a ti y a Agustín a Carolina, así como ustedes me quitaron a Diego... -Susurró y apuntó la pistola a mi cráneo. Tragué saliva duramente.

-Tú no vas a quitarme a nadie... -Agustin apareció y me sentí aliviada, nos miramos y pude sentirme protegida.

Entonces Claudia hizo algo que no me esperaba para nada. Se abalanzó sobre Federica tomándola distraída.

-¡Mamá no! -Agustín gritó e intento acercarse, pero fue demasiado tarde.

Cubrí mis oídos ante el fuerte ruido del gatillo jalado. De una bala que salió, entre Martha y Claudia.

Si tardé fue porque escribí muchísimo. Pronto subo el epílogo. Mil gracias por apoyarme con esta bonita historia. Las amo muchísimo.😭💛

APOYEMOS A CAROLINA KOPELIOFF EN LOS KCA ARGENTINA COMO LA MEJOR ACTRIZ. RÁPIDO, RÁPIDO.♥♥

- A.A.M. -💟

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