5- Risa desconocida
Ryan:
—¿Encontrar a tu asesino? —susurré, en shock— ¡Pero sólo tengo diecinueve años! ¿Qué puede hacer un niño como yo contra un asesino experimentado y fuerte?
—"No sabemos cómo es él —respondió James, pasándome mi celular—, ni siquiera sé si es mujer u hombre, o como es físicamente".
—¿No recuerdas quién fue tu asesino? —pregunté, confuso— ¿No fue la última persona que viste?
—"Tú eres la última persona que estoy viendo" —contestó James, y por una extraña razón, sentía que había rodado los ojos.
—Me refiero a la última persona que viste mientras aún estabas vivo —corregí.
James agarró mi celular y empezó a escribir, por lo que me senté, apoyando mi cabeza sobre el árbol que se encontraba exactamente atrás mío. Pocos segundos después, James me pasó el celular, antes de que escuchara cómo alguien me llamaba, justo detrás de mí.
Me sobresalté y apagué la pantalla de mi celular, antes de ver a mi lado, sonriendo con diversión, mientras obligaba a Jade a sentarse en el pasto a mi lado. Suspiré con molestia, intentando calmar mi corazón, antes de mirar a Lea con confusión.
—¿Qué haces aquí? —le pregunté, confuso.
—Te vimos solo, así que quisimos venir a ver qué hacías —explicó, encogiéndose de hombros.
—Literalmente me agarraste del brazo y me tiraste hasta aquí —se ofendió Jade, rodando los ojos.
—Pero tú me seguiste —se defendió Lea, antes de recibir un golpecito por la parte de Jade.
—¡Casi me arrancas el brazo! —se quejó la chica—. La próxima vez habla y no secuestres a los demás.
—¡Bueno, cálmense! —les pedí, rodando los ojos—. Quería un poco de paz, no escucharlas pelear a mi lado.
—¿Qué estabas haciendo? —preguntó Lea, señalando mi celular— Te vi leyendo algo en el bloc de notas.
—Tengo una pieza de teatro así que me estaba aprendiendo los diálogos —le mentí, encogiéndome de hombros.
—¡Wow, Ryan! ¿Desde cuándo aprendiste a mentir tan bien y encontrar una excusa así de rápido? —preguntó mi voz interna.
—¿Estamos molestando? —cuestionó Jade.
—Sí, están molestando —asentí, peinándome el pelo hacia atrás.
—Bueno, entonces nos quedaremos aquí y seguiremos molestando —me informó Lea, acostándose en el pasto y cerrando los ojos.
Fruncí el entrecejo, antes de compartir una mirada cómplice con Jade. Ella era una chica un poquito más alta que Lea, con la piel oscura, el pelo marrón rizado y los ojos azules claros, lo que al principio siempre dejaba con la boca abierta a quien la conocía.
Puse un dedo sobre mi boca para pedirle que se callara, antes de ponerme a agarrar mi mochila, sacando mi botella de agua. Abrí la botella, antes de inclinarla sobre la cara de Lea y verter una gotita, la cual cayó sobre su cara.
Lea se sentó de golpe y empezó a mirar alrededor con confusión, al mismo tiempo que Jade y yo explotábamos de risa, burlándonos de Lea. La chica parecía molesta, pero al instante sonrió, antes de reírse con nosotros.
De repente, un escalofrío pasó por mi espalda antes de escuchar durante cortos segundos una risa masculina, pero suave, detrás mío. Me giré de golpe, sólo encontrando la nada detrás mío. No pude pensar más sobre el asunto, ya que al instante algo frio y mojado se estampó contra mi cara.
—¡Ja, en tu cara! —gritó Lea, riéndose a carcajadas.
Agarré mi botella y vertí un poco sobre Jade, haciendo que la chica, sin querer mojarse, cayese hacia atrás en el pasto y rodara sobre sí misma. Me puse de pie de golpe, agarrando mi botella como pistola y alejándome un paso. Lea hizo lo mismo, al mismo tiempo que Jade agarraba su mochila y se escondía atrás de ella.
—¡Paz, Lea! —grité, levantando mis manos al aire, dejando caer mi "arma" al suelo.
—¡Idiota, recoge la botella! —escuché de nuevo mi voz interna— ¿A qué clase de persona se le ocurre lanzar su arma mientras su oponente aún está armado?
—¡Voy a terminar mojado entero! —le expliqué a Lea, empujando la botella con el pie, aún con las manos levantadas— ¡No me mates, soy inocente!
—¡Muy tarde! —gritó Lea, sonriendo con crueldad y lanzándome la botella en la cara— ¡Muere, idiota!
Agarré mi cabeza con fingido dolor, antes de caer en el suelo y quedarme inmóvil.
Entrecerrando los ojos, vi como Lea hacia un baile de la victoria, feliz de sí misma. Me senté en el pasto y peiné mi pelo mojado hacia atrás, ya que no dejaba de caerme sobre la frente.
Escuché a alguien aplaudir, por lo que giré mi cabeza, viendo a Jade sentada en el suelo, con su mochila al lado. Aplaudía, mientras su cara reflejaba fingida sorpresa.
—¡La mejor película que vi! ¡Diez sobre diez! —exclamó con diversión.
—Habrá que darle créditos a la súper valiente Lea Black y a su tonto oponente Ryan Black —añadió Lea, sentándose a su lado y arreglándose el pelo mojado.
—Tanta acción me dio hambre —exclamé, agarrando mi almuerzo y volviendo a comer.
—¡Oh, Ryan! —me llamó Jade— Vendré a tu casa mañana —me informó.
—¿De nuevo? —pregunté con diversión— Vienes muy seguido.
—Eso díselo al profesor Liam —se ofendió Lea—. Cada semana nos da un trabajo grupal.
—¡Oh, lo conozco! —me acordé, asintiendo— Era mi profe hace dos años.
—Es la persona más estricta que conozco —añadió Jade, cansada—. Ya estoy ansiosa para que acabe el año y pueda conocer otro profesor.
—Creo que la mejor profesora que tuve fue la profe Jules —les informé—. Nos trata como sus propios hijos y no nos da mucha tarea.
—¡Oh, la mamá de Tess! —se acordó Lea— La que no deja de venir a la casa.
—Tenemos otro trabajo grupal —añadí, encogiéndome de hombros—. Así que vendrá de nuevo a casa con Max.
—¿Max? —preguntó Lea— ¡Oh, sí! ¿Tu amigo raro, no?
—Sí, es él —asentí, antes de darme cuenta como lo había llamado Lea—. ¿Soy yo o lo llamaste raro?
Lea se encogió de hombros, sonriendo con diversión. Al instante la campana empezó a sonar, por lo que me puse de pie de un salto, antes de agarrar mi mochila y estirarme.
—Estoy cansado, pero aún tengo clases hoy —le expliqué a Lea, antes de sonreír con emoción— ¡Pero no me importa, porque hoy saldremos con papá y mamá!
Lea asintió con emoción, antes de despedirse con un gesto de la mano. Empecé a caminar varios metros, antes de girar ligeramente la cabeza hacia el lado y susurrar: —¿James, estás ahí?
Al instante sentí como alguien me tocaba el hombro dos veces, por lo que suspiré con alivio, antes de seguir caminando. Al instante recordé de qué estábamos hablando antes, por lo que saqué el celular y revisé con rapidez el bloc de notas, antes de pararme de golpe.
—"Pasaron casi quince años desde que vi mi asesino, pero estoy seguro de que fui apuñalado hasta morir" —releí, antes de volver a mirar en dirección de James— ¿Tú... fuiste apuñalado?
James no me pudo contestar, ya que sentí como alguien pasaba un brazo por mi hombro y me empujaba hacia el frente. Levanté mi cabeza y noté que era Max, siendo seguido por Tess.
—¿Qué ocurre, amigo? —me preguntó Max, preocupado— Estás pálido.
—No es nada —susurré, intentando sonreír—. Sólo me acordé de que no terminé la tarea para esta clase —mentí.
—¡Te lo dije! —gritó mi voz interna— ¡Mejoraste mucho en tus excusas y mentiras!
—¿Eso es todo? —preguntó Tess, suspirando con alivio— Puedes copiar mi tarea.
—¿Pero y si la profe me ve? —cuestioné, intentando hacer que se olviden de lo que dije— No se preocupen, lo haré en menos de un segundo.
—Está bien, si estás tan seguro —asintió Max, antes de tocarme el pelo con su mano libre— ¿Desde cuándo hay duchas en el colegio?
—Están en el gimnasio —le recordó Tess, rodando los ojos.
—Y además, tuvimos una pelea de agua con Lea y su amiga Jade —añadí.
—¡Ay, podían habernos invitado! —se lamentó Max, mirándome con ojos de cachorritos.
—La próxima vez lo haré —le aseguré, viendo que habíamos llegado justo frente a la clase.
Entré, antes de dirigirme en mi lugar y sentarme en él. Al instante sentí cómo alguien me tocaba el hombro, por lo que deduje que James estaba a mi lado. Agarré mi mochila y saqué mis libros, antes de dejarme caer hacia atrás, viendo hacia al frente con aburrimiento.
Por suerte el tiempo pasó con rapidez. Pocas horas después, ya estaba afuera, esperando a que Lea terminará. Ella terminaba veinte minutos después de mi clase, por lo que aproveché para hablar de nuevo con James.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de que fuiste apuñalado? —le pregunté, confuso— ¿Puedes recordar algo que pasó hace quince años?
—"Lo recuerdo sólo porque fue la experiencia más perturbadora que viví en mi vida —explicó al devolverme el celular—. Hay cosas que son imposibles de olvidar. Aun así, me odio por no recordar la cara de esa persona".
—¡No! —grité, alarmado— ¡No te odies! De por sí es enorme el saber que fuiste apuñalado. Tendremos mucho menos trabajo que sin saber cómo moriste.
—"¿De verdad? —preguntó James— ¿Y tú tampoco me odias entonces?"
—¿Por qué te odiaría? —cuestioné, frunciendo el entrecejo— Después de todo, eres mi hermano mayor.
Me quedé callado, esperando a que James contestara, pero se quedó "callado" durante varios minutos, hasta el punto de que intenté tocarlo para asegurarme de que no se había ido.
—¿Qué pasa, James? —le pregunté con preocupación.
—"Me siento un poco nostálgico —contestó, devolviéndome el celular—. Más cuando estabas divirtiéndote con Lea".
—Fue divertido —admití, por lo que James volvió a tomar mi celular.
—"Me recuerda hace quince años, cuando jugaba con ustedes en la piscina y se reían todo el tiempo" —leí pocos segundos después, antes de sentir mi corazón apretarme.
—¡Ryan! —gritó una voz, muy lejos.
Lea venía corriendo en mi dirección. Al verla, una pregunta volvió a cruzar en mi cabeza, por lo que me giré con rapidez en dirección de James, quien seguramente seguía ahí.
—James, contéstame más tarde, —le pedí, volviendo a ver cómo Lea estaba cada vez más cerca— cuando estaba peleando contra Lea con la botella de agua... ¿Fuiste tú quien se rio? Escuché una voz masculina pero suave.
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