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Me desperté y me dolía un poco la cabeza. Me levante para poder ir al baño y cuando reaccione note que no estaba en la habitación de la casa de...
- Agustín...
Murmure a punto de llorar.
Salí corriendo y por lo que vi, era un departamento, muy elegante de hecho. Me limpie algunas lágrimas que ya recorrían mi mejilla.
Llegue a la cocina y ahí estaba Ruggero, sirviéndose jugo de naranja en un vaso.
- ¡Buenos Días Caro! ¿Cómo amaneciste? - Dijo en un tono muy alegre. Esperen ¿Ya había amanecido? Voltio hacia las ventanas y efectivamente, el sol apenas estaba saliendo.
- ¿Qué hora es? - Dije seca.
- Faltan 15 minutos a las 10. - Dijo aun con un tono feliz.
- ¿Donde esta Agustín? - Mi voz se escuchó quebrada.
- Pues por la hora, apenas se ha de estar levantando. - Intento hacerme reír pero no lo logro.
- Llévame con él, ahora mismo... - Murmure lo suficientemente fuerte para que me escuchara.
Paso a un lado mío con un vaso de naranja y 2 sándwiches en mano y se sentó en el sofá de su sala.
- El me pidió que no lo hiciera Carolina, el solo te está protegiendo, entiéndelo. - Su tono fue serio.
- ¡Y yo te estoy pidiendo que me lleves con el ahora mismo! - Grite casi llorando.
- La respuesta es no. - Y no dijo más.
Mire por la habitación buscando la puerta, cuando la encontré corrí rápidamente hacia ella y gire la perilla.
Está cerrada.
- ¡Basta Carolina! Vas a complicar las cosas, ¿crees que voy a dejar la puerta abierta así de sencillo? Pierdes tus esfuerzos porque Agustín me pidió que te cuidara y se voy a hacer. - Lo mire y él se levantó del sillón.
- No lo entiendes... ¡YO LO AMO! - Dije en un mar de lágrimas. Me acerque a él. - Por favor Ruggero... Lo necesito... - El solo me miraba apenado.
- Ese fue tu error Carolina, enamorarte de alguien que no puede amarte de la misma manera... - Sentí como mi corazón se quebraba en mil pedazos. - Ve al cuarto yo ya te llevo de comer...
- No, no voy a comer, si él no está aquí ¡Prefiero morirme! - Y me fui a la habitación, cerré la puerta con seguro y me tire sobre la cama.
Abrace una almohada y las lágrimas no dejaban de salir por mis ojos.
Yo sé que él me ama. Solo tiene miedo de perderme. Al igual que yo a él. No supe cómo y tampoco cuando pero me quede dormida entre tantos pensamientos y lágrimas.
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No había sido fácil haberla dejada ir, no había podido dejar de pensar en ella.
No hice nada más que ver los videos donde se había registrado algunas visitas de Morgan en los centros de California.
Cheque mi celular y vi que tenía una llamada de Ruggero.
Llamada perdida de Ruggero
10:00 am.
No había ningún mensaje, pero decidí devolverle la llamada. Ya eran las 9 de la noche.
- Hey Ruggero, ¿Que paso está todo bien?
- No Agustín, quiso escapar pero no pudo, se encerró en el cuarto y estaba llorando, no ha querido comer y dice que no lo hará hasta que tú vengas. Está muy mal Agus, ella en verdad te amaba y esto la está lastimando más.
- Es lo mejor Ruggero... - Suspire. - Voy en media hora, no le digas.
- Esta dormida, cualquier cosa yo te aviso.
- Muchas gracias, adiós.
Volví a suspirar. Quería verla, abrazarla, besarla y hacerle de todo.
Subí a mi habitación y me coloque mi saco negro, baje tome las llaves del auto y salí dirigiéndome hacia él. Y hacia ella.
Estacione mi auto, me puse mis gafas negras y me dirigí hacia el departamento de Rugge. No necesitaba identificación, pues no es la primera vez que voy.
Toque la puerta 2 veces. Y pronto el me abrió la puerta.
- Que pronto llegas. - Me dijo con una leve sonrisa y nos saludamos estrechándonos la mano y dándonos un abrazo con un golpe en la espalda.
- ¿Donde esta? - El me señalo la habitación y pronto me dirigí hacia ella.
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Escuche la puerta sonar, no quería verlo, solo quería estar en los brazos de Agustín, besarlo y decirle lo mucho que lo quiero, que lo amo. Por lo que vi ya era noche.
Volvieron a tocar.
- ¡Vete Ruggero! ¡Déjame sola! - Grite.
Volvieron a tocar un poco más fuerte.
Me levante hacia la puerta, me había puesto un short de licra negro y una playera de tirantes del mismo color. Quite el seguro y gire la perilla. La puerta se abrió.
- ¡Te dije que m... - Calle. Mis ojos se abrieron a tope. Lleve mi mano a mi boca para cubrirla.
Él estaba ahí. Tan elegante y guapo como siempre. Mirándome.
- Agustín... - Susurre y me avente hacia él. Lo abrace poniendo mis brazos alrededor de su cuello. El hizo lo mismo, pero me tomo de la cintura y sentí un cálido beso en mi frente.
- Hola mi amor... - Y volví a llorar, pero esta vez, de felicidad.
¡El había venido! Me sentía tan feliz, tan protegida.
Me separe y lo bese, fue un beso de desesperación y necesidad. El también me lo hizo saber. Después de un rato nos separamos por falta de aire.
- Mi amor, estas aquí... - Dije con una leve sonrisa y el me dio un beso corto para luego sonreír.
- Necesito que comas Caro, te necesito fuerte... - Dijo limpiándome las lágrimas que poco a poco corrían por mi mejilla.
- Si Agustín, si... - Dije aun con la sonrisa embobada.
Con un brazo me tomo por la cintura y me llevo a la cocina. Había espagueti y verduras. Me senté y el me lo sirvió. Se sentó enfrente de mí. Y comencé a comer.
- ¿Y Ruggero? - Dije rompiendo el silencio.
- Me dijo que saldría para darnos nuestro espacio. No sé a qué hora regrese.
- ¿Él te llamo? - Pregunte un poco nerviosa.
- Sí. Me dijo lo que sucedió en la mañana y vine.
- Quiero estar allá contigo Agus... - Dije triste.
- Ya hemos hablado de esto Caro... - Se levantó y se dirigió hacia las grandes ventanas.
Comí lo más rápido posible, pues no era mucho y camine hacia él.
- Es que yo quiero estar contigo, maldición... - dije poniéndome a su lado mirándolo a los ojos, buscando su mirada. El voltio hacia mí. - Te necesito más yo que tú a mí...
- ¡Ya basta Carolina! ¿¡Que no entiendes que nos estamos causando daño!? - Me grito como si fuese a llorar.
- ¡No! ¡Tú nos estas causando daño! ¡Me alejaste de ti! ¡Porque tienes miedo a amar de nuevo y que me pase lo que a Valentina le paso! - Grite yo también. - Agustín... Si tú me alejas yo me siento desprotegida... Si no vas a estar conmigo... no tiene caso seguir...
- Entonces creo que entre nosotros ya no hay nada... De ahora en adelante solo serás mi misión... - Solloce. - No más besos, no más caricias, no más abrazos, ¡No más tu y yo!
Mis lágrimas brotaron descontroladamente de mis ojos.
En ese instante Ruggero entro, ambos lo miramos, Agustín también estaba llorando.
- ¿Querías que comiera? Bien ya comió y ahora más que nada, tiene que comer... - Voltio su mirada a la mía. - Porque yo lo ordeno.
Y se retiró dirigiéndose a la puerta por donde hace unos segundos Ruggero había entrado, desapareciendo completamente por aquella.
Me tire hincada al suelo y comencé a llorar más fuerte. El me había dejado, él se había ido rompiéndome en mil pedazos. Haciéndome daño como nadie más lo había hecho, lo maldecía por lo bajo.
Ruggero se acercó a mí y me abraso, dándome a entender que yo podía confiar en él.
- Vamos Caro, vamos a tu cuarto. - Me levante aun llorando y me llevo a mi habitación. Me dio un beso en la frente y se retiró.
Me acosté y seguí llorando, hasta quedarme dormida.
Como a las 4 de la mañana sentí una punzada en el estómago. Me levante corriendo a el baño y comencé a vomitar. Seguro que la comida me había hecho daño por comerla rápido.
Hasta yo me emociono JAJAJA, gracias por sus votos pequeñas💘 Las quierooo💛
- A.A.M -💟🔥
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