26-La familia Jackson
Sam:
—¿Qué haces aquí, bonita?—preguntó Annie, acercándose a mi auto.
Me reí con nerviosismo. No me esperaba volver a verla, y mucho menos así de golpe, frente a lo que seguramente sería su casa. No sabía si la vida me amaba o me odiaba por hacerme esto.
—Salí un poco con mi amigo—le expliqué—Iba a ir de vuelta a mi casa.
—¡Oh! ¿Tu amigo el torpe, no?—cuestionó Annie, sonriendo.
—Mamá, no me dijiste que conocías una chica como ella—se quejó el chico de ojos dorados, antes de susurrar—¿No que decías que me ibas a buscar alguien que pueda amarme y que yo ame?
—Em... no—contesté, mirando directamente a los ojos del joven—No estoy interesada en ti, sigue buscando.
—¡Ay, mi corazón!—se quejó el joven, fingiendo dolor—Me gusta tu carácter frío e indiferente.
—Gracias... supongo—contesté, antes de mirar a Annie—Disculpa por molestar, me iré ahora.
—¿Ya comiste, cariño?—me preguntó la mujer, mirándome con preocupación.
Asentí, antes de agradecer el hecho de que esta calle era muy vacía, por lo que aun parada en medio del camino nadie había llegado después de mí.
—Comí un WacDonald con mi amigo—le expliqué, encogiéndome de hombros.
—Comida basura—negó Annie, rodando los ojos—Entra y te daré comida real.
—Mamá, WacDonald no es comida basura—se quejó el joven—Es rico.
—Vamos, linda—me pidió Annie, haciendo un gesto de la mano—Entra a casa.
—No, está bien—negué—No quiero molestar.
—Estamos en una cena familiar, y como le hablé a toda mi familia de ustedes, están ansiosos de verlos—explicó Annie—Además es bueno para que los conozcas.
—A que no sabes quién soy—sonrió el joven de ojos dorados, apoyándose en mi auto.
—¿Quién?—pregunté con indiferencia.
—Ya te hablé de él—me recordó Annie—Él es Aaron Jackson, mi hijo de 27 años, creador de "Run and Scream".
Abrí los ojos con sorpresa, sorprendida. No conocía el juego antes, pero después de nuestro encuentro con Annie en el parque la última vez, había investigado y jugado en el juego, y hay que admitir que sí es divertido.
Estacioné el auto, antes de salir de él y apretar la parte baja del poleron que me había dado Ryan.
—Mucho gusto, señor Jackson—lo saludé—Disculpa mi falta de respeto hace unos minutos, pero tiene que admitir que sí se lo merece por hacerme perder mi tiempo.
—Cada vez me gusta más tu carácter—se rio Aaron, mirándome con diversión—¿Ahora es cuando cambias de opinión y dices que estás interesada en mí solo porque soy famoso?
—Sigo sin estar interesada en ti—le informé, por lo que el chico hizo una mueca de tristeza—No me aprovecho de las personas, y mucho menos por su dinero o su imagen.
—¡Esa es mi Sammy!—sonrió Annie—Vamos, querida, nos están esperando adentro.
Aaron avanzó en mi dirección y se inclinó, antes de tenderme la mano para que la agarrara. Lo ignoré y di media vuelta, antes de seguir a Annie, quien se dirigía de nuevo a su casa.
Saqué rápidamente mi celular y miré alrededor, antes de entrar al chat que tenía con Ryan y mandarle la dirección en la que estaba.
Solo por si acaso... Solo por si me pasa algo.
Annie me abrió la puerta y me invitó a entrar. Lo primero que pensé al entrar era "Wow, huele a comida rica". La casa estaba limpia y muy decorada. Por todos lados se veían fotos familiares, cuadros con paisajes o flores en un florero.
La casa era muy hermosa. Al entrar por la puerta se veía directamente una escalera que subía hacia arriba. Al lado derecho se encontraba el salón. Tres sofás, una mesa al medio y una tele apagada.
Al lado izquierdo era el comedor. De ahí provenía el olor rico, además que se escuchaban personas hablar. Sentí como alguien pasaba un brazo por mi hombro, y cuando me giré vi como Aaron sonreía y me empujaba para seguirlo al comedor.
—Suéltame o te pateo—le susurré.
—¡Wow!—exclamó una voz femenina, haciendo que me sobresaltara y fijara mi vista en ella—¡Al fin una chica! ¡Ya estoy cansada con tantos hombres!
—Me ofendes, hermanita—se lamentó Aaron—¿Tienes el mejor hermano del mundo y te sigues quejando?
—Chicos, ella es Sam—me presentó Annie, sentándose en la mesa llena de comida.
Miré a cada uno de ellos con sorpresa. Eran 5 en total. Annie era la primera, sentada en una silla un poco lejos de mí. Tenía puesto una falda negra que le quedaba hermosa. Su pelo gris recogido en una coleta y sus ojos dorados mirándome con emoción.
A su lado se encontraba lo que sería su esposo. Era un anciano calvo, con los ojos amarillos. Tenía una chaqueta puesta, y como estaba sentado al lado de su esposa no pude ver la parte baja de su vestimenta. El anciano se quedó mirándome durante largos segundos, como inspeccionándome, antes de sonreír con amabilidad.
Un poco más lejos de ellos se encontraba la chica que se había sorprendido de mi presencia. Era rubia con los ojos amarillos, el pelo liso cayéndole sobre la espalda. Cuando nuestros ojos se encontraron, ella sonrió, antes de tocar la silla a su lado, invitándome a sentarme.
A su otro lado estaba un hombre adulto. Este tenía el ceño fruncido y una herida en la comisura del labio. Su pelo marrón estaba desordenado y sus ojos amarillos me miraron con frialdad.
Desvié con rapidez su mirada mientras que Aaron devolvía la silla hacia atrás al lado de la chica, antes de invitarme a sentarme. Cuando lo hice, se sentó en la silla a mi lado, mirándome con emoción.
—Estos son nuestros hijos—me explicó Annie, llamando nuestra atención—Chicos, sean amables con ella.
—¡Claro que seré amable con ella!—se ofendió Aaron.
—Hola, me llamó Hanna—se presentó la chica—Soy hija de Annie y Chris, y tengo 40 años.
—¡Oh, escuché hablar de ti!—le informé. Annie me había dicho que ella era su única hija entre los 4 bebés que tuvo.
—Tengo hambre, cállense y coman—nos ordenó el adulto de la mirada fría.
Lo miré, frunciendo el entrecejo. Cuando nuestras miradas se encontraron, el chico me miró con dureza.
—¿Qué me miras? ¿Acaso quieres pelear?—me retó, apretando los puños sobre la mesa.
—No te aconsejaría hacerlo—le informé—Ambos aquí sabemos que yo ganaré.
—¿Tú? ¿Una mocosa? ¿Ganarme?
—¡Teo!—se quejó Aaron—Deja a la niña en paz.
—No es una niña, tiene más de 20 años—le corrigió Chris, el papá de los chicos.
—En realidad tengo 19—corregí también.
Hanna se rio a mi lado, antes de rodar los ojos.
—Siempre es un desastre cuando todos nos reunimos—me susurró para ser la única que la escuchaba—Tenemos todos personalidades tan diferentes que es divertido convivir con el otro.
—¿Estás bien, Sammy?—preguntó Aaron preocupado—¿Te asustó Teo? ¡Yo te protegeré de él!
—Deja de coquetear conmigo—le repetí—No estoy interesada.
—¡Ja!—gritó Teo, poniéndose de pie y señalando a su hermano con el dedo indice—¡Otra vez te friendzonean!
—¡Oye!—se ofendió Aaron—¡Algún día alguien se enamorará de mí, ya verás!
Teo se volvió a sentar, controlándose para no reírse a carcajadas.
—Espero que eso pase antes de que me muera—comentó, tomando un sorbo de Cola Coca.
—Solo tienes 52 años—se extrañó Aaron.
—Por esa misma razón.
—Chicos—les pidió Annie—Compórtense, tenemos una invitada.
Después de eso se giró hacia su esposo Chris, mirándolo con seriedad.
—Haz algo cariño, Teo está siendo malo de nuevo con Aaron—le pidió.
Chris se aclaró la garganta, mirando a su hijo mayor con seriedad.
—Teo deja de molestar a tu hermano—le pidió, antes de sonreír de lado—Aunque sí tiene razón, Aaron, deberías apresurarte en encontrar el amor de tu vida.
—Te hacen mucho bullying, chico—me reí—Aunque eres lindo y divertido, seguro encuentres a alguien que se interese en ti.
—Quizás termine de grande con 20 gatitos y 20 perritos comiendo pizza hasta morir solo al final—suspiró Aaron.
De repente se escuchó el timbre, por lodos giraron la cabeza, emocionados. Fruncí el entrecejo con confusión.
—¡Oh, ya llegaron los demás!—sonrió Annie, poniéndose de pie—Ya vuelvo.
Annie salió del comedor, mientras notaba que el humor en la mesa había mejorado. ¿Quién había sido el que había tocado? No tuve tiempo en pensar en una respuesta, ya que al instante Annie jadeó con sorpresa.
Ryan:
—¡Mi bebé Ryan!—se alegró Annie, abrazándome con emoción.
—¿Cuándo será que dejaran de llamarme bebé?—susurré, intentando respirar con normalidad.
—¿Qué pasa? ¿Te perdiste?—me preguntó Annie.
—Sam...—tomé una larga respiración—Su cargador.
La verdad era que después de haber recibido el mensaje de la chica con la dirección, me había preocupado y había llegado a esta casa corriendo. James me había seguido también, y por el momento se encontraba en el jardín, esperándonos para que volvamos juntos los tres.
No había encontrado una mejor excusa para llegar a una casa desconocida que ni sabía quien vivía en ella que traer conmigo el cargador de mi teléfono. Y recién me daba cuenta de lo estúpido que era mi plan de llegar aquí de la nada.
¿Y si Sam me había mandado la dirección de la casa de Jack? ¿O qué había descubierto donde estaba él y sus seguramente compañeros de crimen?
Pero no me preocupaba. James estaba conmigo. Juntos contra Jack y sus compañeros sería complicado, pero al menos lograría no morir en el primer segundo. Además, me preocupaba mucho la seguridad de Sam y pensaba que estaba en peligro, por lo que preferí arriesgarme.
—Necesito agua—susurré, sentándome en suelo.
—¿Llegaste corriendo?—se sorprendió Annie alborotándome el pelo, antes de sacar con rapidez su mano—Cielo, estás ardiendo.
—Hice mucho esfuerzo para llegar aquí—expliqué, acostándome en el suelo.
—Wow mami, ¿cuándo fue que compramos una nueva alfombra?—preguntó una voz masculina, haciendo que me sentara de golpe.
Mi mirada se encontró con unos ojos dorados. Era un chico alto, de pelo rubio y una sonrisa amable en la cara. De repente llegó corriendo un adulto, muy parecido a él, solo que con el pelo marrón oscuro.
—¿Una alfombra? ¿Dónde? Quiero aplastarla—se emocionó.
—Teo, eres raro—suspiró una voz femenina en uno de los cuartos—¿Quién es, mamá?
El chico de la sonrisa amable me ayudó a ponerme de pie, mientras Annie se dirigia a lo que seguramente era el comedor, haciendo un gesto con la mano.
Cuando entré, lo primero en lo cual se posaron mis ojos era en una chica de pelo marron oscuro y ojos azules. Al instante suspiré con alivio, antes de acercarme a ella.
Cuando Sam notó mi prencencia, abrió los ojos de par en par, sorprendida. Frunció el entrecejo, y sin ningun problema entendí lo que me estaba preguntando. "¿Que haces aquí?", decían sus ojos.
Me encogí de hombros y me quedé parado mientras los demás volvían a sentarse. El chico raro, Teo, me trajo una silla, antes de mirarme con los ojos entrecerrados y sentarse también.
—Siéntate a mi lado, cariño—me pidió Annie, por lo que levanté la silla y la deposité a su lado.
Después de eso la anciana sacó un plato de no sé donde, antes de posar en él un pedazo de pollo frito, papas fritas, arroz, huevos y un poco de ensalada.
—¿Eso no es mucho?—pregunté mientras me vertía Cola Coca en mi vaso.
—Come, lindo—me pidió—Necesitas engordar un poco más. Pareces un muerto.
Hice una mueca ofendida, mientras el chico amable, que estaba sentado a mi lado, se reía.
—Mamá siempre trata a todos así—susurró—Y en mi opinión no necesitas engordar, te ves bien así.
—Gracias—susurré yo también.
—Sam también se ve estupenda—siguió—Cada vez que la miro mi corazón late más rápido.
—No sabía que eras poeta—se rio Hanna—Para, me estás dando vergüenza ajena.
—Espera—lo corté—¿Te gusta Sam?
—Gustar es poco—negó—Caí por ella desde que por poco me atropella.
—Bien hecho, Sam—susurré, sonriendo de lado.
De repente el timbre sonó, por lo que me sobresalté. No sabía que sonaba tan fuerte, ya que se escuchaba bajito desde afuera.
—¡Oh, ya llegaron los verdaderos invitados!—sonrió Teo.
—Gracias por decir que somos falsos invitados—sonrió Sam.
Annie se puso de pie y fue a abrir. Suspiré y tomé un sorbo de mi Cola Coca. Agarré un trozo de pollo con mi tener e iba a meterlo en mi boca cuando me fijé en quien había llegado.
Y del shock que sentí se me cayó mi tenedor.
—Les presentó otras personas de mi familia—sonrió Annie, entrando al comedor—Mi hijo esta de viaje, pero ellas son su esposa y su hija.
Era una mujer alta y elegante, con el pelo marrón recogido en una coleta y mientras sus ojos negros penetraban los míos. A su lado estaba su hija, una chica de pelo marrón y ojos azules, la cual tenía un parche pegado a su mejilla.
Cuando ella se fijó en mí y en Sam, abrió los ojos con sorpresa, retrocediendo y posando instintivamente una mano sobre su mejilla herida.
—No—susurré, sorprendido.
—¿Sam? ¿Ryan?—preguntó la chica, sorprendida.
—¿Chloe Jackson?—gruñó Sam, poniéndose de pie y mirándola con ira.
Holaaaa
Que tal?
Que les pareció el nuevo capítulo?
Como les cae la familia Jackson?
Y quien es vuestro favorito de ellos?
Como les cae Aarón?
Y se esperaban a que Chloe fuera hija de Jack Jackson?
Que creen que pasa ahora?
Tienen alguna teoría?
Quien es vuestro personaje favorito?
Hasta luego👋😁💖
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