Los hilos de plata van marcando
las horas,los días, las semanas.
Tiempo del destino infinito.
Un recoger de aventuras
entre risas y congojas;
sabiduría e ignorancia,
travesuras, osadías
humildad y arrogancia.
Del niño cuento de hadas,
del joven aventura de piratas,
del adulto un sueño lejano
y un grato recuerdo del anciano.
Del que vuelve al comienzo
al nunca jamás perdido,
que sólo pueden entrar los que tienen alma de niño.
Los que vuelven a creer en hadas
Y se asombran con cada dicho,
con cada historia de aventuras
como si por vez primera hubiesen oído.

Juegan con los ángeles
y los querubines que los visitan.
A ellos se les ha abierto un mundo
invisible a los ojos crecido,
al que vive contando las horas
esclavizado del cocodrilo.
Música, prosa y poesía
envidia del viejo pirata.
Su mente ha volado lejos
de la realidad está enajenada.

Y en este mundo de ensueño
visita a veces el nuestro
buscando la sombra
reflejo de lo vivido,
para luego con su niño regresar
al mundo del nunca jamás.

Niño perdido
en estuche del tiempo labrado.
Mil historias resguardadas
en un cofre de tesoros enterrado.
¿Y tú? Pirata.
Anhelas encontrar el mapa perdido
que te lleve a la llave de ese cofre escondido.
Recuperar ese tesoro
y devolverle la sombra el niño
que entre hilos de plata
se fue a la tierra del olvido.