Capítulo 25:


*Noche del baile*

Desde ese beso con Sebastian no había vuelto a hablarle, cada vez que se aproximaba a mi, yo me alejaba o lo ignoraba. No podía dejar que alguien notase lo que había sucedido.

Me sentía perseguida, como si alguien supiese que nuevamente rompí aquella regla.

Chasquee mis dedos y un bello vestido de época vestía mi cuerpo. Volví a repetir ese chasquido y mi cabello y maquillaje se vieron perfectos.

*toc toc*

Alguien tocó a mi puerta.

—Adelante —alcé mi voz.

—Cornelia, puede que no me conozcas —una chica ingresó. 

—Se quien eres Marie ¿En qué puedo ayudarte?

Ella me miró sorprendida y sonrió.

—Podrías ayudarme con mi vestido y peinado para hoy, quiero causar una buen impresión. Es muy importante para mi hallar una pareja en el baile —suspiró —Mis padres me están presionando.

—¡Claro que puedo ayudarte!—Sonreí, me gustaba poder usar la magia para hacer felices a otros —Ven, párate aquí.

Aparecí un espejo de píe de gran tamaño, para que Marie pudiese ver su cuerpo entero en el.

Di unas vueltas al rededor de ella, inspeccionándola y, al fin me decidí. Puse mis dedos en marcha y un hermoso vestido remplazó las prendas de ella. 

—¡Wow! —exclamó emocionada y me miró a través del espejo —Es hermoso.

—Gracias —sonreí —Ahora vamos con el peinado y el maquillaje, siéntate aquí. 

Luego de unos minutos Marie ya estaba lista para el baile. Me besó ambas mejillas y se fue agradecida.

—Es lindo que ayudes a otros —Sebastian, quien siempre estuvo en una esquina del cuarto, habló. 

 No respondí, se que esta mal ignorarlo, pero la idea de que alguien se entere y nos separen nuevamente me petrificaba.

—¡Vamos! —él me tomó del brazo haciendo que lo mire a los ojos.

 Estaba molesto, tenso y nervioso.

—Hace días no comes, ¿crees que no me doy cuenta que algo te pasa, que algo anda mal? —gritó.

Aparté la vista y me solté de su agarre.

—Sebastian, no insistas y compórtate —susurré 

—Comportarme —rió con sarcasmo —¿Cómo deseas que me comporte ama? ¿Cómo una mascota?

Lo miré dolida por sus palabras, no me refería a eso.

—Piensa lo que quieras.

Chasquee los dedos y lo vestí con un flamante esmoquin que combinaba con mi vestido. 

—Es hora del baile de sociedad —suspiré—Vamos.

Él me miró molesto y asintió.

Bajamos y en la entrada todos estaban recibiendo a las familias y guiándolos hacia el salón.

Al entrar al salón me sentí sofocada, abrumada. Mucha gente había en aquel lugar.

—Cornelia ¿Cierto? —un chico se acercó a mi con una copa de champan.

—Si, Lion soy Cornelia

—Veo que es cierto lo que dicen.

—¿Qué es lo que dicen? —sonreí. 

—Que nos conoces a todos, y que eres hermosa.

—¿Y cuál de las dos es la cierta? —volví a sonreír.

—Ambas —susurró en mi oído.

 Sebastina lo estaba matando con la mirada, podía notarse lo agitado de su respiración.

  —Luego, me gustaría que me ofrezcas tu compañía en una pieza de baile.

—Claro que si, pero tendrás que preparar a tus pies, doy fuertes pisotones.

—Si una belleza como tu me pisa, un caballero como yo debe mantenerlo en secreto.

  Reí ante su comentario.

—¿Qué haces? —Sebastian me habló enfurecido.

—Me estas lastimando el brazo, suéltame.

 

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