🔮Capitulo Once🔮

Los labios de Sebastián, sus caricias se me hacían tan familiares, como si algo así ya hubiese sucedido.


El cortó el beso separándose con lentitud de mi.

Colocó sus manos en mis hombros y aún con los ojos cerrados suspiró, un suspiro que decía tanto y al mismo tiempo nada.

—¿Ya se encuentra bien?— preguntó dando distancia entre nosotros.

—Si, muchas gracias —realmente quería otro beso de su parte pero no podía obligarlo.

—De acuerdo —El abrió la puerta del placard y me ayudó a salir.

—Cornelia —Llegó Dylan apresurado.

Corrió hacia mi y me besó, creyendo romper aquel hechizo que minutos atrás rompió Sebastián.

—¿Te encuentras bien? — se separó de mí y me miró nervioso.

—Si — estaba confundida.

¿Qué significa todo este embrollo?  No se suponía que Dylan era mi gran amor, no estaba enamorada de él, en lo que me contó Sebastián nosotros nos amábamos pero ahora el me beso y si mi corazón se acelero pero de nervios por qué Sebastián estaba ahí observando, siento que ya había besado a Sebastián, no sé cuando, no sé cómo o por qué pero... me encuentro confundida.

—Yo iré a hacer algo —Sebastián hablo incómodo.

—De acuerdo —susurré

—¿Segura estas bien? —Dylan volvió a preguntar.

—Si, ¿Qué sucedió con Mackie?

—El se fue

—¿Cómo que se fue? —cuestioné

—Tomó su motocicleta y se fué.

—Necesito ir a descansar

—Si, Claro ¿Quieres que te acompañe?

—Claro

—De acuerdo, vayamos por la parte trasera

Salimos y Dylan parecía algo perseguido, miraba hacia todos lados y se hacía pequeño cuando gente pasaba.

—¿Por qué te escondes? —reí

—Los hombres gato tenemos prohibido juntarnos con hechiceros.

—Espera, dices que te estás escondiendo para que no te vean conmigo.

—Algo así.

Estaba enojada, molesta, furiosa. Se esconde por que está a mi lado.

—Bien, no necesito de ti para ir a mi casa y menos si eres así —chasquee mis dedos y me teletransporte a casa.

Creo que puede que hayamos estado enamorados, puede que el aún mueva un poco mi corazón. Pero realmente al faltarnos esos recuerdos somos desconocidos, yo realmente no sé qué es lo que él me hace sentir.

Llegue mareada a la casa y me recosté en mi cama.

Sebastián... me sentía culpable por que Dylan me beso en frente de él.

Sebastián... por que me pusiste tan nerviosa, por que tus labios se me hicieron familiares.

Ya está aquí ama —Sebastián llegó al cuarto.

—Si, me duele un poco la cabeza y quiero descansar un poco.

—Debe ser un efecto secundario por romper el hechizo abruptamente. Duerma un rato.

—Siento lo qué pasó, no quise obligarte.

—No fue su culpa, está bien —el suspiro y tomó su forma gatuna.

Se acurruco en una esquina del cuarto y cerró sus ojos.

Se veía tan tierno echo una bolita que no pude resistirme.

—Ven —le susurré

Como pareció que él no me oyó o qué se hizo el bobo me incorporé y lo alce.

El ronroneo en mis brazos. Me recosté con el aún en mis brazos y lo acomodé a mi lado.

Y mientras lo mimaba y acariciaba su pelaje concilié el sueño.

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