7- Conociendo a la muerte
Ryan:
—No puede ser... —susurré— ¿Cómo no me di cuenta de la presencia de esta hoja hasta ahora?
—Porque nunca te metiste en el cuarto de tus padres para buscarla, claro —contestó mi voz interna.
—¡Cállate, voz interna! —me quejé, antes de darme cuenta de que seguía encontrándome con James, quien seguramente me miraba con confusión.
Bajé mi vista a la hoja, antes de empezar a leer en voz baja, para que James me escuchara.
—"James Black, nació el 28 de julio. Tiene pelo rubio claro y ojos verdes. Mide 1 metro 80 y pesa 70 Kg, es musculoso..."
Me quedé callado, cerrando los ojos con incredulidad.
—La genética me odia —le informé— ¿Por qué tienes que ser tan lindo, alto y musculoso, y yo...?
Dejé mi frase en suspensión, antes de fijar mi vista en la hoja. Al instante James me pasó mi celular, por lo que fruncí el entrecejo, antes de tomarlo.
—"Tampoco eres tan feo —leí, antes de sentirme ofendido de golpe—. Yo te encuentro lindo, con tu pelo rubio desordenado y tus ojos azules como el mar. Además, sí eres alto, pero no tan... musculoso".
—Empezaré a hacer musculación entonces —susurré, ofendido—. Ya verás lo bien que me veré.
James se quedó en silencio, antes de volver a pasarme el celular.
—"Al menos tú estás vivo, así que deja de quejarte" —leí, antes de sentirme de golpe incómodo—. Oye lo sien...
Al instante algo tapó mi boca antes de sentir cómo otra mano bajaba mi cabeza hacia la hoja.
—¡Está bien, dejaré de hablar! —me ofendí, antes de seguir leyendo— "Se encontró su cuerpo el día 5 de diciembre, a las 3:00 de la mañana, con 3 apuñaladas".
Levanté la cabeza con sorpresa.
—¿¡Como que 3!? —pregunté, incrédulo— ¿Eso no es mucho?
No esperé una respuesta. Rápidamente bajé la cabeza para seguir leyendo.
—"Según la autopsia, la tercera apuñalada fue la que terminó con su vida —susurré, empezando a temblar—. La primera fue en el brazo, la segunda en el estómago y la última en el corazón".
Levanté la cabeza antes de mirar a la nada, en shock. Pocos segundos después, fijé mi mirada en James.
—¡Fuiste apuñalado! —susurré, sorprendido.
—"Eso ya te lo había dicho hace poco —contestó James en el celular—. ¿Acaso piensas que miento?"
—¡No, no! —me defendí, agitando las manos frente a mi cara en señal de paz— Es sólo que... leerlo lo confirma. Yo no quería que tú fueras asesinado, y mucho menos de esta manera.
—"¿Por qué no? ¿Por qué te tomará más tiempo encontrar al asesino?"
—No —susurré, negando—. Porque no puedo imaginar a una persona lo suficientemente loca como para asesinarte.
Volví a bajar la mirada hacia la hoja, antes de seguir leyendo.
—"El cuerpo se encontró cerca de un auto en la ruta 123-456. Según la familia de la víctima, el auto le pertenecía al chico. No fue encontrada ninguna huella del asesino en ningún lugar de la escena del crimen..."
Me puse de pie, antes de pasarle la hoja a James y mirarlo con seriedad.
—Devuelve esta hoja al mismo lugar en la que lo encontraste —le pedí, antes de empezar a ordenar lo que yo había tocado.
Pocos minutos después, salí del cuarto, decidido. Bajé con rapidez las escaleras, antes de agarrar las llaves del auto y mirar hacia las escaleras.
—¡James, vienes conmigo! —le informé, antes de sentir como algo me tocaba el hombro.
Salté hacia atrás, asustado, antes de mirar a ese lugar con el ceño fruncido.
—¿Cuándo dejarás de asustarme? —me quejé, molesto— Vamos, iremos a dar una pequeña vuelta.
James no añadió ni preguntó nada, lo que era obvio, ya que no le había dado mi teléfono.
Entré al auto y cerré la puerta, antes de alargar mi brazo y darle mi celular.
Cuando finalmente puse mi cinturón de seguridad y encendí el auto, James me devolvió el celular, donde estaba abierto el bloc de notas, con un mensaje en él.
—"¿A dónde vamos?" —leí en susurros, antes de girarme y mirar con diversión al lugar donde estaba sentado James—. Intenta adivinarlo.
—"No necesito ser un genio para adivinar que no iremos al cine a pasar un día normal sin peligro, ¿no es así?"
—¡Bingo! —sonreí, antes de fijar mi mirada al frente y apretar el volante con nerviosismo— ¿Y si vamos a visitar el lugar donde fuiste asesinado?
Seguí conduciendo durante más de treinta minutos. Llevaba viviendo en esta ciudad desde que había nacido, por lo que podía ir a cualquier lado sin tener que buscar la dirección en internet.
Bajé la ventana, dejando entrar aire fresco al auto, antes de tomar una larga respiración e intentar seguir concentrado. Me sentía un poco cansado, ya que no había podido dormir bien en la noche. Aun así, llegué a destino después de otros veinte minutos.
—Baja —le pedí a James después de estacionarme—. Es aquí, ¿no?
Saqué mi celular, pero antes de poder dárselo sentí dos golpecitos en el hombro, que significaba que sí. Dejé que agarrara el celular, antes de empezar a caminar, mirando alrededor.
Era un lugar parecido a un bosque. Un camino estrecho, donde sólo podía pasar un auto por la derecha y otro por el sentido contrario. Había estacionado mi auto un metro lejos del camino, por lo que sabía que no iba a incomodar a nadie.
Alrededor estaba enteramente lleno de árboles, flores y plantas. No se podía ver gran cosa cuando levantaba la cabeza, hasta era algo oscuro, ya que la luz del sol no entraba entre tantos árboles.
Escuchaba ruidos raros, seguramente sonidos de ratas, ardillas o animales aún más grandes que vivían en el bosque. El viento era más fuerte y me pegaba en la cara, haciendo que tuviera que entrecerrar los ojos para que no me dolieran.
—¿James? —me giré al ver que él no había dado ninguna señal de estar cerca de mí.
James se encontraba dos metros frente al auto. Había podido saber su posición, ya que en ese lugar mi teléfono estaba flotando, temblando ligeramente. Viendo que no reaccionaba, me giré antes de volver a su lado.
—¿Ocurre algo? —le pregunté, confuso.
Mi celular se encendió, por lo que suspiré, antes de volver a echar una mirada alrededor.
Pocos segundos después, James me había devuelto el celular, donde se veía que había escrito algo en el bloc de notas.
—"Recuerdo cosas —leí en un susurro—. No sé exactamente qué, pero no me gusta este lugar. Me siento incómodo".
Sonreí, antes de sacar las llaves del auto y desbloquearlo.
—Puedes quedarte adentro —le informé—- Me tomará un poco de tiempo, pero volveré cuando termine de ver alrededor.
Recién había dado media vuelta cuando James me agarró por el polerón, haciendo que me parara en seco.
—"No, iré contigo —leí cuando me devolvió el celular—. Es peligroso que vayas solo".
Sonreí con incredulidad. ¿En serio James estaba listo para adentrarse en sus recuerdos sólo para acompañarme? ¿Y si salía herido?
—¿Estás seguro? —le pregunté, cerrando el auto— Podrías terminar en shock.
James dio dos golpecitos en mi hombro, antes de que escuchara el sonido de pasos alejándose. Empecé a caminar yo también, sin saber dónde exactamente se encontraba James.
El paisaje no cambiaba. Los árboles se habían vuelto más grandes y numerosos, la luz del sol había disminuido aún más, el viento se había vuelto más frío y yo empezaba a sentirme también incómodo y nervioso.
De repente James volvió a tirar de mi polerón, por lo que salí de mi ensimismamiento para mirar a mi lado con confusión. James agarró mi mano y sentí como tiraba de ella, por lo que empecé a correr al otro lado con él para no perder el equilibrio.
—¿¡James, que oc...!? —me quedé con la boca abierta, antes de arrodillarme frente a la cosa que estaba en el suelo— Fue aquí...
James me había llevado al otro lado de la carretera en donde había una lápida en el suelo.
Pasé una mano encima, antes de ver cómo se ensuciaba de golpe.
—La pusieron aquí hace mucho tiempo —susurré, antes de leer la inscripción que estaba encima— "James Black, 05.12.2005".
Debajo de ella, estaba escrita una frase. No tuve tiempo de leerla, ya que al instante algo llamó mi atención.
—Disfruta hoy de la vida. El ayer ya se ha ido y el mañana puede que nunca llegue —susurró una voz masculina a mi lado derecho, cargada de dolor.
Me puse de pie tan rápido que resbalé y caí hacia atrás. Abrí los ojos de par en par, antes de sentir cómo algo agarraba mi mano y me ayudaba a ponerme de pie.
—¿¡James!? —pregunté con incredulidad— ¿¡Eres tú!?
Algo tocó mi hombro, por lo que miré en esa dirección, en shock. Alargué mi mano derecha, antes de sentir algo suave debajo de ella. Al instante esa cosa se levantó ligeramente hacia arriba. Me quedé unos segundos en shock, antes de sentir cómo una pequeña gotita de agua tocaba mi mano.
—¿Estás sonriendo? —susurré, aún en shock.
Separé mi mano de su cara, antes de ver que la gotita de agua seguía en mi mano. Al instante mi corazón se apretó al descubrir qué era.
—¿Estás sonriendo... o llorando? —pregunté, confuso.
James agarró mi celular antes de ver cómo este empezaba a temblar mientras el chico intentaba escribir en él. No pude ver nada más hasta que me lo devolvió, que fue cuando me di cuenta de que tenía muchas más lágrimas encima.
Apagué el celular y lo limpié en mi polerón antes de encenderlo y leer lo que estaba escrito en él.
—"Lo siento, no supe cómo actuar —leí en susurros—. Es la primera vez que acarician mi cara en años. La última vez fue el 5 de diciembre del 2005. Por eso, estaba feliz, pero las lágrimas salieron solas".
—James... —susurré con la garganta apretada— Fuiste tú quien leyó esa frase... ¿No?
James se quedó casi un minuto en silencio, hasta el punto de que pensé que había desaparecido. Pero rápido tomó mi celular, por lo que desvíe la mirada, nervioso.
—Esa frase me la decía siempre mamá y papá —le dije con sinceridad—. Además... la voz que la acaba de leer es exactamente igual a la que se rio hace unos días, cuando estaba con Lea.
James me devolvió al instante el celular, por lo que, con el corazón latiendo a mil, lo tomé antes de leerlo con voz temblorosa.
—"Sí, fui yo —leí—. Pero ¿cómo es posible que me hayas podido escuchar?"
Agarré mi barbilla, confuso. La voz de James seguía sonando en mi cabeza en bucle.
Sonaba dulce y a la vez grave, y por una extraña razón, esa voz me recordaba algo que me había pasado hace muchos años, pero no sabía qué exactamente.
—Quizás... —susurré, intentando convencerme a mí mismo— ¿Quizás sea porque estamos muy cerca de la muerte?
—"¿Estás afirmando o lo estás preguntando?" —leí al instante lo que me escribió James.
—No lo sé. Quizás ambos —le expliqué— Pero ¿qué significa esa frase que leíste?
—"Significa que hay que disfrutar del momento y no preocuparse ni por el pasado ni por el futuro" —explicó James.
—No, me refiero a que por qué está escrita en tu lápida —le expliqué, nervioso.
James agarró el celular antes de devolverlo pocos segundos después. Al leer el mensaje, solté el celular sin querer, haciendo que se cayera al suelo.
—"Cuando estaba a punto de morir, llamé al número de la casa. Y eso fue lo último que dije" —repetí, en shock.
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