13. El hijo de la Luna

~{Campo de entrenamiento, Palacio de Galicia, Arcadia}~

El sol estaba en su máximo punto y la brisa que soplaba amena, hacían de uno de los últimos días del otoño un ambiente que mediaba entre el frío y lo acogedor. En aquel campo visiblemente de entrenamientos yacían dos cuerpos sudorosos por el encuentro de casi una hora que han tenido hasta el momento sin un claro ganador, siendo los combatientes ni más ni menos que el estoico hijo del General Alveo, Yu Kanda, y uno de los tres grandes, el General Cross Marian.

-Ya rindete niño, no me obligues a usar toda mi fuerza y dejarte mal delante de tu querido príncipe.

-Eso quisieras viejo, y te digo lo mismo, no deberías sobreesforzar tu viejo cuerpo , además no quiero desperdiciar mi fuerza para demostrarte que soy más fuerte que tú.

-Mocoso insolente ya me las vas a pagar!

Nuevamente se desató la batalla campal esta vez demostrando casi toda su fuerza, tal cual de los dos, más cansado que el otro y con deseos de terminar aquel juego de niños que el pelirrojo había iniciado en su infantil modo de probar al prometido de su estúpido alumno y de molestar al último que observaba la pelea con el corazón en la boca, los entrenamientos de Cross no eran espartanos pero si dejaban a cualquiera adolorido por una semana, lo sabía por cuenta propia.

Ya harto de todo eso, el azabache desató sus poderes de licántropo y aumentó exponencialmente su fuerza, sorprendiendo al pelirrojo y a todos los espectadores, entre ellos el rey y la reina, y además derrotando al fin al engreído General Cross.

-Te advertí que te rindieras viejo.

-Por favor, te deje ganar porque me has caído bien.

-Tsk... dí lo que quieres viejo, sólo tú y yo sabemos que te derroté.

Dio media vuelta para salir del campo de entrenamiento aún en su transformación cuando de pronto su vista se nubló y se fue tornando negra poco a poco, no se percató en qué momento había quedado en el suelo, ni notó que había estado convulsionando frente a los asustados ojos de su príncipe. El consejero real del Rey mana, Bookman, quien tenía conocimientos de medicina avanzada apareció para revisar al licántropo, sudaba, pensaron que era debido al enfrentamiento pero el sudor era frío, sumamente helado, y tiritaba, sus convulsiones eran leves y ya se detenían, cuando empezó a regularizarse su cuerpo se calentó de golpe.

Pero lo que sorprendió al Bookman y al albino que yacía tirado a su lado sosteniendo la cabeza de su amado fue un cambio extraño, uno que hizo al consejero pedir con urgencia que todos se retiraran en especial los reyes ya que sería peligroso.

-Cross saca a todos de aquí!!! Es peligroso que se queden.

-Yo no iré a ningún lado, que le sucede a Kanda?- preguntó Allen ya muy pálido de miedo.

- Puede permanecer su alteza, pero si se torna peligroso, por el bien de su vida le pediré que se retire sin contradecirme, entendió?

-Hai.

-El cambio de está dando.

Su piel se tornaba oscura y azulada excepto en el pecho y parte de el rostro, que se volvían más blancas, de pronto de su piel brotaban bellos de los mismos colores haciendo juego con su cola y orejas y su cuerpo cambiaba de forma y tamaño, dejándolo con la ropa deshecha y la apariencia de un lobo de un tamaño descomunal, negro azulado y de pecho y hocico blanco, al despertar sus ojos eran casi iguales, azules profundo como el mar pero sus pupilas como las de un lobo. Los miró fijamente mientras estos se levantan y retroceden dirigiendo le la palabra.

-Kanda-kun estás bien? Puedes entendernos?

-Yu?- este hizo un sonido parecido al clásico chasquido de lengua que hacía sintiendo el mismo extraño y mirando confundido aún tirado en el suelo.

-Kanda-kun si nos entiendes mueve la cabeza positivamente.- este asintió dando a notar que sí entendía.

-Auuu...- trató de pronunciar palabra y lo único que logró gesticular fue un aullido seguido de varios alaridos caninos -*Pero que demonios le pasa a mi voz?*- pensó.

-Oh!... Lo oí, oí lo que pensó Yu.

-Allen-denka, usted entiende a Kanda-kun?

-Eso creo.

-Grrr...*Moyashi que rayos me está pasando?*

-Quiere saber qué le está pasando a su cuerpo.

-Kanda-kun, ustedes deben recordar que son licántropos y no cualquiera sino puros, les había comentado que podían llegar a transformarse por completo pero esto nunca es seguro que suceda, al parecer el haber liberado toda su fuerza con la batalla liberó sus poderes para lograr la transformación, lo más seguro es que pronto aprendas a cambiar de forma por voluntad propia, pero eso lo debes aprender por ti mismo, estarás así hasta que lo descifres.

-...*Y cómo demonios haré eso???*

-Yu cálmate. Estaré contigo todo el tiempo hasta que cambies ok, estoy seguro que lo lograrás a tiempo.

-*A tiempo para qué?*

-Perro tonto! Para la boda en dos semanas, no me despegare de ti hasta que logres transformarte.

-*Tsk...no lo había olvidado, no me importa si me tengo que casar así, el punto es que no quiero andar así*

-*Aish pero que testarudo es! Cuando le eche las manos encima le voy a...*

-*Te puedo oír baka moyashi*

-Ahhh...

-Qué sucede Allen-denka?

-Puede oír mis pensamientos también.

-Eso debe ser porque tienen una conexión fuerte, así es como una manada de lobos se comunica.

-Entiendo, bueno volvamos dentro, creo que aún cabes en los pasillos.

-Grrr...*me las pagarás luego moyashi.*

-Hahaha, no seas gruñón Yu~

Dentro de los pasillos de palacio había conmoción, la noticia de que el hijo del general Alveo se había transformado en una bestia se había esparcido como pólvora. Y qué decir cuándo lo vieron entrar al palacio al lado del príncipe, la que se armó, hacía a todos pegar un grito o brincar del susto, y el príncipe los calmaba explicando la situación, pero la mejor de las reacciones no fue otra que la del consejero real del príncipe, el pelirrojo suicida, Lavi Bookman.

-Woah... así que es cierto que Yu~ se transformó! Menudo cuento de la bella y la bestia...- dijo señalando respectivamente a Allen con la bella y Kanda, como la bestia.

Y como era de esperarse, tuvo que correr por su vida bajo el intento de homicidio del lobo, y vaya que este si era un lobo feroz, siendo peor esta vez para el pelirrojo que ni por lanzarse de un balcón se escapó de la tremenda mordida propinada por el ahora lobo.

-Nunca más molestaré a Yu mientras esté con esta forma.

-Ha ha ha, me aseguraré de recordartelo.- dijo Lenalee con toda intención de burlarse de su compañero.

-Ha ha ha, en especial de que no olvides lo que te pasó hoy- dijo el príncipe acariciando la melena lobezna de Kanda. -*No crees qu te pasaste de la raya Yu?*

-*Ni de puto chiste, la próxima lo mató.*- pensó para el albino.

-Moo~ que malos son! Por qué se burlan de mí?

-Te lo mereces por andar de chistoso, y dice Kanda que a la próxima te mata.

-Cómo sabes lo que piensa?

-Bookman dice que es una especie de conexión especial, como en las manadas de lobos, los mitos dicen que se comunicaban a través de sus pensamientos.

-En serio? Es cómo tener telepatía! Pero porque funciona sólo contigo?

-Eso ni el mismo lo sabe.

El trio de amigos y el enorme lobo hablaban de todo lo relacionado a la transformación de Kanda, sobre su descomunal tamaño, pasando la altura de Allen y la del mismo Lavi sólo la cabeza, y el lomo a la altura del pecho. Sobre que su pelaje, aparte de ser muy suave y acogedor, tenía el mismo color que su cabello casi azul y sus ojos mantenían ese azul rey brillante en su ser. Luego de un buen rato caía la noche y era la hora de la cena. Al entrar al comedor acompañado de semejante figura imponente, las sirvientas pegaron el grito al cielo, los yeres no podían contener su risa, Kanda se fastidio de todo aquello y se dio media vuelta para retirarse.

-Kanda! Matte! Yu no te pongas así.- dijo siguiendole por el pasillo.

-*Que fácil es decirlo, si fueras tú ya estarías tirado en tu habitación llorando como niña*

-Bien, entonces cenamos en mi cuarto?

-*Tsk... Cómo quieras, muero de calor*

-Creí que tendrías hambre.

-*Tú como que nunca te has puesto un abrigo de piel dentro de una casa frente a una chimenea*

-Eso es tonto, me asaría sin importar cuánto frío haga afuera.

-*Exacto*

-Oh! Gomen Yu, ven entremos rápido, abriré el balcón.

Mientras el príncipe iba a la cocina con Jerry a pedir comida para ambos y que se la dejarán en su habitación, Kanda se sentaba en el balcón a observar la luna, era inmensa desde su punto de vista esa noche, tal vez nunca la había observado a detenimiento como ahora. Sin saber en que momento sintió un impulso como de hablarle a la luna, como de cantarle, siendo un claro aullido lo que retumbo en el Palacio entero, llamando la atención especialmente de Allen.

Allen corrió de regreso a la habitación pensando que habría ocurrido algo, al llegar pudo oír desde fuera de la habitación un poema en sus pensamientos

* ~~De padre canela
nació un niño

blanco como el lomo
de un armiño,

con los ojos grises

en vez de aceituna

niño albino de luna.~~*

-Kanda? Qué haces? Cantas?

-Mi madre me la cantaba, una nana, hm, más bien me contaba una leyenda en una canción. Ese fragmento me recuerda a ti.

-El hijo de la luna? Creo que la recuerdo. Y por qué aullabas?

-*Impulso supongo, no logro recordar el resto de la canción, en aquel estonces era un niño.*

-Quieres... que te la cante?

-Grrr...*tal vez después de comer... O tus rugidos arruinaran la letra...*- dijo con lo que se notaba como una burla.

-Yu! Moo está bien.

-Pe-permiso... Allen-chan estás aquí? Oh! Lo lamento Allen-denka pense que estaría solo.

-Haha pasa Miranda, hace mucho que no me llamabas así, lo extrañaba. Ven, Kanda no te hará nada.

-O..ok...Allen-chan, Kanda-kun, les traje la cena, ya decía que era mucho para ti sólo.

-Arigato Miranda.

-De nada, adiós.

Cenaron a la luz de la luna, Kanda comió el doble que Allen, tal vez por el tamaño de su cuerpo ahora, reposaban en el balcón bajo la fría noche, Kanda echado sobre una manta que sacó Allen y este último apoyado sobre él, viendo juntos la Luna.

-y si el niño llora... menguará la luna... para hacerle una cuna~...- cuando mira al azabache hecho lobo este dormía plácidamente -Kanda, ven vamos adentro, duerme aquí ok?

-*Bien*

Por suerte a pesar del tamaño del lobo este cabía a la perfección en la cama del albino y quedaba espacio. Era como ver un niño pequeño compartir cama con su mascota consentida, una vez dormidos una luz iluminó la habitación un poco y luego desapareció. A la mañana siguiente, cortinas bien cerradas impedían el paso del sol, más el azabache yacía incomodo entre las sabanas, ese sentimiento de desnudez de la apariencia lobezna lo estaba incomodando como no lo hizo el día anterior, su inquietud despertó al albino molesto.

-Yu Kanda puedes dejar de moverte así? Quiero dormir un poco más sabes?

-Tsk... No molestes estoy incómodo.

-Yu?- se levantó y corrió a abrir una cortina, y aunque la luz le molesto afino su vista como pudo.

-Qué demonios... Se puede saber qué haces? No ibas a dormir un poco más?

-Kanda cambiaste.

-Eh?- se miró a si mismo para descubrirse casi desnudo entre las sábanas, de ahi su incomodidad, solo llevaba los boxers y trozos de lo que fue su pantalón.

-Allen-denka! Ohayou gozaimasu- dijo una inocente Lenalee entrando de improviso con una charola que parecía ser de jugo de naranja y tosdadas con mantequilla -Ahhh!!! Gomenasai! No sabía, lo juro! Permiso...

-No, Lena, matte, no es lo que piensas, LENA!!!

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2022 palabras.

Hoy no dire mucho porque, que madres, muero de sueño, pero no podía dejarles sin capítulo.

Bueno eso es todo, si les gusto o no, comenten, voten ⭐ y añadan a su biblioteca Yullen.

Bye~
Marlene-shan
マレーネ・シャン
Lucha por la salvación de las almas de los akumas!

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